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  • Esdras hace resaltar la justicia y la misericordia
    La Atalaya 1979 | 15 de noviembre
    • Esdras hace resaltar la justicia y la misericordia

      SOLAMENTE el Creador, que posee toda la sabiduría y el conocimiento completo de todo rasgo de su creación, junto con todo el poder, pudiera hacer que sus cualidades de justicia y misericordia obraran en un equilibrio tan completo que Su propósito se llevara a cabo de manera perfecta. El efecto que estas cualidades tienen en el pueblo que le sirve a él los mueve de tal modo que se hace precisamente lo que él ha predeterminado, y todos los que tienen que ver con ello reciben beneficios.

      El libro bíblico de Esdras recalca la excelente coordinación de las obras de Jehová, que siempre se hacen en armonía con Su santa personalidad, de modo que nunca hay un desviarse de sus buenos propósitos y excelentes cualidades. El apóstol Pablo, quien entendía los caminos de Dios, nos asegura: “Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios.”—Rom. 8:28.

      Esdras era descendiente de Aarón, Eleazar y Finees, y por lo tanto era sacerdote, aunque no era de la línea del sumo sacerdote, un puesto por lo general desempeñado por el hijo mayor de cada generación. (Esd. 7:1-6) El último antepasado de Esdras que había desempeñado el sumo sacerdocio fue Seraya (probablemente su bisabuelo), quien fue ejecutado por Nabucodonosor cuando éste capturó a Jerusalén. Esdras regresó a Jerusalén en 468 a. de la E.C., 69 años después que unos 49.000 judíos, incluso esclavos, hubieron regresado de Babilonia bajo la dirección de Zorobabel (también llamado Sesbasar) de la tribu de Judá. (Neh. 7:66, 67) Sin embargo, el registro de Esdras primeramente informa rasgos de este regreso más temprano bajo Zorobabel antes de detallar los hechos de su propia visita posterior.

      SE RECONSTRUYE EL TEMPLO PARA LA VISITA DEL MESÍAS POSTERIORMENTE

      A pesar de que Dios había permitido que Babilonia se llevara a Su pueblo al exilio debido al pecado y rebelión de éstos, y destruyera el templo y desolara la ciudad de Jerusalén, Su propósito era que el templo y la ciudad fueran reconstruidos. ¿Por qué? Para conservar o preservar la adoración verdadera en la Tierra. Más importante aún, el Mesías todavía tenía que venir. Para que se cumpliera el propósito de Dios respecto a la llegada de éste, se requería que Jerusalén estuviese en pie como ciudad poblada, y que el templo de Jehová estuviese en medio de ella (aunque entonces habría sido reemplazado por un tercer edificio, construido por Herodes). Además, era esencial que la ley de Dios fuera la fuerza gobernante en el país cuando el Mesías viniera. Esta venida del Mesías a la ciudad de Sión ya reconstruida (Jerusalén) fue predicha por los profetas.—Dan. 9:25.

      Dios previó que habría algunas personas, en su condición de exiliados en Babilonia, que todavía lo amarían y desearían hacer lo que pudieran para restaurar la adoración pura. El podía usarlos para Su propósito. Mientras que, antes del exilio, la condición de pecadores crasos de la gente requirió que el Dios de justicia los removiera del país, Su misericordia se extendería a estos pocos. Esta presciencia de Dios fue revelada unos 200 años antes, cuando Isaías el profeta habló de la venida de un rey, un libertador, cuyo nombre sería Ciro.—Isa. 44:28; 45:1.

      Sin duda Ciro el Persa llegó a saber de Jehová. Daniel el profeta ocupó una posición alta y respetada durante la parte temprana de la gobernación de Ciro. (Dan. 6:28) No hay duda de que Daniel le mostró la mención profética del nombre de Ciro en la profecía de Isaías. Un escriturario o docto en asuntos bíblicos comenta:

      “Las Santas Escrituras muestran qué fue lo que hizo una impresión tan favorable en Ciro, al relatarnos el papel que desempeñó Daniel cuando la monarquía babilónica fue derribada, Dan. v. 28, 30. ¿Qué habría de extraño en que el que había cumplido esta predicción se sintiera atraído hacia el profeta que la había enunciado, y de buena gana restaurara los utensilios contra los cuales había pecado Belsasar aquella noche al contaminarlos?”a

      DIOS EXTIENDE MISERICORDIA Y AYUDA

      Puesto que reconocía la existencia de otros dioses, Ciro no tendría dificultad en ver a Jehová como un Dios, incluso como el Dios verdadero, el gran Dios, y Aquel que, como él dijo, le había dado “todos los reinos de la tierra.”—Esd. 1:2.

      La gran misericordia de Dios, su poder y lo seguro de su propósito se revelan en las bendiciones que derramó sobre una cantidad muy pequeñita de fieles. La mayoría de los judíos que estaban en Babilonia se habían hecho parte integrante de la vida comercial babilónica y tenían poco o ningún interés en restaurar la adoración verdadera. No obstante, la misericordia de Dios obró para con aquellos pocos fieles. Con el motivo de promover la adoración pura, éstos emprendieron viaje desde Babilonia y llegaron a Jerusalén después de disfrutar de la protección de Dios a través de un peligroso viaje por un desierto estéril. (Isa. 35:2-10) Rodeados de vecinos hostiles, edificaron un altar a Jehová y comenzaron a colocar el fundamento para el templo. Los samaritanos, fingiendo amistad, ofrecieron unirse a ellos en el trabajo. Pero, puesto que estas personas eran practicantes de una forma de adoración contaminada, Zorobabel rechazó su oferta.—Esd. 4:1-4; 2 Rey. 17:29.

      Dios aprobó la posición que adoptaron los israelitas restaurados, pues la colaboración con aquella gente hubiese sido ‘unirse bajo yugo desigual con los incrédulos’ en la adoración verdadera, y tratar de producir un acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos. (2 Cor. 6:14-16) Sin embargo, el buen espíritu del resto restaurado comenzó a vacilar cuando estos supuestos amigos comenzaron a causarles problemas por la influencia que tenían con el gobierno persa, y esto debilitó a los judíos a tal grado que finalmente la edificación del templo cesó.—Esd. 4:8-24.

      Con el transcurso del tiempo, el interés personal en sus propias casas y asuntos hizo que los judíos dejaran que la casa de Dios permaneciera devastada. Pero nada frustraría el propósito de Dios. (Ageo 1:8, 9) Él envió a los profetas Ageo y Zacarías para volverles el pensamiento hacia el propósito por el cual habían regresado a Jerusalén. Ellos respondieron y se reanudó la reconstrucción del templo, aun frente a oposición. (Esd. 5:1, 2) Jehová bendijo esta intrépida obediencia. Al apelar los judíos al rey Darío el persa, los gobernadores de las provincias vecinas recibieron la orden de no causar más estorbo a los judíos y de suministrarles del tesoro público toda ayuda financiera necesaria. Con esta concesión de Darío la obra se terminó y el templo fue inaugurado con gran regocijo.—Esd. 6:6-12, 16-22.

      LA MISERICORDIA DE DIOS, NO LA BONDAD DE LOS JUDÍOS, LOGRA SU PROPÓSITO

      Sin embargo, este éxito en la restauración de la adoración pura no se debió a lo bueno que fueran los judíos que habían regresado, sino más bien al funcionamiento de la misericordia de Dios para la realización de Su propósito. ¿Por qué decimos esto? Porque se hizo necesario que él enviara a su siervo Esdras. A pesar de la patente revelación de la misericordia y protección de Dios, los judíos que habían regresado y se habían establecido de nuevo en el país habían violado el principio por el cual anteriormente se habían mantenido firmes, a saber, el de mantenerse separados de los adoradores paganos. Ahora habían llegado hasta el extremo de entrar en la más íntima relación —la del matrimonio— con mujeres no creyentes que adoraban ídolos. Hasta los sacerdotes, los levitas y los príncipes sucumbieron a esta pecaminosa desobediencia al mandato de Dios.—Esd. 9:1, 2.

      Pudiera ser que para el lector ocasional lo que estos judíos habían hecho no pareciera malo. Pero considere: Si el pequeño número de judíos que había regresado a Judá hubiese sido absorbido por las naciones vecinas, las cuales realmente se oponían al Dios de éstos y a Su adoración que giraba en torno del templo, ¿cuál hubiese sido el resultado? La adoración verdadera hubiese desaparecido de la Tierra. ¡Sí, solo unos cuantos años después, durante el tiempo de Nehemías, se halló que los hijos de matrimonios de esta índole no podían hablar hebreo!—Neh. 13:24.

      Esdras pudo ver el terrible significado que podría tener esta desobediencia. Se sentó aturdido por algún tiempo. Entonces, ante los judíos repatriados congregados, ofreció una oración pública, en la cual expuso la seriedad de la condición pecaminosa y la falta de gratitud que manifestaba la acción de éstos. Oró en parte así:

      “Debido a nuestros errores hemos sido dados, nosotros mismos, nuestros reyes, nuestros sacerdotes, en la mano de los reyes de los países a la espada, al cautiverio y al saqueo y a vergüenza de rostro, como en este día. Y ahora por un momentito ha venido favor de parte de Jehová nuestro Dios al dejar que nos queden los que escapen y al darnos una clavija en su lugar santo, para hacer brillar nuestros ojos, . . . Y ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque hemos dejado tus mandamientos, . . . después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestra gran culpabilidad . . . ¿vamos a ponernos de nuevo a quebrantar tus mandamientos?”—Esd. 9:7-14.

      De ese modo Esdras confesó ante Dios y todo el pueblo la ingratitud e iniquidad de aquellos a quienes Dios había mostrado extraordinaria misericordia. No pidió perdón, pues el pueblo mismo tenía que arrepentirse y enderezar los asuntos antes de que pudieran esperar que la cólera de Dios se volviera de ellos. Al ver su propia mala situación, el pueblo respondió con corazón contrito. Despidieron a las esposas extranjeras. Entonces Dios pudo perdonarlos y conservarlos en el país.—Esd. 10:44.

      Así que la misericordia de Dios llegó a quienes supieron responder a ella. Además, el interés que él manifestó al enviar a sus profetas Ageo y Zacarías, así como la dirección que proveyó por medio de Esdras, conservó y preservó la adoración pura para el futuro. Hoy día, al igual que en el pasado, las personas que se esfuerzan por conocer a Dios y entrar en una relación íntima con él pueden serle útiles en Su propósito y recibir Su misericordia y protección.

      [Nota]

      a Biblical Commentary on the Old Testament (Comentarlo bíblico sobre el Antiguo Testamento), por Keil y Delitzsch, acerca de Esdras, Nehemías y Ester, pág. 24.

  • Se dice a graduandos de Galaad ‘nada sino gozosos tienen que llegar a estar’
    La Atalaya 1979 | 15 de noviembre
    • Se dice a graduandos de Galaad ‘nada sino gozosos tienen que llegar a estar’

      LA FECHA del 16 de septiembre de 1979 significó gran gozo para la clase 67 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower; era el día de graduación. Los 51 estudiantes, reunidos en el Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová en Long Island City, escucharon una exhortación del presidente de la escuela, F. W. Franz, en la cual él los estimuló a estar gozosos. El dio énfasis al gozo que se experimentaba en la Fiesta de las Cabañas, que celebraba la recolección de los frutos del suelo en el Israel antiguo.

      A un auditorio total de 2.033 personas, el presidente de la escuela describió el gozo prolongado que se experimentaba en esta Fiesta de la Recolección. Duraba siete días, y, por medio de Moisés, Jehová dijo al pueblo: “Nada sino gozoso tienes que llegar a estar.”—Deu. 16:15.

      Franz señaló a dos gozosos aspectos de esta fiesta que fueron añadidos posteriormente, y que se efectuaban cuando Jesús estuvo en la Tierra. Uno de éstos era que el sacerdote iba al estanque de Siloam con un cántaro de oro, lo llenaba de agua, regresaba al templo y derramaba el agua en un receptáculo que conducía a la base del altar. Cuando el agua se derramaba, había gran regocijo, tanto, que se decía que ‘el que no haya visto el derramamiento del agua de Siloam jamás en la vida ha visto el regocijo.’

      Otro aspecto gozoso de la fiesta, explicó Franz, era algo que acontecía de noche. Había cuatro grandes candelabros de oro en el Atrio de las Mujeres, y cada candelabro tenía cuatro grandes tazones de oro. Se les echaba aceite, y se usaba como mechas ropa vieja de sacerdotes. Cuando se encendían las lámparas, su brillo era tanto que parecía que la ciudad entera estaba iluminada. Algunos hombres bailaban y cantaban. Esto duraba hasta el amanecer.

      Siguió explicando que existe la posibilidad de que Jesús, al asistir a la Fiesta de las Cabañas en el año 32 E.C., haya aludido a la ceremonia que se efectuaba con el agua de Siloam cuando clamó: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que pone fe en mí, así como ha dicho la Escritura: ‘De su parte más interior fluirán corrientes de agua viva.’” (Juan 7:37, 38) Además, puede ser que Jesús haya aludido al hecho de que Jerusalén fuera iluminada por las lámparas durante la fiesta cuando dijo a los judíos: “Yo soy la luz del mundo.”—Juan 8:12.

      ¿Tiene un cumplimiento antitípico la Fiesta de las Cabañas, o de la Recolección? Si así es, ¿cuándo? Franz explicó que las Escrituras suministran claves que nos ayudan a entender esto. Por ejemplo, Isaías 12:3 predijo un tiempo en que el pueblo de Dios ‘con alborozo sacaría agua.’ En Mateo 13:39 Jesús reveló que la “siega es una conclusión de un sistema de cosas.” Y en Mateo 24:31, en un contexto que tenía que ver con la “señal” de la conclusión del sistema de cosas, Jesús predijo que sus “escogidos” serían recogidos por todo el mundo. Por eso, el cumplimiento moderno de la gozosa Fiesta de las Cabañas, o de la Recolección, no podía comenzar antes del “tiempo del fin.” Ese recogimiento se ha estado efectuando ahora desde 1919, y conducirá a un tiempo de gran gozo.

      Pero ¿qué se recoge? Gente. Por eso, el presidente de la escuela estimuló a los 51 graduandos a continuar participando en esta obra de recogimiento y servir como “la luz del mundo” en sus respectivas asignaciones misionales. “Sigan amando la Fiesta de la Recolección y de las Cabañas,” recalcó al terminar. “Que el regocijo que Jehová les da sea fortalecedor para ustedes, y que sigan regocijándose para siempre.”

      Anteriormente otro orador había dado énfasis

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