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  • Determinada a predicar la verdad de Dios
    La Atalaya 1973 | 1 de diciembre
    • que algunos de los padres se interesaran, e hice muchas visitas en los hogares de los niños para dar un testimonio adicional de la verdad de la Biblia.

      Fue durante este tiempo que falté al trabajo un mes debido a la influenza española. Mientras me recuperaba, el pastor de la misión luterana visitó nuestro hogar y me dijo que si dejaba de “hablar de la Biblia,” tendría todas las cosas a mi modo en su organización. Le dije: “Mientras tenga aliento, no dejaré de hablar acerca de la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia.”

      Como resultado de esa conversación, sabía que sería mejor que buscara otro empleo. En poco tiempo me enteré de que necesitaban una maestra en Opelika, Alabama. Solicité el trabajo y lo obtuve.

      SIRVIENDO EN YPSILANTI, MICHIGAN

      En 1924 nos mudamos a Ypsilanti, Michigan, donde vivían los padres de mi esposo. Mientras mi esposo fue a Ypsilanti a arreglar las cosas para nosotros, yo me quedé con mis padres en Youngstown Ohio. Durante todos estos años mi padre se había opuesto enconadamente a la verdad de Dios. Después de veinte años de oposición, finalmente empezó a ver la luz de la verdad bíblica. Parece que el libro Enemigos de la Sociedad Watch Tower le abrió los ojos a la gran cuestión a la que se enfrenta toda la humanidad. El ver a mi padre aceptar la verdad fue una de las cosas más conmovedoras que me han sucedido. Mi madre, que no sabía leer, nunca se dedicó a Jehová, pero siempre se deleitaba en oír acerca de la verdad. En 1948, mi padre murió, fiel a Jehová.

      Por fin, las cosas estuvieron listas en Ypsilanti, y fuimos a encontrar a mi esposo allí. La necesidad de proclamadores de la verdad bíblica de veras era grande en este pequeño pueblo universitario. Desde 1924 hasta ahora Jehová me ha permitido bondadosamente ser usada en su servicio en esta zona. Aquí el hermano Pettibone llevaba la delantera en las reuniones y era una columna de fuerza espiritual. Al morir él, empezó la apostasía. Por un tiempo pudimos reunir a unos cuantos en nuestro hogar y mantener ardiendo la llama vacilante de la verdad en esta localidad.

      La apostasía afectó a la mayoría de los que asistían a las reuniones. Mi esposo también fue afectado, y me dejó a mí y a las cuatro niñas. Alrededor de 1932 las reuniones en Ypsilanti, aun la que se celebraba en nuestro hogar, parecieron enfriarse. La actividad parecía estar muerta.

      Alrededor de ese tiempo me azotó un severo padecimiento de los nervios. A pesar de esto, ¡resolví continuar testificando aun en mi cama del hospital! ¿Los resultados? Disfruté de maravillosas experiencias junto a mi cabecera, enseñándole a la gente acerca de Jehová y su reino.

      Cuatro meses después me enviaron a la casa de mis padres en Youngstown a recuperarme. Después de una corta estancia, fui a quedarme con parientes Testigos en Homestead, Pensilvania. Pronto comencé a recobrar las fuerzas, tanto físicas como espirituales, al asistir a las reuniones en Pittsburgo. Nos mudamos a Aliquippa, Pensilvania, donde la gozosa obra de recogimiento se hallaba marchando a toda velocidad. En torno de nosotros había aumentos en la cantidad de alabadores de Jehová.

      Al fin, con las fuerzas físicas y espirituales renovadas, estuve lista para volver a Ypsilanti. ¡Qué desilusión! ¡Nada había cambiado! La obra del Reino estaba paralizada por completo. Escribí a la Sociedad Watch Tower acerca de la condición de las cosas en Ypsilanti. La respuesta vino en la forma de un representante especial, el siervo de zona Clayton Ball. Trajo el automóvil con equipo sonoro, fonógrafos y literatura que yo había solicitado. Desde entonces, Jehová ha continuado suministrando ayuda espiritual para que prosiga la predicación del Reino en esta población.

      Con el tiempo pude hacer los arreglos para que un grupo de Testigos de color viniera a ayudarnos a predicar en esta zona. Se alquiló una escuela y se anunció bien el discurso público y hubo una buena asistencia. Después que el Testigo de color pronunció el discurso, se supo bien que todas las razas están representadas en la adoración verdadera de Jehová y que todas son bienvenidas. Como resultado del discurso, hubo evidencia de muchas personas interesadas entre la gente de color en esa zona. Pronto, se empezaron muchos estudios bíblicos con anteriores opositores de la verdad.

      DETERMINADA A EFECTUAR PREDICACIÓN DE TIEMPO CABAL

      Quería con desesperación emprender la obra de predicar de tiempo cabal. Pero todavía tenía a una niña en la escuela y no podía ver cómo iba a hacerlo. Presenté a Jehová el problema en oración. Pronto me vino la idea de alquilar cuartos en mi casa. Pero no tenía suficientes cuartos que alquilar para ganarme el sostén para mí y para mi hija. Entonces me vino otra idea: ¡Agrandar la casa! Pero, ¿cómo? No tenía dinero, pero fui a ver a un maderero y le expuse mis planes. Inmediatamente aceptó la idea y prometió su ayuda. Además de eso, me fio la madera. Ensanché la casa, y en 1944 emprendí la obra de predicar de tiempo cabal. La casa ha sido una bendición de otras maneras además de ser un medio de sostenimiento. A través de los años, Jehová ha permitido que muchas personas lleguen a un conocimiento de la verdad mientras se alojan en esa casa. Estoy convencida de que éste es otro maravilloso ejemplo de que Jehová mueve a su pueblo con su espíritu santo.

      Durante todos esos años, tomando en consideración nuestros recursos limitados, mis hermanos y hermanas cristianos amorosamente me daban a mí y a las niñas ayuda para asistir a las asambleas. Gradualmente, el alquiler de los cuartos suministró suficientes ingresos para que yo y mi hija fuésemos a todas las asambleas. ¡Nunca hemos perdido una desde entonces! Sin embargo, ha habido ocasiones recientemente cuando he tenido que obtener permiso para salir de un hospital para asistir a una asamblea en una silla de ruedas, ¡pero estaba determinada a estar allí y estuve!

      Cuando empecé la obra de predicar de tiempo cabal en 1944, tuve la bendición de tener mi primer automóvil, un Dodge 1934. Había sido de un granjero anciano, y dos Testigos me lo repararon. Para ayudar a pagarlo y ponerle gasolina, vendía hierro viejo, trapos y papeles al comerciante local de material de desecho. ¡Jehová, en su bondad, creó la oportunidad para que yo alabara su gran Nombre aun más!—Sal. 96:1-3.

      Por la bondad de Jehová, no solo he podido asistir a las asambleas en los Estados Unidos, sino que también recibí la bendición de hacer un viaje a Europa en 1951, asistiendo a las asambleas de Londres y París. En 1955 pude volver a Europa para visitar todas las ciudades en las cuales se celebraban asambleas. Fueron maravillosas bendiciones.

      La obra de predicar de tiempo cabal de veras ha sido un privilegio en el cual participar todos estos años. En esta población, donde muchas personas van y vienen, Jehová me ha permitido ayudar a muchas personas a obtener un conocimiento de la verdad de Dios antes de mudarse a otra parte. Hoy estos hermanos y hermanas cristianos están esparcidos por todo este país de costa a costa. Durante los años, he tenido tantas experiencias maravillosas que no puedo principiar a contarlas. A pesar del dolor de la artritis, me las arreglo para continuar en la obra de predicación de tiempo cabal. Con una muleta y un bastón he tenido el privilegio de ayudar a dispensar estas maravillosas verdades a otros.

      En 1965 se quemó mi casa mientras andaba en la obra de predicación. Ni siquiera eso me detuvo de permanecer en la obra de predicar de tiempo cabal. Lo único que siempre había querido era un lugar donde descansar de noche, suficiente alimento para mantenerme viva para servir a Jehová y el modo de llegar a la gente con el mensaje de verdad de Dios.—Mat. 4:4.

      Recientemente tuve que quedarme en cama de nuevo debido a un accidente. Pero pude conducir varios estudios bíblicos por teléfono. ¿Qué había sucedido? El automóvil de algún modo se puso en “punto muerto” y empezó a deslizarse hacia atrás sobre mis piernas. A pesar de este accidente celebré mi estudio y luego fui al hospital para que me hicieran un examen. ¡Ni un solo hueso se había roto! Pero tuve que quedarme en el hospital durante seis semanas. El doctor que me atendió se asombró y lo llamó un “milagro.”

      Ahora, en los años de mis fuerzas menguantes, ¡continúo predicando y alabando el gran nombre de Jehová! A los ochenta y cuatro años de edad sigo determinada a ser fiel al más maravilloso y amoroso Patrono del universo, Jehová. ¡Sí, la obra de predicación de tiempo cabal de veras ha sido una carrera sumamente maravillosa y recompensadora! Pido en oración que continúe fiel hasta el fin.

  • El aprecio recibe énfasis en la graduación de Galaad
    La Atalaya 1973 | 1 de diciembre
    • El aprecio recibe énfasis en la graduación de Galaad

      “¿QUÉ quiere decir usted cuando dice: ‘Lo aprecio mucho’? ¿Son solo palabras, o es una expresión llena de significado?” Con esas preguntas N. H. Knorr, presidente de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, empezó el discurso que pronunció a los graduandos de la clase cincuenta y cinco de esta escuela misional. Fue el 10 de septiembre de 1973; el lugar, el Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová en la ciudad de Nueva York, donde se había reunido una muchedumbre de 1.975 concurrentes. Los cincuenta estudiantes que se graduaban oyeron buen consejo acerca del significado del verdadero aprecio.

      El discurso les ayudó a apreciar el valor del conocimiento y lo que Jehová Dios está haciendo para nosotros. “Dios nos aprecia,” dijo e hermano Knorr, y citó estas palabras de Jesús: “Los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados.” (Mat. 10:29-31) El orador subrayó la importancia de que los estudiantes aprecien el valor de su fe.—Gál. 5:6.

      Comentando sobre 1 Pedro 1:7-12 (The New English Bible), el hermano Knorr dijo que ‘las pruebas vienen para que su fe pueda demostrarse digna de toda alabanza, gloria y honra cuando sea revelado Jesucristo. Entonces segarán la cosecha de su fe, es decir, salvación para su alma.’ Predicadores les llevaron las buenas nuevas de la salvación a estos estudiantes, y ahora ellos iban a salir como misioneros para llevar estas buenas nuevas a otros. El hermano Knorr terminó su discurso con la exhortación de que ‘apreciaran su fe,’ y agregó: “Tienen que mantener firme su fe para que nunca vacile y nunca se debilite. Jehová Dios aprecia la fe de ustedes porque ésta produce honra y gloria y alabanza para él.”

      Terminando este discurso, los graduandos procedentes de nueve diferentes países pasaron en fila ante el presidente de la Sociedad para recibir sus diplomas y oír sus asignaciones a veinticuatro países, entre ellos Honduras, Indonesia, Hong Kong, Taiwan, Islandia, Liberia, Perú, Tailandia, India, Corea, Japón, Chile, Brasil, Paquistán y Vietnam del Sur.

      Justamente antes de la conferencia principal, hubo una serie de discursos breves. Por ejemplo, el instructor de la escuela U. V. Glass les dijo a los estudiantes que habían sido sometidos a pruebas de diversas maneras. Como caso preciso mencionó que el 40 por ciento de ellos se habían bautizado mientras sus padres no eran creyentes en la verdad de Dios; además, de éstos la mitad habían sufrido oposición de parte de su familia. “Esta determinación por la verdad de Dios,” aconsejó Glass, “debe permanecer con ustedes”... porque había otras zonas en las cuales no habían sido probados. Nuevas cosas surgirían para probar su fe. Les advirtió del peligro de hacerse quejumbrosos y de rendirse cuando estamos tan cerca del fin del sistema de cosas actual.

      M. G. Henschel explicó por qué los misioneros futuros necesitan un curso de entrenamiento especial de cinco meses... para que sean espiritualmente fuertes y puedan háberselas con una variedad de cosas, entre ellas un nuevo idioma, un clima diferente, y cosas por el estilo. ‘Pero otros lo han hecho, y ustedes también lo pueden hacer,’ dijo él. ‘Y una cosa que les ayudará a hacerles frente a molestias,’ agregó Henschel, ‘es mantener el sentido del buen humor.’

      F. W. Franz, vicepresidente de la Sociedad Watchtower, animó a los estudiantes a que les

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