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BrasilAnuario de los testigos de Jehová para 1973
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Así vemos que el mensaje del Reino ha cubierto todo el país y ahora queda como desafío a los publicadores por todo el Brasil el penetrar hasta en las zonas más remotas y llevar las buenas nuevas del Reino, buscando a los que son dignos. Se puede ver que fue a muchos que Jehová se complació en usar para efectuar esta gran obra de predicación en este vasto país, algunos de ellos de otros países, otros nativos, pero todos entusiasmados con el mismo espíritu de devoción y aprecio a Jehová por todas sus maravillosas bondades. Todos han reconocido que, por sí mismos, poco hubieran logrado. Pero atribuyen a Jehová mismo toda la gloria y honor por la magnífica expansión de la obra del Reino en el Brasil. Se dan cuenta de que fue “Dios [quien] siguió haciéndolo crecer.”—1 Cor. 3:6.
En vista del maravilloso fruto del Reino producido durante las pasadas cinco décadas, fieles Testigos del Brasil miran al futuro con gozo y expectativa. Saben que Jehová completará Su grandiosa obra de buscar a los que quieren adorarlo con espíritu y verdad. Confían también en que, aun con el enorme entrar de personas de corazón honrado hasta ahora en la organización teocrática, todavía hay más que han de venir, y por eso con verdadera seguridad siguen adelante con su predicación, y mientras lo hacen unidamente proclaman: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas.”—Rev. 4:11.
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Las Islas BritánicasAnuario de los testigos de Jehová para 1973
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Las Islas Británicas
CUANDO dos viajeros que acababan de cruzar el Atlántico desembarcaron en Liverpool, Inglaterra, cierto día en septiembre de 1881, poco se imaginaban que tenían el privilegio de comenzar algo que crecería tremendamente y llevaría gran gozo a los británicos que temían a Dios. J. C. Sunderlin y J. J. Bender eran dos asociados del bien conocido “pastor” Charles T. Russell de Allegheny, Pensilvania, y habían venido para hacer arreglos para distribuir una publicación de 162 páginas intitulada “Food for Thinking Christians” (Alimento para cristianos pensadores).
Cada uno tenía su plan de acción preparado, y pronto Sunderlin iba en dirección a Londres, mientras que Bender viajaba hacia el norte a Glasgow. El plan era seleccionar ciudades de buen tamaño, emplear a un hombre apropiado que reclutara ayudantes, entre ellos muchachos, para dar gratuitamente los libros a la gente al salir ésta de la iglesia. Esto había de ser un trabajo rápido, completado en dos domingos sucesivos. Sunderlin consiguió el servicio de casi quinientos muchachos mensajeros para entregar las publicaciones en Londres. En Glasgow, Bender colocó un anuncio en un periódico y se marchó en tren a Edimburgo, donde buscó a un hombre que se encargara de la obra allí. Tan pronto logró esto siguió abarcando más campo en su viaje, haciendo arreglos para la distribución en pueblos como Dundee y Alberdeen. De regreso en Glasgow firmó un contrato con un individuo de dieciocho que habían respondido a su aviso sobre la distribución de treinta mil ejemplares de la publicación.
Entonces, en zigzag hacia el sur, Bender hizo arreglos para la obra en Carlisle, Newcastle-upon-Tyne, Liverpool, Manchester, Hull, Leeds y otros pueblos de la sección industrial del algodón de la católica Lancashire y en los pueblos que tenían que ver con lana de la protestante Yorkshire. En total se habían apartado 300.000 de las excelentes publicaciones bíblicas para distribuirlas en la Gran Bretaña.
Aunque la Gran Bretaña estaba en el cenit de su poder comercial, en Londres y en otras grandes ciudades había huestes de pilluelos, pálidos, en andrajos y sin zapatos ni calcetines, que andaban por las calles buscando sobras de alimento en los arroyos y en los montones de basura. Había muchachas que trabajaban como esclavas en locales de calor sofocante, con máquinas de coser ruidosas y planchas que se calentaban en una estufa hedionda, afanándose casi todo el día por una bagatela. Había multitudes de personas que tenían gran necesidad del mensaje de consuelo de la Biblia. La publicación Food for Thinking Christians habría de ser un verdadero consuelo para muchos, y especialmente para personas pobres que mayormente vivían en barrios de miseria y a quienes se les hacía muy difícil conseguir suficiente para comer.
Muchas de estas personas recibieron esperanza, y pronto comenzaron a surgir grupos de Estudiantes de la Biblia como resultado de esta extensa y amplia actividad. Tom Hart de Islington, Londres, escribió pidiendo tres folletos y los recibió. También recibió con regularidad Zion’s Watch Tower (ahora La Atalaya en español) por nueve meses, todo sin costo... una nueva experiencia en el campo religioso. Desde entonces en adelante se hizo suscritor regular. Le impresionó el tema que corría como un hilo por cada número, a saber: ¡“Sálganse de ella, pueblo mío”!... una llamada bíblica a salir de los grupos religiosos de la cristiandad y seguir la enseñanza de la Biblia. Él y un compañero ferroviario, Johnathan Ling, comenzaron a estudiar juntos. Esto hizo al fin que Hart renunciara formalmente de la capilla en 1884, lo cual pronto fue imitado por Ling y otra docena de individuos que empezaron a reunirse. Parece que éste
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