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Educación dadora de vida en Costa RicaLa Atalaya 1979 | 15 de agosto
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Biblias y 163.000 ejemplares de la ayuda bíblica La verdad que lleva a vida eterna! Esto significa aproximadamente una Biblia por cada 30 personas del país y un libro La verdad para un individuo de cada 12.
Notamos que la gente de la meseta central es bastante cosmopolita, y sin embargo se interesa en la Biblia y especialmente en asuntos que tienen que ver con la familia. Aunque en Costa Rica le va algo mejor que en muchas otras partes del mundo a la unidad familiar, la gente tiene sus preocupaciones aquí. Las drogas, el alcoholismo y la inmoralidad han debilitado los enlaces familiares que por tradición han sido fuertes en las familias latinoamericanas. Por eso, mientras vamos de casa en casa, no es raro el que una ocupada ama de casa, al escuchar que la Biblia trata de la vida familiar, se seque las manos y nos invite a entrar en el hogar.
En un pueblecito a 10 kilómetros de San José, no había testigos de Jehová. Algunos padres de aquel lugar acudieron en busca de guía para sus familias a la Iglesia Católica, pero todo fue en vano. Impresionados por ciertas publicaciones de la Watch Tower (entre ellas el libro La verdad) que los dirigían a la Biblia, todos concordaron en usar nuestra literatura para estudiar las Escrituras, y en aplicar las cosas que aprendieran. Entonces sencillamente les pedirían a los testigos de Jehová que les permitieran unirse a ellos como congregación. Empezaron a llamarse “adoradores de Jehová.” Sin embargo, entre ellos empezaron a introducirse ideas y prácticas falsas, como las de nombrar a 12 apóstoles... mujeres y hombres. Algún tiempo después, la sucursal hizo arreglos para que se condujera un estudio bíblico con una familia y estas personas manifestaron buen progreso. Más tarde, los miembros restantes de aquel grupo también pidieron que se condujera un estudio con ellos. Al llegar para conducir el primer estudio, un misionero halló a 17 personas esperando, todas con la Biblia en la mano y los libros La verdad abiertos. Pronto se hicieron arreglos para tener estudios familiares individuales en lugar de una sola gran reunión, y hubo progreso más rápido. Con el tiempo, precursores especiales y un anciano y su esposa procedentes de los Estados Unidos se mudaron al pueblo. Hoy, ya hay una saludable congregación de 71 publicadores y dos precursores regulares efectuando celosamente la obra de enseñanza espiritual allí. Todas estas personas estuvieron entre las 2.000 que concurrieron a la asamblea de circuito que se celebró en San José, y algunas participaron en el programa.
El tiempo pasa rápidamente y el superintendente de distrito nos dice que de nuevo echemos ropa liviana en la maleta. Nuestras asambleas tercera y cuarta serán en la calurosa llanura costera del Pacífico.
CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN LA LLANURA COSTERA DEL PACÍFICO
Nuestro cómodo autobús nos lleva rápidamente sobre una autopista moderna y vamos dejando atrás campos de caña de azúcar. Aunque el clima es bastante caluroso en la llanura costera del Pacífico, aquí no hay selvas tropicales. El terreno es más seco y cae menos lluvia. Pronto nos hallamos en el puerto y principal centro de turismo y recreo de Costa Rica, Puntarenas.
Cuando llegamos, nos recibe otro anciano viajante. Él nos dice que en esta zona los proclamadores del Reino hacen todo esfuerzo posible por llegar a toda persona que pudiera estar interesada en aprender acerca del Reino. Esto incluye a la famosa prisión insular de San Lucas. Con regularidad la congregación de Puntarenas efectúa obra docente bíblica allí.
Hace unos años, dos jóvenes que eran prisioneros en San Lucas —uno que había sido convicto de robo y otro que cumplía una larga sentencia por asesinato— se declararon cristianos que se ponían de parte de los que pacientemente les habían impartido ayuda. Uno de estos hombres declara: “Imagínese la impresión que causaba en los demás presos el que vinieran botes llenos de hermanos solo para visitar a otro preso interesado en la Biblia y a mí. Por supuesto, ellos hablaban acerca de la Biblia a otros presos y a los guardias; ¡pero después pasaban mucho tiempo edificándonos y solo estando con nosotros. ¡Cómo nos fortalecían aquellas visitas! Después que los visitantes se iban, mi compañero y yo tratábamos de enseñar a los presos y a los guardias de la manera que habíamos visto que los hermanos lo hacían. Años después, hallamos que dos de los guardias en los cuales habíamos sembrado las primeras semillas del Reino habían llegado a ser testigos de Jehová también. Debido a mi conducta, mi sentencia se fue acortando y acortando y recibí la libertad después de solo tres años y medio.” Estos dos jóvenes continuaron progresando fuera de la prisión, se bautizaron, y hoy sirven a Jehová fielmente.
Después de disfrutar de la asamblea de Puntarenas, nos dirigimos hacia el norte en dirección a la frontera con Nicaragua. Vamos a asistir a una asamblea de circuito en la Provincia de Guanacaste, una provincia en la cual hay grandes haciendas y terreno para ganado vacuno. Hay vaqueros en esta zona, y por lo general la gente es muy generosa y hospitalaria. Suele suceder que mientras los hermanos testifican de casa en casa se les invite a sentarse y disfrutar de pinolillo, una bebida fría hecha de maíz molido. Muchos de estos humildes campesinos jamás han tenido la oportunidad de aprender a leer y escribir. Pero más abunda el “analfabetismo” bíblico, y los testigos de Jehová están esforzándose en gran manera aquí por ayudar a la gente a mejorar en ambos respectos.
Nuestro viaje a esta asamblea nos ha llevado a un pueblo pequeño en las colinas que se hallan al pie del volcán Miravalles. Tres horas de sacudidas y polvo en un vehículo de tracción en las cuatro ruedas quedan como nada en comparación con los esfuerzos que hacen muchos de nuestros hermanos para llegar a esta asamblea. Un matrimonio hizo un viaje de dos días a caballo. Otras personas caminaron 19 kilómetros o más para subir a un autobús. Algunas vendieron un becerro o un cerdo para conseguir dinero para el pasaje. Sin embargo, a las 300 personas que concurrieron les pareció que el programa de la asamblea valió el esfuerzo que hicieron para asistir a ella.
Nos interesó una experiencia acerca de tres jóvenes hermanos carnales cuyos padres no son testigos de Jehová. Sin embargo, los jóvenes aceptaron la verdad seriamente, hasta el punto de bautizarse. Entonces, en vez de aumentar sus posesiones materiales por medio de llenar de ganado una finca que habían recibido, la vendieron y usaron el dinero para mantenerse en la obra docente como trabajadores de tiempo completo. Ahora, como precursores especiales, Abner, Ezer y Eliud se encuentran felices mientras ayudan a establecer congregaciones del pueblo de Jehová en partes aisladas del país.
Ciertamente consideramos muy galardonador nuestro viaje de cuatro semanas con el superintendente viajante. Nos ha ayudado a apreciar el bosque tropical virgen, los volcanes altos y envueltos en brumas, las verdes plantaciones bananeras y la amarilla yerba seca de las grandes haciendas. Especialmente hemos disfrutado de llegar a conocer mejor al pueblo pacífico de Costa Rica, este país de muchos contrastes. Además, nos ha beneficiado nuestra asociación con los testigos cristianos de Jehová. Ellos participan en la más importante obra docente de la Tierra hoy. Los que responden favorablemente a esa obra son “enseñados por Jehová,” y su paz será abundante.—Isa. 54:13.
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Un proverbio sabioLa Atalaya 1979 | 15 de agosto
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Un proverbio sabio
“El sacrificio de los inicuos es cosa detestable a Jehová, pero la oración de los rectos le es un placer.”—Pro. 15:8.
Estas palabras se escribieron en un tiempo en que la adoración de Jehová tenía como centro el templo ubicado en Jerusalén, donde se ofrecían sacrificios animales. Al israelita podía costarle una considerable cantidad de dinero la compra de un toro o un cordero para sacrificarlo. Sin embargo, este proverbio revela que Dios prefería oír la oración sincera que no cuesta nada, hecha por una persona recta, a recibir el sacrificio animal que le ofreciera una persona inicua. Como se ve, el criterio de Dios no es el gasto en el cual incurra el individuo al practicar la religión, sino la condición del corazón y el patrón de vida general de éste. El versículo que sigue dice: “El camino del inicuo es cosa detestable a Jehová, pero al que sigue tras la justicia él lo ama.”—Pro. 15:9.
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