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Granjéense amigosLa Atalaya 1962 | 15 de julio
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de Jehová si cultivamos amistad con el mundo. La regla divina es inflexible: “¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser amigo del mundo se está constituyendo enemigo de Dios.” (Sant. 4:4) Este mundo inicuo está condenado a la destrucción en la guerra del Armagedón de Dios, y los amigos de este mundo desaparecerán con él. (1 Juan 2:15-17) Como predijo el cántico profético de victoria de Barac y Débora: “Perezcan todos tus enemigos, oh Jehová, y sean los que te aman como cuando el sol sale con toda su fuerza.”—Jue. 5:31.
12, 13. (a) ¿Por qué las riquezas no son la clase de amigo que los cristianos han de granjearse? (b) ¿Qué selección hay entre amos, y por qué ningún cristiano puede ser esclavo de dos amos?
12 Tampoco son las riquezas la clase de amigo que los cristianos deberían granjearse. Cuando discutió este asunto de granjearse amigos de la clase correcta, Jesús dijo: “Granjéense amigos por medio de las riquezas injustas.” Aunque las riquezas se pueden usar para ayudar a granjearse amigos, las riquezas en sí mismas no deben considerarse como si fueran el único amigo del hombre, porque, explicó Jesús: “Ningún criado puede ser esclavo de dos amos; porque, u odiará al primero y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al otro. No se puede ser esclavo de Dios y de las riquezas.”—Luc. 16:9, 13.
13 Así Jesús declaró una regla fundamental: Nadie puede ser esclavo de dos amos. Los dos amos, según se entiende aquí, están en oposición uno contra otro, uno siendo bueno y el otro malo. Jesús mostró que si una persona se adhiere a uno de éstos, despreciará al otro, amando a uno y odiando al otro. El contraste entre los gobernantes es tan grande que uno no puede estar a favor de ambos. Jehová Dios es el principal Amo; es el principal Dueño de todas las criaturas por derecho de Creador. Y si deseamos ser amigos de él, debemos servirle lealmente, dándole nuestra devoción exclusiva, dedicando nuestra vida a él y dando nuestro todo en su servicio, llegando a ser seguidores de su amado Hijo, Jesucristo. Además, Jehová no permite que sus siervos le sirvan parte del tiempo a él y a su odiado enemigo la otra parte del tiempo. Jesús lo expresó así, a la congregación en Laodicea: “Conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o si no caliente. Así, por cuanto eres tibio y no caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca.” (Apo. Rev. 3:15, 16) Los que no son calientes ni fríos son vomitados, rechazados con repugnancia. Así el cristiano, al buscar la amistad de Dios y de su Hijo, no puede estar dividido en su corazón entre Jehová y el amo opuesto, Satanás el Diablo, “el dios de este sistema de cosas.”
14. (a) En cuanto a amistad, ¿en qué fracasó el rico gobernante joven? (b) ¿Por qué es tan importante el uso apropiado de las riquezas?
14 Jesús aclaró que el que desea la amistad con Dios no puede ser esclavo de las riquezas mundanas y así un esclavo del amo incorrecto. No debemos ser como el rico gobernante joven que, aunque quería ser amigo de Dios, no renunció a los vínculos semejantes a esclavo con este mundo. Jesús le dijo que vendiera lo que tenía y que diera a los pobres de Jehová Dios, y “tendrá tesoro en el cielo, y venga y sea mi seguidor.” (Mat. 19:21) Al decir esto al gobernante joven, Jesús estaba aplicando la regla: Nadie puede ser esclavo de dos amos. La devoción exclusiva a Jehová Dios era lo necesario. ¿Daría el rico gobernante a Jehová lo que le pertenecía, o preferiría la esclavitud a las riquezas? Decidió incorrectamente y perdió el ganar el tesoro de ser amigo de Dios. Las riquezas son útiles, y el uso apropiado de ellas, según muestra Jesús, estriba en granjearse la amistad de Dios y de su Hijo. Sabiendo esto, el siervo de Dios jamás dejará que las riquezas lleguen a dominarlo, sino que él las dominará y las usará en el ministerio de Jehová Dios. De otro modo, si las riquezas llegan a dominarnos por haberlas hecho amigas nuestras, entramos en una condición de enemistad con Jehová Dios, porque hemos llegado a ser amigos de este mundo y esclavos de su odiado enemigo, el dios de este mundo.
15. (a) ¿Quiénes son los amigos apropiados que hemos de granjearnos, y por qué no hay mala voluntad conectada con el ser sus esclavos? (b) ¿Cómo demostró Jesús su amistad para con los que lo obedecen, y qué no se cancela mediante ello?
15 Los amigos apropiados para los que verdaderamente buscan la vida eterna son el principal Amo, Jehová Dios, y su Hijo “a quien él ha nombrado heredero de todas las cosas.” (Heb. 1:2) Al llegar a ser esclavo de Dios y de Jesucristo uno no entra en una posición odiada, una en la que es oprimido y pisoteado y mantenido en ignorancia en cuanto a los propósitos de su amo. No, sino que al llegar a ser esclavos lealmente obedientes de Dios y de su Hijo, uno llega a ser amigo de ellos. Es confortador pensar en las palabras de Jesús a sus seguidores leales: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que les estoy mandando. Ya no los llamo a ustedes esclavos, porque el esclavo no sabe lo que su amo hace. Pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre se las he hecho saber a ustedes.” (Juan 15:14, 15) Desemejante a la acostumbrada relación fría y formal del amo para con los esclavos, los que siguen a Jesús, aunque son esclavos, también son sus amigos. Jesucristo demostró su amistad entregando su alma “a favor de sus amigos.” (Juan 15:13) El precio que Jesús pagó fue su propia sangre preciosa; así esta amistad no nulifica el hecho de que los cristianos son esclavos de Dios y de Jesucristo. Si desean mantener su amigable relación de esclavos y amo, los cristianos deben guardarse de granjearse vínculos amigables con este mundo y su amo satánico, el Diablo. Nadie puede ser esclavo de dos amos.
16. ¿Qué parábola relató Jesús concerniente a un mayordomo doméstico, y qué punto aclaró Jesús?
16 ¿Cómo podemos granjearnos la amistad de Jehová y de su Hijo, y por qué es urgente que lo hagamos ahora? En el libro de Lucas 16, en el capítulo dieciséis, Jesús dio una parábola acerca de un criado, un mayordomo que estaba a punto de perder su trabajo y el cual mostró sabiduría práctica granjeándose amigos con las riquezas. El mayordomo de la parábola de Jesús no recibía salario, como es la costumbre hoy día. Cuando fuera despedido de su trabajo, tendría que vivir de limosna o efectuar trabajo servil tal como el cavar. No siendo lo bastante fuerte para cavar y no deseando vivir de limosna, el mayordomo redujo varias deudas que los hombres debían a su amo. Cuando perdiera su mayordomía, así tendría gente que lo recibiría en sus hogares; porque se había granjeado la amistad de ellos por medio de las riquezas. Ahora no tendría que ganarse la vida de la manera odiosa por medio de cavar o de manera humillante por medio de vivir de limosna. Tenía buen discernimiento en cuanto al futuro, y obró con sabiduría práctica al usar riquezas o bienes materiales para granjearse amigos. Por eso Jesucristo dice que los cristianos deberían obrar con una sabiduría práctica semejante a ésa: “También, les digo a ustedes: Granjéense amigos por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fracasen, ellos los reciban a ustedes en los lugares de habitación eternos.”—Luc. 16:9.
17. (a) ¿Qué poseen Jehová y Jesucristo, y qué deja de considerar mucha gente? (b) En contraste con la incertidumbre de las riquezas y la vida en este mundo, ¿qué conocimiento concerniente a las promesas de Dios debería impulsarnos a emprender el derrotero de la sabiduría práctica?
17 Jehová Dios y Jesucristo son los únicos poseedores de “los lugares de habitación eternos.” Recibirán en estos “lugares de habitación eternos” únicamente a sus amigos. En este día y era cuando muchas personas están profundamente preocupadas y perturbadas a causa de las escaseces de alojamiento, el alto costo del alojamiento y los elevados impuestos prediales, probablemente piensen poco en el asunto de asegurarse lugares de habitación eternos en el nuevo mundo de justicia de Dios. No solo es un nuevo mundo en el cual “la justicia habrá de morar,” sino que será un mundo del cual Dios nos asegura: “La muerte no será más, ni habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (2 Ped. 3:13; Apo. Rev. 21:4) Esto es lo que Dios ha prometido en su Palabra. ¿Lo cree usted? Las palabras de Jehová jamás son falsas, como Josué dijo a los israelitas: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas han resultado ciertas para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.” (Jos. 23:14) Teniendo la promesa infalible de Dios de un justo nuevo mundo, ¿por qué, entonces, buscar lugares de habitación permanentes en este mundo? Sería inútil aun si tratáramos, porque no solo pueden esfumarse las riquezas de la noche a la mañana, sino que la vida de uno es tan incierta como ellas. Por eso el derrotero de la sabiduría práctica es usar nuestras posesiones materiales de tal manera que nos granjeemos la amistad del Edificador de todas las cosas y de Jesucristo su Hijo, quien dijo a sus seguidores: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque me voy para preparar un lugar para ustedes.” (Juan 14:2) Entonces cuando las riquezas nos fallen, podemos estar seguros de una bienvenida amorosa en los “lugares de habitación eternos” del nuevo mundo.
18. ¿Por qué el dinero no compra los dones de Dios, y quiénes pueden ser amigos de Dios?
18 ¿Significa esto que Dios acepta sobornos o que podemos librarnos de la ira de Dios con dinero? No, de ninguna manera. Ananías y Safira pensaron que podían comprar el favor de Dios al grado de tener una reputación importante. No entendieron que el entregar dinero para comprar algo con un propósito egoísta no podía ser un acto amistoso para con Dios. Además, Simón, el que en otro tiempo practicaba artes de magia, pensó que podía comprar los favores de Dios con dinero. Averiguó que el asunto era diferente, como Pedro le dijo: “Perezca tu plata contigo, porque pensaste conseguir posesión del don gratuito de Dios mediante el dinero.” (Hech. 8:20) No, el dinero no puede comprar los dones de Dios; si ése fuera el caso, entonces los ricos tendrían ventaja y podrían comprar reservaciones en el nuevo mundo de Dios. Pero Dios no es mercenario; no es parcial. Cualquiera puede granjearse la amistad de Dios y de Su Hijo, aunque sus posesiones materiales sean pequeñas e insignificantes.
19. (a) ¿Cómo pueden ser usados el dinero o los bienes materiales, entonces, para ganar la amistad de Dios? (b) ¿Cuál es el uso apropiado de los recursos de uno?
19 ¿Cómo, entonces, usamos las riquezas o los bienes materiales para granjearnos la amistad de Dios? ¡No sobornando a Dios sino glorificando a Dios! Dios es dueño de todo el mundo, y “la plata es mía, y el oro es mío,” dice Jehová. “A mi me pertenece todo animal silvestre del bosque, las bestias de mil montañas.” (Agg. 2:8; Sal. 50:10) Por eso no podríamos enriquecer a Dios materialmente, pero podemos usar nuestros recursos para glorificar a Dios, hablándoles a otros de sus propósitos, dándole devoción exclusiva y amor leal. Cuando animamos a otras personas a estudiar la Biblia, cuando les traemos ayudas para el estudio de la Biblia, cuando hablamos con ellas y las ayudamos a entender los propósitos de Dios y la promesa de un justo nuevo mundo—estamos usando nuestros recursos para glorificar a Dios.
20. ¿Por qué es apremiante granjearse la amistad de Dios ahora, y con quiénes deberíamos asociarnos?
20 Al usar nuestros recursos para glorificar a Dios, estamos almacenando tesoro celestial y granjeándonos la amistad de los que jamás nos rechazarán, jamás nos abandonarán y que nos pueden dar el don de la vida eterna bajo el reino del cielo. Este asunto de granjearnos la amistad de Dios y de su Hijo es apremiante porque este mundo se halla ahora en su “tiempo del fin,” y pronto desaparecerá en la guerra del Armagedón de Dios. Ahora es el tiempo para mostrar que somos amigables para con Dios. Ahora es el tiempo de conseguir toda la ayuda que podamos para ganar la amistad de Dios. Por eso necesitamos asociarnos con regularidad con los que aman y obedecen a Dios, con los que Jesucristo llamó “amigos míos.” (Luc. 12:4) Asociándose con la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová, millares de personas están aprendiendo el derrotero que hay que emprender para granjearse amigos ‘por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fracasen, ellos las reciban en los lugares de habitación eternos.’—Luc. 16:9.
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Probando que somos amigos de DiosLa Atalaya 1962 | 15 de julio
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Probando que somos amigos de Dios
“Oh Jehová, ¿quién será un invitado en tu tienda? ¿Quién residirá en tu montaña santa? El que esté andando sin culpa y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón.”—Salmo 15:1, 2.
1. ¿Cómo describe la Biblia el nuevo mundo de Dios, y qué requisitos deberían interesarnos?
NADIE conseguirá entrar en el nuevo mundo de Dios, para permanecer allí permanentemente como invitado de Dios, a menos que sea amigo de Dios. Dado que Dios congrega alrededor de él solo a los puros y a los buenos, hay requisitos para ser un invitado en la tienda de Jehová. Cuáles son estos requisitos debería ser el interés de cada cristiano verdadero, porque solo satisfaciéndolos puede alcanzar la bendita realización de la vida eterna en un lugar de habitación del cual la Biblia declara: “Yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado. . .Oí a una voz fuerte desde el trono decir: ‘¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos.”’—Apo. Rev. 21:1, 3.
2. ¿Qué descripción divina se da del amigo de Dios?
2 Al salmista David se le inspiró a poner por escrito los requisitos para ser invitado de Dios, por consiguiente amigo de Dios: “Oh Jehová, ¿quién será un invitado en tu tienda? ¿Quién residirá en tu montaña santa? El que esté andando sin culpa y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón. No ha calumniado con la lengua. A su compañero no le ha hecho nada malo, y no ha levantado oprobio contra su conocido íntimo. A sus ojos cualquiera despreciable ciertamente es rechazado, mas honra a los que temen a Jehová.”—Sal. 15:1-4.
3. ¿Por qué es cuidadoso correctamente Jehová con respecto a los que serán sus invitados, y cómo se demostró este cuidado en el día de David?
3 Que el Todopoderoso Dios recibe en su tienda como invitados solo a ciertos individuos no sorprende. Cualquiera que tiene una casa propia no recibe en ella como invitado a cualquier persona; no agasaja a toda persona. Muchos dueños de casa no permitirían que personas malas se quedaran con ellos ni aun por un corto tiempo. El mismo principio aplica en cuanto a Jehová Dios. Él no recibe a todos en su tienda: “Nadie malo puede morar por tiempo alguno contigo.” (Sal. 5:4) Esto fue cierto en el día de David, con respecto a la tienda de Dios. David había traído el arca de Jehová desde la casa de Obed-edom hasta Jerusalén: “Así que metieron el arca de Jehová y la colocaron en su lugar adentro de la tienda que David había armado para ella.” (2 Sam. 6:17) El entrar en esta tienda era entrar en la presencia del Altísimo. David escogió a ciertos individuos para que sirvieran en esta tienda, Asaf estando entre aquéllos tan privilegiados. (1 Cró. 16:4-6) Solo los que andaban sin culpa y que eran puros y rectos podían asistir constantemente a la tienda de Jehová sobre su montaña santa.
4. ¿Qué se dice con respecto al requisito para permanecer en la presencia de Dios, y por eso cuál debería ser la actitud del cristiano?
4 Jehová tiene mucho cuidado con respecto a los que permanecen en su santa presencia. Si los requisitos en el día de David para ser un invitado en la tienda de Jehová allá en su montaña santa fueron estrictos, entonces ¡cuánto más estrictos deben ser los requisitos para morar en la tienda de Jehová como invitado permanente, como miembro de su familia santa! Para que se nos pueda considerar dignos de este privilegio incomparable y podamos decir con David: “Seré un invitado en tu tienda por tiempos indefinidos,” debemos probar que somos amigos de Dios. Dado que “Su intimidad es con los rectos,” es absolutamente imperativo que los que quieran disfrutar de su protección y hospitalidad para siempre aprendan lo que Dios requiere para ser rectos a los ojos de él. (Sal. 61:4; Pro. 3:32) Por consiguiente todo cristiano debería hacerse estas preguntas: “Oh Jehová, ¿quién será un invitado en tu tienda? ¿Quién residirá en tu montaña santa?” Y todo cristiano debería estar cabalmente familiarizado con lo que contestó el salmista: “El que esté andando sin culpa y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón.”—Sal. 15:1, 2.
ANDANDO SIN CULPA
5. ¿Cómo fracasó Adán en cuanto a andar sin culpa, y por eso qué perdió?
5 Para andar sin culpa, a la vista de Dios, el cristiano debe confiar en Jehová Dios implícitamente y demostrar esa confianza siendo obediente a sus mandamientos. Adán, el primer hombre, fue invitado de Dios en el Paraíso de Edén. Adán pudo haber disfrutado de ese Paraíso como un lugar de habitación eterno, uno bendecido con la presencia de Dios. Pero Adán no se probó amigo de Dios. Debido a que Adán no obedeció a su Padre y Anfitrión celestial, perdió su lugar de habitación en el Paraíso y él mismo se descalificó de ser un invitado en “el jardín de Dios.” (Eze. 28:13) Adán no anduvo sin culpa, y por eso no pudo ser amigo de Dios.
6. ¿Quién fue llamado “amigo de Jehová,” y por qué?
6 Pero la Biblia abunda de ejemplos de los que tuvieron éxito en probarse amigos de Dios. Una lista de los que se probaron amigos de Dios se halla en el libro de Hebreos 11, en el capítulo once. Mencionado en ese capítulo se halla Abrahán, de quien Santiago escribió: “La Escritura se cumplió que dice: ‘Abrahán ejerció fe en Jehová, y se le contó por justicia,’ y se le llegó a llamar ‘amigo de Jehová.’” (Sant. 2:23) ¡Qué privilegio ser llamado “amigo de Jehová”! ¿Estamos, como Abrahán, dispuestos a llenar los requisitos para ser amigos de Jehová? No podemos ser amigos de Dios con simplemente desear serlo; debemos probar que somos amigos de Dios. Abrahán demostró su fe y confianza en Dios al obedecer el mandato de Jehová de salir de Ur de los caldeos y más tarde al intentar ofrecer a su único hijo mediante Sara, su amado Isaac. Así declara el escritor de Hebreos: “Por fe Abrahán, cuando fue llamado, obedeció al salir a un lugar que él había de recibir como herencia; y salió aunque no sabia adónde iba. Por fe Abrahán, cuando fue probado, puede decirse que ofreció a Isaac, y el hombre que gustosamente había recibido las promesas trató de ofrecer a su hijo unigénito, aunque se le había dicho: ‘Lo que será llamado “tu simiente” será por medio de Isaac.’” (Heb. 11:8, 17, 18) Abrahán anduvo sin culpa, probando su fe y confianza en Dios mediante su obediencia; “y se le llegó a llamar ‘amigo de Jehová.’”
7. ¿Cuál es la justipreciación apropiada de ser amigo de Dios?
7 ¿Puede compararse alguna satisfacción con la de ser amigo de Jehová? ¿Qué es el llamado éxito en las empresas comerciales de este mundo comparado con ganar la amistad de Dios? Nada puede traer felicidad y satisfacción como las que provienen de ser “rico para con Dios.” (Luc. 12:21) Los hombres hacen tremendos esfuerzos para aprender a tener éxito en el mundo comercial; el aprender a andar sin culpa a los ojos de Dios para llegar a ser su amigo vale esfuerzos mucho mayores.
CONSTANCIA EN ANDAR SIN CULPA
8. (a) ¿Qué ejemplos hay de los que fueron constantes en andar sin culpa? (b) ¿Cómo es posible el andar sin culpa, como se demuestra en el caso de Daniel?
8 Cuando examinamos la vida de los que se probaron amigos de Dios, hallamos que fueron constantes en andar sin culpa. “Enoc siguió andando con el Dios verdadero.” “Noé era un hombre justo. Se demostró sin culpa entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero.” (Gén. 5:23, 24; 6:9) El profeta Daniel fue constante en su andar sin culpa. En momentos críticos de su vida no confió en la sabiduría humana; se dirigió a Dios para instrucción. Esto, a su vez, fue porque constantemente dependía de Jehová Dios. Daniel se comunicó con su Dios aun cuando eso estuvo contra la ley; oraba con regularidad, mostrando constancia en depender de su mayor Amigo. Daniel fue arrojado al foso de los leones a causa de su lealtad a Jehová, y aun el rey pagano Darío observó la confianza constante de Daniel en su Dios: “Tu Dios a quien estás sirviendo con constancia, él mismo te rescatará.” (Dan. 6:16, 20) Por su constancia en andar sin culpa Daniel llegó a ser muy amado de Dios, y el ángel de Jehová, Gabriel, le dijo a Daniel: “Eres alguien muy deseable.”—Dan. 9:23.
9. ¿Cuál es un requisito vital para andar sin culpa?
9 Para ser constantes en andar sin culpa como anduvieron Enoc, Noé, Abrahán y Daniel, debemos tomar en cuenta a Jehová en todo lo que hacemos, como Proverbios 3:5, 6 declara: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo enderezará tus sendas.” Nadie jamás puede ser amigo de Dios si no está dispuesto a obedecer este consejo. Nadie, en realidad, puede hacer de veras una dedicación a Dios a menos que obedezca este mandamiento de confiar en Jehová y de buscar su dirección divina para andar constantemente en sendas derechas.
10, 11. (a) ¿Qué puede suceder si uno no toma en cuenta a Jehová? (b) ¿Qué instantes críticos entraron en la vida de un varón de Dios, y cómo se enfrentó a ellos?
10 ¡Qué insensatez la de no tomar en cuenta a Jehová en todos nuestros caminos—especialmente para el siervo de Dios! Fácilmente puede el desastre alcanzar al que no toma en cuenta a Jehová, especialmente en un instante crítico, como le sucedió a cierto profeta. El capítulo trece de Primero de Reyes nos habla con respecto a “un varón de Dios que había salido de Judá por la palabra de Jehová hasta Betel, mientras Jeroboam estaba de pie junto al altar para hacer humo sacrificatorio.” El varón de Dios, cuyo nombre no se menciona, entonces pronunció una notable profecía con respecto a la ruina del altar y de aquellos idólatras que sacrificaban en él. El rey inicuo Jeroboam se enfureció. Estiró la mano y ordenó que fuera arrestado el profeta valeroso. Inmediatamente la mano del rey se endureció y se secó; y el altar se rajó en dos. Jeroboam imploró la oración del profeta, para que su mano sanara. El profeta convino; y la mano del rey retornó a un estado saludable. El ladino Jeroboam, por razones egoístas, invitó entonces al profeta a su mesa real. Este era un instante crítico en la vida del profeta. ¿Andaría sin culpa? Sí; obedeció a Jehová y decisivamente rehusó cualquier asociación con un odiador de Jehová y un
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