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  • Verdadera monarca del aire
    ¡Despertad! 1979 | 22 de mayo
    • de la búsqueda cuando dos voluntarios, después de haber atravesado México en todas direcciones por casi un año, tropezaron con la colonia en ocho hectáreas de la ladera de una montaña. A 3.000 metros sobre el nivel del mar, mariposas monarcas, incontables millones de ellas, llenaban el aire, cubrían el suelo y festoneaban posiblemente 1.000 árboles oyameles. El profesor Urquhart comparte con nosotros la emoción que sintió cuando visitó este lugar aislado, al describir en un artículo que escribió para la revista National Geographic las maravillas que sus ojos contemplaron: “Miré con asombro la escena. ¡Mariposas... millones y más millones de mariposas monarcas! Se agolpaban en masas bien apiñadas a cada rama y tronco de los altos árboles oyameles de color verde grisáceo. Remolinaban por el aire cual hojas otoñales y en miríadas brillantes alfombraban el suelo . . . susurré audiblemente: ‘¡Increíble! ¡Qué escena más gloriosa, sí, increíble!’”

      El instinto guiador

      El ver una sola mariposa libando el néctar de una flor engrandece mucho el aprecio que le tenemos al Creador. Pero el ver millones de ellas en un solo lugar al cual han volado una distancia de hasta 4.800 kilómetros, lógicamente incita la pregunta: ¿Por qué? Aun ahora no hay quien pueda dar una respuesta con certeza completa en lo que tiene que ver con la monarca. Pero parece que la fresca temperatura invernal de la Sierra Madre de México es precisamente lo que las mariposas necesitan para ayudarlas a conservar sus reservas de grasa para el vuelo que emprenderán en los días calientitos de la primavera.

      Sea cual fuere la razón, el hombre no puede menos que maravillarse del instinto infalible por el cual se guían estas criaturas migratorias. Pesan menos de 250 miligramos pero pueden volar a razón de 19 a 23 kilómetros por hora. Además, las monarcas tienen que enfrentarse a tempestades y calor, al campo abierto, a montañas y ciudades para hallar su camino a través de miles de kilómetros y llegar a un hogar extraño que nunca antes han visitado, y luego partir de nuevo para jamás volver a verlo.

  • “Hormigueros” que no lo son
    ¡Despertad! 1979 | 22 de mayo
    • “Hormigueros” que no lo son

      El ver por primera vez ciertas estructuras rojizas extrañas, que comúnmente se llaman hormigueros, puede despertar la curiosidad de los viajeros al África Occidental. Estos montículos pueden tener de metro a metro y medio de diámetro en la base y alcanzar seis metros de altura. Pero la verdad es que no son hormigueros. Realmente son termiteros, y los termes los construyen de laterita, la tierra rojiza que cubre la mayor parte de la superficie del África. Los insectos cementan las partículas de tierra para construir un montículo en forma de pan de azúcar. Los caballetes laterales le dan a la estructura una apariencia de contrafuerte. A pesar de estar dividido por dentro en varios pisos, canales y cámaras para las diferentes categorías de este insecto que vive en sociedad, el montículo es suficientemente fuerte como para soportar más que el peso de un hombre.

      Aparte de su parecido, no hay relación entre los termes y las hormigas. Los termes pertenecen más estrechamente a la familia de las efímeras o cachipollas. En muchas partes del África los termes tostados se tienen por una verdadera golosina, y a menudo constituyen un necesario suplemento de proteína en la dieta.

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