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Cristianos huyen de cruel persecución en Malawi¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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de Nueva York, 22 de octubre de 1972.
Todos estos refugiados eran testigos de Jehová. Componían la vasta mayoría de unos 23.000 testigos de Jehová africanos para quienes Malawi había sido su hogar.
Para muchos de ellos el sufrimiento no era algo nuevo. En 1967 una ola más temprana de persecución les había traído intensas penalidades. Miles de sus hogares, negocios y lugares de adoración fueron destruidos y saqueados, varios Testigos fueron asesinados, centenares de sus mujeres fueron violadas, algunas de ellas repetidamente. Su actividad cristiana, su literatura bíblica y sus reuniones para la adoración quedaron todos bajo proscripción oficial.
Ahora, cinco años más tarde, rugió una salvaje persecución en una escala aún mayor que antes. A través de todo el país se ha hecho un esfuerzo para destruir a los testigos de Jehová como un grupo de cristianos unidos en Malawi, privándolos de todo empleo y hasta de los mismos medios de alimentarse y alojarse. Un cálculo aproximado de los que fueron asesinados va de diez muertos conocidos a tantos como sesenta.
Aunque esto puede parecer algo increíble en este siglo veinte, es cierto. Lea por sí mismo el relato de testigos presenciales de la repugnante violencia que ha estado ocurriendo en Malawi. Entonces, considere si es que esta violencia puede ser justificada o no. Creemos que usted estará de acuerdo en que allí se cometió un trágico crimen en contra de la humanidad, uno que clama por socorro inmediato.
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Un vergonzoso registro de inhumanidad¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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Un vergonzoso registro de inhumanidad
LA GENTE decente tanto dentro como fuera de Malawi ha quedado horrorizada por las acciones cometidas en ese país en contra de una minoría indefensa.
La violencia comenzó en escala pequeña a mediados de 1972. Alcanzó enormes proporciones en el otoño. Para ese entonces se agitó un violento espíritu de populacho a partir de la convención anual del Partido del Congreso de Malawi, el único partido político del país. La convención se clausuró con tres resoluciones ardientemente redactadas que atacaban a los testigos de Jehová. Desde julio en adelante los miembros de la militante Liga Juvenil del partido y su movimiento de Jóvenes Pioneros llevaron la batuta en hacer víctimas a los testigos de Jehová y ahora virtualmente libraron una guerra en contra de ellos. Se organizaron en pandillas, cuyos números iban de una docena hasta tantos como cien. Entonces fueron de aldea en aldea, armados con palos, cachiporras, pangas y hachas, buscando y atacando a los testigos de Jehová y a sus propiedades.
Como declaró el columnista Guy Wright del Examiner de San Francisco (del 17 de octubre de 1972) fue “una guerra muy unilateral, en la cual la fuerza se oponía a la fe.” Sin embargo, la fe resultó ser más fuerte, a medida que Testigo tras Testigo demostraba que su fe no podía ser quebrantada mediante la brutalidad.
He aquí solo unos pocos de los cientos de informes de testigos presenciales de las atrocidades cometidas:
● Típico de lo que aconteció en las aldeas es este informe dado por David Banda de la aldea de Kaluzi, Lilongwe: “Fue el 23 de septiembre que el Sr. Gideon Banda, un miembro del parlamento, vino para dirigirse a una reunión pública. Pude oír la mayoría de lo que se dijo a través de los altavoces pues mi casa estaba a solo pocos metros del lugar de reunión. El Sr. Banda comenzó relatando a la reunión lo que se había considerado en la reunión anual del partido. Entonces pasó a considerar el asunto de los testigos de Jehová. Le oí decir a la reunión que la convención anual había resuelto tratar sin misericordia a los testigos de Jehová debido a que rehusaban comprar las tarjetas del partido.
“En la tarde del 25 de septiembre, el hermano Swila vino a decirme que había visto a grupos de jóvenes reuniéndose. De inmediato alertamos a los hermanos, pero antes que pudiéramos hacer algo, los jóvenes comenzaron sus ataques, rompiendo los cristales de las ventanas y las puertas de nuestras casas y entonces golpeando a los hermanos. Estábamos todos dispersados así que no sabíamos realmente lo que le había sucedido a cada uno de nosotros y se estaba poniendo muy oscuro. Me escondí y entonces temprano por la mañana fui a la policía para informar lo que había sucedido. En vez de escuchar mi queja, la policía me despidió. Mientras todavía estaba en la estación de policía vi venir a grupos de hermanos y hermanas de otras congregaciones para informar de incidentes similares. La policía les dijo que volvieran a sus respectivas aldeas.”
Sin embargo, los Testigos rehusaron volver sin protección, y en vez de eso fueron al mercado. David Banda relata lo que allí ocurrió:
“Cuando los jóvenes oyeron que los Testigos habían ido al mercado fueron allá y comenzaron a golpear a los hermanos y a las hermanas con palos y puños y a darles de patadas por todas partes. La policía no hizo nada para detener el ataque. Entonces la violencia llenó a toda la aldea de Lilongwe. Sin embargo, los hermanos se las arreglaron para escapar hasta que finalmente huimos a Zambia.”
● Relata Evans Noah de la aldea de Mwalumo: “El 18 de septiembre de 1972 fui a visitar a uno de los hermanos. Vimos aproximarse un auto y reconocí que el conductor era el Sr. Gamphani, un miembro del parlamento de Malawi. Había dos jóvenes con él. Parece que me estaba buscando porque en cuanto se acercaron pude oír a uno decir: ‘Aquí está.’ El auto se detuvo y el Sr. Gamphani me ordenó que subiera a él. Entonces se dirigió a la estación de policía. Después de preguntarme por qué no tenía una tarjeta política, hizo que la policía me encerrara y me tuvieran detenido por siete días. Durante todos esos siete días no me dieron ni alimento ni agua.
“Cuando la policía vio que me estaba debilitando físicamente comenzaron a burlarse de mí pidiéndome que convirtiera la yerba en comida. Al fin, cuando vieron que todos sus esfuerzos por hacerme comprar una tarjeta política eran infructuosos, me soltaron, ordenándome que hallara mis propios medios para llegar a mi hogar. A pesar del hecho de que estaba débil debido a la falta de alimento, caminé una distancia de treinta y cinco kilómetros y llegué a mi hogar a salvo.”
Sin embargo, no mucho después Evans Noah y diez otros Testigos fueron obligados a huir de su aldea y a irse de Malawi.
● En la zona de Blantyre, la principal ciudad de Malawi, Richadi Nyasulu, Greyson Kapininga y otros testigos de Jehová fueron conducidos a las oficinas centrales de la Región Meridional del Partido del Congreso de Malawi (P.C.M.). Se les preguntó por qué no habían comprado tarjetas de afiliación política. Al contestar que debido a sus creencias bíblicas eran completamente apolíticos, los Testigos fueron entregados a unos dieciséis Jóvenes Pioneros y miembros de la Liga Juvenil. Estos se turnaron en golpear a cada Testigo. Cuando a pesar de esto rehusaron comprar las tarjetas políticas, los jóvenes frotaron sus ojos con una mezcla de sal y ají rojo. Algunos fueron golpeados en sus espaldas y asentaderas con una plancha de madera con clavos. Cuando alguien daba señales de sufrimiento, sus atacantes lo golpeaban más fuerte, diciendo: “Que tu Dios venga y te salve.” Además, rompieron una botella y usaron los filos rotos para ‘afeitar’ a algunos Testigos. El 22 de septiembre Jasteni Mukhuna de la zona de Blantyre fue golpeado hasta que le partieron un brazo.
● En el cabo Maclear, en el extremo austral del lago Malawi, el Testigo Zelphat Mbaiko fue cubierto con manojos de hierba que fueron atados a su alrededor. Derramaron gasolina sobre la hierba y le prendieron fuego. Murió a consecuencia de las quemaduras.
A nadie se le mostró clemencia
Tal fue el salvajismo de los atacantes que a ningún Testigo se le mostró clemencia debido a la edad o sexo. No todos escaparon de Lilongwe, como por ejemplo, una Testigo, la Sra. Magola. Debido al peso extra que cargaba por estar encinta, no pudo correr aprisa. La atraparon miembros del P.C.M. y la golpearon hasta que murió cerca del mercado a la vista de muchos de los aldeanos, sin que ninguno le prestara ayuda. Cuando se le preguntó a un oficial de la policía que por qué no había intervenido, su respuesta fue que ‘a la policía se le había quitado su autoridad.’
● En la zona de Ntonda, al sur de Blantyre Smith Bvalani, su madre anciana y otros testigos de Jehová, tanto hombres como mujeres, fueron golpeados por miembros de la Liga Juvenil hasta quedar inconscientes en el suelo. Un miembro de la Liga Juvenil al registrar los bolsillos, encontró dinero en uno de los Testigos. Entonces usó el dinero para comprar tarjetas políticas para cada uno de ellos, escribiendo sus nombres sobre las tarjetas y después las arrojó al suelo cerca de los Testigos inconscientes. Entonces la Liga Juvenil dijo que los Testigos habían cedido y que habían transigido en su fe. Cuando la madre de Smith Bvalani volvió en sí y vio la tarjeta les dijo que no la aceptaría aunque le costará la muerte. Entonces la golpearon hasta que se volvió a desmayar.
● Israel Phiri de setenta y tres años de edad de la aldea Khwele, Mchinji, relata: “Durante el mes de julio de 1972 oímos un rumor de que el Partido del Congreso de Malawi estaba planeando iniciar una campaña para verificar las tarjetas por todo el país. Dándonos cuenta de que esto significaría dificultades para los testigos de Jehová, decidimos dejar la aldea y escondernos en la selva. Éramos un total de treinta Testigos. Permanecimos dos meses en la selva. Sin embargo el 5 de octubre repentinamente nos encontramos rodeados por un gran grupo de jóvenes. Todas sus caras me eran extrañas.
“Al tratar de irme, algunos de ellos me agarraron y comenzaron a golpearme con palos y a darme de patadas por todo el cuerpo. Me fue imposible ver qué les estaba sucediendo a los otros hermanos. Finalmente me dejaron en el suelo inconsciente. Cuando recobré el conocimiento traté de buscar a los otros hermanos pero no los encontré. Decidí partir de Malawi e irme a Zambia. A pesar del hecho de que todo mi cuerpo estaba magullado y mis ojos estaban llenos de sangre, con la ayuda de Jehová me las arreglé para caminar muchos kilómetros hasta llegar al hospital de Thamanda en Zambia.”
● Al sudeste de Blantyre, en la aldea de Kavunje, todos los Testigos, hombres y mujeres, fueron brutalmente golpeados y obligados a andar desnudos por el camino. Uno de sus hijos murió debido a los golpes recibidos. En la zona septentrional de Malawi, en Nkhotakota, una Testigo embarazada fue despojada de su ropa y brutalmente golpeada. El jefe local de la P.C.M. le dijo a los niñitos que le dieran puntapiés en el estómago, con el propósito de tratar de provocarle un aborto.
Repugnantes ataques sexuales
Los ataques sexuales que sufrieron las mujeres testigos de Jehová fueron demasiado numerosos y repugnantes para describirlos en detalle. Los siguientes fueron casos típicos:
● Rahabu Noah de diecisiete años de edad de la aldea de Mtontho, Kasungu, relata: “El 26 de septiembre de 1972 recibimos la noticia de que los jóvenes estaban yendo de aldea en aldea atacando físicamente a los testigos de Jehová y destrozando sus casas y propiedades. Los hermanos sugirieron que nos escondiéramos en la selva y que durante la noche huyéramos a Zambia. Éramos cinco hermanas y tres hermanos. Dejamos la aldea sin inconvenientes, pero mientras íbamos por una pequeña vereda, nos encontramos con un grupo de unos veinte. Empezaron a pedir las tarjetas. Ninguno de nosotros pudo presentar una y entonces comenzaron a golpearnos con palos y con sus puños. Después nos desnudaron y continuaron golpeándonos. Un grupo de unos diez jóvenes me empujaron a un lado y me alejaron de los otros. Mientras algunos me sujetaban las manos y las piernas los otros me violaron. Vi a ocho de ellos tomar turnos uno tras otro para violarme. No había ninguno con una cara familiar en el grupo. Después de golpearnos salvajemente nos dejaron. Más tarde me enteré que las otras cuatro hermanas de nuestro grupo también habían sido violadas.”
● Cuenta su experiencia Funasi Kachipandi de la aldea de Nyankhu, Lilongwe: “El 1 de octubre de 1972, después de oír los informes de los ataques contra los testigos de Jehová, decidí escaparme y pasar a Zambia. Salí de inmediato con mi hija de diecinueve años de edad, Dailes Kachipandi. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes que fuéramos capturadas por un grupo de jóvenes desconocidos. Exigieron las tarjetas del partido, las cuales no pudimos mostrar. Nos hicieron regresar a su oficina cerca del mercado Chileka. En mi presencia cinco jóvenes se turnaron en violar a mi hija. Entonces uno de ellos me agarró y me empujó al suelo. Le supliqué que no tratara de violarme pues estaba en el noveno mes de mi embarazo y me hallaba muy débil, pero él no pudo mostrar ninguna bondad humana. Me violó en presencia de mi hija. Entonces nos dejaron. Informé de estos asuntos a la policía. Tomaron las declaraciones pero no hicieron nada. A la mañana siguiente di a luz un bebé y entonces el mismo día partimos de allí, descansando de vez en cuando hasta que llegamos a Zambia.”
En muchos otros casos los nombres de los atacantes eran conocidos a sus víctimas. Algunos tenían puestos oficiales en el Partido del Congreso de Malawi.
● En la aldea de Kamphinga, Matilina Chitsulo de la aldea de Gwizi fue violada por el presidente Kachigongo de la sucursal del partido. En la aldea de Mkombe, el 2 de octubre de 1972, el presidente y el secretario local del partido mantuvieron a Velenika Hositeni por toda una noche en una habitación de la oficina del P.C.M., y ambos la violaron. En la misma oficina siete hombres violaron a otra Testigo llamada Nezelia. Al escapar a Zambia las dos mujeres fueron hospitalizadas en Misale debido al abuso físico que habían padecido.
Repetimos: Estos incidentes no son la excepción. Son solamente unos pocos entre los cientos de casos registrados.
Sin embargo hubo otra característica del ataque que se hizo contra los Testigos en todo el país, una que lo hizo hasta de consecuencias más graves que la persecución que sufrieron allá a principios de 1967.
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Se resuelve: ‘¡Echen a esta gente fuera de la sociedad humana!’¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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Se resuelve: ‘¡Echen a esta gente fuera de la sociedad humana!’
ESO es esencialmente lo que la Convención Anual del Partido del Congreso de Malawi de 1972 resolvió con respecto a los testigos de Jehová en ese país.
Reunidos en la capital, Zomba, en la Escuela Católica de Segunda Enseñanza, los delegados del partido adoptaron el 16 de septiembre una serie de resoluciones. A continuación citamos del MANA Daily Digest, publicado por el Ministerio de Información y Radiodifusión del gobierno de Malawi, fechado el 18 de septiembre de 1972. La página 17 muestra que los delegados del partido dieron a conocer que habían llegado a las siguientes resoluciones:
“(a) Se deplora el hecho de que ciertas sectas religiosas fanáticas en funcionamiento, como la proscrita secta de los Testigos de Jehová, estorban el desarrollo tanto político como económico del país.
“(b) Se resuelve que todos los miembros de estas sectas religiosas fanáticas empleados en el comercio y la industria deben ser inmediatamente despedidos, y que a cualquier establecimiento comercial o industrial que no cumpla con esta resolución se le debe cancelar su permiso.
“(c) Se resuelve que todos los miembros de estas sectas religiosas fanáticas empleados por el Gobierno deben ser despedidos inmediatamente y que se deben impedir las actividades comerciales o agrícolas de cualquier miembro de estas sectas que sea un trabajador independiente, sea en comercio o en agricultura.
“(d) Se resuelve que todos los miembros de estas sectas que viven en las aldeas deben ser ahuyentados de ellas, y se hace apelación al gobierno para que dé la máxima protección a los miembros del partido que traten con los adherentes a estas sectas.”
En realidad los únicos afectados por estas resoluciones fueron los testigos de Jehová. Ningún otro grupo religioso en Malawi sufrió como ellos.
¿Qué decían en realidad esas resoluciones? Literalmente decían que a los testigos de Jehová en Malawi no se les debía permitir tener un empleo remunerativo... de ninguna clase, en ningún lugar. Ni siquiera se les debería permitir cultivar alimentos para su propio sustento. Y que debían de ser expulsados de las aldeas. ¿En qué situación los dejaba esto?
Su único recurso sería el vivir como los animales salvajes en los bosques y en las selvas, como excluidos de la sociedad humana.
Pero, ¿no es ésta sencillamente nuestra interpretación? ¿No significan estas resoluciones sencillamente expresiones de condenación sin la verdadera intención de privar a sus semejantes de las necesidades básicas de la vida?
Los hechos muestran que estas palabras fueron entendidas por sus oyentes como una sentencia, una total proscripción de los testigos de Jehová, virtualmente como una sentencia de muerte.
Considere algunas de las maneras en que se ‘impidieron’ las actividades de los que eran ‘trabajadores independientes, sea en comercio o en agricultura.’
Comerciantes de Malawi arruinados
● B. Lameck Chirwa, un comerciante de Malawi y un testigo de Jehová, regresó a Malawi después de una asamblea cristiana en Salisbury, Rodesia, y encontró a su hermano carnal, Beneya, inconsciente. Su hermano, propietario de un almacén de comestibles, había sido duramente golpeado por miembros de la Liga Juvenil por ser Testigo. Después de cinco horas su hermano revivió y fue llevado al hospital, donde pasó tres días.
Pero un miembro de la Liga Juvenil había visto a Lameck ayudar a su hermano y pronto miembros de la Liga vinieron a su negocio en Zingwangwa. Se le preguntó si tenía una tarjeta de afiliación al partido. En vista de que no pudo presentar una clausuraron su casa y su negocio, dejándolo afuera. Entonces lo hicieron ir a Limbe, donde tenía un negocio de ropa que era atendido por su esposa. Cuando ella expresó la misma posición concienzuda en cuanto a la tarjeta política, también clausuraron este negocio. Cuando Lameck decidió recurrir al Secretario General del Partido del Congreso de Malawi, Aleke Banda, acerca de las clausuras, encontró que los miembros de la Liga Juvenil habían dejado salir el aire de los neumáticos y se habían apoderado de las llaves de su auto. Los funcionarios gubernamentales con los que se entrevistó no le dieron absolutamente ninguna esperanza de alguna acción favorable... a menos que Lameck comprara una tarjeta del partido. Su cuenta bancaria, como la de todos los Testigos conocidos, fue congelada. Finalmente pudo cobrar una póliza de seguro y tomar un avión de Malawi a Rodesia, dejando atrás edificios, muebles, cantidades de ropa e instalaciones de negocio, un camión de siete toneladas y un auto. El valor total era de 121.800 dólares. Había estado en el comercio desde 1959. Ahora todo se había perdido.
● Otro Testigo y comerciante de Malawi, llamado Chinondo, operaba la Moderna Escuela para Conductores en la principal ciudad de Malawi, Blantyre. Confiscaron el conjunto de autos que le pertenecían. Más tarde los vio estacionados fuera de la Oficina Regional del Sur del P.C.M.
● William McLuckie, de sesenta y cuatro años de edad, había vivido en Malawi por casi cuarenta años. Tenía una tienda de curiosidades en Blantyre. Además de tener empleadas a 11 personas, con regularidad compraba curiosidades de 120 talladores de Malawi, cabezas de familia. McLuckie calculó que de 600 a 700 personas dependían de este negocio para sus ingresos. Por ser Testigo fue llevado ante el tribunal y se le dio 48 horas para abandonar el país. Alrededor de un día después de su expulsión, a su esposa y tres hijos les dieron veinticuatro horas para salir.
● Sin embargo, algunos perdieron más que sus negocios. El Sunday Mail de Rodesia, del 1 de octubre de 1972, declaró que a un “prominente hombre de negocios de Malawi” lo habían “matado a golpes.” Era M. L. Chirwa, propietario de un almacén de comestibles y depósitos de botellas de Blantyre. Informando acerca del mismo incidente, The Rhodesia Herald dijo: “Hasta ahora no se han tomado medidas oficiales sobre la muerte del Sr. Chirwa.”
‘Que sean inmediatamente despedidos’
Igualmente, la resolución de expulsar a todos los Testigos empleados de sus trabajos, tampoco fue una simple amenaza.
● M. R. Kalitera había trabajado para el correo desde 1949. Después de veintitrés años de servicio se le despidió sin los beneficios de una paga o pensión.
● El Testigo Kadewere trabajaba para el Ministerio de Sanidad como inspector que visitaba las diferentes clínicas. Había sido entrenado en los Estados Unidos. Al ir a su hogar en Zomba, encontró que los miembros de la Liga Juvenil se estaban repartiendo sus campos de maíz. Al retornar a Blantyre halló que había sido despedido de su trabajo. El Testigo Kadewere es padre de nueve hijos.
● William Nsangwe fue aprobado en el Examen Intermedio del Instituto Titulado para Secretarios y trabajó por cinco años en el Ayuntamiento de Blantyre. Cuando comenzaron las dificultades para los Testigos el Secretario Municipal llamó a Nsangwe a su oficina y lo interrogó. Después fue interrogado por el Alcalde. En ambos casos cuando se hicieron esfuerzos para lograr que comprara o aceptara una tarjeta del partido él rehusó a causa de su conciencia. Cuando se le dijo que ‘fuera a hablar con su esposa, madre y padre acerca del asunto,’ él replicó que ‘este era un asunto de su propia fe, no algo que dependía del padre, la madre o la esposa.’ Fue despedido. Su esposa Joy, una graduada de la Universidad de Malawi y maestra de escuela, también fue despedida, como también lo fue una compañera de graduación y maestra, Venencia Kabwira, una Testigo.
Lo que fue cierto de los empleados de gobierno fue cierto de aquellos que trabajaban para empresas particulares.
● W. Lusangazi había trabajado para la Mandala Motors Limited en Blantyre por más de diez años. Fue despedido, como lo fue Widdas Madona, quien había trabajado por la misma cantidad de años para Horace Hickling Limited, Blantyre. El Testigo Lihoma trabajó para United Transport Limited por quince años. Él también fue despedido.
Varios patronos protestaron vigorosamente por la compulsión impuesta sobre ellos para que despidieran a sus empleados Testigos.
● Una empresa de procuradores en Blantyre hasta llevó el asunto al Presidente, tratando —infructuosamente— de evitar la pérdida de dos de sus más confiables empleados, Luwisi Kumbemba y L. D. Khokwa. (La esposa de Khokwa, una maestra de escuela, también perdió su empleo con el gobierno.)
● El propietario hindú de una compañía de ropa en Blantyre regresó de un viaje y halló que el empleado a quien él había confiado la supervisión de la empresa durante su ausencia había sido despedido a la fuerza. El empleado era un Testigo, Skennard Mitengo. El propietario dijo que cerraría la empresa, la Compañía de Ropa Crescent, pues dijo que no podía funcionar sin los servicios de este valioso empleado. Se esperaba que una compañía que era propiedad de ciertos funcionarios gubernamentales, la Press Trading Limited, se encargaría de la compañía.
Estos son solo unos pocos casos en una larga lista de Testigos que quedaron sin trabajo. Hasta donde se sabe, al tiempo de redactarse este artículo en todo el país no había ni un solo Testigo empleado. Pero la campaña no se detuvo aquí.
Se niegan las necesidades básicas de la vida
Malawi es un país agrícola, no industrial. La gran mayoría de su pueblo vive de la agricultura, cultivando porciones de terreno hereditarias en sus pequeñas aldeas. La mayoría de los testigos de Jehová en Malawi estaban en esta situación. Como todos los humanos necesitan tales elementos básicos como alimento, agua, ropa y abrigo. Sin embargo se hizo un esfuerzo concertado para negarles aun éstos.
● En Supuni, la zona de Chikwawa, a todos los Testigos les quitaron sus huertos y hasta se les impidió extraer agua del pozo local. ¡Para conseguir agua tenían que ir al río a más de seis kilómetros de distancia!
Literalmente miles de casas fueron quemadas o destruidas. Tan solo en la aldea de Jali, en la zona de Zomba, cuarenta casas que pertenecían a los Testigos fueron destruidas por el fuego.
● Desde el lejano sur del país, la zona de Chiromo, viene este informe: “En los distritos de Chiromo, Bangula y Nguluwe, todas las casas de los hermanos y todas sus pertenencias han sido destruidas por los Jóvenes Pioneros. Todos los hermanos y hermanas de la aldea de Chamera han sido esparcidos y están en la selva. Todas sus pertenencias han sido destruidas.”
● De la aldea de Gorden cerca de Zomba: “Todas las casas que pertenecían a los hermanos han sido derribadas. Todos sus alimentos y posesiones han sido tomadas por los jefes locales. Todos los hermanos y hermanas han huido de esta aldea.”
Un informe resume la situación de alojamiento de la siguiente manera: “Esta es la historia de muchas familias de testigos de Jehová. Las mujeres y los niños duermen a la intemperie. Algunos de ellos duermen en las estaciones de ferrocarril. Algunos duermen en las estaciones de autobús, o en cualquier lugar donde pueden conseguir un espacio donde no serán molestados.”
● En una aldea en la zona de Blantyre, a la Testigo Mazongoza, una viuda de sesenta años de edad, se le acercaron miembros de la Liga Juvenil que le pidieron que comprara una tarjeta política. Ella rehusó a causa de su conciencia. Durante toda una semana, del 24 al 30 de septiembre, mataron sus gallinas, una por una, y cuando a pesar de eso ella siguió rehusando, mataron sus cabras, una por una. Estas eran sus únicas posesiones. Entonces amenazaron su propia vida, haciendo que huyera de la aldea.
Muchos informes son muy breves, sin embargo, para el que conoce las circunstancias de Malawi, son muy significativos.
Característicamente hablan de ‘puertas y ventanas (“de 6 hojas de vidrio cada una”) que fueron destrozadas o llevadas.’ Quizás parezca raro el dar énfasis a estas cosas. Pero en las aldeas de Malawi, la mayoría de las casas están hechas de paredes de barro y techo de paja. Si uno tiene una puerta o ventana, esta es la parte más valiosa de toda la estructura.
De igual manera informe tras informe cuenta acerca de la destrucción o robo de cosas como ‘3 esteras para dormir, 3 frazadas, 2 sillas, 1 mesa, 1 mantel, 2 corbatas, 8 sacos de cacahuetes, 1 depósito de cacahuetes sin pelar.’ Asimismo, para los que viven en países industrializados esto quizás parezca como una pérdida muy insignificante. Pero para los que los perdieron esto quizás representaba todo el mobiliario de su pequeño hogar, y la pérdida de la única cosecha de la que dependían para obtener un poco de dinero. Ese ‘1 mantel’ quizás haya sido el único artículo que tenía la Testigo ama de casa para alegrar su hogar.
A veces fue una bicicleta, una radio o una máquina de coser (por ejemplo, “1 máquina de coser a mano”) lo que les fue arrebatado. Pero la pérdida de una bicicleta para ellos es igual a la pérdida de un automóvil para la gente de otros países. Cualquiera de estos artículos puede representar el equivalente de las ganancias de varios meses o es posible que conseguirlo haya tomado un año o más de labrar y ahorrar.
Un informe directo del campo Sinda Misale en Zambia dice acerca de los miles de Testigos que estaban refugiados allí:
“Ganado, ovejas, gallinas, cerdos y cabras, todos han sido quitados a los hermanos. Muchísimos sufrieron la pérdida de su ropa y abrigo de manera que lo que tienen es solamente lo que llevan puesto sobre el cuerpo. Una de las hermanas no pudo entrar al campo de refugiados debido a que estaba desnuda, los jóvenes de la P.C.M. la habían desnudado completamente. Otras hermanas del campamento tuvieron que mandarle algo que ponerse antes de que pudiera entrar. Prácticamente todos los hermanos que huyeron de Malawi no tienen nada que hayan dejado atrás. En otras palabras, no tienen posesiones materiales a las que regresar.”
¿Puede justificarse la clase de trato que aquí se documenta? Considere las acusaciones hechas en contra de los Testigos en Malawi y entonces juzgue por sí mismo.
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