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¿Necesitamos ayuda para entender la Biblia?La Atalaya 1981 | 1 de julio
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nos dieron a mí y a Bernabé la mano derecha de coparticipación, que nosotros fuéramos a las naciones, mas ellos a los circuncisos.”—Hech. 9:15; 13:1-4; 22:17-21.
Después, cuando Pablo estuvo en Jerusalén por última vez, los judíos de aquel lugar habían recibido informes engañosos acerca de él. Por eso, en un esfuerzo por aquietar los ánimos respecto a estos informes, los “ancianos” de Jerusalén aconsejaron a Pablo qué hacer. Y Pablo aceptó con prontitud su guía.—Hech. 21:17-36.
Para ayudarnos a entender la Palabra de Dios en estos “últimos días,” Jehová Dios ha suministrado amorosamente una organización visible bajo Cristo... el “esclavo fiel y discreto.” La manera en que Jehová Dios ha hecho que prosperen las actividades que se han llevado a cabo bajo la dirección de este esclavo no deja dudas en la mente de los cristianos dedicados respecto a que Jehová Dios le ha dado su aprobación.—Mat. 24:45-47.
UN PUNTO DE VISTA NOBLE
¿Qué punto de vista debemos tener del alimento espiritual que suministra este “esclavo fiel y discreto”? ¿Deberíamos criticarlo diciendo... ‘Bueno, esta información pudiera ser cierta, pero también pudiera no serlo, de modo que tenemos que examinarla con mucho cuidado’? Aparentemente algunos han pensado así con relación a este asunto. Para apoyar su manera de pensar, han citado Hech. 17:11, que dice acerca de las personas recién interesadas de Berea: “Ahora bien, éstos eran de disposición más noble que los de Tesalónica, porque recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, examinando con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así.”
Pero, ¿significa esto que aquellos bereanos estuvieran buscando faltas en el mensaje que estaban escuchando, o que la actitud de ellos fuera una de dudas? ¿Establece esto un precedente con relación a criticar las publicaciones que suministra el “esclavo fiel y discreto,” con el fin de hallarles faltas? ¡De ninguna manera!
Primeramente, notemos el marco de circunstancias bajo el cual se dijo esto acerca de los bereanos de noble disposición. Pablo, acompañado por Silas, estaba en su segunda gira misional. Debido a la persecución que se desató, los hermanos de Tesalónica los enviaron a Berea. En Berea, Pablo y Silas se encontraron con judíos sinceros que tenían fe firme en la Palabra de Dios. Estos no eran cristianos todavía. Eran simplemente personas interesadas en la verdad que tenían que cerciorarse de que lo que Pablo les decía tenía el apoyo de las Escrituras Hebreas.
Es probable que hasta aquel tiempo aquellos judíos devotos de Berea nunca hubieran oído hablar de Jesucristo. Lo que Pablo les estaba diciendo era completamente nuevo. Por eso, estos judíos de disposición noble de Berea escudriñaron las Escrituras diariamente para estar seguros de que las referencias que Pablo les estaba suministrando realmente eran parte de la Palabra de Dios. ¿Y con qué actitud mental hicieron ellos sus estudios? ¿Con escepticismo, tratando de probar que Pablo estuviera equivocado? No; eran totalmente diferentes a los que criticaron a Pablo en el cerro de Marte, pues leemos que escucharon el testimonio de Pablo con “suma prontitud de ánimo.”—Hech. 17:11, 32.
Estos bereanos escucharon con prontitud, sí, con deseo de creer. Así, no solo tenían mente receptiva, sino que tenían el deseo de ver que se probara que estas “buenas nuevas” eran ciertas. De hecho, para que alguien adquiera fe tiene que tener “la voluntad o deseo de creer.” Si alguien está resuelto a no creer, ninguna cantidad de pruebas lo convencerá; porque si uno busca excusas, siempre puede encontrarlas, razones que parecen verosímiles para no aceptar la responsabilidad que el creer puede imponerle. Como bien dijo el apóstol Pablo: “La fe no es posesión de todos.” (2 Tes. 3:2) Pero los bereanos tenían la voluntad de creer. Consideraban lo que oían con una actitud mental receptiva. Como resultado de ello, “muchos de ellos se hicieron creyentes, y también no pocas de las mujeres griegas estimables y no pocos de los varones.”—Hech. 17:12.
Los discípulos de Jesús escribieron muchas cartas a las congregaciones cristianas, a personas que ya estaban en “el camino de la verdad.” (2 Ped. 2:2) Pero en ninguna parte leemos que estos hermanos hayan examinado primeramente las Escrituras con actitud mental escéptica para asegurarse de que aquellas cartas tuvieran apoyo bíblico, de que los escritores realmente sabían de qué estaban hablando.
CÓMO VEMOS AL “ESCLAVO”
Podemos beneficiarnos de esta consideración. Si ya hemos establecido qué instrumento Dios está usando como su “esclavo” para distribuir el alimento espiritual a su pueblo, de seguro que Jehová no se siente complacido si recibimos ese alimento como si pudiera contener algo dañino. Debemos tener confianza en el conducto que Dios está usando. En las oficinas centrales de Brooklyn, de donde emanan las publicaciones bíblicas de los testigos de Jehová, hay más ancianos cristianos maduros, tanto del “resto” como de las “otras ovejas,” que en cualquier otro lugar de la Tierra.
Es cierto que los hermanos que preparan estas publicaciones no son infalibles. Los escritos de ellos no son inspirados como lo son los de Pablo y otros escritores bíblicos. (2 Tim. 3:16) Y por eso, a veces, ha sido necesario, a medida que el entendimiento se ha hecho más claro, corregir algunos puntos de vista. (Pro. 4:18) Sin embargo, el resultado de esto ha sido un refinamiento continuo del cuerpo de la verdad basado en la Biblia en el cual convienen los testigos de Jehová. A través de los años, a medida que se han hecho ajustes a ese cuerpo de la verdad, éste se ha hecho cada vez más maravilloso y más aplicable a nuestra vida en estos “últimos días.” Los comentadores bíblicos de la cristiandad tampoco son inspirados. A pesar de que afirman tener gran conocimiento, no han logrado sacar a relucir ni siquiera verdades bíblicas básicas... tales como la de la Tierra paradisíaca venidera, la importancia del nombre de Dios y la condición de los muertos.
Más bien, el registro que se ha hecho la organización del “esclavo fiel y discreto” por más de 100 años nos obliga a llegar a la conclusión que expresó Pedro cuando Jesús preguntó a sus apóstoles si ellos también querían dejarlo, a saber: “¿A quién nos iremos?” (Juan 6:66-69) ¡No hay duda alguna! Todos necesitamos ayuda para entender la Biblia, y no podemos encontrar la guía bíblica que necesitamos fuera de la organización del “esclavo fiel y discreto.”
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Jesús como ingeniero de acústicaLa Atalaya 1981 | 1 de julio
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Jesús como ingeniero de acústica
El libro por Auguste Paes “Isolation Sonore et Acoustique Architecturale” (Aislamiento acústico y acústica arquitectónica) contiene un capítulo sobre la oratoria al aire libre. Es interesante notar, bajo el encabezamiento “La predicación del Evangelio,” lo siguiente:
“Los textos del Evangelio declaran: ‘Subiendo a una de las barcas . . . le rogó [a Simón] que se alejara un poco de tierra; y . . . enseñaba desde la barca a la muchedumbre.’—Luc. 5:3, ‘Biblia de Jerusalén.’
No hay ningún indicio de que las riberas inclinadas del lago de Genesaret hayan cambiado de manera considerable desde cuando acontecieron esos sucesos. Apliquemos, por lo tanto, estos textos a los contornos más comunes de sus riberas del día actual. . . .
“Presentes están todos los elementos más propicios para la recepción del sonido. Primeramente, todo el auditorio puede ver al discursante y recibir directamente el sonido. Debido a la inclinación del terreno, los oyentes que más alejados están del discursante están situados en posición más elevada en la ribera. Además, la superficie tranquila de las aguas del lago provee el mejor reflector de sonido. El sonido así reflejado sigue una trayectoria muy semejante a la del sonido directo. . . . la claridad del sonido queda inalterada, con una amplificación de seis decibelios. Este reflector está situado en la dirección de la difusión de la voz, a saber, delante del discursante.
“Por último, aquí tenemos un ejemplo que prueba una regla práctica importante: el discursante no debe estar demasiado cerca del auditorio.”
Cuando la Escuela Bíblica de Galaad de la Sociedad Watchtower estaba ubicada en el norte del estado de Nueva York, el instructor en oratoria pública ilustraba estos principios por medio de hablar desde el extremo de una charca a sus estudiantes que estaban sentados en un anfiteatro al otro lado de la charca.
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