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  • Un problema verdadero
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Un problema verdadero

      José vive en el sudeste de Asia. Su único refugio es un puente. Ahí duerme sobre un sucio colchón de paja. Una lata mohosa le sirve de taza para beber. Desde que tenía 10 años de edad, cuando se le escapó a su tutor, José ha estado robando para mantenerse vivo. Las ganancias que recibió de un año de robo equivalieron a 60 dólares. Eso es más que los ingresos anuales por cabeza de la mayoría de los casi 140.000.000 de habitantes de su país.

      Esta clase de pobreza no se limita a unos pocos de los habitantes de la Tierra, sino que es la porción diaria de la mitad de la población mundial. Los ingresos anuales por cabeza en más de 30 países, con poblaciones grandes, son de menos de 200 dólares. Se cree que “800 millones de personas subsisten con tan poco que sus funciones biológicas están impedidas.”—To the Point International.

      Hasta en los países en los que los ingresos anuales son mucho más altos, millones de personas están sumidas en la pobreza y pasan hambre. Esto incluye a personas que se ven en graves aprietos financieros debido al juego por dinero, al abuso de las bebidas alcohólicas y cosas por el estilo. Además, al recurrir a tales cosas, el pobre empeora una vida que ya es dura. Considere estos ejemplos:

      Un hombre de edad madura que vive en una zona rural de Rodesia va hasta Salisbury para vender sus pollos. Después de recibir buen precio por ellos, recurre al juego por dinero para aumentar sus fondos. Gana dos veces, y así aumenta su dinero a más del doble. Aunque piensa en irse a casa, el impulso de jugar sencillamente no se lo permite. Esta vez pierde. Pero no deja de jugar hasta que se queda sin dinero. Entonces se juega la chaqueta y también la pierde. Después de tratar en vano de obtener ayuda de la policía, regresa a su hogar con las manos vacías.

      También está el caso de un joven inteligente y apuesto con un futuro prometedor. Después de recibirse de doctor en medicina en la universidad de Liverpool en Inglaterra, está listo para comenzar su carrera. Durante la I Guerra Mundial recibe la “Cruz Militar” por su valentía. Pero también se aficiona a las bebidas alcohólicas. A causa de la bebida pierde su carrera en medicina. Comienza a beber alcohol desnaturalizado y enferma gravemente. Por fin, muere pordiosero, sin nadie que lamente la pérdida de él.

      En los Países Bajos Wilfred es maestro de escuela elemental. Al encararse con tensión en el hogar y presión en el trabajo, este joven recurre a las drogas para hallar escape. Cada año gasta miles de dólares para mantener su hábito. Debido a la narcomanía, vive como pordiosero, y a veces duerme en la calle. También lo aterroriza la idea de que descubran su afición y lo denuncien a las autoridades. Por fin pierde su trabajo.

      En Ghana un carpintero de edad madura es propietario de su casa y emplea a muchos hombres en su taller. Pero no está satisfecho con su porción en la vida. En un esfuerzo por acumular más riquezas, paga una buena suma por una paloma que supuestamente puede multiplicar el dinero de manera milagrosa. Pero sus esperanzas se hacen añicos cuando el ave se le escapa, y nunca regresa. Para compensar por su pérdida el carpintero le paga a un mago para que por medio de magia éste haga aparecer una suma considerable que se pueda depositar en un banco antes que desaparezca. El mago recibe su paga. Pero antes de llegar al banco, el carpintero se desalienta al descubrir que solamente lleva pedazos de papel, no dinero. Más tarde, debido a que repetidas veces rehúsa presentarse ante los tribunales para explicar por qué no ha pagado los impuestos, se emite una orden de detención contra él. Atemorizado, el carpintero huye, dejando tras sí su casa, familia y taller.

      Estos no son cuentos. Son realidades trágicas. ¿Hay de veras una fuente que provea pautas sanas y la motivación necesaria para evitar consecuencias tan tristes como éstas? Sí, consiste en una colección de escritos que han sido traducidos, por lo menos en parte, a más de 1.600 idiomas. La porción más reciente de esta colección fue terminada hace casi 1.900 años. En el siglo XX se han impreso y distribuido por toda la Tierra centenares de millones de ejemplares de la obra completa. Este extraordinario libro es la Biblia. Lo invitamos a examinar con nosotros la certeza de que el seguir los elevados principios contenidos en la Biblia puede ayudarlo a poner pan en su mesa.

  • Evite una “vida de vana ostentación”
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Evite una “vida de vana ostentación”

      LA Biblia provee una pauta muy sana: Evite una “vida de vana ostentación.” (1 Juan 2:16, The New American Bible) ¡Cuántas veces se pasa por alto este consejo!

      En muchas partes del mundo la gente compra televisores en colores y otros costosos artículos de lujo, y descuida cosas más importantes. Es posible que la familia vista mal. Quizás no tengan un cuarto de baño y un inodoro adecuados e higiénicos. Las reparaciones esenciales de la casa, incluso el reemplazo de las ventanas rotas, se posponen por falta de fondos. Especialmente a las personas que compran artículos de lujo a crédito les queda muy poco dinero para los artículos que verdaderamente son de primera necesidad.

      Es común el que la gente gaste más de lo que tiene. Quizás traten de mantener una segunda casa en la playa o en el campo meramente como símbolo de su nivel social. Debido a que creen que obtendrán un aumento en el salario o una entrada adicional de otra fuente, muchos se endeudan a pesar de no tener seguridad de que sus esperanzas se materializarán.

      Sin embargo, cuando vienen reveses financieros, como a menudo sucede, los problemas de familia crecen. Puede que entonces la esposa y los hijos acusen al que gana el sustento de la familia de ser un fracaso debido a que ya no puede satisfacer sus deseos de tener artículos de lujo. Quizás lo comparen desfavorablemente con parientes o conocidos que están en mejor situación financiera. Cuando esto sucede muchos hombres se desesperan. Por ejemplo, un judío que vivía en una casa grande y hermosa en una zona residencial excelente de São Paulo, Brasil, le dijo lleno de lágrimas a un perfecto desconocido: ‘Estoy a punto de suicidarme o volverme loco.’ ¿Por qué? Su esposa ya no estaba satisfecha con los ingresos de él, pues otros parientes ganaban el doble de lo que él ganaba.

      Una “vida de vana ostentación” ha significado completa ruina familiar para algunas personas. Así le sucedió a un granjero africano de corta estatura y de edad, de Rodesia. Aunque entrado en años, quería que otros pensaran que era joven. Debido a que tenía muchos deseos de ser propietario de un automóvil, vendió varias de sus reses y compró un automóvil de segunda mano. Puesto que no tenía matrícula para conducir, el granjero tuvo que depender de otra persona para transportar el automóvil a su hogar. Pronto descubrió que había asumido un gasto tremendo. Para mantener el vehículo en función, pagó más en reparaciones que todo el costo inicial del automóvil. Por lo tanto, dejó su granja y se fue a trabajar en la ciudad, sin llevar consigo a su esposa y familia. Cada fin de semana regresaba al hogar, pero con el tiempo esto cesó y llegó a envolverse en una vida inmoral. ¡Qué precio tan alto pagó por un automóvil de segunda mano!

      Si usted quiere disfrutar del pan de cada día, trate de atenerse a las pautas bíblicas. Tenga presente que las cosas materiales no son duraderas. El atribuirles excesiva importancia puede llevarlo a la ruina. La Biblia expresa esto bien al decir: “Atracciones carnales, seducciones para el ojo, una vida de vana ostentación... todas éstas son cosas del mundo. Y el mundo con sus seducciones está pasando.”—1 Juan 2:16, 17 NAB.

  • ¿Realmente vale la pena ser honrado e industrioso?
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • ¿Realmente vale la pena ser honrado e industrioso?

      EN ESTE mundo, la falta de honradez se ha generalizado. Pero la Biblia no concede excepciones en lo que respecta a la honradez. Dice “El SEÑOR odia a la gente que usa pesas y medidas fraudulentas.” (Pro. 20:10, Today’s English Version) Aunque la Biblia reconoce el hecho de que la persona que no es honrada quizás prospere materialmente, advierte en contra de dejarse engañar por esto y llegar a creer que el desafuero da buenos resultados. (Sal. 73:3-28) Según las Escrituras, la honradez y la diligencia son esenciales para una vida feliz, contenta. Y la experiencia real ha demostrado vez tras vez que el trabajo honrado, arduo, pone pan en la mesa de uno.

      Honradez al pesar

      Un padre de familia en Australia occidental comenta: “Mi esposa y yo éramos propietarios de un matadero y una carnicería. No teníamos dificultad alguna en obtener reses para el matadero. A la gente le gustaba tratar con nosotros, pues sabían que éramos honrados al pesar sus reses. Aun cuando a otros dueños de mataderos les era difícil comprar reses y tenían que transportar los animales unos 480 kilómetros, nosotros podíamos continuar comprando en la localidad. Durante este período les suministrábamos carne a muchos carniceros del pueblo cercano de Geraldton. Puesto que hacíamos estas entregas después de las horas de comercio, nos dieron llaves para todas las tiendas a fin de que pudiéramos entrar y almacenar la carne en los congeladores.

      “Cuando vendimos el negocio en 1975, los nuevos propietarios no mantuvieron nuestras normas de honradez. Para cuando habían transcurrido dos años, se encontraban en severas dificultades financieras. Los granjeros de la localidad rehusaban venderles reses y tenían que hacer largos viajes para obtenerlas. Por fin tuvieron que deshacerse de su negocio. Desde ese entonces los granjeros de la localidad han dicho que lamentaban el día que vendimos nuestro negocio, pues apreciaban poder vender su ganado a personas honradas.”

      Semejantemente, una escena en el mercado de Accra, Ghana, revela que la honradez es remuneradora. Sin que las mujeres del mercado lo supieran, un granjero de Agona Swedru pesó sus hortalizas antes de llevarlas al mercado. Entonces, como siempre, dejó que las mujeres del mercado las pesaran antes de comprar sus productos. Pero notó que solo una de ellas era honrada. En otra ocasión permitió que solamente la mujer honrada pesara las hortalizas por sí misma. Desde entonces le concedió a ella esta prioridad.

      Esto enfureció a las otras mujeres, pues tenían que esperar hasta que el granjero estuviera listo para pesar las hortalizas por sí mismo en vez de dejar que ellas lo hicieran. Lo acusaron de mostrar favoritismo. Su respuesta fue: ‘Ella es honrada, pero ustedes no lo son. Así es que tengo que tratar con ustedes de manera diferente.’

      Otros principios bíblicos importantes

      La aplicación de aún otros principios bíblicos puede significar la diferencia entre comer o no comer. Entre esos principios están los siguientes: “Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo.” (Efe. 4:28) “El que trabaja con mano floja será persona de escasos recursos.” (Pro. 10:4) “Desea el haragán, pero nada logra; mas el alma del diligente se saciará.”—Pro. 13:4, Nácar-Colunga.

      Los ladrones sí sufren

      Arthur de Saskatchewan, Canadá, es un hombre que aprendió a las duras el valor de estos principios bíblicos. Sosteniendo una taza de café en las manos, dice:

      “No puedo menos que sentirme agradecido por el tremendo cambio que empezó a acontecer en mi vida hace solo cuatro años. De los primeros 36 años de mi vida, pasé un total de 15 años entre rejas. Y al fin de ese período, ¿qué tenía económica, material y espiritualmente? ¡Nada!

      “Ahora, después de cuatro años de trabajar diligentemente en armonía con los principios bíblicos, ¿qué puedo decir? Pues bien, Jehová realmente me ha bendecido. Tengo un hogar, un trabajo regular, una esposa excelente y un hijito a quien amo y de quien me enorgullezco. No obstante no siempre es fácil. El pasado muere lentamente. Ante mí constantemente tengo consejos bíblicos como: ‘Que ninguno de ustedes sufra como . . . ladrón’ y ‘El que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro.’ Sí, uno puede sufrir como ladrón. Yo sufrí, aunque no lo reconocía cabalmente en ese entonces.”—1 Ped. 4:15; Efe. 4:28.

      “Una vez un amigo y yo,” siguió diciendo Arthur, “entramos por fuerza en una tienda de ropa y nos llevamos ropa por valor de unos 10.000 dólares para venderla. Solo obtuvimos 1.500 dólares por esta mercancía robada. Antes del fin del día, había malgastado todo el dinero en bebidas y otras actividades y ni siquiera tenía suficiente para pagar el taxi de regreso a casa.” ¿Qué hizo? Arthur añade: “Le di al conductor del taxi mi reloj —el que me había regalado mi propia madre— como prenda hasta que le pagara los tres dólares que le debía. Nunca reclamé ese reloj. ¿Cuán bajo puede llegar uno en lo que tiene que ver con el amor propio y en sus sentimientos por otros? Muy bajo, como puede ver usted. ¡Imagínese, en una ocasión en la que necesitaba dinero hasta le robé el televisor a mi madre!”

      ¿Qué hay de los ladrones que no son aprehendidos por las autoridades? ¿Puede decirse que realmente quedan impunes? Tome por ejemplo el caso del rubio Alfie de las Islas Británicas. Por cinco años vivió del robo ¿Pero cuáles fueron los resultados? “Mientras más robaba,” comenta él, “más perdía el sentido de valores. No recibía placer alguno de mis posesiones debido a que las obtenía tan fácilmente. Una vez, en una discusión con mi madre acerca de un billete de cinco libras esterlinas [nueve dólares], lo hice pedacitos. Me parecía tonto que estuviéramos discutiendo por algo tan trivial. Si alguien me regalaba algo, que tal vez valía solo una libra o unas pocas libras, no significaba nada para mí. Una vida de delincuencia significa tener montones de dinero un día, ¡pero entonces ningún alimento al siguiente! Esto se debe a que, cuando me quedaban solo 20 libras [37 dólares], sencillamente salía y las gastaba en algo que no necesitaba, pues pensaba que pronto robaría más. Entonces me quedaba pelado por un rato y dependía de mi familia para que me mantuviera.”

      La honradez y la diligencia traen éxito

      ¡Qué diferente es para los que son trabajadores honrados y diligentes! El hecho de que este proceder pone pan en la mesa se manifiesta claramente en la operación de un servicio de mercancías que se comenzó en Toronto, Canadá. Hace unos 15 años, este negocio tuvo un principio muy modesto. El primer empleado era testigo de Jehová. Pronto se añadió un segundo Testigo. La influencia de estos dos Testigos trajo a la compañía la práctica recomendada por las Escrituras: “Deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (Heb. 13:18) A medida que la reputación de este establecimiento de negocios se propagó, el número de clientes aumentó. El negocio creció rápidamente y se extendió a las 10 provincias canadienses. La diligencia y honradez de los obreros mantuvieron los gastos a un nivel bajo e hicieron aumentar las ganancias. Hace unos pocos años una gran corporación internacional compró la compañía, y el deseo de esa corporación fue retener a los mismos empleados. El negocio emplea a unas 80 personas y cuenta con varios almacenes y oficinas por todo el Canadá.

      La honradez y la diligencia también ayudaron a Diamond, de Nigeria, a poner pan en su mesa. Su trabajo consistía en cargar en los autocamiones las mercancías que se iban a transportar a las tiendas de la compañía o a los centros de distribución. Al notar lo concienzudo que era Diamond, su supervisor lo asignó al trabajo más responsable de “mensajero motorizado.” Esto envolvía viajar en el autocamión para entregar a los clientes las mercancías consignadas. A diferencia del anterior mensajero motorizado, Diamond rehusó cooperar con el conductor en robar algunos de los géneros. Debido a su honradez, con el tiempo transfirieron a Diamond a la tienda y lo pusieron a cargo de aprobar la salida de la mercancía. Esto puso fin a los hurtos. Sus patronos confiaban tanto en él que, siempre que había transacciones que envolvían grandes cantidades de dinero, le asignaban la responsabilidad a Diamond en vez de a su superior inmediato. Un hecho sorprendente acerca de este hombre honrado es que nunca ha recibido educación formal. Pero la fiel adherencia de él a los principios bíblicos es de mayor valor a los ojos de sus patronos. De hecho, Diamond ocupa una posición de confianza y responsabilidad por sobre la de sus colegas de más educación seglar. Él es el único que firma los documentos que autorizan la remoción de las mercancías de la tienda.

      La honradez ofrece oportunidades para trabajo

      A menudo el tener la reputación de honradez y diligencia ofrece oportunidades de trabajo que de otro modo no se presentarían. En Australia, Thursday Island tiene una de las cifras de desempleo más altas del país. Allí abunda la gente que quiere empleo. No obstante el administrador de un banco procuró a una familia en particular para que efectuara el trabajo de limpieza. ¿Por qué? Todos los conocían como gente honrada. En Suecia, empresas que tienen pocos empleos vacantes se complacen en emplear a los testigos de Jehová debido a la buena reputación que ellos tienen como obreros. El administrador de colocaciones de una compañía que tiene 1.400 empleados hasta preguntó si sería posible poner un anuncio pidiendo empleados en la revista principal que usan los testigos de Jehová, La Atalaya. Hasta en el norte de Suecia, donde los trabajos escasean, casi no hay desempleo entre los testigos de Jehová.

      Por todo el mundo, definitivamente se prefiere al trabajador honrado, concienzudo. Muchas personas están dispuestas a pagar por trabajo de calidad. En algunas zonas, los pintores, electricistas, mecánicos y otros artífices que son cumplidores a veces están tan ocupados que por falta de tiempo no pueden aceptar ciertos trabajos.

      Negarse a trabajar... poco satisfactorio y perjudicial

      Aunque algunas personas optan por vivir a expensas del gobierno, su vida de aparente desahogo en realidad no es remuneradora. A menudo se sienten aburridas y gastan dinero imprudentemente en el juego, las bebidas alcohólicas y cosas por el estilo. Las personas que se niegan a aceptar los trabajos disponibles y continúan cobrando compensación del Estado a menudo se ponen nerviosas y se hacen pesimistas. Tienden a hacerse más indolentes y desarrollar hábitos desordenados. Algunos empiezan a creer que se les deberían dar otras cosas también. Muchas personas que no tienen que trabajar para obtener dinero pierden el respeto de sí mismas y muestran muy poco aprecio por sus propias posesiones y la propiedad de otros.

      Las circunstancias trágicas que pueden sobrevenirle a la persona que se niega a efectuar trabajo arduo se ilustran en el caso de un joven que trabajaba en la producción de cacao. Por algunos años trabajó vigorosamente. Pero, entonces, este hombre y sus compañeros de trabajo comenzaron a tener a menos el cargar baldes de agua para regar los plantones de cacao. El joven por fin renunció a su trabajo y comenzó a jugar por dinero. Sus amigos le recomendaron que volviera a su empleo anterior, pero él se negó. Un día, cuando estaba jugando, se armó una riña. Mientras luchaban, el joven apuñaló a uno de sus amigos y ahora está cumpliendo una sentencia en la cárcel. ¡Cuánto mejor hubiera sido para él el continuar trabajando!

      Nunca debemos subestimar el valor de edificar una reputación excelente como trabajador honrado, confiable e industrioso. Hasta en países en los que los buenos trabajos escasean y los ingresos anuales por persona son muy bajos, el trabajador honrado e industrioso la pasa mucho mejor que otros. Puede que no tenga mucho, pero por lo general tiene los artículos de primera necesidad y la satisfacción de comer alimento que él mismo ha ganado. Sí, el conformarnos a las pautas bíblicas acerca de la honradez y la diligencia puede poner pan en nuestra mesa y salvaguardarnos de perder el respeto que nos tenemos a nosotros mismos.

      [Ilustración de la página 9]

      TRABAJOS disponibles ahora

  • Evite los hábitos y prácticas nocivos
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Evite los hábitos y prácticas nocivos

      UNA niñita nota una atractiva exhibición de naranjas en un supermercado norteamericano. ‘Mamita, cómprame algunas, por favor,’ dice. Su madre, pobremente vestida, con una muestra de ternura hacia su hija le pregunta al empleado: ‘¿A cómo están las naranjas?’ Cuando el empleado contesta, la madre se vuelve hacia su hija y le dice: ‘No podemos darnos ese lujo.’ La niñita agacha la cabeza desilusionada. Entonces, después de vacilar por un momento, la madre le dice al empleado: ‘Un paquete de cigarrillos, por favor.’

      Escenas semejantes a ésta se repiten muchas veces al día. Hombres y mujeres quizás compren cigarrillos, bebidas alcohólicas, boletos de lotería y cosas parecidas, pero no proveen comidas adecuadas para sus hijos. Quizás gasten grandes sumas en festividades que, en realidad, son diversiones estrepitosas. Otros viven en la miseria debido a la narcomanía.

      Estos son graves problemas que pudieran evitarse aplicando los principios bíblicos. Las Escrituras declaran: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu.” (2 Cor. 7:1) “No anden emborrachándose con vino, en lo cual hay disolución.” (Efe. 5:18) “No llegues a estar entre los que beben vino en exceso . . . Porque el borracho . . . [vendrá] a parar en la pobreza.” (Pro. 23:20) “Ustedes son los que dejan a Jehová, . . . los que arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte.” (Isa. 65:11) “Haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo.” (Efe. 4:28) “Que [éstos] trabajando con quietud, coman alimento que ellos mismos ganen.” (2 Tes. 3:12) “Andemos decentemente, no en diversiones estrepitosas y borracheras.”—Rom. 13:13.

      Note las llanas declaraciones bíblicas contra el beber en exceso y las diversiones estrepitosas. Cierto, las Escrituras no mencionan específicamente el fumar ni el abusar de las drogas. Sin embargo, basándose en lo que usted ha visto, ¿no diría usted que el fumar es un hábito contaminador? ¿No es el abuso de las drogas también contaminador y perjudicial, y no produce efectos que pueden compararse con la borrachera? El juego por dinero tampoco se menciona en la Biblia. ¿Pero no está asociada esta práctica con la buena suerte? ¿No engendra la avaricia y no va en contra de la amonestación bíblica que nos insta a trabajar por nuestro alimento?

      Fumar

      Sin embargo, usted quizás se pregunte hasta qué grado el vivir en armonía con la Biblia respecto a lo referido le ayudaría a poner pan en su mesa. Tome por ejemplo el hábito de fumar. En Suecia, el hombre que fuma de 20 a 25 cigarrillos al día tiene que gastar aproximadamente 600 dólares al año. Puesto que aproximadamente 50 por ciento de sus ingresos se dedica a pagar impuestos, esto significa que tiene que ganar más o menos 1.200 dólares solo para mantener su hábito de fumar. Eso es más dinero que el sueldo mensual del trabajador medio. Si la esposa y los hijos adolescentes también fuman, es posible que más del 20 por ciento de los ingresos del sostenedor de la familia se gaste en cigarrillos. A menudo eso significa que la familia tiene que reducir la calidad nutritiva de su alimento a fin de poder continuar fumando.

      En países donde los ingresos por persona son muy inferiores a los de Suecia, muchas personas gastan en cigarrillos precisamente el mismo porcentaje, o hasta más, de sus limitados ingresos. Eso fue cierto de K. P., un padre de familia en la India. Él dice: “Sostenía a mi familia operando una pequeña venta de buyo, una mezcla de hojas de betel, nueces de areca, cal y a veces hojas de tabaco, y ganaba 35 rupias [aproximadamente cuatro dólares] a la semana. Gastaba 10 por ciento de esta cantidad en mi hábito de fumar.”

      Sin embargo, cuando K. P. comenzó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová en 1972, llegó a apreciar el hecho de que el fumar está en pugna con la amonestación bíblica que nos insta a estar ‘limpios de toda contaminación de la carne y del espíritu.’ Además, K. P. se dio cuenta de que si iba a ayudar a otros a abandonar tal contaminación, no sería consistente el que él continuara vendiendo su producto. ¿Qué hizo? Responde: “Abandoné mi pequeño negocio a fin de amoldar mi vida a la Biblia. Confié completamente en Jehová Dios.”

      Pero, ¿de qué viviría? El ajustarse a los principios bíblicos, ¿le ayudó a poner pan en la mesa? Sí, en realidad mejoró su situación. Pudo colocarse de vendedor en una tienda de verduras. Su sueldo era de 50 rupias (aproximadamente 5,50 de dólar) a la semana, 15 rupias (aproximadamente 1,50 de dólar) más de lo que ganaba en su propio negocio. Además, puesto que había dejado de fumar, sus fondos disponibles aumentaron en un 10 por ciento adicional. Pero eso no fue todo.

      K. P. continúa diciendo: “Mi patrono puso a prueba mi confiabilidad de varias maneras hasta que al fin gané su completa confianza. Ahora confía a mi cuidado su dinero y toda la tienda. Él nunca había hecho esto con empleados anteriores. Debido a mi confiabilidad, me da verduras gratis para el uso de mi familia y una cuenta para gastos personales. Desde que me hice testigo de Jehová he podido construir mi propia casa y mejorar mi nivel de vida. Ahora disfrutamos de una feliz vida de familia y hemos hallado verdadero contentamiento.”

      Narcomanía

      Semejantemente los que abandonan la narcomanía mejoran su situación debido a que ya no tienen que mantener este hábito exorbitantemente costoso. Así sucedió con Eoin y Angelika.

      En 1966 Eoin comenzó a tomar drogas. Dos años más tarde dejó de trabajar y gastaba alrededor de 25 a 30 libras (de 50 a 60 dólares) a la semana para pagar por el hachís y el LSD que usaba. Esto también representaba 75 por ciento de las “ganancias” que obtenía del narcotráfico y del robo. También fumaba aproximadamente de 40 a 50 cigarrillos al día.

      Eoin tenía poco en efectivo en aquellos días para proveer para sí mismo. A menudo dormía en los trenes subterráneos. En otras ocasiones se quedaba en las casas de otros participantes en la “escena de las drogas.” “Uno vive,” dice él, “casi una vida de ‘estafa,’ uniéndose a un grupo de narcómanos hasta que se hartan de uno y entonces mudándose a otro grupo.” A esta “escena” de Londres vino Angelika, una joven de 17 años de edad, que procedía de una “escena” similar en Alemania. Puesto que usaba drogas y fumaba excesivamente, pronto se vio en dificultades financieras comparables a las de Eoin. Pero de algún modo se las arregló para sobrevivir usando su apartamento de Londres como un lugar de reunión para compradores y vendedores de drogas.

      Por fin Eoin quedó sin nada excepto la ropa que tenía puesta. Angelika solo tenía un abrigo y una bata. Guardaba todas sus otras posesiones en una pequeña maleta.

      Sin embargo, dentro de dos semanas después de comenzar a aprender los principios bíblicos, estos dos jóvenes dejaron de fumar y de tomar drogas. Dentro de tres semanas, Eoin comenzó a trabajar en un sitio de construcción. Con el tiempo, Eoin y Angelika ahorraron suficiente dinero para poner la cuota inicial por un apartamento, y se casaron. Desde que pusieron su vida en armonía con los principios bíblicos en 1973, han podido tener un buen hogar para sí mismos. Eoin y Angelika tienen un hermoso apartamento y todo lo que está en éste es propiedad de ellos. La Palabra de Dios ciertamente los ha ayudado a poner pan en su mesa.

      El beber en exceso

      El beber en exceso es otro hábito que hace difícil el que muchos pongan pan en su mesa. En 1974, la gente de la República Federal de Alemania y del Berlín occidental gastaron 30,7 mil millones de marcos (unos 15 mil millones de dólares) en bebidas alcohólicas. Se informa que más de dos millones de hombres y mujeres en el Japón lindan en el alcoholismo. Y en los Estados Unidos hay aproximadamente 10 millones de alcohólicos, y en Italia aproximadamente cuatro millones. Hay más de un millón de australianos que gastan 30 dólares a la semana en bebidas alcohólicas. Esto equivale a aproximadamente 20 por ciento del sueldo que el obrero medio lleva a casa a la semana. En realidad se gasta más dinero en bebidas alcohólicas que lo que la familia media gasta en carne, frutas y verduras. En Australia muchas personas que tienen problemas con el alcohol gastan más de la mitad de su sueldo semanal en bebidas alcohólicas. En Suecia, el bebedor medio gasta aproximadamente 10 por ciento de sus ingresos en bebidas alcohólicas. Ciertamente, el consejo de la Biblia acerca de la moderación podría ayudar a millones de personas a tener más y mejor alimento en su mesa.

      Es especialmente patético cuando un hombre gasta la mayor parte de sus ingresos en bebidas mientras que su familia sufre necesidad. Después de recibir sus ingresos, millones de personas por toda la Tierra se dirigen a la cantina. Al marcharse de allí, es posible que estén completamente borrachos y sin un real. Puede que la esposa entonces se vea obligada a pedir prestado a fin de pagar las cuentas y obtener algo de comer para la familia. En los países en que el beber a tal exceso es cosa corriente, hay gran pobreza entre las personas de escasos ingresos.

      Esto le sucedió a una familia de México. Eran extremadamente pobres y vivían en escualidez y suciedad. La familia ni siquiera poseía una mesa en que comer. Sin embargo, cuando empezaron a aprender los principios de la Biblia, las cosas comenzaron a cambiar. Debido a que el esposo dejó de beber, pudieron obtener una mesa y algunas sillas. Más tarde, compraron una estufa de gas para reemplazar su pequeña estufa de queroseno. La apariencia entera de la casa mejoró, pues hicieron mayores esfuerzos por mantenerla limpia.

      Cuando el beber en exceso se combina con el fumar en exceso, los problemas financieros se multiplican. “De hecho,” como Jim, un joven de pelo oscuro que vive en el Canadá, explica, “fácilmente consumíamos de un cuarto a un tercio de mi sueldo para poder seguir bebiendo y fumando. ¡Nos hubiera sido fácil comer mejor y vestirnos muy bien con solo ahorrar el dinero desperdiciado!” Su esposa, Carol, lo interrumpe para decir: “A veces estábamos descansando al final del día y de súbito yo descubría, con molestia, que se nos habían acabado los cigarrillos. Entonces empezaba a apremiar a Jim para que saliera a comprar más. Él se quejaba de que no tenía dinero. ‘¡Probablemente lo gastó en cerveza!’ pensaba yo. De todos modos, me irritaba tanto que por fin lo persuadía a reunir todas las botellas de leche que estaban esparcidas por la casa y llevarlas a la tienda para cambiarlas por algunos cigarrillos. Esto siempre abochornaba a Jim. Pero, lo que era peor, a menudo significaba que nuestros hijos tenían que pasarla sin la leche que tanto necesitaban hasta que pudiéramos obtener más dinero.”

      Juego por dinero

      El jugar por dinero es otro vicio que ha privado a muchas personas de su pan diario. Es un problema muy extendido. Se calcula que los australianos gastan más de 10 por ciento de sus ingresos totales en el juego por dinero. En la República Federal de Alemania, cada año se gastan miles de millones de marcos en este vicio. La gente arriesga su sueldo semanal o mensual y, a veces, hasta más. En los Estados Unidos se calcula que se gastan 20 mil millones de dólares en el juego por dinero. En España, en tan solo la lotería para la Navidad se recogieron 32.500.000.000 de pesetas (396.341.463 dólares). De esta cantidad, 70 por ciento se distribuyó en premios, y lo restante pasó al Estado. Un boleto completo costaba 20.000 pesetas (244 dólares), los ingresos de todo un mes para algunos trabajadores. Pero también se vendían fracciones de boletos.

      Las pérdidas en el juego por dinero apabullan la imaginación. Una heredera irania perdió casi 6 millones de dólares en los casinos de Londres y la Europa continental. En tres días de jugar al póker, un yugoslavo que se había establecido en Australia perdió todo el dinero que había ahorrado en seis años. Esto le dio una sacudida tan fuerte que murió cuatro días más tarde. Pedro, un joven español, gastaba mensualmente tanto dinero en el juego que hubiera podido pagar el alquiler y las cuentas de alimento para una segunda familia de cuatro miembros. No obstante, al fin de algunos meses tenía que pedir dinero prestado para poder comprar alimento.

      A los jugadores profesionales que viven de las pérdidas de otros no les afecta en lo más mínimo lo que ven... a algunas personas derrochar sus fortunas, a otras suicidarse debido a las pérdidas en el juego, a mujeres convertirse en prostitutas para pagar deudas de juego. Ronald, que solía trabajar en los establecimientos de juego de Amsterdam, declaró: “No veía mal alguno en sentarme a la mesa de juego con mi propia madre y quitarle hasta el último centavo.”

      El hecho de que la Biblia puede ayudar a una persona a abandonar este vicio se demuestra vigorosamente en el caso de Friedel, un holandés nacido en Indonesia. Para cuando tenía 38 años de edad, llegó a ser el propietario-director de una empresa de importación que tenía una ganancia neta anual de 550.660 dólares. Recibía un salario de 6.000 rupias (840 dólares) al mes, que era una fortuna en aquellos días inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, Friedel se aficionó al juego por dinero. Para financiar su vicio, Friedel vendía sus mercancías a 300 por ciento de ganancia. Además, a riesgo de su propia vida, vendía su mercancía en territorios controlados por terroristas.

      No parecía haber esperanza de que pudiera salirse del fango. Pero la Biblia ayudó a Friedel a abandonar su afición al juego por dinero. Su consideración de las Escrituras lo llevó a apreciar lo siguiente: El juego por dinero le quita la honradez a la persona, la hace mostrar falta de consideración y despoja a la familia de su felicidad.

      Si más personas llegaran a reconocer la sabiduría de evitar el juego por dinero, podrían proveer mucho mejor para sus familias. Por ejemplo, no es insólito el que un brasileño pague anualmente por billetes de lotería lo que tendría que pagar para comprar 100 litros de leche.

      Fiestas, diversiones estrepitosas

      En los países latinoamericanos, se gastan tremendas sumas en fiestas. Debido a que éstas tienen la aprobación de la iglesia, muchas personas creen que estas festividades son cristianas. Sin embargo, en realidad las diferentes fiestas, o festividades, no tienen orígenes cristianos, y las caracterizan los excesos en el comer y beber. Esto las pone en la categoría de diversiones estrepitosas, que están en conflicto con los principios bíblicos. La verdad de la Palabra de Dios libera a uno de gastar cantidades excesivas de dinero en tales celebraciones y así empeorar su situación económica.

      El caso de Eladio, un mexicano acaudalado, nos revela la enorme cantidad de dinero que se puede desperdiciar en festividades. El costo combinado de dos fiestas fue de 180.000 pesos (14.400 dólares). Además de estas dos festividades, Eladio financió fiestas de bebida que duraron de tres a cuatro días. A veces gastaba de 5.000 a 7.000 pesos (de 400 a 560 dólares) en bebidas alcohólicas. Al aprender lo que la Palabra de Dios enseña, Eladio dejó de desperdiciar sus recursos así y comenzó a usar sus fondos prudentemente para ayudar a otros a segar beneficios espirituales.

      Verdaderos beneficios

      Ciertamente nadie puede negar el hecho de que millones de personas podrían mejorar su modo de vivir si cesaran de usar tabaco, limitaran sus compras de bebidas alcohólicas, abandonaran la narcomanía, dejaran de jugar por dinero y evitaran todas las diversiones estrepitosas y las festividades que estén en conflicto con la enseñanza de las Escrituras. El evitar los hábitos y prácticas nocivos es dar un paso definitivo en dirección a poner pan en la mesa.

      [Ilustración de la página 13 (completa)]

  • Use sus bienes de modo prudente
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Use sus bienes de modo prudente

      NO ES el dinero en sí mismo lo que puede perjudicar, sino el amor al dinero. La Biblia es muy factual en este asunto. Aunque advierte en contra del amor al dinero, también dice: “Disfrutan celebrando banquetes y el vino les alegra la vida, y el dinero responde de todo.” (Ecl. 10:19, Nueva Biblia Española) Sí, uno disfruta de la buena comida. Pero ni la comida ni la bebida pueden obtenerse sin dinero. En este mundo, es imprescindible tener dinero. Es un bien valioso que es preciso administrar prudentemente.

      En conexión con las posesiones materiales, la Biblia recalca la importancia de la sabiduría. Leemos: “Buena es la sabiduría junto con una herencia . . . Porque la sabiduría es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.” (Ecl. 7:11, 12) Una herencia definitivamente es de valor. Pero si el individuo no sabe administrar prudentemente el dinero, pronto pudiera perderlo todo. El dinero provee una medida de protección de la pobreza y de sus dificultades concomitantes. Sin embargo, la sabiduría provee aún mayor protección. Permite a la persona usar prudentemente sus recursos y evitar cosas que podrían perjudicar su bienestar y el de su familia.

      Además de recalcar la importancia de la sabiduría, la Biblia provee pautas que, cuando se siguen, resultan en que la persona obre prudentemente. Los que no conocen o aprecian esas pautas se encaran a muchos problemas graves.

      Tome el caso de un matrimonio de Australia. Compran muchas cosas a crédito. Para hacer frente a los gastos, tanto el esposo como la esposa trabajan. Aunque el sueldo neto semanal del hombre es de aproximadamente 180 dólares, solo recibe 12 dólares de esa cantidad. El resto del dinero se usa para pagar sus deudas pasadas. Esta pareja ha hecho tantas compras que cada pago se usa casi enteramente para cubrir el interés acumulado de sus deudas y muy poco de la cantidad se aplica al principal. Las relaciones familiares se ponen tirantes, y el esposo bebe de continuo para escapar de la presión de la desagradable situación financiera. Bajo la influencia del alcohol a menudo destruye sus posesiones. Entonces hay que reemplazar los muebles destrozados, los artículos de cocina rotos y cosas por el estilo, lo cual agrava los problemas económicos.

      ¿Qué principios bíblicos podrían ayudar a este hombre y a otros que asumen más obligaciones que las que pueden cumplir? Las Escrituras nos dicen: “El deudor es esclavo del acreedor.” (Pro. 22:7, NBE) “No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros.” (Rom. 13:8) “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla? De otro modo, pudiera poner el fundamento pero no poder terminarla, y todos los que miraran pudieran comenzar a ridiculizarlo, diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar pero no pudo terminar.’”—Luc. 14:28-30.

      Ciertamente es el proceder prudente el que una persona analice de antemano si puede o no asumir una responsabilidad financiera en particular. De otro modo, como dice la Biblia, el individuo pudiera hacerse esclavo del acreedor. Pudiera llegar a estar endeudado más allá de toda esperanza. ¡Cuánto mejor sería el ‘no deber a nadie ni una sola cosa’!

      Especialmente las personas que tienen bienes limitados deben tener cuidado de no emplear demasiado de sus ingresos en lo que no es esencial. Puesto que su situación no deja lugar para que administren mal sus finanzas, harían bien en seguir el estímulo bíblico de ser diligentes, evitar el desperdicio y comprar prudentemente. (Compare con Proverbios 31:14, 15) Note lo que puede suceder cuando esto no se hace.

      Aunque son pobres, algunas personas que pueden andar toman un taxi para viajar solo una distancia corta. En vez de escribir una carta, quizás hagan una llamada telefónica de larga distancia. A veces gastan mucho dinero en gaseosas, galletas, condimentos, salsas, dulces, alimentos elaborados y comidas ya preparadas. Triste es decirlo, pero el deseo de comidas rápidas y fáciles de preparar afecta adversamente tanto su presupuesto como la salud de sus familias. Debido a que carecen de la nutrición apropiada, los niños a menudo enferman.

      En el Brasil, algunas familias pobres compran recipientes de yogur que se venden a una ganancia de más del 200 por ciento. ¡Imagínese el dinero que se pudiera ahorrar haciendo yogur y otros artículos en casa! Otras familias tienen pequeñas parcelas pero no plantan nada. Quizás dejen que se pudran los plátanos, cocos y naranjas que crecen en su propiedad, y compren estos artículos de vendedores. Otros gastan dinero en remedios para los gusanos, mientras que las papayas se pudren en su huerto. Esto a pesar de que, en los trópicos, la papaya es el mejor remedio para los gusanos.

      A modo de contraste, considere el caso de un padre de dos hijos que aplica principios bíblicos. Este brasileño ha aprendido a mantener a su familia de cuatro miembros con ingresos limitados. Comprando en la carnicería carne del día anterior, paga un precio menor. Poco antes de la hora de cerrar, va al mercado de la calle a comprar frutas y verduras. Puesto que los que trabajan en estos puestos desean vender todos sus artículos, puede comprar alimentos a un precio muy reducido. Aunque no lucen tan atractivas como al principio del día, las frutas y las verduras todavía son sanas y saludables. Por medio de estas compras prudentes, este hombre gasta solamente la tercera parte de lo que otras personas gastan por la misma clase de alimento.

      Además, considere el ejemplo de Bruce, un padre de familia alto y de talle delgado. Durante el tiempo de la Gran Depresión en el Canadá, trabajaba 10 horas al día, seis días a la semana. Ganaba 12 dólares a la semana. No obstante, de modo modesto proveía bien para toda su familia. La familia siempre tenía alimento adecuado, ropa y abrigo. ¿Cómo se las arreglaba con ingresos que eran pequeños hasta para los años treinta?

      Vivía en armonía con un principio que Jesús ilustró. Al proveer alimento para más de 5.000 personas, Jesús instruyó a sus discípulos: “Recojan los trozos que sobran, para que nada se desperdicie.” (Juan 6:12) Bruce se aplicó este principio y lo inculcó en la mente y corazón de su familia feliz. Fortificó su enseñanza acerca de la buena administración llamando atención a la ilustración de Jesús acerca del mayordomo que perdió su trabajo debido a su despilfarro. (Luc. 16:1, 2) Como resultado, la familia no desperdiciaba nada... alimento, ropa, muebles, calor o energía. Cuidaba bien de sus posesiones.

      Lo que la Biblia dice acerca de dar ayuda monetaria a otros también podría ayudar a muchas personas a evitar problemas financieros. Algunas personas de inclinación emocional hacen préstamos sin recibir seguridad o hasta se hacen fiadores por otros. A menudo pierden dinero de esta manera y experimentan graves penalidades económicas. Por lo tanto, se beneficiarían grandemente de vivir en armonía con las siguientes advertencias bíblicas: “Positivamente le irá mal a uno por haber salido fiador por un extraño.” (Pro. 11:15) “Anda falto de juicio quien estrecha la mano saliendo fiador de su vecino.” (Pro. 17:18, NBE) Además, las personas que son irresponsables, perezosas y que no están dispuestas a aceptar los trabajos disponibles que pueden emprender, no deberían recibir ayuda financiera. La regla bíblica es: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.” (2 Tes. 3:10) Por otra parte, la Biblia nos insta a ir en ayuda de los que verdaderamente están necesitados.—Efe. 4:28.

      ¿No sería provechoso el que más personas conocieran los principios bíblicos relacionados con la administración de los asuntos financieros y les prestaran atención? Esto ciertamente las ayudaría a poner pan en su mesa.

  • Esté contento... puede valerle de mucho
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Esté contento... puede valerle de mucho

      “NADA hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas. Sin embargo, los que están determinados a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y haciendo esfuerzos por realizar este amor algunos . . . se han acribillado con muchos dolores.”—1 Tim. 6:7-10.

      Así la Biblia da una advertencia clara en contra de llegar a ser un amador del dinero y también aminora la importancia de las posesiones materiales. Para vivir no necesitamos una abundancia de artículos de lujo. Es cierto, nuestro alimento debe ser sano, pero no es preciso que sea de la clase más cara disponible. Aunque la ropa y el abrigo son artículos de primera necesidad, el tener mucha ropa en su armario y un hogar lujoso lleno de muebles excelentes no le añaden años a nuestra vida.

      Muchas personas saben estas cosas, pero aun así hacen de la adquisición de dinero su principal meta en la vida. A menudo esto los precipita en la ruina, y hasta los lleva al punto en que no tienen pan en su mesa.

      Salvaguarda contra decisiones imprudentes

      Por supuesto, un hombre debe esforzarse por proveer bien para su familia. Las Escrituras declaran: “Si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.” (1 Tim. 5:8) Por lo tanto, cuando se presenta una oportunidad para mejorar de empleo, tal vez hasta en otro sitio, el cabeza de familia quizás desee aprovecharse de esta oportunidad y mudarse con su esposa e hijos. Esto sería cierto en particular si el hacerlo beneficiara a toda la familia. Sin embargo, es preciso considerar cuidadosamente tales asuntos. Un proverbio bíblico dice: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos.” (Pro. 14:15) El no analizar precisamente a dónde pudiera llevar cierto proceder pudiera resultar en graves problemas.

      Esto le sucedió a un carpintero de una aldea de Ghana. Su cuñado lo convenció de que podría ganar mucho más dinero en Accra, la capital. Pero el cuñado no pudo asegurarle que siquiera había disponible un trabajo bien remunerado. No obstante, el carpintero no prestó atención alguna a un conocido que lo animó a seguir el consejo de la Biblia acerca de estar contento con los ingresos de su arduo trabajo. Antes de dejar la aldea, el carpintero le dijo a su conocido: ‘La gente progresiva nunca pasaría toda su vida en una aldea.’

      Pero miren al hombre unos cuantos meses después. Con un bastón en la mano y el equipaje equilibrado sobre la cabeza, el carpintero, flaco y demacrado, camina pesadamente. Sus dos hijos lo siguen. El alto costo de la vida en la ciudad y el no poder hallar empleo apropiado han obligado a este hombre a regresar a la aldea. ¿Pero dónde está su esposa? No pudo soportar la difícil situación de la familia en Accra y abandonó a su esposo.

      Vez tras vez, en muchos otros países, incontables miles de personas empeoran su situación debido a que están descontentas con solo tener los artículos de primera necesidad. Quizás vendan sus pequeñas parcelas de tierra en el campo y se muden a la ciudad. Sin embargo, sus esperanzas de hallar buen empleo a menudo no se materializan. Pronto gastan sus pocos recursos. Aun si quieren regresar al campo, no pueden por no tener fondos. Por lo tanto, tienen que continuar viviendo en una fea zona de casuchas o en un barrio miserable.

      Es digno de nota que la Biblia advierte en contra de mudarse en el interés de la ganancia sin considerar seriamente las incertidumbres de la vida. Leemos: “Vamos ahora con los que dicen: ‘Hoy mismo o mañana salimos para tal o cual ciudad, nos pasamos allí un año negociando, y ¡a ganar dinero!’. Y eso sin tener idea de lo que va a ser de vosotros mañana. Vuestra vida, ¿qué es? Una niebla que se ve un rato y luego se desvanece.” (Sant. 4:13, 14, Nueva Biblia Española) Si hubieran sabido y apreciado la sabiduría de estar contentos y de tomar en consideración las incertidumbres de la vida al hacer planes, muchas personas que ahora se ven en la pobreza tendrían suficiente pan en su mesa.

      Aunque tal vez saben de los graves problemas a los que otros se han enfrentado debido a haberse mudado imprudentemente, algunas personas siguen creyendo que son la excepción. A menudo pierden de vista el hecho de que hasta hombres que aparentemente tienen éxito pudieran estar sacrificando verdadera felicidad y contentamiento.

      Éxito a un precio alto

      Note lo que el canoso Geoffrey de las Islas Británicas relata acerca de su compañero de trabajo en una agencia de seguros:

      “Era escocés, delgado y de más de 1,80 metros de alto. Cuando yo llegué, estaba a cargo de una sección pequeña. Mirándome a través de sus espejuelos de montura dorada, a menudo me decía en secreto que se proponía llegar a ser el director. Trabajaba muy duro, se quedaba tarde cada noche, y llevaba trabajo a casa y hasta se privaba de los días festivos. Por fin llegó a ser el administrador del departamento. Esto lo impulsó a moverse con su esposa y dos niñitos a una zona más elegante de Essex. También le pareció necesario enviar a sus hijos a escuelas privadas.

      “Debido a que gastaba más de lo que ganaba, le era demasiado costoso usar su automóvil. Dejaba el vehículo estacionado en el hogar y andaba o montaba en bicicleta. Una vez me mostró sus zapatos llenos de agujeros cubiertos con pedazos de cartón. Este hombre no creía que podía pagar por las reparaciones de sus zapatos. Para hacer frente a los gastos, a menudo tenía que pedir dinero prestado antes del fin del mes.

      “Con el tiempo Scot llegó a ser el director y entró en una categoría de mayores ingresos. Inevitablemente, esto significó el mudarse a una casa más grande, comprar un automóvil nuevo y hacer arreglos para proveer mejor instrucción académica para sus hijos. Puesto que había cultivado gustos caros, su esposa sencillamente no podía conformarse con algo de segunda calidad. El hombre pasaba aún más tiempo en el trabajo y llegó a ser director de varias compañías subsidiarias. Por fin, sin embargo, su matrimonio terminó en divorcio, y se halló manteniendo dos hogares costosos. Cuando terminé mi empleo con la empresa, él comentó melancólicamente: ‘¿De qué me ha valido todo mi dinero y posición?’”

      Las consecuencias trágicas de un deseo ambicioso de más y más dinero también se ilustran bien en el caso de otros 10 hombres. En los años veinte estaban entre los financieros de mayor éxito del mundo. Pero, a medida que pasaron los años, las cosas cambiaron. Tres de estos hombres se suicidaron, dos fueron encarcelados, uno se volvió loco, y tres murieron en la pobreza. De los 10, solo uno no perdió todo su equilibrio debido a su habilidad de ganar dinero.

      Protección contra proyectos fraudulentos

      Las personas que no se preocupan indebidamente por ganar dinero tienen menos probabilidades de verse entrampadas por proyectos fraudulentos de rápido enriquecimiento. En los Estados Unidos, Japón, y otros países, muchas personas han sido engañadas por las afirmaciones exageradas de las compañías de ventas “piramidales.” Estas empresas requieren que los individuos paguen una cantidad inicial para trabajar como agentes de venta y como reclutadores. Sin embargo, después de invertir grandes sumas, muchos se hallan entrampados. Los productos no se venden bien, y el reclutar nuevos inversionistas es difícil. No es poco usual que individuos sin escrúpulos, que ocupan las posiciones superiores, se fuguen con grandes cantidades de dinero.

      El lazo de las prácticas ocultas

      El estar contento hasta puede servir para protegerlo de envolvimiento en lo oculto. Debido al deseo de aumentar sus fondos sin tener que trabajar, algunas personas le pagan a magos para que aumenten al doble su dinero. Esto fue lo que hizo un hombre del África occidental. Los magos le mandaron que no hablara de esto con su esposa y a mantenerlo todo en secreto total. Le dijeron que visitara el cementerio en días especiales, que lo hiciera con ropa prescrita y ofreciera oraciones allí. Más tarde, los magos le dieron un paquete, que tenía que abrir a la medianoche de cierto domingo. Le aseguraron que al abrir el paquete, hallaría que el dinero que había invertido ciertamente se había multiplicado. El tiempo exacto llegó. Codiciosamente abrió el paquete. ¿Qué vio? ¿Dinero... mucho dinero? No, solo un rollo de papel de periódico. ¡Qué fuerte sacudida! Le faltó poco para suicidarse. De hecho, hasta después de eso a la esposa le fue muy difícil impedir que se quitara la vida.

      Si este hombre hubiese creído en la Biblia y la hubiese seguido, se hubiera ahorrado la pérdida financiera y una amarga desilusión. Las Escrituras no solo instan a uno a estar contento sino que también advierten en contra de envolverse con lo oculto. Por ejemplo, a los israelitas se les instruyó: “No deben buscar agüeros, y no deben practicar la magia.” (Lev. 19:26) “No debería hallarse en ti . . . practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista.”—Deu. 18:10-14.

      Ciertamente es prudente seguir la recomendación bíblica en cuanto a estar contento con el sustento y con qué cubrirse. Ese consejo, si se sigue, puede ayudarle a poner pan en la mesa y a continuar disfrutando de él.

  • Nuestro Hacedor ciertamente provee
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Nuestro Hacedor ciertamente provee

      A TODO nuestro alrededor hay abundante evidencia de que nuestro Hacedor se interesa en la familia humana, de hecho, en toda cosa viviente. Esta Tierra está maravillosamente diseñada para sostener las plantas, los animales y los seres humanos. Si no fuera por la mala administración que el hombre le ha dado a los recursos y por la distribución desigual del alimento, los seres humanos en todas partes verdaderamente podrían disfrutar de la vida. Se ha calculado que, si se usara hasta el máximo el potencial agrícola de la Tierra, habría suficiente alimento para alimentar a una cantidad de personas aproximadamente 10 veces mayor que la población actual del mundo. ¡Qué generosas son las provisiones para la vida! Además, la Tierra está llena de variedad y belleza, de cosas que deleitan nuestros sentidos de la vista, oído, gusto, olfato y tacto.

      En vista de tal evidencia del cuidado amoroso de nuestro Hacedor, podemos confiar plenamente en que él nunca abandonará a sus siervos. La Biblia declara: “Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?” (Mat. 6:26) Piense en los muchísimos pájaros que llenan el aire. No obstante, son muy pocos los que mueren de hambre. Puesto que estas criaturas continúan beneficiándose de las abundantes provisiones de Dios para sustentar la vida, nuestro Hacedor ciertamente nunca permitiría que sus siervos murieran de hambre en masa. Él contestará la oración: “Danos hoy nuestro pan para este día.”—Mat. 6:11.

      Hay amplia prueba disponible de este hecho en personas vivas. Aún bajo las peores condiciones que uno puede imaginar, los siervos de Dios han podido continuar viviendo.

      Considere el caso de Mart, un testigo de Jehová de 17 años de edad. Mientras estaba en un campo de concentración de la Alemania nazi, vio que muchos prisioneros estaban dispuestos a hacer casi cualquier cosa para obtener un poco más de alimento. Entre ellos estaban los que intercambiaban sus pequeñas raciones de alimento por tabaco o por un sustituto de tabaco. Entonces el hambre los obligaba a robar alimento. Cuando otros prisioneros sorprendían a estos ladrones, mataban a algunos de ellos a golpes y sin misericordia. En cuanto a Mart, él continuó confiando en que Jehová Dios lo sostendría aun en estas terribles condiciones.

      Al ser encarcelado, Mart pesaba 78 kilos. Once meses más tarde este joven alto era un esqueleto ambulante de 41 kilos de peso. Su padre, a quien entonces también encerraron en el mismo campo de concentración, ni siquiera lo reconoció. Puesto que el padre de Mart había tenido suficiente de comer mientras estaba libre, ahora compartió sus raciones con su hijo. En 10 semanas Mart ganó unos 5 kilos. También hubo ocasiones en que recibía alimento en circunstancias insólitas. Mart relata:

      “En una ocasión todo el grupo de las barracas donde yo estaba tuvo que hacer ejercicios bajo un aguacero desde las seis en punto de la noche hasta la medianoche, y dieron nuestro alimento a los puercos. Por fin volvimos a las barracas, y sentí que un Testigo de otra sección del campo me puso en la mano un pedazo de pan. Fui el único que tuvo un poco de alimento.”

      Muchos otros Testigos tuvieron experiencias similares durante el gobierno de Hitler sobre Alemania. En ese país, 1.687 Testigos perdieron sus trabajos, 284 sus negocios, 735 sus hogares y 457 no pudieron continuar trabajando en su oficio. En 129 casos, su propiedad fue confiscada, a 826 les quitaron la pensión y otros 329 sufrieron otras pérdidas personales. De los 2.000 Testigos que sufrieron tratamiento inhumano y privación en los campos de concentración, la mayoría de ellos salieron vivos. Sí, a pesar de esfuerzos planificados por destruir su medio de vida, los testigos de Jehová como cuerpo sobrevivieron dentro y fuera de los campos de concentración. ¿A quién dan ellos el crédito por haber sobrevivido?

      Esta es la respuesta unánime de un grupo de 230 Testigos que sobrevivieron a los horrores de los campos de concentración: “Gracias a la ayuda del Señor y su apoyo bondadoso, los designios del enemigo de hacer que violáramos nuestra integridad han fallado, aunque él trató de hacer esto empleando muchísimos proyectos violentos y diabólicos así como miles de prácticas inquisitoriales sacadas de la edad media, tanto físicas como mentales, y muchas lisonjas y atractivos.”

      Fue la lealtad a Dios y a las pautas que se encuentran en la Biblia lo que ayudó a estos Testigos a sobrevivir. Seguramente, pues, la misma adherencia fiel a los principios bíblicos ayudará a otros a poner pan en su mesa en condiciones más favorables. ¿Comparte usted esta convicción?

      El incentivo necesario

      Fe firme en el hecho de que Dios es real y en que él se preocupa profundamente por la humanidad ha ayudado a decenas de miles de personas a mejorar su modo de vivir. Al hacer un examen cuidadoso de la Biblia y ver los beneficios que sus pautas producen en la vida de otros, se han sentido impulsados a adueñarse de esta fe. Esa convicción ha ayudado a muchos a liberarse del abuso de las bebidas alcohólicas, de la narcomanía, del juego por dinero, de una vida de delincuencia y de otros vicios. Otros han aprendido a estar contentos con sus bienes y a usarlos prudentemente. Convencidos por su propia experiencia de que los principios bíblicos son sanos, han hecho esfuerzos por seguirlos cada vez más estrechamente.

      También han llegado a apreciar que el vivir en armonía con los principios bíblicos resulta en más beneficios que los actuales. Debido a que Dios se interesa profundamente en la humanidad, nos tiene reservado un magnífico futuro. La Biblia nos dice: “Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Rev. 21:4) Ciertamente ganamos mucho al vivir en armonía con la Biblia... el mejor modo de vivir posible en las condiciones actuales y, en el futuro, una vida sin dolor, enfermedad y muerte cuando Dios haga nuevas todas las cosas.—Rev. 21:5.

      Si aún no está considerando la Biblia con los testigos de Jehová regularmente, sírvase aceptar la invitación de ellos a que lo haga sin costo alguno para usted. Vea por sí mismo lo práctica que es la Biblia y que el aplicar lo que ésta dice puede ayudarle a poner pan en su mesa. También aprenda más acerca del futuro maravilloso que Dios tiene pensado para todos los que aman la justicia y cómo usted puede participar de él.

  • Se halló consuelo en el debido lugar
    ¡Despertad! 1979 | 8 de abril
    • Se halló consuelo en el debido lugar

      Al visitar un hogar, dos testigos de Jehová encontraron al ama de casa muy perturbada porque había perdido un cheque que representaba una gran suma de dinero. Las Testigos se compadecieron de ella y sugirieron que, puesto que representaban al ‘Dios de consuelo,’ consiguiera su Biblia, y compartirían unos pensamientos con ella. Las Testigos mencionaron que este ‘Dios de consuelo’ tiene un nombre y que ella podría leerlo en su propia Biblia en Salmo 83:18. Cuando la señora abrió su Biblia a ese versículo, su cheque cayó de entre las páginas. ¡Se llenó de regocijo, convino en estudiar la Biblia, y dentro de poco el estudio progresaba bien!

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