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    La Atalaya 1956 | 15 de septiembre
    • señalan la existencia segura de una Inteligencia Suprema, un Creador todopoderoso y omnisapiente, quien se identifica en la Biblia por el nombre JEHOVÁ. El próximo paso, después de reconocer que Dios existe, es escudriñar su Palabra para ver cómo ella edifica fe y lo que él requiere de usted.

  • Parte 29—Asambleas internacionales (1951)
    La Atalaya 1956 | 15 de septiembre
    • Historia moderna de los testigos de Jehová

      Parte 29—Asambleas internacionales (1951)

      EN LA asamblea de 1950 que se celebró en el estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York el presidente de la Sociedad Watch Tówer anunció que durante el verano de 1951 la familia internacional de testigos se reuniría en Europa en una serie de asambleas allí, y que todos a partir de este anuncio deberían comenzar a hacer planes para asistir. El año 1951 llegó, sin que hubiera una tercera guerra mundial para impedir esta serie de fiestas teocráticas europeas, a las cuales se denominó asambleas de “Adoración limpia.” La primera asamblea de esta gran serie se reunió en Londres, Inglaterra, del 1 al 5 de agosto, en el vasto estadio Wembley, al cual miles de personas procedentes de cuarenta diferentes naciones vinieron por ferrocarril, automóvil, barco y avión. Allí asistieron 36,315 personas para oír la conferencia pública “¿Hará frente la religión a la crisis mundial?” presentada por N. H. Knorr. Esta asamblea estuvo bien organizada con varios departamentos, de manera parecida a la de la asamblea de 1950 en Nueva York.

      En particular el programa fué espiritualmente instructivo y refrescó a todos. Para dirigir el canto se organizó una orquesta extraordinariamente espléndida. En esta asamblea feliz 1,123 personas se bautizaron por inmersión. La sorpresa mayor y más agradable fué la presentación del nuevo libro de estudio intitulado “What Has Religion Done for Mankind?” (¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?). También se presentó una serie de cuatro tratados nuevos para servicio público eficaz en el campo. Los discursos de esta asamblea se pronunciaron principalmente en inglés. Sin embargo, hubo sesiones en danés, finlandés, francés, alemán, holandés, noruego y sueco. Fué dulce el compañerismo internacional. Nadie titubeaba en hablar a sus compañeros testigos que se veían por todo Londres y podían conocerse por las nítidas tarjetas de identificación que cada asambleísta llevaba en su solapa. Desde Londres muchos de los testigos viajaron al continente para compartir otras asambleas, para conocer a miles de sus asociados extranjeros que no pudieron venir a Londres.a

      Una gozosa asamblea internacional luego siguió en París, Francia, reuniéndose en el Palais des Sports del 9 al 12 de agosto, con 10,456 asistentes a la conferencia pública. Los testigos de veintiocho países estuvieron representados en esta asamblea, la primera que se había celebrado para los testigos de toda Francia en catorce años. Fueron bautizadas allí 351 personas. Mucho entusiasmo prevaleció durante esta fiesta teocrática, instructiva, de cuatro días. Todos los departamentos de la convención trabajaron bien para servir comidas y suministrar alojamientos, y una orquesta de cincuenta músicos dirigió el canto; y ¡con qué entusiasmo cantaron los hermanos franceses!

      Rotterdam, Holanda, fué el próximo centro donde reunirse para “Adoración limpia” del 17 al 19 de agosto, y la asamblea se celebró en el edificio Ahoy, en la arena de deportes. Allí 285 personas se bautizaron. Para los muchos que no tenían recursos para ser alojados en casas particulares seis grandes tiendas de campaña con una provisión de paja llegaron a ser dormitorios para 3,600 asambleístas. Los testigos nativos estuvieron especialmente ocupados dando publicidad a la reunión pública del domingo, a la cual vinieron 10,775 concurrentes, haciéndola la más grande de las reuniones celebradas por la Sociedad en ese país.b Todos los que disfrutaron del compañerismo desplegado en esta asamblea se fueron con el corazón profundamente enternecido de afecto a esos hermanos firmes del Nuevo Mundo en los Países Bajos.

      Fué como vivir en los bosques en el nuevo mundo por tres días el estar en la asamblea internacional de Francfort-del-Meno, Alemania, del 24 al 26 de agosto de 1951. Para esta asamblea, la más grande que se había celebrado en Alemania, se habían arrendado el gran estadio de Deportes y el colindante Velódromo para los que no cupieran en el estadio. Se había hecho mucha preparación de antemano para estar listos para esta enorme asamblea, y 4,901 trabajadores voluntarios de la asamblea ayudaron a hacer que esta asamblea tuviera gran éxito. Colindando con el estadio principal en el parque grande poblado de árboles se erigió una ciudad grande de tiendas de campaña, la cual tenía calles con nombres bíblicos. Los diferentes departamentos usaron algunas de estas tiendas, y había una cafetería, la cual tenía una locomotora que suministraba vapor para el arreglo singular de cocinas que hizo posible el alimentar a 30;000 personas por hora. Pero la mayor parte de esta ciudad de tiendas de campaña se preparó para acomodar a 27,000 asambleístas cuyos recursos no les permitían pagar el alojamiento en hoteles o casas particulares en Francfort mismo. Una bien dirigida orquesta de 150 músicos entretuvo a la asamblea y acompañó el canto en ella.

      El programa fué semejante al de la asamblea de Londres. Se presentó por primera vez la edición en alemán de “Equipado para toda buena obra”. También, 2,373 personas se bautizaron. Se obtuvo publicidad excelente de parte de los periódicos y de la radio. La asamblea llegó a su cumbre el domingo con una concurrencia de 47,432 personas que vinieron a escuchar la conferencia pública que pronunció N. H. Knorr. Entonces al final de las sesiones brotó espontáneamente una canción alemana de despedida que nunca será olvidada, la cual la multitud cantó encomendando a Dios al hermano Knorr y sus cotestigos que habían venido de veinticuatro naciones. Los hermanos de Alemania, a quienes se les había negado la oportunidad de viajar en grandes números a otros países, apreciaron de modo especial el rico compañerismo con sus centenares de huéspedes extranjeros durante estos benditos días de asamblea.c

      En vista de que las actividades de los testigos en Alemania Oriental han estado proscritas por los comunistas desde agosto de 1950, no les fué posible a muchos de ellos llegar a la asamblea de Francfort. Por esta razón se hicieron arreglos para una asamblea especial de un día para el martes siguiente en la zona occidental

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