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“Se perciben por medio de las cosas hechas”La Atalaya 1978 | 1 de diciembre
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toda casa es construida por alguien, más el que construyó todas las cosas es Dios.” La evidencia está por todas partes. Muchas personas que pueden ver a un hombre-mono reflejado en un tosco instrumento de piedra no pueden percibir las cualidades de Dios espejadas en todas sus sorprendentes obras. “Son inexcusables.” (Rom. 1:20) Pero nosotros, tengamos ‘ojos que vean’ la existencia de Jehová como se refleja en sus obras creativas.—Mat. 13:14-16
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El cerebro humano... 1,4 kilos de misterioLa Atalaya 1978 | 1 de diciembre
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El cerebro humano... 1,4 kilos de misterio
¿Quién defendería la idea de que un edificio pudiera construirse a sí mismo, o un televisor producirse a sí mismo, o una computadora diseñarse o programarse a sí misma? Se necesita cerebro para hacer estas cosas. Pero hay quienes alegan que el cerebro se presentó por casualidad. ¿Es más sencillo que los edificios, los televisores y las computadoras el cerebro humano?
DAVID levantó la vista a la bóveda estrellada que se extendía sobre él y vio el mensaje que se reflejaba allí: “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.” La inmensidad de los cielos infundió en él temor reverente, y se preguntó por qué Dios tomaría en consideración al hombre, que tan insignificante es: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?” Pero cuando David contemplaba su propio cuerpo, de nuevo se maravillaba: “Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy hecho maravillosamente. Tus obras son maravillosas, como muy bien se da cuenta mi alma.”—Sal. 19:1; 8:3, 4; 139:14.
¡Qué contraste con los hombres de hoy día! David quedó pasmado de asombro ante el poder majestuoso de Jehová cuando vio unas 2.000 estrellas. Hoy los hombres disciernen centenares de miles de millones de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, calculan que hay otros cien mil millones de galaxias en el universo (cada una con miles de millones de estrellas), y sin embargo niegan la existencia de un Creador. David se maravilló ante el intrincado diseño de su propio cuerpo y alabó a Jehová. Hoy los hombres saben mucho más acerca de las maravillas del cuerpo, pero lo atribuyen todo a una evolución ciega. Siempre están aprendiendo, pero parece que no pueden llegar al conocimiento de la verdad que sus descubrimientos declaran, a saber, que se necesita un sabio y poderoso Creador para dar existencia a estas maravillas de diseño.
La revista Scientific American llamó atención a este diseño y dijo: “Casi parece como si en algún sentido el universo tuviera que haber sabido que nos presentaríamos aquí.” La revista atribuyó esta preparación
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