BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Por qué meditar?
    La Atalaya 1977 | 15 de agosto
    • relación con nuestro Padre celestial será personal, es decir, realmente lo conoceremos a él y a su Hijo dado por Él a favor nuestro. Cuando esto suceda, será una imposibilidad el que nos hagamos practicantes voluntarios del pecado. El apóstol Juan señaló esto cuando escribió tocante al efecto de conocer y de no conocer a Jesucristo: “Todo el que permanece en unión con él no practica pecado; nadie que practica pecado lo ha visto ni ha llegado a conocerlo.”—1 Juan 3:6.

      Los hijos que aman y aprecian intensamente a sus padres no se vuelven malignamente contra ellos. Así también, los que conocen a Dios y a su Hijo Jesucristo no les vuelven la espalda, siguiendo deliberadamente un proceder que sea contrario a la voluntad divina.

      Por otra parte, una relación débil con el Creador puede conducir a grave peligro. Sí, el no meditar en asuntos espirituales puede resultar en que uno pierda la aprobación y bendición de Dios. Jesucristo señaló esto en su ilustración acerca del sembrador. Explicando esa ilustración, dijo a sus discípulos: “Los de a lo largo del camino son los que han oído, luego viene el Diablo y quita la palabra de su corazón para que no crean y sean salvos. Los de sobre la masa de roca son los que, cuando la oyen, reciben la palabra con gozo, mas éstos no tienen raíz; creen por un tiempo, pero en tiempo de prueba se apartan. En cuanto a lo que cayó sobre los espinos, éstos son los que han oído, pero, por ser arrebatados por las inquietudes y las riquezas y los placeres de esta vida, son completamente ahogados y no llevan nada a perfección.”—Luc. 8:12-14.

      En cada una de las tres situaciones que describió Jesucristo hubo insuficiente aprecio de corazón a la “palabra de Dios” o la “palabra del reino.” (Mat. 13:19; Luc. 8:11) La corriente del tránsito produjo el suelo endurecido a lo largo del camino. De modo similar, cuando alguien permite que otros transiten por su vida a tal grado que le exijan demasiado de su tiempo y energías, estará demasiado preocupado para dar consideración sincera alguna a la “palabra de Dios.” Aunque la oiga, el no meditar en ella le mantendrá el corazón en condición de no estar dispuesto a responder. En lo que toca a las otras dos circunstancias, ellas, también, son el resultado de no meditar suficientemente en las cosas correctas. De aquí que la medida de aprecio que se desarrolla por la “palabra del reino” no sea lo suficientemente fuerte como para aguantar pruebas severas ni para eclipsar preocupaciones en cuanto a inquietudes cotidianas ni los deseos de riquezas o placeres.

      De seguro tenemos buena razón para apartar tiempo para meditar en cosas sanas. Esta meditación puede fortalecer nuestra relación con el Creador y hacer que podamos permanecer limpios a sus ojos. También puede contribuir mucho a que seamos una fuente de estímulo y bendición a otros tanto de palabra como de hecho.

  • Ponderando las noticias
    La Atalaya 1977 | 15 de agosto
    • Ponderando las noticias

      “Eso no nos puede pasar”

      ● Se calcula que en la mortífera inundación repentina del cañón Big Thompson de Colorado el verano pasado por lo menos murieron 150 personas. Según el alguacil mayor local, una razón para el elevado número de muertes fue que “se nos hizo difícil convencerlos hasta de que el río estuviera subiendo.” Dijo que “querían saber si iba a subir hasta aquí o hasta acá,” mientras ponía la mano primero al nivel de la pierna y luego al de la cadera para indicar la profundidad del agua. “El problema es que no hubo tiempo para convencer a la gente, para hacerles comprender la urgencia.”

      Las autoridades señalaron que el cañón estaba atestado de “turistas de tierra llana” que no tenían idea alguna de lo que pueden hacer las inundaciones repentinas. Pero también hubo muchas otras personas que habían construido casas y cabañas allí, creyendo que “eso no nos puede pasar a nosotros,” aunque se les había advertido que había peligro constante.

      La humanidad afronta una situación similar desde el año cardinal de 1914. El cumplimiento de las profecías bíblicas desde entonces demuestra que una repentina inundación de destrucción pronto acabará con el presente sistema de cosas. Por toda la Tierra los testigos cristianos de Jehová le han estado advirtiendo esto a la gente. Pero, como se anunció de antemano en la Biblia, muchas veces la respuesta es similar a la de las víctimas de la inundación de Colorado. “En los últimos días vendrán burlones . . . diciendo: ¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación.’”—2 Ped. 3:3, 4; vea también Mateo 24:3-44.

      Biólogos desconcertados

      ● La revista “National Geographic” declara que los científicos “no solo han creado aminoácidos, sino la mayoría de las otras importantes moléculas fundamentales de la vida.” Sin embargo, su conocimiento tiene límites. Dice la revista: “Para gran frustración suya, sin embargo, los biólogos aún solo pueden especular sobre cómo estas moléculas orgánicas sencillas se convirtieron con el transcurso de espacios incalculables de tiempo en proteínas y genes. Más desconcertante todavía es cómo estas proteínas y genes se juntaron en la primera célula autocopiadora. Las probabilidades contra el que las moléculas apropiadas estuviesen en el lugar apropiado al tiempo apropiado son abrumadoras. Sin embargo, según la ciencia la mide, así es la escala de tiempo según la cual la naturaleza obra. Sí, lo que parece un acontecimiento imposible en cualquier momento dado se haría cosa segura si se concedieran para ello espacios incalculables de tiempo.”

      Según este argumento, si uno le diera a un grupo de chimpancés pedazos de metal, alambre y cosas semejantes y colocara juntos a estos animales por largo tiempo, podrían construir un avión de reacción colosal, completo con asientos reclinables numerados y todo el equipo necesario. Es obvio que los chimpancés nunca lograrían eso, aunque tuvieran “espacios incalculables de tiempo” para completar la tarea. Y, por supuesto, las moléculas de la vida son mucho más complejas que cualquier avión. El maravilloso diseño de ellas da testimonio claro de que se deben a inteligencia suprema.

      Porque los científicos en general se inclinan a atribuir el origen de tales cosas a la casualidad y al transcurso de espacios incalculables de tiempo, continúan quedando desconcertados ante muchas maravillas de la “naturaleza.” Gran parte de la perplejidad de ellos se desvanecería si reconocieran a Jehová como “Dios, que creó todas las cosas.”—Efe. 3:9.

      Platón y el alma

      ● Una prominente iglesia está cambiando su historia sobre una doctrina fundamental “cristiana”... la de la inmortalidad del alma. El “Evangelischer Erwachsenenkatechismus” (Catecismo evangélico para adultos) luterano alemán admite que la fuente de esta enseñanza es el “filósofo griego Platón (427-347 a. de J.C.) [quien] sostuvo enfáticamente que había una diferencia entre cuerpo y alma.”

      Este nuevo catecismo luterano declara: “Los teólogos evangélicos de tiempos modernos desafían esta combinación de conceptos griegos y bíblicos. . . . Rechazan la separación del hombre en cuerpo y alma. Puesto que el hombre en conjunto es un pecador, por lo tanto al morir muere completamente con cuerpo y alma (muerte completa). Por lo tanto la resurrección de los muertos no está conectada con el hombre, es una creación completamente nueva por Dios. Entre la muerte y la resurrección existe una brecha; el individuo continúa su existencia a lo más en la memoria de Dios.”—Págs. 189, 532, 533.

      Por décadas a los testigos de Jehová se les ha considerado herejes por enseñar esto acerca del alma. A ellos no les tomó siglos darse cuenta de lo que los teólogos evangélicos están admitiendo últimamente. Su estudio de la Biblia misma, más bien que de la filosofía humana, reveló que “el alma que pecare, ésa es la que morirá,” y que los “muertos nada saben” hasta la resurrección.—Eze. 18:4, 20; Ecl. 9:5, 10, “Versión Moderna.”

      Pero si la doctrina del alma inmortal se funda en filosofía platónica, ¿cuánto más de lo que se les pasa como “cristiano” a los confiados miembros de las iglesias está arraigado también en falsedades similares?

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir