-
Un registro de fidelidad¡Despertad! 1981 | 22 de junio
-
-
preguntarse: ¿Qué sucedería, realmente, si todo el mundo se abstuviera fielmente de la guerra, como lo hacen los testigos de Jehová? La respuesta, obviamente, es que la guerra desaparecería para siempre, como ya ha desaparecido entre los millones de testigos de Jehová en escala internacional, y como desaparecerá por completo de toda la Tierra en el nuevo orden justo de Dios.—Juan 13:34, 35; 2 Ped. 3:13.
Ganándose respeto en la prisión
El encarcelamiento de los testigos de Jehová ha exigido que ellos muestren integridad a Dios. Lo han hecho, y al mismo tiempo han compartido su esperanza con otros prisioneros.
Por ejemplo, Samuel Izquierdo relata lo que sucedió cuando se le encarceló por no participar en el servicio militar: “Les dije que mi conciencia no me permitía obedecer los dictados políticos de ellos y que no recibiría entrenamiento militar. El oficial gritó con ira, dando órdenes de que me encerraran en una celda.
“La celda estaba construida de madera y medía unos 1,2 metros cuadrados por metro y medio de alto. Esto me imposibilitaba estar de pie totalmente erguido. Además, habían echado excremento humano sobre toda la superficie del piso de la celda, y allí me encerraron desnudo y descalzo. El mal olor era insoportable.”
Pero este Testigo relata cómo pudo mantenerse íntegro en medio de aquellas condiciones: “Siempre pude conservar una pequeña Biblia, la porción de las Escrituras Griegas. Aunque la encontraron al registrarme, nunca le prestaron atención al librito, como le llamaban. Desde el mismo primer día en que estuve entre los otros prisioneros empecé a hablarles de la esperanza del nuevo orden de Dios que la Biblia brinda. Más de 10 presos se reunían conmigo. Les leía la Biblia y les daba consuelo espiritual, como decían ellos. Esto me ayudó a mantenerme espiritualmente fuerte. Y los presos me respetaban como ministro religioso. En aquella prisión los soldados por fin me consideraron inofensivo y dejaron de castigarme.”
Reuniéndose
La Biblia manda a los cristianos ‘que no abandonen el reunirse.’ (Heb. 10:24, 25) Aunque la ley cubana prohíbe a los testigos de Jehová que se reúnan abiertamente, no puede impedir que lo hagan de otras maneras. Hasta en las prisiones hallan maneras de reunirse.
Eduardo Aboud declara: “Había mucho gozo en poder reunirnos secretamente en algún lugar del campamento para consideraciones bíblicas. Cada día uno de nosotros tenía que aportar un texto de las Escrituras para comentar sobre él. También nos contábamos las experiencias que habíamos tenido y las diferentes pruebas de nuestra fe que todos teníamos que afrontar y vencer. Entonces estudiábamos cómo soportar las dificultades que pudieran surgir el día siguiente.
“Además, todos tuvimos la oportunidad de hablar sobre los propósitos de Dios a otros presos que no eran Testigos. Había un Testigo en cada una de las barracas del campamento; de modo que cada uno consideraba su barraca como su ‘territorio’ personal donde predicar. Así, pude conducir dos estudios semanales de las Escrituras valiéndome de las cosas que había aprendido anteriormente, pues en esta prisión carecíamos de toda provisión escrita, incluso de la Biblia. No obstante, cada mes mostrábamos actividad excelente en hablar las verdades bíblicas a otros.”
Fuera de las prisiones estaban proscritas las reuniones formales de los testigos de Jehová. Los Salones del Reino hasta fueron asaltados por grupos o chusmas. Hombres, mujeres y niños fueron golpeados. De nada servía el entrevistarse con las autoridades provinciales o los representantes del Ministerio del Interior. La respuesta siempre era la misma: “Son órdenes de La Habana.”
Prohibida la actividad pública
Además de cerrarles los Salones del Reino, se hizo un esfuerzo por impedir que los testigos de Jehová llevaran a cabo su ministerio público en los hogares de otras personas. Cada semana se arrestaba a miles de Testigos al salir éstos al desempeño de su ministerio público. Se les imponían multas o se les enviaba a la cárcel.
Sin embargo, hoy día los testigos de Jehová que están en Cuba obedecen el mandato de Dios de contar a otros las buenas cosas que han aprendido de Su Palabra. (Mat. 24:14; 28:19, 20; Hech. 20:20) Llevan a cabo este ministerio de una variedad de modos. Y responden hoy día justamente de la misma manera que lo hicieron los cristianos del primer siglo a quienes se les mandó “que en ningún lugar hiciesen expresión alguna ni enseñasen sobre la base del nombre de Jesús.” Aquellos cristianos primitivos declararon ante las autoridades: “Si es justo a la vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Mas en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído.” También declararon: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 4:18-20; 5:29.
Debido al fiel proceder de los testigos de Jehová, se ha llegado a conocer el nombre y propósito de Jehová Dios extensamente por todo el país de Cuba, según informan los refugiados. Esto ha beneficiado grandemente a muchas personas que quieren oír la verdad. En las cárceles se ha dado un gran testimonio al propósito de Dios.
Note lo que dice el refugiado Luis García: “En las prisiones de Cuba no se conocía la obra ni el nombre de los testigos de Jehová, sino hasta que empezaron a llegar los Testigos que fueron enviados a las prisiones. Con el tiempo, cada vez más Testigos tenían que ir presos. Como resultado, fue asombroso el testimonio que se dio tanto fuera como dentro de las prisiones. El decir las palabras ‘testigos de Jehová’ en cualquier prisión de Cuba es decir coraje, valentía, firmeza, fidelidad y entereza en todos los aspectos.”
Muchos presos se han beneficiado del mensaje y de la conducta de los Testigos. Muchos de esos presos han aprendido acerca de Dios y su propósito y han cambiado su modo de vivir a fin de llegar a ser siervos de Dios. Un ejemplo es el de un hombre que fue encarcelado por robo antes de que aprendiera acerca de la Biblia. Escribió lo siguiente a la persona que le instruyó en la Biblia en prisión:
“Mi querido hermano: Son mis más profundos deseos que al leer estas líneas te halles bien física y espiritualmente en unión de tu querida familia. Puedo decirte que me siento muy bien. En lo espiritual me siento fuerte y optimista, pues cada día mi fe crece más. Según pasan los días, entiendo mejor las cosas. Veo con gran placer que opera en mí el espíritu santo de Dios. A pesar de quedarme solo dentro de este ambiente que me rodea, he sabido poner el nombre del Dios Todopoderoso en la posición más alta, pues estoy esforzándome por aplicar todas sus enseñanzas a mi vida.
“En el corto tiempo que estuvimos juntos, llegué a tomarte gran cariño a pesar de la edad que tengo y a pesar del hecho de que yo muy definitivamente era parte de este mundo. Nunca antes se me había tratado como tú lo hiciste, pues como mi asociación en general siempre había sido con mundanos, tarde o temprano demostraban su verdadera naturaleza. Sin embargo en ti siempre encontré amor, sinceridad y bondad.
“Tú has sido para mí un padre espiritual, y me has ayudado muchísimo. Otra cosa que me está ayudando y me servirá en el futuro es tu ejemplo como siervo de Dios. No solo me enseñaste lo que está escrito como doctrina en la Biblia, sino que con tus actuaciones me enseñabas por tu ejemplo el camino a seguir.
“Yo aún no tengo madurez espiritual. Todavía me falta mucho conocimiento. Pero aun con esa desventaja estoy dispuesto a defender la verdad, porque la verdad no se puede esconder. A veces digo menos de lo que quisiera expresar, pero hasta con pocas palabras puedo defender la verdad.
“Después que te pusieron en libertad me sentí triste, pero me hice muy activo en hablar la verdad a otros. Eso llenó el vacío.
“Yo estoy muy contento de conocer los caminos de Dios y de saber su propósito. He hecho mi dedicación para servirle en todo momento y en cualquier lugar en que me encuentre, aun a costa de mi vida. (Luc. 9:62; Hech. 20:24) Aunque distante de ti, no he olvidado tus enseñanzas. (Firmado) Tu hermano e hijo en la fe.”
Ciertamente, cualquier gobierno que observe sinceramente a los siervos de Dios puede ver los muchos beneficios que ellos traen. Las personas que llegan a ser testigos de Jehová llegan a ser los mejores ciudadanos. Cuidan mejor a sus familias, a sus hijos y su propia propiedad y la de otras personas. Los testigos de Jehová ponen la honradez y la moralidad muy al principio en su lista de prioridades.
Lo que ellos quisieran
Por supuesto, los Testigos quisieran encontrar comprensión de parte del gobierno en todo país donde viven. Quisieran llevar a cabo su adoración religiosa de manera libre y feliz. Y en la mayoría de los países, pueden hacerlo.
Sin embargo, no tienen libertad para hacer eso en Cuba. No obstante, se expresó ese deseo al gobierno de Castro en una petición que le fue enviada el 16 de diciembre de 1978. Al fin del documento se declaró: “Hacemos oraciones por usted y por los demás funcionarios del Gobierno Revolucionario para que puedan razonablemente entender nuestra petición, y si es la voluntad de Dios y su resolución, recibir urgentemente una respuesta. En la Biblia se nos exhorta a esto en 1 Timoteo 2:1, 2, que dice: “Exhorto ante todo que se hagan oraciones rogativas, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes, por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.’”
Sin embargo, aunque esta petición siga como hasta ahora sin cumplirse, los testigos de Jehová que están en Cuba continuarán sirviendo fielmente al Dios Todopoderoso, prescindiendo de quién se oponga. Dice la Biblia: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom. 8:31) Confían en que Jehová resolverá su situación a su debido tiempo y de la manera que él disponga.
-
-
Triunfo a pesar de oposición¡Despertad! 1981 | 22 de junio
-
-
Triunfo a pesar de oposición
● A principios del siglo dieciséis, el escriturario William Tyndale tradujo gran parte de la Biblia del hebreo y el griego al inglés de su tiempo. Pero hubo mucha oposición clerical a su traducción. Por eso, ejemplares de la traducción de las Escrituras Griegas Cristianas por Tyndale (la primera traducción impresa en inglés hasta aquel entonces) tuvieron que ser transportados desde la Europa continental a Inglaterra en barriles, cajas, bultos de ropa, sacos de harina y así por el estilo. El clero quemó miles de ejemplares en la Cruz de San Pablo, en Londres, a manera de “ofrenda quemada sumamente agradable al Dios Todopoderoso.”
● Al fin resultó que la imprenta venció a los opositores. La Biblia triunfó en su lucha por vivir.
-