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¿Debemos ir a la escuela o renunciar?La Atalaya 1952 | 1 de noviembre
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la posición positiva? ¿Hay razones buenas y sanas para que las personas dedicadas a Dios sigan tales estudios de escuela secundaria en este día y época en países donde la educación es obligatoria?
VENTAJAS QUE SE LES OFRECEN A LOS ESTUDIANTES
No importa cuántos años tenga la persona cuando se dedica al Señor, sea que lo haga en sus años avanzados o cuando muy joven, desde ese día en adelante su deseo y obligación no sólo es el de dedicar al servicio del Señor la sustancia y posesiones que ya posee, sino también aumentar su eficiencia, habilidades y talentos. La habilidad de uno para leer, deletrear, escribir y hablar, por ejemplo, debe ser mejorada en el interés del ministerio. Cualquier educación que el estudiante obtenga puede y debe ser usada para la honra de Jehová Dios.
Hay mucha información de verdadero valor contenida en los cursos generales de las escuelas secundarias. Los hechos sobre historia y geografía, ya sea antigua, medioeval o moderna, química básica, física y biología, matemática, idiomas extranjeros, etc., pueden ser muy útiles en años posteriores. Y aun cuando el material que se presente en un curso no sea de valor práctico, sin embargo por medio de cumplir con el curso prescrito los estudiantes pueden aprender a estudiar, aprender el arte de la concentración, aprender a cómo recordar. Pueden aprender a razonar, usar lógica, examinar evidencia, considerar argumentos, poner a un lado sus prejuicios y ser razonables.
También es importante aprender un oficio práctico en el cual se pueda trabajar parte del tiempo para mantenerse en el ministerio. Es digno de alabanza que el ministro verdadero trabaje para sostenerse como el apóstol Pablo lo hizo, para no ser carga a la congregación. (Hech. 18:3; 1 Cor. 4:12; 2 Cor. 11:9; 1 Tes. 2:9; 2 Tes. 3:7-9) Por eso la mecanografía, contabilidad, economía doméstica y cursos mecánicos pueden ser muy útiles.
Además de los estudios académicos regulares hay otras cosas provechosas que los estudiantes de escuela secundaria pueden aprender. Considere el asunto de aprender a tratar con otras personas, de sentirse libre y tranquilo en la presencia de otros, tanto en el habla como en porte. El equilibrio y el tino son requisitos muy necesarios para los ministros públicos de Dios, y tales lecciones sociales jamás pueden aprenderse en casa o estando apartados de la asociación con otras personas. Hay muchas personas tímidas en el mundo que quedan impedidas para siempre simplemente porque se mantuvieron en aislamiento durante los años formativos de su vida, o sea de los trece a diecinueve años.
DECLARACIÓN DIRECTA DE UNA NORMA
Reconociendo las muchas ventajas de una educación de escuela secundaria, y apreciando que muchos carecían de una buena educación, la Sociedad Wátchtower introdujo el Curso del Ministerio Teocrático en 1943. Discutiendo esto, el Yearbook of Jehovah’s Witnesses de 1944, páginas 64, 65, dijo:
“Han surgido preguntas por parte de algunos de los publicadores más jóvenes de las compañías en cuanto a cuánta educación deben recibir en las escuelas públicas antes de emprender el servicio de precursor de tiempo cabal o alguna otra actividad. El ser instruído en materia adecuada siempre ha sido provechoso, y es vital saber cómo estudiar. El que una mente sea instruída cuando es joven en las debidas materias de estudio e investigación es algo que la persona siempre apreciará en años posteriores. Es una responsabilidad de los padres cuidar que sus hijos obtengan esta educación en su juventud. Las escuelas por todo el país le han servido de gran ayuda al pueblo norteamericano para obtener una mejor educación en lectura y escritura, y, sin duda, han preparado a muchos de ellos para estar en condiciones para leer, estudiar y aceptar el mensaje del Reino.
“A los jóvenes que están indecisos en cuanto a lo que deben hacer tocante a su educación regular, se sugiere que continúen con su escuela secundaria y obtengan toda la instrucción que les sea posible en la escuela primaria y secundaria, especialmente donde la ley del estado ha fijado un límite de edad. Probablemente el curso comercial les será el más útil en cuanto a prepararse para la obra futura en el servicio del campo. Si aprenden contabilidad, mecanografía, taquigrafía, matemática, y otras asignaturas generales, éstas posiblemente les sean útiles en algún tiempo futuro, así como también química, física o un idioma. La gramática, la composición y la historia siempre son provechosas; porque ensanchan la mente. Algunos cursos prácticos, tales como la carpintería, imprenta, etc., no serían impropios. Recuerde, Jesús fué carpintero, y Pablo hacía tiendas; otros eran pescadores. Un oficio puede ser útil en cualquier tiempo. Aprenda cuando usted es joven. Mientras estén estudiando estos diferentes cursos en la escuela secundaria, que sólo requieren de 6 a 8 horas de estudio al día en la mayor parte de las escuelas, sería bueno que los que son de la organización del Señor y que han dedicado su vida al Reino se abstengan de participar en actividades deportivas escolares y en los eventos sociales de la escuela secundaria. Mediante el separarse de las cosas de este mundo, uno puede asociarse más plenamente con el pueblo del Señor en la actividad del servicio del campo. Muchas escuelas secundarias cierran sus puertas temprano por la tarde, y algunos de los precursores de verano que ahora regresan a la escuela ven que pueden cumplir su cuota de 60 horas usando unas cuantas horas por la tarde y noche en el servicio del campo, y en particular los fines de semana.
“Tal curso en su juventud preparará a estas personas jóvenes, quienes están pensando en la obra de precursor y en la [Escuela] Bíblica de Galaad de la Wátchtower, para esa [escuela]. El que el joven reciba la correcta temprana educación e instrucción le será de verdadero provecho y le ayudará en la [Escuela] Bíblica de Galaad de la Wátchtower, o en cualquier lugar en que tenga el privilegio de servir a su Creador. Los jóvenes que están enteramente dedicados al Señor deben prepararse para años futuros de servicio. Sabiendo que ante ellos está la oportunidad de obtener vida eterna, deben prepararse lo mejor posible para honra del nombre del Señor y para cantar las alabanzas de su glorioso reino. Todos estos jóvenes deben participar muy activamente en el curso del ministerio teocrático. Muchos piensan entrar al servicio de precursor cuando se gradúen de la escuela secundaria y cumplir plenamente con el requisito de dos años como precursores, preparándose para la llamada a Galaad, y de allí a cualquier campo hacia el cual el Señor dirija. ¡Qué futuro! Que la rica bendición del Señor continúe con estos jóvenes y su preparación para esta obra gloriosa. La educación adecuada bajo la dirección de padres justos es un don que se debe apreciar toda la vida, y el aceptarlo es algo que uno nunca lamentará.”
Estando ahora plenamente convencido de que es propio y correcto completar la escuela secundaria antes de emprender el ministerio de tiempo cabal, siga con determinación resuelta de aprovechar todo lo posible la escuela. Mientras más se esfuerce usted mejores serán los resultados. De modo que estudie bien. No sea el bobo de la clase. “Pida prestado” en gran cantidad de los egipcios y babilonios del día presente, así como Moisés y Daniel y los tres compañeros de Daniel lo hicieron, para que “en todo asunto de sabiduría e inteligencia” sea usted hallado ‘diez veces mejor’ que sus condiscípulos, para que los que contemplen su semblante den honra y alabanza a su Dios Jehová y a su pueblo.—Dan. 1:20; Hech. 7:22.
Así por medio de sus esfuerzos concienzudos y serios como estudiante se hará amigo de sus maestros. Hágase amigo también de sus condiscípulos, no por medio de ingresar en sus clubes o yendo con ellos a los mismos excesos en conducta relajada, sino más bien gane su confianza, amistad y admiración por su bondad amorosa, misericordia benigna, integridad, rectitud y dignidad de confianza. El pez fuerte nada contra la corriente. Ante todo, muestre amistad y amor hacia los maestros y estudiantes esforzándose sinceramente por darles el mismo consuelo y esperanza que usted ha recibido del conocimiento que tiene de los propósitos de Jehová Dios de establecer el dominio de su reino sobre toda la tierra—¡verdaderamente la única esperanza del hombre!
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‘Que cada uno cuide cómo edifica’La Atalaya 1952 | 1 de noviembre
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‘Que cada uno cuide cómo edifica’
LAS Escrituras hablan de Jehová Dios como un edificador o constructor. “Toda casa es construída por alguien, mas el que construyó todas las cosas es Dios.” También hablan de Cristo Jesús como un edificador. “Sobre esta masa de roca edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la vencerán.” Se hace referencia a los seguidores de Cristo como el edificio de Dios y también como sus colaboradores: “Porque nosotros somos los colaboradores de Dios. Ustedes son el campo de Dios que está bajo cultivación, el edificio de Dios.”—Mat. 16:18; 1 Cor. 3:9; Heb. 3:4, NW.
En cuanto a la actividad de los cristianos en la edificación el apóstol Pablo continúa: “Conforme a la bondad inmerecida de Dios que me fué dada, como sabio director de obras coloqué un fundamento, pero algún otro está edificando sobre él. Pero que cada uno siga cuidando cómo está edificando sobre él. Porque nadie puede colocar ningún otro fundamento que no sea el que está colocado, el cual es Jesucristo. Ahora si sobre el fundamento alguien edifica oro, plata, piedras preciosas, materiales de madera, heno, rastrojo, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, porque quedará revelada por medio de fuego, y el fuego mismo probará qué clase de obra es la de cada uno. Si la obra de alguien, obra que él ha edificado sobre el fundamento, permanece, ése recibirá una recompensa; si la obra de alguien es consumida por el fuego, ése sufrirá pérdida, pero él mismo será salvo; sin embargo, si así es, será como a través de fuego.”—1 Cor. 3:10-15, NW.
¿A quiénes se dirigen estas palabras? Principalmente “a la congregación de Dios que está en Corinto, a ustedes los que han sido santificados en unión con Cristo Jesús, llamados a ser santos, junto con todos los que en todas partes están invocando el nombre de nuestro Señor, Jesucristo”. (1 Cor. 1:1, 2, NW) Estos, “los colaboradores de Dios”, al aceptar a Cristo Jesús como su Salvador y Redentor y como su Dechado lo han hecho su fundamento. Ahora le atañe a cada uno ‘seguir cuidando cómo está edificando sobre él’.
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