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  • Por qué nadie puede descifrar la economía
    ¡Despertad! 1975 | 8 de mayo
    • que, de ahí en adelante el comercio pierde el dinero que necesita para la expansión para poder hacer frente a la demanda de productos. Más bien que acelerar la producción, tienen que reducirla, no obstante, los precios permanecen altos. La gente queda sin sus trabajos y podría establecerse una “recesión.” Algunos describen la situación actual en los Estados Unidos y otras partes como una forma de recesión. Las huelgas, también, han reducido la producción.

      La inflación, la recesión, el desempleo —todo al mismo tiempo— son lo suficientemente aturdidores como para que se les dé consideración. Pero la actual plétora de problemas ha alcanzado proporciones de pesadilla. ¿De qué manera? Por la introducción de nuevos elementos inesperados. Los precios del petróleo se han cuadruplicado y otros recursos naturales se están haciendo más difíciles de obtener y consecuentemente más caros. Estos ajustes radicales —nunca oídos hace tan solo unos pocos meses— han afectado virtualmente cada industria en el mundo occidental con resultados alarmantes y a veces devastadores.

      Un clima que no coopera ha significado bajos rendimientos de las cosechas; las poblaciones pululantes arrebatan los limitados suministros. Así es que aun el costo de artículos que en un tiempo eran baratos, como las habichuelas y el azúcar, se ha multiplicado varias veces. Casi diariamente se usa un porcentaje mayor de los ingresos de una persona de término medio para comprar los artículos de primera necesidad.

      El deseo de la gente por tener más de todas las cosas afecta al sistema de otra manera más y eso es por medio de las compras a crédito. Mientras la economía estaba en expansión y aparentemente fuerte, el crédito era popular. Actualmente, parece haber una disminución en el uso de crédito al comprender la gente que no pueden cancelar sus deudas con dinero inflado. Los intereses altos sobre el dinero fácil ahuyentan aun más a los que piden dinero prestado. El que se use menos crédito significa que se venden menos productos y servicios, aumentando aun más la depresión de la producción. Pero hasta recientemente todo el mundo ciegamente esperaba que el crecimiento económico continuara y continuara. En los Estados Unidos se ha acumulado una deuda total de 2,5 billones de dólares. Esto es más de dos veces el producto nacional bruto (o la suma de todos los productos y servicios de la nación en un año). Por cada dólar estadounidense de dinero en circulación, ahora hay 8 dólares de deuda.

      De hecho, mucho del aparente “milagro económico” realizado en el mundo occidental en las últimas décadas realmente no es más que un espejismo, puesto que en su mayoría se basa en la deuda... dinero prestado. Según escribe Thomas Oliphant en el Sunday Globe de Boston, los estadounidenses hoy en día no están “en tan buena condición como lo estaban sus padres . . . Su mayor bienestar material parece por lo menos el resultado tanto de un crecimiento enorme en el uso y la disponibilidad del crédito como de una economía más sana.” La nación, al igual que otras, está irremediablemente endeudada.

      Imposible predecir

      ¿Es de asombrarse que con todos estos factores, y cientos de otros que no se mencionan aquí, debilitando la economía occidental, nadie pueda predecir exactamente hacia dónde va ésta? Los problemas ya no se limitan a unas pocas naciones, sino que están por todas partes y entrelazados. El más mínimo ajuste en la situación política o económica de un país puede sacudir la entera compleja trama.

      Por lo tanto los economistas van a la deriva en el actual océano económico, manoteando para permanecer a flote al igual que todos los demás. Están desconcertados por la vasta formación de factores que obran entre sí. “El conocimiento del hombre de sus propias instituciones económicas es limitado,” confiesa R. W. Everett de la División de Investigación Económica del banco Chase Manhattan de Nueva York, agregando: “Es difícil hacer un buen análisis por el hecho de que estas instituciones están cambiando constantemente.”

      La imposible tarea a la que se enfrentan los pronosticadores económicos la describe vívidamente el redactor Max Lerner de la siguiente manera:

      “Esta es la temporada de recreo de los economistas. No parecen saber mucho, y lo que sí saben les es de poca utilidad. Pero es hermoso observarlos mientras se retuercen y forcejean, se menean y brincan como peces en la red de circunstancias económicas que los rodea.”

      La mayoría de ellos espera lo mejor pero no pueden producir ninguna razón válida para creer que las cosas mejorarán. Aun si el sistema fuera a salir temporariamente de la crisis actual, ¿cómo pudiera creer alguien que mantendrá su equilibrio en el futuro? Como hemos visto, su fin parece obvio. La única pregunta es, ¿cuándo terminará?

      Las personas con fe en la Biblia saben que el cambio mundial —no solo un importante ajuste en el sistema económico— viene. Saben que la Biblia dice que el sistema mundial no puede tener buenos resultados y que pronto pasará, siendo reemplazado por uno hecho por Dios. Ahora mismo, aunque obviamente están afectados por el sistema en el cual viven, no cifran su confianza en él. (Mat. 6:9, 10, 19-34) Buscan en otro lugar el entendimiento exacto del futuro, y eso es en Dios.

  • El amor es costoso... ¡pero vale la pena!
    ¡Despertad! 1975 | 8 de mayo
    • El amor es costoso... ¡pero vale la pena!

      EL MUNDO está lleno de buscadores de gangas. Entre éstos siempre hay muchos que desean conseguir algo por nada. Pero muy a menudo se llevan una desilusión. Esto aplica no solo a cosas materiales sino también a cosas intangibles, como el amor y el afecto.

      El sentimiento fundamental de la mayoría de las canciones de “amor” de la actualidad es que éste es agradable y libre. Claro está, a lo que se refieren es al amor romántico o gratificación sexual. Se dice poco, o nada, del amor que cuesta algo o de si uno es merecedor de amor. Y así los jóvenes se precipitan al matrimonio. O empiezan a vivir juntos sin el beneficio del

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