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Superintendentes en la diestra de CristoLa Atalaya 1958 | 15 de junio
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Él les retirará su parte en el cumplimiento de Mateo 24:14 a menos que se arrepientan. Son como la tribu dominante del antiguo Israel, Efraín. ¿De qué manera? En que son como una torta cocinada a medias, como una torta a la que no se le ha dado vuelta, por lo tanto medio cruda, mitad y mitad; por consiguiente, son indiferentes, vacilantes: “Efraim ha venido a ser como una paloma, simple, sin entendimiento: claman a Egipto [no a Jehová], acuden a Asiria [no a Dios].”—Ose. 7:8, 11, Mod.
34. ¿Por qué se hallaban los laodicenses en tal condición tibia, y qué necesitaban para eliminar su miseria espiritual?
34 ¿A qué se debió eso, entonces? A que los laodicenses no continuaron buscando primero el reino de Dios y la justicia que proviene de él mediante Cristo. (Mat. 6:33) Su habla demuestra que suponían que el tener riquezas materiales terrestres significaba tener la aprobación de Dios que hace prosperar; estimaban de mayor valor la riqueza material que los valores espirituales, del Reino, especialmente el “tesoro” de ministrar la verdad del Reino a otros. ¿Qué necesitan ahora los laodicenses para eliminar su pobreza, ceguera y desnudez espirituales? Un esfuerzo bueno y honrado de comprar de Cristo el oro de la fe de calidad probada, las vestimentas de justicia de la clase que dure hasta entrar en el nuevo mundo, y el poder de ver lo espiritual, la facultad de vista espiritual, de modo que puedan ver la suma importancia del Reino acerca del cual tiene que darse ahora el testimonio mundialmente.
35. Por eso, ¿qué tienen que hacer los superintendentes a favor de los laodicenses para que éstos se recobren espiritualmente?
35 Aquí, entonces, está un trabajo para los superintendentes: Despertar de nuevo a los que son de la clase laodicense para que sientan sus necesidades espirituales y luego ayudarlos a llegar a ser “ricos en fe.” (Sant. 2:5) Tal fe es rica o abundante en fruto del Reino y viva para la obra de testificación. Quita la confianza en la justicia propia de uno. Nos conduce a tratar de ser justos a la vista de Dios, con toda la mundanalidad y desnudez pecaminosa dejadas a un lado. Los superintendentes también tienen que ayudar a los laodicenses a aplicarse el colirio espiritual; es decir, a aceptar la enseñanza de Jesús en los asuntos, su consejo, su ejemplo y su actitud mental, y obrar en armonía con éstos. Este es un remedio curativo en contra del “deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno.” (1 Juan 2:15-17) Al recobrar la vista espiritual, pueden servirles de ojos a otros, y no ser guías ciegos de los ciegos.
36. ¿Qué hace Cristo a aquellos a quienes tiene afecto, y por eso qué tienen que hacer los superintendentes y cómo deben responder los laodicenses?
36 Cristo como Superintendente Principal reprende y disciplina, pero lo hace por el cariño que les tiene a los que se han puesto a seguirlo. Los superintendentes bajo él tienen que proceder de igual modo. Los laodicenses deben apreciar esta demostración valiente y franca de afecto y ser celosos para arrepentirse o cambiar de parecer y luego cambiar su modo de vivir.
37. (a) ¿Para qué es tiempo ahora, y qué invitación se dirige ahora a los laodicenses? (b) ¿Cómo mostrarán los laodicenses modernos que no han sido vomitados de la boca de Cristo?
37 La hora está avanzada. Ha llegado la hora para la mejor comida del día, es decir, la cena, la comida de la noche. Jesús participó de muchas cenas mientras estuvo aquí en la tierra, dando instrucción espiritual mientras disfrutaba de la hospitalidad del amo de casa. Él ahora nos invita a que disfrutemos de tal cena espiritualmente edificante con él. Está ahora a la puerta de la congregación de los de la clase laodicense y llama. Ustedes los laodicenses, ¿oirán su llamada, revivificarán el afecto que le tenían a Cristo, lo admitirán en medio de ustedes y dejarán que les enseñe en comunión preciosa con él? Si así lo hacen, entonces recibirán al superintendente de él que tiene a su cargo la congregación de ustedes. Su superintendente, el ángel de la congregación, la “estrella” en la diestra de Cristo, está dispuesto a abrir la puerta y ansioso de hacerlo. La ha abierto para que Cristo entre para banquetear con los que se arrepienten. Todos ustedes los laodicenses, demuestren que no fueron vomitados de su boca, sino que aún son miembros de su congregación al venir a todas las reuniones de la congregación para el estudio y para el servicio, porque Jesús ha prometido estar presente en la comida espiritual donde tan pocos como dos o tres estén apreciativamente reunidos en su nombre. Las “otras ovejas” están dejando entrar a Cristo, para que les diga a ellas en el juicio venidero: “Fuí extranjero y ustedes me recibieron hospitalariamente.” (Mat. 25:35) ¡Esta acción hospitalaria significa vida!
38. ¿Qué tenemos que vencer ahora, y qué recompensa recibirán los vencedores?
38 Seamos todos amonestados por la reprensión que se dió a los laodicenses. Tenemos que vencer el materialismo de este mundo en este “tiempo del fin.” A cada uno que resulte vencedor, Cristo, hablando mediante el espíritu de Dios, le promete una elevada recompensa, a sus seguidores ungidos un trono, no de algún reino de este mundo, sino con él a la diestra de su Padre en el cielo. A las “otras ovejas” vencedoras les promete un puesto ante su trono, un puesto de favor amoroso en la “nueva tierra” del nuevo mundo de justicia de Dios.
39. ¿Qué, pues, deben hacer las congregaciones y sus “estrellas,” y qué oramos que Cristo les dé?
39 Por lo tanto, continúen brillando, ustedes los superintendentes, como “estrellas” en la diestra de Cristo, actuando como ángeles de él para con las congregaciones. Continúen brillando ustedes las congregaciones, también, como candeleros que él retiene en su lugar. Que él les dé su cuidadosa atención y también su protección para que siempre reflejen luz para iluminar a todos los que serán salvados para siempre.
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La actividad ministerial de los testigos de JehováLa Atalaya 1958 | 15 de junio
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La actividad ministerial de los testigos de Jehová
Informe tomado del “Yearbook” para 1958 (en inglés)
GUATEMALA
Durante el año de servicio pasado ha habido un excelente aumento en la obra en Guatemala y se ha asignado un número considerable de precursores especiales a la obra. Estos han sido enviados a diferentes sectores del país, para predicar allí las buenas nuevas. Los testigos de Jehová siempre tienen confianza en su Padre y se sienten como el salmista, que dijo: “Salvaguárdenme la integridad y la rectitud mismas, porque he esperado en ti.” (Sal. 25:21) Personas que tienen verdadera confianza en Jehová no temen el salir a nuevos territorios y abrir nuevos campos y comenzar a dar el testimonio sistemáticamente entre la gente. A continuación se presentan algunas experiencias interesantes que el siervo de sucursal de Guatemala incluyó en su informe,
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