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Jóvenes, vigilen su conducta en este mundo delincuenteLa Atalaya 1962 | 1 de febrero
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ustedes estarán deseosos de contar a otros. Pásenlo bien haciendo la voluntad de Dios. Hay tanto que hacer todavía antes de que este mundo inicuo se hunda pronto en el Armagedón. Así que no imiten a este mundo y sus jóvenes delincuentes. Imiten a Dios y a sus testigos cristianos. Siempre tengan “mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo no es en vano en relación al Señor.” Entonces el futuro de ustedes será feliz en el nuevo mundo de Dios.—1 Cor. 15:58.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1962 | 1 de febrero
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Preguntas de los lectores
● ¿Cómo puede uno saber si carne comprada de un carnicero o en algún otro mercado ha sido desangrada apropiadamente? También, ¿cómo puede uno saber si el fiambre, pastelería o preparaciones vendidas por farmacéuticos contienen alguna sangre o partes componentes de sangre?—A. R., EE. UU.
Esto es de importancia a las personas que temen a Dios, porque Jehová Dios, en su ley declarada a Noé, que aplica a toda la humanidad, dijo: “Todo animal que se mueve que está vivo puede servir de alimento para ustedes. Como en el caso de la vegetación verde, les doy todo ello. Solo carne con su alma—su sangre—no deben comer.” (Gén. 9:3, 4) También la junta administrativa cristiana del siglo primero, dirigida por el espíritu santo de Dios, señaló que es necesario que los cristianos ‘se mantengan libres de la sangre.’—Hech. 15:28, 29.
Si el desangramiento de animales descuartizados no es lo acostumbrado en su localidad, y usted no está seguro de qué es lo que se acostumbra hacer en cuanto al asunto en el lugar en que usted vive, la mejor manera de averiguar si la carne ha sido desangrada apropiadamente es preguntar personalmente. En la mayoría de los casos, aun si el que vende la carne no es el que personalmente mata los animales, conoce a los hombres con quienes trata en los negocios y sabe lo que acostumbran hacer o por lo menos las leyes por las cuales se rigen. Si él está seguro de que la carne está preparada apropiadamente, el cristiano puede sentirse libre para usarla. No obstante, si el que vende la carne no sabe, sencillamente pregunte: “¿Quién puede suministrarme la información? Me es importante por razones de religión.” Entonces escriba una carta, si ésa es la única manera de ponerse en comunicación con la persona que puede contestar su pregunta. Si por alguna razón uno no cree que le están diciendo la verdad, siempre puede buscar otro lugar para su compra o puede comprar animales vivos y hacer arreglos uno mismo para el degüello, si le parece necesario.
El hecho sencillo de que la carne se vea muy roja o hasta tenga fluido rojo en la superficie no significa que no ha sido desangrada. Puede que en la carne queden algunas cantidades muy pequeñas de sangre aun después de haberse hecho el desangramiento apropiado. Además, el fluido que corre de la carne quizás sea solo fluido intersticial. Lo importante es que se ha mostrado respeto por la santidad de la sangre, se ha mostrado consideración por el principio de lo sagrado de la vida. Lo que exige la ley de Dios es que se deje escurrir la sangre del animal cuando se mata a éste, no que se empape la carne en alguna preparación especial para sacar todo vestigio de ésta.
En el caso de otros productos, se puede seguir un procedimiento similar. Si usted tiene motivo para creer que cierto producto contiene sangre o un componente de sangre, pregunte al que lo vende. Si él no sabe, escriba al fabricante. A veces las etiquetas muestran si se usa o no un componente de sangre, pero no siempre. Por ejemplo, quizás una etiqueta diga que cierto producto contiene albúmina. ¿Quiere eso decir que contiene un componente de sangre? Busque la palabra albúmina en un buen libro de consulta, quizás en una enciclopedia de su biblioteca local o hasta en un buen diccionario. Aprenderá que la albúmina no se encuentra solo en suero de sangre, sino también en la leche y los huevos. La única manera de averiguar la fuente de la albúmina del producto particular en cuestión es preguntarles a los que lo preparan. Sin embargo, si la etiqueta dice que ciertas tabletas contienen hemoglobina, investigación similar revelará que esto viene de la sangre; de modo que un cristiano sabe, sin preguntar, que debe evitar una preparación de esa clase. Queda claro que éstos
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