allí para el estudio de La Atalaya. Muchos de los que asistían eran muy pobres y venían descalzos. Algunos no sabían leer ni escribir. En ese tiempo había sólo 150 publicadores; ahora hay veintitrés unidades, con 1,500 publicadores activos. Algunos que en un tiempo no sabían leer ni escribir son ahora excelentes oradores que contribuyen al éxito de diversas asambleas. Otros son siervos en diferentes congregaciones.

Desde 1955 he tenido el privilegio de ser siervo de circuito en la ciudad principal del país, sirviendo en uno de sus dos circuitos. Aquí es un placer servir a nuestros hermanos que están ansiosos de aprender las instrucciones teocráticas y aplicarlas. Como resultado de la buena obra de ellos, se está dando a conocer la verdad a través de todo este país.

A cuántas de estas personas humildes hemos ayudado a entrar en la gloriosa luz de la verdad de Jehová no sabemos. Pero sí sabemos cuán grande ha sido el gozo nuestro al participar de la bondad de Jehová. Mirando atrás a través de los años, hemos tenido una vida rica sin arrepentimientos. Y los dos hemos estado sumamente felices de haber hecho del servicio de tiempo cabal nuestro propósito en la vida, entonces de haberlo ensanchado para incluir la obra misional y ahora de estar todavía en ésta. Pues, eso es todo—una vida feliz, una vida plena—y ahora en 1958, mi sexagésimo año de vida, el bendito privilegio de haber visto a tantísimos en la ciudad de Nueva York en la asamblea internacional, y volver otra vez a mi asignación en el extranjero.

Un ciego ayuda a otros a ver

FALTA de vista no le es un estorbo insuperable a Gene Cauthron, quien, aunque es ciego, es un ministro activo de los testigos de Jehová. Trabajando con la unidad Hollenbeck de la congregación de Los Ángeles (California), Cauthron se ha hecho perito en la consideración de temas bíblicos así como también en predicar de puerta en puerta.

Todo esto vino a ser posible cuando otro ministro de los testigos de Jehová lo visitó en 1953 y lo ayudó a conseguir un conocimiento acertado de la Biblia. Poco después de conocerlo este ministro le proporcionó tanto una Biblia como otra literatura en Braille, un sistema de escritura en relieve para los ciegos. De este modo Gene Cauthron emprendió el camino de una ocupación que le ha permitido ser una ayuda a los que, aunque poseen vista normal, no podían entender cabalmente la Biblia y sus muchas verdades.

Porque ha ejercido gran esfuerzo y fuerte resolución, Gene también ha podido pronunciar discursos bíblicos de una hora sobre temas bíblicos especiales. Esto es verdaderamente notable, cuando se considera el hecho de que tiene que hacer toda su investigación en Braille. Sin embargo los del auditorio nunca se sienten incómodos debido a la ceguera del conferenciante. Se llenan de un sentimiento de confianza en todo lo que dice, porque apoya todo lo que declara con amplia prueba bíblica.

Gene también participa en instruir a personas que se interesan en conseguir privadamente un conocimiento acertado de la Biblia en sus propios hogares. Actualmente está ayudando a una familia de tres a obtener consuelo y conocimiento por medio del estudio de la Biblia.

Gene deriva mucho gozo de esta muy importante profesión de predicar. Él siente ahora que está contribuyendo algo al bienestar eterno de su semejante. Participa con regularidad en el ministerio de casa en casa y ha ideado maneras de mantener un registro de casa en casa y pronunciar sermones orales allí mismo en las puertas.

Además de atender adecuadamente a sus deberes ministeriales se sostiene económicamente trabajando como montador en una casa de plomería. A la edad de treinta y tres años, Gene se halla feliz al hacer cuanto puede para alabar al Dios Todopoderoso Jehová, y ayudar a otros a ver con los ojos del entendimiento.