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¿Puede usted hacer remunerador el tiempo de ocio?La Atalaya 1971 | 1 de octubre
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juzgándonos los unos a los otros, sino más bien hagan que esto sea la decisión suya: el no poner delante de un hermano tropiezo ni causa para dar un traspié.” Si una persona considera que una cosa es incorrecta para ella misma, sería incorrecta para ella, como indica además Pablo: “Solo donde el hombre considera que algo es contaminado, para él es contaminado.”—Rom. 14:10-14.
A la inversa, como el apóstol dice enseguida, no debemos insistir en nuestro “derecho” de hacer algo de lo cual personalmente disfrutamos si es causa de trastorno o tropiezo para otros. No podemos usar legítimamente la excusa de que es “nuestro propio asunto,” si es algo que no es realmente esencial. Pablo aconseja: “Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece.”—Rom. 14:21.
Todos haríamos bien en preguntarnos: ¿Considero con suficiente seriedad la manera en que utilizo mi tiempo libre? ¿Lo desperdicio? ¿o cumplo con él algún propósito provechoso? Si utilizo una noche en alguna forma de recreación o entretenimiento, ¿observo moderación? ¿o me acuesto tan tarde que estoy soñoliento y soy ineficaz el día siguiente? O, si sucede que es la noche del sábado o una noche que precede a un día libre del trabajo, ¿me quedo viendo una película o un programa de televisión de medianoche, o haciendo alguna otra cosa de modo que tenga que dormir hasta muy avanzada la mañana siguiente, perdiendo así una buena porción de la mejor parte del día? Si la respuesta es Sí, y especialmente si esto sucede con frecuencia, es uso desequilibrado del tiempo y debería hacerse un cambio. Si la actividad en la que se ocupó uno fue tal que lo dejó a uno sintiéndose vacío, no remunerado, y con cierto sentimiento de pena por haber desperdiciado tiempo, esto sería una indicación de que es necesario revisar sus actividades recreativas.
CUANDO SE REÚNE UN GRUPO
Cuando una familia, o dos o tres familias se reúnen, hay una gran variedad de cosas que se pueden hacer. Es bueno el que tanto los niños como los de mayor edad puedan estar envueltos en la conversación o actividad. Para los que aman la Biblia, probablemente lo más edificante y deleitable de todo sea leer la Biblia, cada uno leyendo por turno unos cuantos versículos, entonces haciendo preguntas y comentando sobre la materia. Los lectores de esta revista o de su compañera ¡Despertad! o de otras publicaciones de la Watch Tower, sin duda disfrutarán de leer y considerar la materia de éstas de manera semejante.
A algunos les gustan los juegos. Si se participa en juegos de alguna clase, basados en la Biblia o de otro tipo, es mejor minimizar el espíritu de competencia. Así se evita el hacer prominentes a uno o dos del grupo mientras que otros se sienten abochornados o inferiores. Con este fin, se pueden escoger juegos que no pongan a ningún individuo “en aprietos.” Que las personas puedan ofrecer voluntariamente una expresión o quedarse calladas. Las preguntas se pueden dirigir al grupo más bien que a algún individuo. Cualquiera que desee hablar puede hacerlo; sin embargo todos pueden oír y aprender.
Una cosa importante que debemos recordar en todos los casos es que al disfrutar de una cosa no debemos abusar del tiempo de otros, tiempo que ellos quisieran usar para otra cosa. Todos deben usar buen juicio en cuanto a la duración y la frecuencia de las visitas. Los proverbios, de nuevo, aconsejan sabiamente de este modo: “Haz cosa rara tu pie en la casa de tu semejante, para que no tenga lo suficiente de ti y ciertamente te odie.”—Pro. 25:17.
TIEMPOS CRÍTICOS EXIGEN CAUTELA
La Biblia predijo “tiempos críticos, difíciles de manejar,” como una de las señales de los “últimos días” de este sistema de cosas que está deteriorándose rápidamente. (2 Tim. 3:1) Vemos un aumento repentino en la delincuencia y en la inmoralidad, junto con la pornografía en las películas y en la página impresa. Se hace cada vez más peligroso el estar donde se reúnen muchedumbres para películas, acontecimientos deportivos y otras formas mundanas de entretenimiento. Hace poco se descubrió una bomba en uno de los teatros más grandes de la ciudad de Nueva York. Robos, atracos y hasta motines presentan una amenaza a los que asisten a esas reuniones.
Aunque existe esta condición, la persona joven que solo conoce el modo de vivir que se lleva a cabo en estos tiempos críticos quizás encuentre atractivos algunos de sus entretenimientos extremos. Quizás quiera disfrutar de correrla ahora, con la idea de tener una vida más seria, juiciosa, más tarde. Cualquier persona que tenga ideas como ésta debe comparar sobriamente su actitud con las palabras del escritor inspirado de Eclesiastés, quien aconsejó: “Regocíjate, joven, en tu juventud, y hágate bien tu corazón en los días de tu mocedad, y anda en los caminos de tu corazón y en las cosas vistas por tus ojos. Pero sabe que debido a todas éstas el Dios verdadero te traerá a juicio.”—Ecl. 11:9.
El fervor de gozar de las cosas es natural entre los jóvenes. El corazón se inclina a eso. Dios, por supuesto, quiere que no solo los jóvenes, sino todos, disfrutemos con gozo de la vida. Pero Dios especialmente advierte a los jóvenes que hay que ejercer restricción. (2 Tim. 2:22) Si hay placer sin freno y las cosas que se hacen no son buenas, la persona tendrá que rendir cuentas a Dios de sus actos. En vista de esto, el escritor de Eclesiastés continúa:
“Por lo tanto quita de tu corazón la vejación y evita a tu carne la calamidad; pues la juventud y la flor de la vida son vanidad.” La juventud es transitoria; no dura mucho. Por eso durante este tiempo evite abusos que traigan libertinaje, calamidad y el disfavor de Dios. Seleccione el esparcimiento y disfrute apropiados ahora.—Ecl. 11:10.
Mientras la selección disponible de buenas películas, programas de televisión y otras formas de entretenimiento se hace cada vez más estrecha, tanto los ancianos como los jóvenes deben tener cada vez más cuidado. Paradójicamente, esta situación obra hacia el bien para el cristiano. Tiende a hacer que él dirija la mente más exclusivamente a las cosas fundamentales que traen satisfacción y galardón. Sí, lo impele a ‘hacer todas las cosas para la gloria de Dios,’ lo cual a la vez edifica y contribuye a la paz.
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Testimonio de la Crónica de NabonidoLa Atalaya 1971 | 1 de octubre
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Testimonio de la Crónica de Nabonido
LA CAÍDA de la fuertemente fortificada Babilonia se produjo tan súbitamente que debe haber sorprendido al mundo de la antigüedad. El conquistador, Ciro el Grande, desvió las aguas del río Éufrates que corría a través de la ciudad. Entonces sus fuerzas avanzaron por el lecho del río, tomando por sorpresa a la ciudad por las puertas abiertas a lo largo del muelle. En una sola noche cayó Babilonia, lo cual dio fin a siglos de supremacía semítica y cumplió la palabra de Jehová hablada por sus profetas Isaías y Jeremías.—Isa. 44:27; 45:1, 2; Jer. 50:38; 51:30-32.
La fecha de este acontecimiento es de interés para los estudiantes de la Biblia. Esto se debe a que las fechas de muchos otros acontecimientos que se mencionan en las Santas Escrituras pueden determinarse en relación con cuántos años antes o después de la caída de Babilonia acontecieron.
La Crónica de Nabonido (conocida también como la “Crónica de Ciro-Nabonido” y “La Tabla Analizante de Ciro”), aunque muy breve, contiene el más completo registro cuneiforme existente acerca de la caída de Babilonia. Esta tabla de arcilla fragmentaria mide aproximadamente catorce centímetros de ancho en su punto más ancho y aproximadamente lo mismo de longitud.
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