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  • La eternidad es mi meta en el servicio de Jehová
    La Atalaya 1965 | 1 de octubre
    • a la gente que amaba la Biblia en Jamaica.

      Puesto que mi salud y fuerzas se estaban gastando, fue necesario en 1946 que alguien más joven y más fuerte se hiciera cargo de la responsabilidad como siervo de sucursal en Jamaica. Se me dio a escoger entre regresar a los Estados Unidos para vivir con mis hijos o continuar viviendo en las oficinas principales de la Sociedad en Jamaica, donde pudiera hacer cualquier trabajo que me permitiera la salud. Puesto que Jamaica era mi asignación, opté por permanecer allí. En aquel tiempo tenía setenta y cinco años de edad. Ahora tengo noventa y tres.

      Mi actividad en el servicio de Jehová ha sido estorbada por la mala salud y la edad, pero, no obstante, todavía estoy disfrutando de la vida en las oficinas principales de la Sociedad aquí en Jamaica. Mi habitación está a solo unos cuantos pasos del Salón del Reino en el edificio donde está la sucursal, y esto hace posible que yo asista a todas las reuniones de la congregación que se reúne aquí. Mi vista todavía es buena y puedo leer todas las publicaciones de la Sociedad y regocijarme con las verdades que contienen, que hacen un llamamiento a la inteligencia del hombre así como al corazón. Uso toda oportunidad para hablar en cuanto a los propósitos de Jehová y las verdades de su Palabra con mis visitantes y por medio de correspondencia. Estoy muy feliz de que pueda completar mis días sobre la Tierra en mi asignación extranjera y todavía en el servicio de tiempo cabal de Jehová.

      Casi soy un hombre joven ahora, porque si mis esperanzas se realizan tendré una eternidad de vida en el futuro. Por esta razón considero estos noventa y tres años como solo el principio de mi vida. El emplear todo mi tiempo en el servicio de Jehová ha sido el gozo de mi vida, y espero continuar en él eternamente en asociación con Jesucristo y sus “santos en la luz.”—Col. 1:12.

  • ‘El mayor contentamiento que tuve’
    La Atalaya 1965 | 1 de octubre
    • ‘El mayor contentamiento que tuve’

      NO HACE mucho una madre y sus dos hijas se presentaron en un Salón del Reino en Nashville, Tennessee, para el estudio de La Atalaya. En algún tiempo antes la madre había estado activa en el servicio de Jehová pero se había apartado. Preguntó si alguien podía estudiar nuevamente la Biblia con ella y sus hijas. Se hicieron arreglos, y se ha mostrado buen progreso.

      Esta hermana dedicada también tenía en Georgia un hermano que se había apartado de la verdad. La hija mayor de ella le escribió a él, y él contestó: “Lo usual cuando a uno le llaman la atención a sus fallas es sentir el ardor del resentimiento, pero te puedo asegurar que no fue así que me sentí al leer tu carta. Pienso que principalmente me sentí muy avergonzado de haberme permitido el alejarme tanto de la verdad y de la organización de Jehová y su pueblo. La felicidad y el contentamiento más grandes que tuve fue al trabajar con el pueblo de Jehová. Sinceramente percibo una gran pérdida y sé que tengo que dar pasos para unirme a ellos de nuevo. Tengo que hacerlo; porque ciertamente no hay felicidad o contentamiento en ninguna otra cosa en este mundo. No digo que quizás yo haga algo que realmente sea malo, pero estoy inactivo. Tanto, en realidad, que ya ni siento que el espíritu de Jehová esté conmigo. Casi me parte el corazón darme cuenta de que he dejado que esto me pase. Pero sé que Dios conoce mi corazón . . . sé también que solo se necesita esfuerzo de mi parte para vencer esta flojedad.”

      Una semana más tarde escribió de nuevo, diciendo que había estado muy ocupado durante la semana: “Empecé por ir el domingo al estudio de La Atalaya. Esto fue un principio correcto y placentero para la semana. Creo que tengo razón para expresar agradecimiento aquí porque tu carta me puso a pensar . . . De todos modos, fui al estudio de libro del martes, a la escuela del ministerio el jueves y me matriculé otra vez, y después, ayer, pasé dos horas maravillosas en el servicio.” Sí, se alegraba de haber regresado.

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