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  • Mirando atentamente al Agente Principal de la vida
    La Atalaya 1971 | 15 de enero
    • al principio de la historia humana, como también en los primeros días de la congregación cristiana, y no menos en nuestro día. La pregunta principal que nos interesa es: ¿Cómo podemos evitar el que se nos engañe o seduzca? Actuando de manera diferente a la primera pareja humana, queremos asegurar y conservar nuestra identificación con Jehová por medio de su Agente Principal. ¿Cómo podemos hacer esto de la mejor manera?

      22. (a) ¿Cómo podemos obtener el punto de vista de Dios sobre asuntos que requieren atención y decisiones? (b) Cuando abordamos la Biblia, ¿qué peligros debemos tener cuidado de evitar?

      22 Para evitar que se nos entrampe de alguna forma, tenemos que aprender a ver todas las cosas como las ve Dios. Tenemos que aprender a seguir mirando las cosas desde su punto de vista, sea en cuanto a asuntos de doctrina, o entendimiento de las condiciones mundiales, o problemas personales y decisiones sobre qué proceder emprender cuando afrontamos diversas presiones. ¿Cómo puede hacerse esto? Adhiriéndonos estrechamente a la Palabra de Dios. Eso en gran parte es la razón por la que fue escrita. Como dijo el salmista: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda.” (Sal. 119:105) Sin embargo hay algo más que es importante. Muchos han prestado atención cuidadosa a la Biblia con un ojo agudo y crítico, examinándola desde el punto de vista de la sabiduría y filosofía humanas, con el resultado de que su fe, y también la fe de los que les escuchan, va minándose cada vez más en lo que toca a aceptar la autoridad de la Biblia como la Palabra inspirada de Dios. Otros, devotamente religiosos a su manera, con regularidad leen y estudian la Biblia, pero la leen como si fuera usando los ojos de otro. Es decir, ante todo aceptan el punto de vista y autoridad de una de las iglesias de la cristiandad, o de un grupo religioso de alguna clase, y entonces tienen que hacer, por fuerza, que su entendimiento de lo que leen concuerde con las tradiciones sostenidas por esa iglesia o grupo. Hay mucho de verdad en el antiguo adagio de que no hay nadie tan ciego como el que no quiere ver, y nadie tan sordo como el que no quiere oír algo que contradiga ideas acariciadas que están fuertemente atrincheradas.

      23. (a) ¿Qué contraste hizo Jesús entre sus discípulos y los líderes judíos? (b) ¿Cómo mostró Jesús la relación estrecha que existe entre la actitud de corazón y la visión mental?

      23 Preste atención a las palabras de Jesús sobre este punto. Respecto a los líderes judíos que estaban “versados en la Ley” y tenían la “llave de conocimiento,” él dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. . . . nadie conoce quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo esté dispuesto a revelarlo.” Identificando entonces a estos “pequeñuelos,” Jesús se dirigió a sus discípulos y dijo: “Felices son los ojos que contemplan las cosas que ustedes contemplan.” (Luc. 10:21-23) Los líderes religiosos estaban en la mejor posición para reconocer y aceptar a Jesús como su Mesías. Sí, estaban bien versados en sus Escrituras, pero estaban mejor versados todavía y profundamente atrincherados en sus tradiciones. Sus motivos malos y egoístas influían en su entero punto de vista, pues deseaban parecer exteriormente justos a los hombres, pero por dentro estaban llenos de hipocresía y desafuero. (Mat. 23:28) Señalando con precisión la raíz de la dificultad, y mostrando la fuerte relación que existe entre la actitud correcta de corazón y el poder ver bien con visión clara y ser guiados correctamente por ella, Jesús dijo a estos líderes y a sus apoyadores: “Bien sé que no tienen el amor de Dios en ustedes. . . . ¿Cómo pueden creer ustedes, cuando aceptan gloria unos de otros y no buscan la gloria que proviene del único Dios?” Si el ojo físico o el ojo mental está proporcionando una visión deformada debido a un defecto malo o motivo malo, entonces eso afectará la vida entera y todo el proceder de esa persona y es probable que acaben en desastre. Como Jesús lo expresó en el Sermón del Monte: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande oscuridad es ésa!”—Juan 5:42-44; Mat. 6:22, 23.

      24. Al buscar el punto de vista y la bendición de Dios, ¿qué pasos tenemos que dar, y qué estímulo se nos da?

      24 Se ve, pues, que además de adherirnos estrechamente a la Palabra de Dios, también es preciso que tengamos muy presente la necesidad de mantener una actitud correcta de corazón y mente con toda sinceridad y humildad. Es preciso que estemos dispuestos a mirar las cosas bajo un nuevo aspecto, también a ajustar o corregir nuestro proceder según lo que se exige, para ponernos plenamente en armonía con el propio punto de vista de Dios como se enseña en la Biblia. Esto forzosamente llevará a una identificación estrecha de parte nuestra con Jehová y con su Agente Principal. Con un motivo tan digno, podemos esperar con gran interés y confianza un examen de otros detalles de las Escrituras, recordando lo que Jesús dijo, a saber: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá.”—Luc. 11:9.

  • Cómo entrenar sus facultades de percepción
    La Atalaya 1971 | 15 de enero
    • Cómo entrenar sus facultades de percepción

      1. (a) ¿Cómo deben considerar los cristianos la búsqueda y el uso de la sabiduría mundana? (b) ¿Qué podemos aprender de los contrastes que hizo Pablo entre la sabiduría de Dios y la del mundo?

      ESTE título pudiera parecer un título llamativo, porque muchos se interesan vivamente en entrenar y mejorar sus facultades de percepción y están dispuestos a hacer cualquier esfuerzo y pagar cualquier precio para lograrlo. ¿Con qué fin? Tenemos que reconocer que a menudo es con un motivo egoísta. Quizás sea con el deseo de ser más listos que sus competidores en los negocios, o para aprender a leer las intenciones de otros a fin de conseguir la ventaja y aprovecharse de ellos. Esto quizás se justifique desde el punto de vista de la sabiduría mundana, pero una persona que quiere tener el favor de Dios no puede adoptar ese punto de vista. El motivo es incorrecto. En todo caso, la Biblia advierte directamente en cuanto a los peligros de la sabiduría y la percepción mundanas. El apóstol Pablo dijo mucho acerca de esto cuando escribió a la congregación de Corinto. Contrastando la sabiduría de este mundo con la de Dios, dijo que “el mundo por medio de su sabiduría no llegó a conocer a Dios.” Explicó además que al llamar a los que formarían la congregación cristiana, “no muchos sabios según la carne fueron llamados, . . . sino que Dios escogió las cosas necias del mundo, para avergonzar a los sabios.” ¿Por qué? “A fin de que ninguna carne se jacte a la vista de Dios.” El motivo que tenemos para buscar a Dios siempre tiene que ser sincero y humilde. Por eso, como dijo además Pablo: “Hablamos sabiduría entre los que son maduros, pero no la sabiduría de este sistema de cosas, ni la de los gobernantes de este sistema de cosas, que han de quedar reducidos a la

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