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Ofrezca acertadamente sus sacrificios de alabanzaLa Atalaya 1957 | 1 de abril
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oyentes, como fueron los de Pablo: “Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para poder de todos modos salvar a algunos.”—Mat. 6:33; Fili. 4:7; 1 Cor. 9:22, NM.
8. Después que nuestros sermones están preparados, ¿cómo debemos fijarlos en nuestra mente para presentarlos al estar a las puertas?
8 Si aprendemos de memoria nuestros sermones carecerán de flexibilidad y adaptabilidad. Si han de ser versátiles y manejables de modo que podamos amoldarlos a las diferentes situaciones que surgen a las puertas no debemos aprender de memoria más que un bosquejo breve. Hay muchos textos muy conocidos que podemos considerar por unos cuantos minutos sin notas. Hablamos de ellos sin pensarlo con facilidad y confianza. De modo que escoja tres o cuatro de estos textos muy conocidos, aprendiendo de memoria sólo dónde se encuentran en la Biblia. Luego búsquelos en orden a la puerta, leyendo cada uno y comentando brevemente sobre ellos. Descargada de palabras aprendidas de memoria que sonarían mecánicas, su mente está libre para habérselas con ideas mientras que usted suministra extemporáneamente las palabras que se necesitan, así como usted lo hace diariamente en la conversación. Sólo entonces se pondrán de manifiesto la sinceridad y el entusiasmo de usted; sólo entonces podrán brillar su personalidad natural y celo y entusiasmo de modo discernible a su oyente. Usted puede tener textos que puedan substituir a otros en su sermón, para usarlos en diferentes situaciones. Usted puede alistar en la parte de atrás de la Biblia que usa en el servicio del campo varios grupos de textos, de manera que cada grupo le sirva de notas para un sermón.
COMENZANDO SU SERMÓN
9. ¿Qué sugestión se da para hacer frente a excusas comunes?
9 Muchas personas van de puerta en puerta con diferentes propósitos, y cuando el timbre suena la persona de la casa a menudo se siente un poco molesta por la interrupción y viene a la puerta determinada a despedir a uno rápidamente. Ella tiene varias excusas estereotipadas o fijas, pero probablemente no se decida por una hasta que haya dado un vistazo rápido y haya escuchado y haya llegado precipitadamente a una conclusión acerca de usted. Entonces interrumpe con una de estas excusas. Usted las ha oído a menudo y quizás pueda refutarlas muy lógicamente, pero después que la persona la haya dicho es probable que se apegue a ella, pues el orgullo quizás no la deje retractarse. Si usted pudiera prever la excusa y refutarla antes de que ella la expresara su orgullo no estaría implicado y quizás lo oyera a usted. Quizás después de una presentación muy breve de usted mismo usted pudiera decir repentinamente, antes de que ella haya escogido una de las excusas comunes: “¿Sabe usted que cuando llamamos a las puertas algunas personas inmediatamente dicen, . . .?” y declarar una de estas excusas. Quizás no sea la excusa que ella hubiera usado esta vez, pero muy probablemente la ha usado mucho y tal vez le cause sorpresa momentáneamente cuando usted la cite. Puede que ella sienta algo de curiosidad acerca de las siguientes palabras que usted dirá al tratar con esta excusa que ella usa a veces. Que sean buenas, atractivas, de modo que siga interesada, y quizás ella oiga su sermón de principio a fin.
10. ¿Cómo pudiera usted tratar con la declaración: “Yo no necesito nada hoy”?
10 Después de declarar brevemente por qué la está usted visitando, usted pudiera decir: “¿Sabe usted una cosa? Cuando hacemos visitas como ésta algunas personas dicen: ‘Oh, no necesito nada hoy.’ Pero escuche lo que Jesús dijo acerca de los que dicen que no necesitan nada: ‘Tú dices: “Soy rico y he adquirido riquezas y no necesito absolutamente nada,” pero no sabes que eres miserable y digno de compasión y pobre y ciego y desnudo.’ Por supuesto, él no quiso decir que eran eso literalmente, porque eso les hubiera sido obvio a ellos. Él quiso decir que de manera espiritual ellos estaban en esta condición indigente.” Entonces, después de usar Apocalipsis 3:17 (NM) para habérselas con la excusa, usted usa dos o tres textos adicionales para completar su sermón. Usted pudiera usar Amós 8:11 para mostrar que el hambre espiritual está extensamente esparcida y que a pesar de la existencia de muchas iglesias la gente no está siendo alimentada espiritualmente, aunque muchos creen que sí. Lea Mateo 5:3 para mostrar que los que están conscientes de su necesidad espiritual serán satisfechos. Al llegar a este punto usted pudiera presentar la oferta de literatura y declarar que estas publicaciones suministran alimento espiritual, y probarles esto por medio de escoger un párrafo específico y leérselo, uno que contenga un punto de información particularmente sabroso.
11, 12. ¿Cómo pudiera usted usar en su sermón y refutar la excusa: “Estoy ocupado”?
11 Otro ejemplo: “Muy frecuentemente cuando llamamos a las puertas la gente nos dice que está muy ocupada. Es bueno estar ocupado, porque Dios aborrece a los holgazanes. Pero no debemos estar tan ocupados con asuntos menores que rehusemos dar tiempo a las cosas más importantes. En una ocasión Jesús estaba en la casa de dos hermanas. María estaba escuchándolo explicar la verdad de Dios, y Marta se quejó de que ella no la estaba ayudando con los quehaceres de la casa. Aquí está el relato: ‘Marta, por otra parte, estaba distraída atendiendo a muchos deberes. Así que se acercó y dijo: “Señor, ¿no le importa a usted que mi hermana me haya dejado sola para atender las cosas? Dígale, por lo tanto, que me ayude.” En respuesta el Señor le dijo: “Marta, Marta, estás inquieta y perturbada en cuanto a muchas cosas. Sin embargo, sólo se necesitan unas cuantas cosas, o una nada más. Por su parte, María escogió la porción buena, y no se le quitará.”’ Jehová y Jesús nos hablan por medio de la Biblia. Si no queremos escucharles a ellos, ¿por qué esperar que nos escuchen a nosotros cuando estamos en dificultad y clamamos a ellos por ayuda?”—Luc. 10:40-42, NM.
12 O uno pudiera decir esto: “Algunas personas vienen a la puerta y dicen que están demasiado ocupadas; pero, ¿sabe usted una cosa? Si yo les ofreciera una buena cantidad de dinero no estarían demasiado ocupadas para aceptarlo. Sin embargo escuche lo que la Biblia dice: ‘Dichoso el hombre que halla la sabiduría, y el hombre que adquiere la inteligencia; porque su ganancia vale más que la ganancia de plata, y mejor es su rédito que el oro puro. Porque más preciosa es que los rubíes, y todo cuanto puedas desear no podrá compararse con ella. En su mano derecha trae la larga vida, y en su izquierda riquezas y honores. Sus caminos son caminos de dulzura, y todos sus senderos paz: es árbol de vida para los que echan mano de ella, y dichoso es todo aquel que la tiene asida.’ Si no están demasiado ocupadas para recibir dinero, seguramente no deben estar demasiado ocupadas para adquirir conocimiento que lleva a la vida eterna.”—Pro. 3:13-18.
13. ¿Cómo pudiera usted refutar la excusa: “Eso no me interesa”?
13 Después de decir que muchos le dicen a usted, antes de averiguar por qué usted está allí, que eso no les interesa, usted pudiera continuar: “Pero ¿sabe usted lo que la Biblia dice acerca de personas que contestan antes de oír una cosa? Escuche: ‘El que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.’” Usted no desearía usar esto después que una persona dice que no está interesada. Sería demasiado brusco entonces; sería igual que llamarla fatua o insensata y manchada de oprobio. Pero si usted suscita primero este punto usted puede usar el texto supracitado, Proverbios 18:13 (Val), porque usted lo está aplicando a otra gente que hace esto, no a la persona a quien usted está dirigiendo la palabra. Lo mismo es cierto del ejemplo siguiente.
14. ¿Qué se dice frecuentemente en los países en que hay abundancia, y cómo puede uno hacer frente a esta objeción?
14 En algunos países materialistas donde hay gran abundancia la gente lo despide a uno diciendo que está satisfecha. “¿Sabe usted una cosa? Algunas personas rehusan escuchar y dicen: ‘Bueno, conmigo todo marcha bien; yo estoy satisfecho.’ Bueno, Dios no está interesado en personas que están satisfechas. Él está interesado en las que no están satisfechas. Hace mucho tiempo él marcó a algunas para ser preservadas, diciendo: ‘¡Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalem, y pon una marca sobre las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!’ Hoy Jehová está interesado en los que aman la justicia, y dichas personas ciertamente no están satisfechas con las condiciones corruptas, inicuas, que existen en la tierra hoy día. ¿Qué persona honrada podría estar satisfecha con estas condiciones corrompidas? Estas personas quieren gobierno limpio, el fin de la inmoralidad, que se acabe la hipocresía. A ellas también les gustaría la salud y la vida para ellas mismas y sus familias, para todos los que aman la justicia. Las presentes condiciones malas las hacen gemir y angustiarse y anhelar algo mejor.” Después de usar así Ezequiel 9:4, usted pudiera usar Mateo 5:4 para mostrar que estos que gimen serán consolados, que Dios ahora está satisfaciendo el deseo de alimento espiritual de ellos y que en el nuevo mundo de justicia Jehová satisfará todos sus deseos; use el Salmo 145:16 y Apocalipsis 21:4 para establecer estos puntos.
15. ¿Qué otras sugestiones se dan?
15 Usted hasta puede sacar a relucir algunas reacciones religiosas que son comunes, como: “A veces las personas nos dicen: ‘Yo creo que si soy sincero Dios me salvará; eso es todo lo que él requiere de mí, el que haga lo que a mí me parezca correcto.’ Pero eso no es lo que la Biblia dice: ‘Camino hay que al hombre le parece recto, cuyo fin son caminos de muerte.’” Después usted pudiera usar tales textos como Gálatas 1:8 y Juan 17:3 para mostrar que tenemos que seguir la verdad, no las ideas humanas de lo que es correcto. En la refutación susodicha de esta excusa de sinceridad se usó Proverbios 14:12. También vienen al caso y pueden usarse tales textos como Juan 16:2, Hechos 26:9 o Romanos 10:2, 3. Hay mucha variedad que podemos introducir en nuestros sermones. Piense en las excusas que se usan, en las objeciones religiosas que se citan comúnmente, en cualquier cosa que atraiga el interés, luego dé con una refutación rápida y úsela, preferiblemente un texto bíblico, ya que eso lo introducirá a usted a su sermón bíblico rápidamente. Los ejemplos que se han presentado aquí se han dado para mostrar posibilidades, no necesariamente para que usted los use. Prepare maneras definitivas de empezar a hablarle a la gente y desarrolle puntos con textos bíblicos que le agraden a usted, que lo hagan sentirse entusiasmado, para que usted pueda presentar su sermón con entusiasmo y convicción personales. Lo que se ha dicho acerca del sermón que se presenta cuando uno está a la puerta también aplica al sermón de revisita. La única diferencia es que usted puede usar uno o dos textos bíblicos más y explayarse en ellos un poquito más. El mismo consejo que se dió concerniente a la presentación y los bosquejos mentales de los sermones que se pronuncian a las puertas aplica al sermón de revisita más largo que se pronuncia dentro de la casa.
16. ¿Qué haremos ahora?
16 Hagamos todo lo posible para ser ministros aprobados de Jehová Dios, estudiando diligentemente su Palabra para obtener de ella los sacrificios aceptables de alabanza, los novillos y frutos sin mancha, de labios dedicados a él. Medite en Su verdad, repasándola en su mente, modelándola para presentarla en público, poniéndola en la mejor forma para que atraiga a las otras ovejas que todavía están dispersas, de modo que no pueda trastornarla la oposición de las cabras. Preséntela con gracia, apacibilidad, tacto y con la sal simbólica que se ordenó debe acompañar a nuestros sacrificios espirituales de alabanza. Entonces serán palabras leales y verdaderas y fieles a Jehová, palabras de permanencia, palabras con poder preservador para los que las oyen y las aceptan y las obedecen. Con tales palabras sacrificatorias jamás seremos culpables de hacer despreciable la mesa de Jehová. Tendremos el privilegio de repartir de ella el banquete de manjares pingües de Jehová para todas las personas de buena voluntad en todas las naciones.
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La actividad ministerial de los testigos de JehováLa Atalaya 1957 | 1 de abril
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La actividad ministerial de los testigos de Jehová
“JEHOVÁ . . . merece que se le alabe muchísimo,” cantó con exultación el salmista David. Él sabía que Jehová es el Dios que hizo “los mismísimos cielos,” y que “los dioses de los pueblos son dioses inútiles.” No sólo aclamó David al Dios verdadero, sino que invitó a que hicieran lo mismo todos los que apreciaran Sus maravillosas obras y respetaran Su dignidad y esplendor. “Canten a Jehová, bendigan su nombre. Digan de día en día las buenas nuevas de salvación por él.”—Sal. 96:2-6, NM.
Mil años después, en los días del apóstol Pablo, Jehová era el “Dios no conocido” para con la gran mayoría de los habitantes de la tierra. (Hech. 17:23) Lo mismo es cierto hoy día. No obstante, Jehová merece ser conocido por todos y lo será. “¡Conozcan todos que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!” (Sal. 83:18) Para que todos conozcan a Dios como Jehová, el Soberano del universo, es preciso que los que lo conocen, Sus testigos, lleven conocimiento a las familias de la tierra acerca de este nombre y todo lo que representa y les expliquen Su Palabra escrita, mostrándoles cómo adorar a este santo y fuerte y glorioso Dios Jehová. Los que rehusan conocerlo ahora en amistad tendrán que conocer su poder destructivo en el Armagedón. Hablando de esa guerra final, Dios mismo dice: “Me haré glorificar, y me haré santificar, y seré conocido a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.” (Eze. 38:23) Esto completará el conocimiento de él que sus testigos sobre la tierra han estado tratando con ahinco de dar a la gente durante toda esta generación.
Los testigos de Jehová de esta generación tienen el mismo deseo que tuvo el salmista David, de ver que cuantos quieran hacerlo “digan de día en día las buenas nuevas de salvación por él.” Por eso están organizados para llevar a cabo su obra de testimonio ordenadamente por toda la redondez de la tierra y para ayudar a otros y enseñarles a decir las mismas buenas nuevas. Durante el año de 1956 las dijeron 591,556 publicadores del Reino cada mes en 162 países. Dedicaron 87,353,772 horas durante el año
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