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Salvación para su familia así como para su prójimoLa Atalaya 1960 | 15 de marzo
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LA CASA DIVIDIDA
19. ¿Qué instrucción da la Palabra de Dios a la esposa que tiene esposo opuesto? ¿Cómo aplica esto, y con qué esperanza?
19 Hay muchas casas en que un cónyuge está dedicado a Jehová para hacer su voluntad pero el otro no. Están en yugo desigual. El siervo dedicado estará profundamente interesado en la salvación de su cónyuge. La esposa creyente ciertamente tratará de salvar a su esposo. Puede que le resulte una tarea dolorosa. En oposición airada él hasta puede prohibir que ella le hable a él o a los hijos acerca de la Palabra de Dios. ¿Qué hará ella? El apóstol Pedro dio instrucción directa. A las esposas él dice: “Si algunos no son obedientes a la palabra, [puede que] sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.” (1 Ped. 3:1, 2) Cuando la esposa no puede ganarse al esposo mediante la predicación oral puede que lo haga mediante su propio comportamiento, el cual puede ser sumamente poderoso. Jamás pierda la esperanza. Recuerde lo que el apóstol Pablo escribió: “Porque, esposa, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposo?”—1 Cor. 7:16.
20. ¿Qué actitud es necesario que tenga el esposo para con su esposa incrédula? El que él haya aceptado la verdad, ¿ha alterado la relación matrimonial?
20 Las mismas consideraciones aplican cuando la situación es aquella que envuelve a un esposo creyente y una esposa incrédula. La palabra del apóstol Pablo continúa: “O, esposo, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposa?” (1 Cor. 7:16) Gran prudencia y amor se necesitan. El esposo tiene que ser paciente, benigno y tolerante. El hacerse adorador de Jehová no lo exonera de sus responsabilidades maritales, sino más bien las hace aumentar. La esposa tiene derecho, no sólo a las necesidades materiales, sino también al compañerismo. El proceder cristiano no permite que el esposo se ocupe tan completamente en su adoración que virtualmente desatienda a su esposa.
21. ¿Cómo puede el esposo aplicar para con su esposa el principio que el apóstol Pablo seguía, y qué no hará él si espera ganarse a su esposa? ¿Qué pregunta se hará?
21 Sería bueno que el esposo que espera ganar a su esposa al camino de la adoración verdadera prestara atención al principio que el apóstol Pablo seguía para con aquellos a quienes él se esforzaba por salvar. “Así que a los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos . . . A los débiles me hice débil, para poder ganar a los débiles. Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para poder de todos modos salvar a algunos.” (1 Cor. 9:20, 22) Trataba de imaginarse en la misma situación que ellos. Consideraba benévolamente sus problemas. No era insensato ni débil, pero respetaba sus convicciones, aunque sabía que eran incorrectas. Ya que él mismo había salido de la religión judía, Pablo no se mofaba de los judíos a quienes trataba de salvar, ni los despreciaba ni obraba con intolerancia para con ellos. Él sabía que sólo por medio de dirigir el entendimiento de ellos a un camino mejor podría esperar él salvar sus vidas. De la misma manera sería bueno que los esposos no se mofaran ni fueran intolerantes; si se mofan y son intolerantes alejarán más a sus esposas. Que el esposo se pregunte: “¿De qué manera quisiera yo que se me tratara si yo estuviera en igual situación?” Habiendo determinado esto, trate con ella de esa manera. El amor tiene que funcionar. Como declara Pablo: “El amor es sufrido y servicial . . . no se irrita. . . . Soporta todas las cosas, cree todas las cosas, espera todas las cosas, aguanta todas las cosas. El amor nunca se acaba.”—1 Cor. 13:4-8.
22. ¿Cuáles son algunos de los problemas que confrontan los ministros, y qué tienen que hacer ellos?
22 Nadie quiere faltar en cuanto a tenerle amor a su familia, pero hay algunos individuos que son siervos en una congregación y están tan ocupados con las actividades de congregación, reuniones del comité y el servicio del campo que no pueden pasar ningún tiempo con sus familias. Ellos fácilmente pueden decir: “Aprecio todo el cuidado que debe darse para asegurar la salvación de mi familia. Amo a mi esposa y mi familia y quiero ver que se salven tanto como mi prójimo, pero estoy tan ocupado con mis deberes ministeriales que difícilmente hallo tiempo para mi familia. Sin embargo, ellos están en la verdad y no se quejan de que yo no pueda estar con ellos.” Realmente, ¿no queda todo esto en ser un asunto de equilibrar todas estas demandas que se hacen a nuestro tiempo? En este equilibrio, como en una balanza, que se dé peso apropiado a los intereses de su propia familia. Ciertamente Jehová Dios no esperaría que un hombre dedicara todo su tiempo a las actividades de la congregación, a ayudar a sus hermanos y prójimo a conseguir la salvación, y no obstante no cuidara de la salvación de su propia casa. La esposa e hijos del hombre son una responsabilidad principal, como declara el apóstol Pablo: ‘Si alguno no provee para su propia casa, es peor que una persona sin fe.’—1 Tim. 5:8.
23. ¿Qué es lo principal para lo cual él tiene que hacer provisión, y qué cosa debe tenerse como meta?
23 Por eso entonces, es mucho, mucho mejor que un hermano primero haga provisión para la salvación de los miembros de su propia casa. La provisión material sola no basta. Para proveer cosas necesarias primero tenemos que cuidar del bienestar espiritual que conducirá a su salvación. Todos queremos vivir en el nuevo mundo de Dios. Haga más íntima a la familia. Todos los miembros de la familia en el temor de Jehová tienen que ayudarse mutuamente para estar del lado correcto. La gran batalla del Armagedón se acerca. ¡Tenga como meta la supervivencia de toda su familia! Al hacer estas cosas, gran felicidad y paz será la porción bendita de su casa.
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Vindicado el registro bíblico de la creaciónLa Atalaya 1960 | 15 de marzo
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Vindicado el registro bíblico de la creación
En la revista Förkunnaren, que significa el Publicador, es decir, de la Palabra de Dios, hay un artículo ingenioso escrito por el astrónomo Arvid Ljunghall, Ph. D., que trata de la ciencia natural y el registro bíblico de la creación. Concluye por decir: “Puede decirse, por lo tanto, que la cosa nueva transcendental desde un punto de vista cristiano, que se ha hecho manifiesta es el hecho de que se han hallado evidencias casi incontrovertibles de que nuestro mundo es de edad limitada, que hubo un tiempo en que no existieron el universo y la materia, y que por este motivo debe haber acontecido una creación. Por lo tanto ahora nos confronta el hecho notable de que el relato que la Biblia hace de la creación, que era tan no científico, tan cabalmente ajeno al pensar científico, cuando nuestro siglo estaba en sus principios, ahora está cabalmente en armonía con la idea moderna del universo.” “El que quiere ser sincero acerca del cristianismo y proceder desde la creencia de que hay un Dios, que es Creador de todo, no se halla obligado a creer sin ton ni son, contrario a todo sentido e investigación científica. Su creencia está del todo en armonía con la idea del universo que la ciencia sostiene hoy día.”—Svenska Dagbladet, 16 de diciembre de 1958.
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