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  • El fruto del espíritu
    La Atalaya 1955 | 15 de abril
    • El fruto del espíritu

      “El fruto del espíritu es amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.”—Gál. 5:22, 23, NM.

      1. ¿Por qué es que a menudo los esfuerzos de los hombres por desarrollarse a sí mismos se descarrían, y qué texto bíblico arroja luz sobre esto?

      DESDE tiempos inmemoriales el hombre ha estado profundamente interesado en el desarrollo y mejoramiento de sí mismo en todo aspecto de su constitución, física, mental y moralmente. Con motivo de la imperfección a sus esfuerzos en esta dirección frecuentemente les ha faltado equilibrio, y al mismo tiempo han tendido a ser exagerados. Hay hombres, por ejemplo, que se glorían grandemente en su desarrollo muscular, o en ejecutar hazañas físicas que consiguen admiración y aplausos. Lo que no se comprende, sin embargo, es que frecuentemente esto es a costa de buena salud más tarde en la vida, y a menudo significa el descuidar las cosas más excelentes, aunque intangibles, que tienen que ver con la mente y el corazón. Como el apóstol dice: “Porque el entrenamiento corporal es provechoso por un poco, pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, ya que contiene promesa de la vida ahora y de la que ha de venir.”—1 Tim. 4:8, NM.

      2. (a) ¿Cómo ha fomentado la religión en general la idea del desarrollo y mejoramiento de uno mismo? (b) ¿Qué dijo Pablo tocante a esto en relación con el judaísmo?

      2 Esta falta de equilibrio y tendencia a exagerar también se han manifestado cuando los hombres han tratado de desarrollarse y mejorarse mental y moralmente, a menudo gloriándose grandemente en sus logros, ya sean verdaderos o imaginados. Frecuentemente esto se ha hecho bajo la influencia y dirección de alguna de las muchas religiones que forman parte del presente sistema de cosas, las cuales pretenden que el que se adhiere estrictamente al curso prescrito conseguirá para sí mismo cierto mérito y beneficios, que afectarán tanto su vida presente como la futura. Tampoco se han escapado de esta artimaña las religiones que han profesado reconocer al único Dios verdadero. ¿Cómo sucedió que Pablo escribiera acerca del “fruto del espíritu” en contraste con las “obras de la carne,” en su carta a los gálatas? ¿No fué debido a esta misma cuestión, suscitada por algunos que todavía se adherían al sistema del judaísmo, pretendiendo que la justicia podía conseguirse en la carne por “obras de ley,” y eso “de acuerdo con la práctica judía”? Pablo sabía muy bien a lo que se enfrentaba, porque, como él dice de su antiguo modo de proceder: “Estaba haciendo mayor progreso en el judaísmo que muchos de mi propia edad en mi raza.” Por eso, con exasperación, escribe: “¿Tan faltos de sentido son ustedes? Después de comenzar en el espíritu ¿están ahora siendo completados en la carne?”—Gál. 5:19, 22; 2:14, 16; 1:14; 3:3, NM.

      3. ¿En qué respecto, en este asunto, existe una semejanza entre la cristiandad y el judaísmo?

      3 Ideas y pretensiones muy semejantes a las propuestas por los partidarios del judaísmo también se encuentran entre las muchas sectas de la cristiandad. Generalmente se sostiene como una creencia fundamental que los cristianos están bajo la ley de los Diez Mandamientos, incluyendo la ley del sábado, y que un estado de justo puede conseguirse mediante una estricta observancia exterior de los requisitos detallados en ella. De nuevo, tal como en el sistema del judaísmo, se ha añadido una multitud de tradiciones hechas por el hombre, por ejemplo: penitencias autoimpuestas, ayunos, abnegación, una forma de vida monástica y austera, todo lo cual supuestamente contribuye a la santidad personal de la persona y de esa manera suministra el entrenamiento disciplinario y la calificación necesarios para la vida futura con Cristo en la gloria celestial. Pues, algunos hasta han llegado al grado de pretender que han podido lograr la santidad absoluta, la impecabilidad, mientras todavía están en la carne. ¡Cuán insensato! Sí, especialmente en vista de la amonestación del apóstol precisamente sobre este punto, cuando dice: “Esas mismas cosas, en verdad, dan una apariencia de sabiduría consistente en una forma autoimpuesta de adoración y humildad ficticia, un tratamiento severo del cuerpo, pero no son de ningún valor en combatir la satisfacción de la carne.”—Col. 2:23, NM.

      4. ¿Qué no entienden y aprecian los maestros de la cristiandad?

      4 Los maestros religiosos de la cristiandad en general no entienden la enseñanza bíblica de que los cristianos ‘no están bajo ley sino bajo bondad inmerecida,’ y que ellos son declarados justos o justificados en conexión con el nuevo pacto mediante su Mediador Cristo Jesús. Por consiguiente esos maestros tampoco aprecian que el poder para la obtención de la justicia bajo el nuevo pacto no es los abolidos Diez Mandamientos, sino que es el espíritu de Dios, el cual transforma a los cristianos haciendo que se asemejen a Dios, y, como dice Pablo: “Si están siendo guiados por espíritu, no están bajo ley.”—Rom. 6:15; Gál. 5:18, NM. Vea también Efesios 2:15; 2 Corintios 3:5-18, NM.

      5. (a) ¿Por qué han sido trabajo gradual la revelación de la verdad y la remoción del error? (b) ¿Cómo se ve esto con relación al fruto del espíritu?

      5 No es extraño, entonces, que en los primeros años de nuestro movimiento del día presente, antes de 1914, y por algún tiempo después, los que entonces respondieron al mensaje de verdad y abandonaron la religión falsa de la Babilonia moderna, como se manda hacer en Apocalipsis 18:4, continuaran estando influídos a algún grado por la enseñanza que anteriormente aceptaban como verdadera. Siempre tenemos que recordar que la revelación de la verdad y la consecuente remoción de toda contaminación babilónica, tanto en doctrina como en práctica, han sido trabajo gradual. (Pro. 4:18; Isa. 52:11) En aquellos años anteriores se daba mucha atención al tema del desarrollo de los “frutos y gracias del espíritu,” como generalmente se le llamaba. Con Gálatas 5:22, 23 como base, era un tema favorito escogido para muchos discursos, a menudo en forma de una colección de discursos. Invariablemente, sin embargo, en la presentación que se hacía se mostraba que cada individuo tenía que cultivar dentro de sí mismo en armonía con el “desarrollo de carácter” las diversas cualidades detalladas por el apóstol. De hecho, algunos que entonces estaban en la verdad dieron tanto énfasis a la importancia suprema de desarrollar estas cosas, y exageraron tanto el asunto, que resultó en que prestaran demasiada atención a ellos mismos. Cada pequeña experiencia o circunstancia se consideraba como una que desempeñaba algún papel en la prueba y desarrollo del carácter. En muchos casos esto dió por resultado que esas personas se hicieran concentradas en sí mismas y egotistas, de una manera humilde, naturalmente. En otras palabras, pudiéramos decir que se pusieron demasiado maduras y cayeron del árbol.

      6. ¿Qué nos es importante comprender, y qué peligro en particular ha de evitarse?

      6 ¿Significa esto que nos estamos burlando del tema? Eso no sería propio, porque ocupa un lugar muy definido en la Palabra de Dios. No, aunque pudiéramos mostrar el lado risible de los que se consideran a sí mismos con demasiada seriedad, la cosa importante que queremos recalcar es la necesidad de conseguir el punto de vista correcto de nosotros en relación con esta cuestión de dar fruto. En lo que toca al peligro de hacerse egotista, el contexto inmediato de Gálatas, capítulo 5, manifiesta que esto es nuestro peor enemigo interno. Dice Pablo: “Si estamos viviendo por espíritu, continuemos andando ordenadamente también por espíritu. No nos hagamos egotistas, provocando competencia unos con otros, envidiándonos los unos a los otros.”—Gál. 5:25, 26, NM.

      7. (a) ¿Desde qué punto de vista debemos de considerarnos? (b) ¿Cómo describe Isaías nuestra prosperidad presente?

      7 ¿Cómo, entonces, vamos a ser ayudados a conseguir el punto de vista correcto de nosotros para evitar este peligro? Tenemos que considerarnos desde el punto de vista y manera que Jehová nos considera. ¿Y cómo es eso? En este día nos ve y trata con nosotros principalmente como un pueblo recogido, recogido a su organización teocrática, Sión. Muchas profecías hablan de este pueblo recogido, y en un lugar Isaías lo relaciona con el espíritu de Dios y el fruto resultante. Después de hablar de un tiempo de esterilidad y condiciones improductivas, entonces Isaías dice que estas condiciones prevalecerían hasta la restauración de la organización teocrática, con estas palabras: “Hasta que sea derramado sobre nosotros el Espíritu desde lo alto, y el desierto se convierta en campo fructífero, y el campo fructífero sea reputado como selva. Entonces morará la rectitud en el desierto, y la justicia habitará en el campo fructífero; y la operación de la justicia será la paz, y el resultado de la justicia, calma y confianza para siempre. Y mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos.” (Isa. 32:15-18) ¡Cuán atractivo cuadro de bendiciones y aumento! ¡Cuán exquisito fruto!

      DIFERENTES CLASES DE FRUTO

      8. ¿Es todo fruto el mismo, literal y figuradamente? No obstante, ¿qué idea se halla expresada en todas las dichas referencias bíblicas?

      8 Pero quizás alguien pregunte ahora si el fruto mencionado en esa profecía es el mismo que se describe por Pablo en Gálatas 5:22, 23. ¿Y qué hay del fruto de la vid en la ilustración bien conocida del capítulo 15 de Juan, cuando Jesús dijo: “Mi padre es glorificado en esto, que ustedes sigan produciendo mucho fruto”? (Juan 15:8, NM) ¿Quiso decir Jesús el seguir produciendo mucho amor, y mucho gozo, etc.? ¿Es todo fruto el mismo fruto? La respuesta, naturalmente, es no. La palabra fruto aparece muchas veces en las Escrituras, refiriéndose a muchas cosas diferentes, tanto buenas como malas. Pero todas las referencias tienen esto en común: que fruto siempre comunica la idea de algo producido, el resultado natural y lógico, o consecuencia, o producto, que resulta de ciertas causas o manera de proceder.

      9, 10. ¿Cómo puede considerarse el fruto del Reino desde diferentes puntos de vista, y con qué apoyo bíblico?

      9 En vista del hecho de que estamos viviendo en el día en que el reino de Dios ha sido establecido en los cielos y una organización del Reino ha sido edificada sobre la tierra, en la cual el pueblo de Dios ha sido recogido, todo el fruto que producimos, por la ayuda del espíritu de Dios como siervos suyos, apropiadamente puede llamarse fruto del Reino. Pero aun este fruto bueno puede verse desde diferentes puntos de vista. Como Jesús manifestó en una de sus parábolas, la semilla que el gran Sembrador disemina es la Palabra de verdad, el mensaje del Reino. Dijo Jesús: “En cuanto a lo que está sobre la tierra apropiada, éstos son los que, después de oír la palabra con un corazón recto y bueno, la retienen y dan fruto con aguante.” (Luc. 8:15, NM) Por eso, entonces, dado que cada variedad de semilla produce de su propia clase, y dado que nosotros mismos llegamos a un conocimiento de la verdad por la predicación que otra persona hizo acerca del mensaje del Reino, entonces se desprende que el fruto que tenemos que producir es el de dar testimonio a todavía otros acerca de ese mismo mensaje y así ayudar a multiplicar los intereses del Reino. Ese es un punto de vista, y ése es el principal que gobierna el uso de la ilustración de dar fruto en las referencias citadas del capítulo 32 de Isaías y el capítulo 15 de Juan.

      10 Pero ése no es el único punto de vista. El apóstol, al escribir a los que han sido iluminados por la Palabra de verdad, dice: “Sigan andando como hijos de la luz, porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y justicia y verdad.” (Efe. 5:8, 9, NM) Una clase es la que debe manifestarse en nuestra vida cotidiana, en “toda clase de bondad.” La otra clase es la que debe manifestarse en conexión con la proclamación de la verdad, en “toda clase” de servicio del campo. Realmente, ambas clases van juntas y son inseparables, como veremos. Pero en este estudio presente estamos prestando atención particular a la clase que atañe a nuestra vida cotidiana y personalidad, a nuestra disposición. Y no olvidemos aplicar estas cosas a nosotros mismos de manera práctica, siendo “hacedores de la palabra, y no solamente oidores.”—Sant.1:22, NM.

      AMOR—EL PRINCIPAL FRUTO DEL ESPÍRITU

      11. ¿Cuál es el principal fruto del espíritu, y qué pregunta surge concerniente a éste?

      11 En la lista de nueve cosas que constituyen el fruto del espíritu, como se menciona en Gálatas 5:22, 23, la primera y principal es el amor, y así es como debe ser también. Ahora, hagámonos la pregunta de manera personal y práctica. ¿Qué se quiere decir, en lo que a mí toca, cuando se dice que “el fruto del espíritu es amor”? ¿Quiere decir que tengo que someterme a un ejercicio mental y decirme a mí mismo como primera cosa cada mañana: ‘Tengo que tratar de ser más amoroso. Resuelvo que seré más amoroso’? Bueno, si lo emprendiéramos de esa manera, siguiendo un curso de desarrollo propio, entonces cualquier cosa que lográramos desarrollar en esa dirección realmente sería el fruto de nuestro propio espíritu, ¿no es verdad? Pero el apóstol se refiere al espíritu de Dios, no al nuestro. ¿Cómo, entonces, surte efecto?

      12. ¿De qué manera manifiestan las Escrituras que el amor de Dios nos afecta y opera dentro de nosotros?

      12 Primero, cuando comenzamos a aprender la verdad, es el gran amor a Dios el que nos atrae, su benignidad y bondad. A medida que aprendemos más acerca de la verdad, más aprendemos a apreciar el amor altruísta de Dios hasta que llegamos al punto en que respondemos a su invitación: “¡Hijo mío, dame tu corazón!” (Pro. 23:26) Eso significa que con el espíritu de devoción nos dedicamos a Jehová para hacer su voluntad, y así llegamos a ser cristianos verdaderos. Obviamente eso no es a causa de amor que hayamos desarrollado de nuestra propia iniciativa. Más bien, como Pablo dice, es “porque el amor de Dios ha sido derramado dentro de nuestro corazón por medio del espíritu santo.”—Rom. 5:5, NM.

      13. ¿Cómo afecta este amor nuestra relación con nuestros hermanos?

      13 Al mismo tiempo comprendemos que hemos sido traídos a asociación con otros que han procedido de la misma manera y han dado los mismos pasos. Estos por lo tanto son compañeros cristianos con nosotros y, en este día, todos somos miembros juntos de la sociedad del Nuevo Mundo. Nuestra relación con estos hermanos y hermanas nuestros sigue natural y lógicamente, así como el fruto es un producto natural, y no forzado o manufacturado. En apoyo de esto Juan escribe: “El amor consiste en esto, no que nosotros hayamos [primero] amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio para nuestros pecados. . . . [y] si Dios nos amó de esta manera, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos unos a otros” del mismo modo ardiente, bondadoso, altruísta. (1 Juan 4:10, 11, NM) Naturalmente, debemos amarnos unos a otros. Cuando llegamos a ser cristianos verdaderos, con el corazón lleno del amor de Dios y la mente llena del conocimiento y la esperanza del Reino, pues, inevitablemente eso debe cambiar y transformar nuestra entera vida y disposición.

      14. ¿Recalcan las Escrituras la responsabilidad personal en cuanto al fruto del espíritu?

      14 ¿Hay alguien que al leer esto obtenga la impresión de que el dar el fruto del espíritu es asunto sumamente sencillo y fácil? Pues no, no lo es. Aunque este fruto no es asunto de autocultivación, no significa ni por un momento que todo lo que tenemos que hacer es sentarnos y abandonarnos en las manos de Dios, inertes y acomodadizos. Como dijimos antes, consigamos el debido punto de vista en cuanto a nosotros mismos y la parte que nos toca desempeñar. En la ilustración de la vid Jesús dijo: “Mi Padre es el cultivador.” (Juan 15:1, NM) Sí, Jehová es el gran Cultivador de fruto de todo el fruto del Reino, y todo el crédito es para él. Bajo su dirección, sin embargo, nosotros hacemos algún trabajo de cultivación, como Pablo manifiesta, a manera de plantar y regar y desyerbar, pero jamás olvidemos que es “Dios que lo hace crecer.” Sin embargo, como el apóstol continúa, aunque individualmente no somos nada en nosotros mismos “cada uno siga cuidando” cómo está llevando a cabo sus responsabilidades, porque “la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día [este día de juicio] la pondrá al descubierto.”—1 Cor. 3:6, 7, 10, 13, NM.

      15. ¿Cuál es nuestra responsabilidad individual y cuál es la mejor manera de cumplirla?

      15 Entonces, ¿qué, exactamente, es nuestra parte en cuanto al cultivo del fruto del espíritu en lo que toca a amor? Esa pregunta no es difícil de contestar. A medida que apreciamos más y más lo que el amor verdadero es, como se ve en Jehová, la mismísima fuente de amor, y al llegar a estar siempre más cerca de él en la unión con él, entonces tenemos un deseo profundo y ardiente de expresar esa misma cualidad. Así es el amor. Quiere expresarse, quiere ser activo. Es altruísta, de modo que deseamos ver que otros disfruten y participen de las mismas cosas que significan tanto para nosotros. Y ahora preguntamos: ¿Cómo puede el amor llegar a su fruto pleno de mejor manera que mediante el que participemos tan plena y estrechamente como nos sea posible con ese cuerpo de personas dedicadas que Jehová ha recogido en una sociedad del Nuevo Mundo? Y ¿cómo podemos obedecer de mejor manera el mandato de “háganse imitadores de Dios, como hijos amados y sigan andando en amor” que mediante el asistir y activamente participar en todas las reuniones de nuestra congregación local y en las diferentes actividades del servicio del campo directo? Al proceder de esta manera, ¡cuán infinitas y excelentes oportunidades tenemos de ejercer amor, benignidad y bondad altruístas y parecidos a los de Dios! Pues, no hay límite, porque, como Pablo dijo: “Contra tales cosas no hay ley” que diga: ‘Usted no puede seguir más allá en esta dirección.’—Efe. 5:1, 2; Gál. 5:23, NM.

      16. ¿Cuáles son nuestras obligaciones como miembros de la sociedad del Nuevo Mundo?

      16 Note usted, esto es muy diferente de sólo ir a las reuniones para obtener una bendición, sentándose allí silenciosamente semana tras semana y simplemente absorbiendo todo lo bueno, u ocupándose en la obra de servicio como un asunto de rutina por un sentido del deber. Estamos de acuerdo, los árboles frutales embeben todo lo bueno que pueden del sol, el aire y la tierra. Pero ¿por qué? Para que puedan dar fruto para el beneficio y refrigerio de otros. Y eso aplica al fruto de nuestra vida cotidiana y disposición, así como al fruto de la predicación del Reino. Nuestra personalidad debe ser disfrutada y apreciada por nuestros compañeros cristianos y por personas del mundo dispuestas a lo decente, también, con motivo de dichas cualidades excelentes. ¿Se disfruta de su personalidad por ese motivo?

      17. ¿Qué se da a entender por “viviendo por espíritu y “andando ordenadamente también por espíritu”?

      17 En apoyo de la idea de que la mejor manera de producir el fruto del espíritu es mediante el participar tan plenamente como sea posible con el pueblo recogido de Dios, consideremos otra vez la expresión ya citada: “Si estamos viviendo por espíritu, continuemos andando ordenadamente también por espíritu.” (Gál. 5:25, NM) Allí tenemos el secreto de nuestra parte en el cultivo y producción de este fruto deseable. El apóstol no dice nada acerca de un curso de entrenamiento por uno mismo mediante un proceso de ejercicio mental. No. Es un asunto de ‘vivir por espíritu’ y ‘andar ordenadamente también por espíritu.’ Eso significa vernos a nosotros mismos como un pueblo recogido, recogido a Sión, donde Jehová ha derramado su espíritu sobre su clase del siervo y donde ha puesto su palabra en nuestra boca y es nuestro Maestro, enseñándonos, no individualmente, sino como pueblo, a vivir por espíritu, su espíritu. Entonces, con nuestros pies puestos en el camino correcto, el asunto es lograr progreso constante, ordenado, bajo dirección teocrática y, no tema, el fruto del espíritu será producido para alabanza de Jehová y la bendición de otros y para nuestra propia salvación para vida en el nuevo mundo.—Isa. 54:13; 59:21.

      18. ¿De qué maneras prácticas nos ayuda la organización en este asunto?

      18 De parte de lo práctico, la organización de Jehová suministra muchas ayudas para andar ordenadamente y lograr buen progreso. Mediante La Atalaya y el Informador, también las reuniones donde se consideran las verdades y el consejo contenido en estas publicaciones, de continuo se nos ayuda, tanto por estímulo como por corrección, a ver claramente y apegarnos al debido modo de proceder en cuanto a comportamiento y servicio. En estos tiempos malos y críticos a menudo encontramos problemas que nos hacen preguntarnos justamente qué actitud debemos adoptar y de qué manera debemos proceder. En este sentido, también, nos es de verdadero beneficio el apegarnos estrechamente a la organización, porque mediante ella se suministran en este día, como en el día del apóstol, siervos maduros y confiables, cuya conducta y disposición ponen un buen ejemplo y los cuales están allí con el mismísimo propósito de ayudarnos, aunque su consejo no siempre sea lo que queríamos o pensábamos que íbamos a recibir. Como Pablo escribió a los filipenses: “Hasta donde hemos progresado, sigamos caminando ordenadamente en esta misma rutina. Unidamente háganse imitadores de mí, hermanos, y vigilen a los que andan de la manera que va de acuerdo con el ejemplo que ustedes tienen en nosotros.”—Fili. 3:16, 17, NM.

      19. ¿Es posible y necesario un cambio de personalidad al hacerse uno cristiano?

      19 Al concluir esta parte de nuestra discusión, queremos decir unas cuantas palabras más acerca del cambio de disposición y personalidad que ya ha sido mencionado. Esto es algo que cada uno de nosotros debe entender claramente. A ninguno de nosotros le conviene decir: ‘Bueno, no creo que hubiera algo muy malo acerca de mi conducta o personalidad antes de entrar en la verdad. No veo ninguna gran necesidad de hacer algún cambio en particular. Después de todo, tenemos que ser naturales, ¿no es verdad?’ Está bien, admítase que su vida cotidiana era tan buena y su personalidad tan encantadora como deben haber sido en el caso de aquel rico y bien educado gobernante joven a quien Jesús amó, y quien sinceramente guardaba todos los mandamientos desde su juventud, y quien quiso saber qué faltaba. ¿Recuerda usted lo que faltaba? Pues, le faltaba la mismísima esencia del fruto del espíritu, el amor altruísta. (Mar. 10:17-22) Así que, ¡venga! Seamos honrados con nosotros mismos y humildes ante Jehová. Cada uno de nosotros debe ponerse lado a lado con sus hermanos de Éfeso a quienes Pablo escribió: “Deben despojarse de la vieja personalidad [el antiguo propio yo egotista] que se conforma a su manera de proceder anterior y que está corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero . . . [sean] renovados en la fuerza que impulsa su mente, y deben revestirse de la nueva personalidad que fué creada [no desarrollada por uno mismo] de acuerdo con la voluntad de Dios en verdadera justicia y bondad amorosa.”—Efe. 4:22-24, NM.

  • Andando en buen comportamiento
    La Atalaya 1955 | 15 de abril
    • Andando en buen comportamiento

      “Andemos en buen comportamiento.”—Rom. 13:13, NM.

      1. ¿Dónde hallamos la fuente y el conducto del fruto del espíritu? ¿Cómo debe afectarnos el aprecio de esto?

      LO QUE se ha considerado hasta ahora tocante al fruto del espíritu en general, y concerniente al amor en particular, también aplica a las otras cosas mencionadas. En cada caso se ve que estas otras cualidades primero son inherentes en Jehová con excelencia superlativa. También se ven en su amado Hijo, Cristo Jesús, con plena perfección. Y a medida que vemos, mediante un conocimiento acertado de la verdad, la maravillosa demostración que Jehová ha hecho de estas cualidades en todos sus tratos, llegamos a admirarlas y en cada caso queremos ‘hacernos imitadores de Dios, como hijos amados, y seguir andando’ en ellas, manifestándolas en nuestros tratos, también, con todos aquellos con quienes nos ponemos en contacto. Como dijo Pablo al fin de su carta a los gálatas: “Mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Efe. 5:1, 2; Gál. 6:10, NM.

      2. ¿Por qué se menciona primero el amor en la lista de Gálatas 5:22, 23?

      2 Entonces, demos un vistazo breve a estas otras cualidades, todas las cuales constituyen el fruto del espíritu. Sin embargo, es indiscutible que ‘la mayor de éstas es el amor.’ Es el móvil principalísimo, sin el cual las otras no pueden genuinamente existir u operar. Consideraremos estas cualidades en el orden en que las presenta el apóstol, aunque no parecen seguir cierto arreglo en particular, porque se mencionan repetidamente en orden variado a través de las Escrituras cristianas griegas.—1 Cor. 13:1-3, 13, NM.

      GOZO

      3. ¿Qué autoridad o razón se da por la estrecha conexión entre el gozo y la organización de Dios?

      3 El gozo se menciona inmediatamente después del amor, y ¿adónde vamos a hallar gozo hoy y cómo vamos a hallar la mejor oportunidad de producir este fruto? No hay más que una sola respuesta, y ésa es: en la organización de Jehová, Sión, donde su propio corazón amoroso halla satisfacción gozosa. ¿No exhorta la profecía de Sofonías a los que están en Sión a ‘alegrarse y regocijarse de todo corazón,’ y luego prosigue y dice como aun Jehová mismo “se regocijará sobre ti con alegría, descansará en su amor, y saltará de gozo sobre ti, cantando”? (Sof. 3:14, 17) Como evidencia específica en apoyo de esto, muchos miles de nuestros lectores prontamente recordarán el gozo y felicidad tremendos y sostenidos que se experimentaron durante los ocho días de esa gran asamblea internacional en el estadio Yanqui en 1953. Literalmente, por aquellos ocho días, ése fué el mejor lugar sobre la tierra donde estar para sentir verdadero gozo, y lo mismo es cierto, como principio, de todas las asambleas especiales del pueblo de Jehová.

      4, 5. ¿Cuál fué el gozo puesto delante de Jesús, y de qué maneras prácticas podemos nosotros participar de éste?

      4 Sabemos, también, que Cristo Jesús ha entrado en el “gozo que fué puesto delante de él” al ser hecho el instrumento escogido, como Rey, para traer a su plena realización el propósito glorioso de su Padre celestial y la vindicación completa del nombre de su Padre. En esta obra feliz se invita a que participen todos los seguidores verdaderos del Señor. Verdaderamente, a eso se debe que sea el “buen placer” de Dios “juntar todas las cosas de nuevo en el Cristo” y en la organización bajo él, para que “sirvamos para alabanza de su gloria.” Por lo tanto seamos fieles en el servicio de cualesquier intereses del Reino que hayan sido encomendados en nuestras manos para que tengamos el gozo emocionante de oír y responder a esa invitación: “Entra en el gozo de tu señor.” Y ¿qué mayor gozo puede hallarse que éste de buscar y hallar y luego alimentar a una de las “otras ovejas” del Señor?—Heb. 12:2; Efe. 1:9-12; Mat. 25:21, NM.

      5 Hablando personalmente, ¿no ha conocido usted lo que es a veces el que alguna prueba o condición difícil lo tenga abatido de modo que sienta usted que la vida es algo severa, y luego haya ido usted a una reunión donde ha podido participar con sus hermanos del compañerismo de las verdades del Reino y el servicio del Reino, o quizás haya dado un vistazo a La Atalaya que acaba de llegar? Usted sabe el efecto que tiene, como si una carga fuera quitada de su mente. Lo saca a usted de usted mismo (lo cual es espléndido), y quizás le da a usted un nuevo punto de vista en cuanto a cómo hacer frente a su problema. En otras palabras, como se explicó en nuestro estudio previo, usted se ha aprovechado de las provisiones hechas por medio de la organización, lo cual resulta en que el espíritu de Jehová opere de nuevo en su corazón y mente, junto con su fruto de gozo.

      PAZ

      6. ¿Cómo se le da énfasis en las Escrituras a la importancia de la paz? ¿Implicando qué?

      6 Lo que sigue en la lista es la paz. ¿Y qué puede decirse acerca de ella? Mucho, claro está, pero si usáramos la ilustración de un cazador que primero busca su presa y luego va en pos de ella en perseguimiento concentrado, ciertamente eso no parecería ser un cuadro de paz, ¿no es verdad? Sin embargo, escuche lo que David escribió en el Salmo 34:14: “Busca la paz, y síguela.” ¿Significa eso que la paz es un pájaro evasivo, semejante a lo que la paloma de la paz es para las naciones actualmente? No. La importancia de la paz es la cosa que recibe énfasis. Primero, tenemos que conseguir relaciones pacíficas con Dios, mediante Jesucristo, y con su familia de personas devotas. Luego tenemos que ver la necesidad de seguir y mantener esa paz, orando por ella y siempre trabajando con ese fin, como dijo David en otro salmo: “¡Rogad por la paz de Jerusalem! ¡gocen de paz los que te aman! A causa de mis hermanos y de mis compañeros, ahora diré: ¡Sea la paz dentro de ti! A causa de la Casa de Jehová nuestro Dios [el centro de adoración pura], procuraré tu bien.” (Sal. 122:6, 8, 9) Tal vez esto signifique que usted tenga que sacrificar algo, quizás alguna relación en que usted haya entrado, que es del todo legítima a los propios ojos de usted pero que usted sabe muy bien que sólo está causando incomodidad y habla entre sus hermanos, sin decir nada de que suministre una fuente de chismografía entre los que no están en la verdad. Siempre es una guía segura el poner los intereses de la comunidad de Dios por encima de los intereses personales.

      7. ¿Cómo está cumpliendo Jesús su promesa de Juan 14:27 actualmente?

      7 Por lo común, la gente busca la paz tratando de crear y vivir bajo condiciones que literalmente sean pacíficas. El que lleguen a disfrutar de la paz o no depende en gran manera de su medio físico, y en su mayor parte es una experiencia emocional. Esa es la única manera en que el mundo puede suministrar este tesoro valioso. Pero Jesús dijo, cuando estuvo con sus discípulos en el cuarto superior: “Les doy mi paz. No se la doy de la manera que el mundo la da.” (Juan 14:27, NM) En estos días de su segunda presencia con sus discípulos él está cumpliendo esa promesa por medio de librarnos de la autoridad de este mundo discordante y trasplantándonos a su propia tierra, a su propio dominio teocrático, donde, como Rey, él reina con justicia en la capital celestial, la Nueva Jerusalén. Desde allí, mediante el espíritu todopoderoso de Dios, está dirigiendo a su pueblo sobre la tierra en una grandiosa obra de justicia, el efecto de la cual es “calma y confianza” para los que se ocupan en ella. Bajo ese espíritu de paz que gobierna y guarda nuestro corazón y facultades mentales, verdaderamente habitamos “en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos.” ¡Cuán glorioso y sereno fruto del espíritu!—Isa. 32:1, 17, 18; Fili. 4:7; Col. 1:13; 3:15. Vea también La Atalaya del 1 de febrero de 1954, págs. 86, 87, párrafos 3-6.

      GRAN PACIENCIA

      8, 9. ¿Qué ejemplos se dan de gran paciencia, y cómo debemos ser influídos por ellos?

      8 Ahora consideremos la siguiente cualidad: gran paciencia. Aquí, de nuevo, vemos una grandiosa cualidad que sobresale en los propios tratos de Dios, porque él ha tolerado “con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos dignos de destrucción, a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, . . . a saber, nosotros.” Pablo cita su propio caso, también, como un ejemplo sobresaliente de gran paciencia demostrada por Cristo a favor de Pablo, en vista de la mala manera en que él había procedido anteriormente, y eso para estimular a otros que “descansarán su fe” en el Señor. (Rom. 9:22-24; 1 Tim. 1:16, NM) Seguramente con dichos ejemplos alentadores ante nosotros, debemos ver la necesidad de estar nosotros mismos siempre listos para mostrar esta misma cualidad siempre que se requiera. Esto no significa que debemos aguantar infinitamente el mal proceder de un individuo, o el que haya en una congregación, sino significa más bien que siempre que haya una súplica sincera de misericordia, o siempre que pueda tenerse en cuenta la ignorancia, como en el caso de los que no están en la verdad, entonces no debemos dejar de manifestar esta cualidad divina.

      9 Lo contrario de gran paciencia es impaciencia precipitada. ¿Se irrita usted rápidamente con sus hermanos, estando listo para contestarles bruscamente con espíritu de enojo e impaciencia? Ese no es el fruto del espíritu de Dios. Al mismo tiempo eso no significa que nunca se necesita una palabra dicha con seria firmeza; pero, si es un asunto de solamente dejar salir el calor de un enojo, entonces lo mejor es contenerse hasta que se disipe.

      BENIGNIDAD

      10. ¿Qué es benignidad? ¿Qué constituye su atracción particular?

      10 Ahora dirigimos nuestra atención a una cualidad que tiene atracción en particular, a saber, la benignidad. ¿Cómo la definiremos, y cómo se usa en las Escrituras? El ser benigno significa estar dispuesto a hacer el bien, conferir felicidad, ser benévolo, compasivo, misericordioso y servicial. Es una expresión espontánea de amor, y a menudo está estrechamente enlazada con el amor en las Escrituras. Otro punto digno de notarse es que la benignidad de Jehová hacia nosotros siempre es un acto de gracia en lo que a nosotros toca.—1 Cor. 13:4; Heb. 4:16.

      11, 12. (a) ¿Qué nos enseña la exhibición de la benignidad de Dios? (b) Respecto a esto, ¿qué dice Juan acerca de Jesús?

      11 Siguiendo el mismo proceder adoptado previamente, aprendemos que la benignidad tiene su fuente en Jehová, el Altísimo. Cuando Jesús estaba dando instrucción tocante a esto recalcó el punto de que no sólo era asunto de ser benigno para con los que aprecian la benignidad de uno y corresponden a ella. “Vosotros, al contrario,” dijo Jesús, “amad a vuestros enemigos, y haced bien y prestad, no esperando de ello nada; y será grande vuestro galardón, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los malos. Sed vosotros misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso.” (Luc. 6:35, 36; Mat. 5:43-48) Que esta lección penetre en nosotros, especialmente cuando llevamos el mensaje del Reino a la gente, porque entonces se nos presenta una oportunidad excelente para manifestar este fruto para el beneficio y refrigerio de otros. Cuando nos enfrentamos a indiferencia continua, o a oposición, y las personas son ásperas con nosotros, es una tentación el responder con mordacidad y acerbidad iguales. Pero el fruto maduro no tiene ese sabor.

      12 Luego, aprendemos que Cristo Jesús es el que ha sido especialmente escogido para explicar y ejemplificar en medida plena la benignidad llena de gracia de su Padre celestial. Como Juan lo expresa hermosamente: “Y el Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Sí, aquel “que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”—Juan 1:14, 18.

      13. ¿Cómo se nos enseña a producir este fruto del espíritu?

      13 Para completar el cuadro, Cristo Jesús, el único que ‘conoce plenamente al Padre’ (NM), siempre quiere revelarlo a los que aceptan al Hijo y ejercen fe en su nombre. Estos hallan gran alivio al emprender el servicio del Señor como discípulos suyos, porque, como él mismo dijo: “Mi yugo es suave, y ligera mi carga.” Por lo tanto, hay toda razón para que respondamos prontamente y de corazón a la súplica del apóstol: “Sed benignos los unos para con los otros, compasivos, perdonándoos los unos a los otros, así como Dios también en Cristo os ha perdonado a vosotros.”—Mat. 11:27-30; Efe. 4:32; Juan 1:12.

      BONDAD

      14, 15. ¿Quién es el Autor de la bondad, y qué revelación fué dada a Moisés en conexión con esto?

      14 Para aprender lo que la bondad es, y cuál es nuestra parte en producir este fruto, tenemos, como antes, que dirigirnos al Autor de ella. No, Jesús no es el autor, y eso lo aclaró bien con lo que dijo a cierto hombre que le dió el título de “Maestro bueno.” Esto no significa que Jesús no ejemplificó fiel y perfectamente la bondad; de otra manera no hubiera invitado a aquel hombre a hacerse seguidor de él.—Mar. 10:17, 18, 21.

      15 Primero conseguimos una apreciación clara de lo que la bondad es, como se ve en Jehová, cuando consideramos esa maravillosa e íntima revelación que él dió de sí mismo a Moisés. Ustedes recordarán que Moisés disfrutó de una relación singular con Jehová, quizás de una más estrecha que la de cualquier otro hombre sobre la tierra, salvo Jesús, porque el Registro dice que “Jehová habló a Moisés cara a cara, tal como un hombre hablaría con su compañero.” En una ocasión Moisés pidió de Jehová: “Hazme ver, por favor, tu gloria.” Jehová respondió: “Yo mismo haré que toda mi belleza [margen, bondad] pase delante de tu rostro y declararé el nombre de Jehová delante de ti.” Toda la bondad de Jehová se resume en esa grandiosa declaración de su nombre que siguió luego, con estas palabras: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benigno, lento para airarse y abundante en bondad amorosa y verdad, que preserva bondad amorosa para miles, perdonando iniquidad y transgresión y pecado.”—Éxo. 33:11, 18, 19; 34:6, 7, NM.

      16. ¿Qué enseña Santiago tocante a la bondad, y con qué obligación concerniente a nosotros mismos?

      16 Santiago, en su epístola, señala a la misma fuente de toda bondad cuando dice: “Todo don bueno y toda dádiva perfecta es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestiales, . . . Porque fué su voluntad, él nos engendró por la palabra de verdad, para que seamos ciertas primicias de sus criaturas.” Esto manifiesta, también, cómo somos traídos en relación estrecha con Jehová, y seguramente se desprende que aquellas “ciertas primicias,” con todos sus compañeros de buena voluntad, tienen que producir fruto semejante a Aquel que los engendró, y así demostrar que es veraz el principio de que “el que hace el bien origina con Dios.”—Sant. 1:17, 18; 3 Juan 11, NM. Vea también 1 Pedro 3:8-11, NM.

      FE

      17. ¿De qué manera es la fe una base principal?

      17 El hecho de que la fe viene en séptimo lugar en la lista de Gálatas 5:22, 23 parece en sí mismo indicar que el apóstol no escogió ningún orden especial, porque la fe es la base principal del cristiano. (Heb. 11:6; 2 Ped. 1:5) Sí, nos es preciso tener abundante fe en Dios, también en todas aquellas cosas en las que sabemos que Dios mismo tiene confianza absoluta, a saber, en su Hijo, su Palabra, su propósito y su organización del Reino, Sión.

      18, 19. ¿Qué clase de obras en particular exige la fe como parte del fruto del espíritu?

      18 Sin embargo, en vez de una discusión general de la fe el aspecto que deseamos recalcar en particular es la necesidad que hay, no sólo de tener fe dentro de nosotros mismos, sino de aprender cómo producirla y comunicarla a otros, como parte del fruto del espíritu. Esto significa tener una fe viva, activa, como Santiago dijo: “La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (Sant. 2:17, NM) La clase de obras que se necesitan mediante las cuales otros pueden derivar bien de nuestra propia fe se manifiesta por Pablo cuando, en forma interrogativa, arguye que la predicación del mensaje de la verdad es nuestra obra importantísima para que otros puedan primero oír acerca de Jehová y luego ejercer fe en él e invocarlo, lo que resulta en su salvación consiguiente, y en la nuestra también.—Rom. 10:9-15.

      19 Por lo tanto siempre tenemos que estar preparados para hablar y obrar en armonía con nuestra fe. ¿Tenemos fe firme en el reino de Jehová y su mensaje? Entonces, dice Pablo: “Predica la palabra, hazlo urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso.” (2 Tim. 4:2, NM) ¿Tenemos fe firme en la organización de Jehová? Entonces leal y activamente apóyela. Su asistencia regular a las reuniones de congregación es en sí misma un testimonio de su fe, estimulando a otros a hacer lo mismo. ¿No es verdad que a veces conocemos a aquellos que son viejos en la verdad y viejos en años, quizás tan frágiles que sólo pueden hacer poco en cuanto a salir a predicar a otros, y tan sordos que sólo pueden oír poco en las reuniones? Sin embargo ellos vienen, tan regularmente como les es posible. Aman el estar en compañía del pueblo recogido de Dios. Es una expresión de su fe y devoción profundamente arraigadas. Su misma presencia estimula a los que son recién interesados a pensar bien de una organización que inspira tal confianza de toda la vida entre sus miembros. Que Jehová bendiga ricamente y sustente a estas almas constantes con fe firme y devoción verdadera a través de sil carrera terrestre.

      APACIBILIDAD

      20. ¿Cómo se ve que son inherentes en Jehová la apacibilidad y sus cualidades asociadas?

      20 Luego viene la cualidad excelente de la apacibilidad, la cual está estrechamente enlazada con humildad y sumisión. Aquí quizás alguien pregunte si se ve que esta cualidad sea inherente en Jehová, recordando su autoridad suprema, su voluntad soberana y su puesto altamente ensalzado. Pero escuche lo que Jehová mismo dice en conexión con eso: “Porque así dice el Alto y el Excelso, que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en el lugar alto y santo; habito también con aquel que es de espíritu contrito y humilde.” ¡Qué bondad inmerecida tan inesperada, que el Todopoderoso, por decirlo así, se rebaje a nuestro nivel!—Isa. 57:15.

      21. ¿Por qué es este aspecto del fruto del espíritu tan refrescante y deseable?

      21 Este aspecto del fruto del espíritu es uno con el cual es sumamente refrescante ponerse en contacto y, después de todo, ésa es la gran atracción concerniente al fruto, ¿no es verdad, aun más que su valor alimenticio? Es tan refrescante. ¿Encuentran sus hermanos y hermanas la compañía de usted refrescante, sin temor de hallarlo alguna vez desagradable o falto de conmiseración, como si usted estuviera en un nivel superior al de ellos? La apacibilidad y humildad son especialmente deseables, también, cuando se testifica a otros, muchos de los cuales están llenos de lasitud de espíritu. ¿Recuerda usted lo que Jesús dijo acerca de esto? “Vengan a mí, todos ustedes los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas.”—Mat. 11:28, 29, NM.

      22. ¿Por qué necesitan la apacibilidad los que se hallan en puestos responsables?

      22 La apacibilidad también es algo que necesitan los que están en puestos de responsabilidad, porque, como Pablo escribió a los gálatas: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse él cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a dicho hombre con un espíritu de apacibilidad, vigilándote tú mismo por temor de que tú también seas tentado.”—Gál. 6:1, NM. Vea también 2 Timoteo 2:25, NM.

      GOBIERNO DE UNO MISMO

      23. ¿Con qué se relaciona estrechamente el gobierno de uno mismo, y en qué respectos nos es preciso estar sumamente alerta?

      23 Finalmente, dirigimos nuestra atención al gobierno de uno mismo. Eso es lo contrario al espíritu del mundo en estos días, donde violencia y arrebato de ira y rápida disposición a gratificar los deseos y pasiones carnales son la orden del día. (2 Tim. 3:3) El gobierno de uno mismo quizás no se mencione en las Escrituras con la misma frecuencia que las demás cualidades, pero cuando recordamos que está unido estrechamente con la disciplina sabemos que tiene fuerte apoyo bíblico. Debido a la imperfección estamos propensos a ser exagerados, ya sea haciéndonos testarudos o aflojando gradualmente y llegando a ser negligentes. Recuerde que un árbol al que se le permite crecer sin ser podado pronto cesa de producir buen fruto, en cambio se hace degenerado y una fácil víctima de influencias corrompedoras y enfermedades. Por lo tanto tenemos que estar alerta a todo tiempo, no sólo a los singulares privilegios y perspectivas del Reino que son nuestros, sino también a los peligros de adentro y de afuera. Estamos ocupados en un concurso y, como Pablo dice: “Todo hombre que participa en un concurso ejercita dominio de sí mismo en todas las cosas.” Por consiguiente, como él continúa diciendo: “Trato mi cuerpo severamente y lo guío como a un esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no sea desaprobado de algún modo.”—1 Cor. 9:25, 27, NM.

      24. ¿Qué otro aspecto de la disciplina contribuye al buen fruto?

      24 Más tarde, en la misma carta, después de llamar la atención a los resultados tristes de una falta de gobierno de uno mismo y la necesidad consecuente de un escrutinio de uno mismo, él menciona el otro aspecto de la disciplina, a saber, la que Jehová administra. Él dice: “Si discerniéramos lo que somos nosotros mismos, no seríamos juzgados. Sin embargo, cuando somos juzgados, somos disciplinados por Jehová.” Todo hijo legítimo necesita y recibe dicha disciplina, como Pablo hace notar en su carta a los hebreos. “Cierto, ninguna disciplina parece gozosa por el momento, sino dolorosa; sin embargo después a los que han sido entrenados por ella les produce fruto pacífico, a saber, justicia.”—1 Cor. 11:31, 32; Heb. 12:11, NM.

      25. ¿Cómo y bajo qué diferente representación nos exhorta Pablo en Colosenses 3:12-14?

      25 Para concluir nuestro estudio, le recordamos a usted lo que el apóstol escribió a los colosenses. Cierto, la ilustración de fruto no se usa, sino más bien la de vestido, con el propósito de identificación. Sin embargo, la misma idea priva. No hay necesidad de que nosotros mismos formemos el modelo para las diferentes prendas de vestir y las cortemos, todos los pedacitos y partes. Más bien, Dios suministra el vestido de acuerdo con su propio modelo y nos toca a nosotros ponérnoslo y usarlo. Es una descripción hermosa: “De consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos afectos de la compasión, la bondad, la humildad de mente, la apacibilidad y la gran paciencia. Continúen tolerándose y perdonándose mutuamente sin reserva si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová sin reserva los perdonó, así háganlo también ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unidad,” que nos mantiene estrechamente unidos como el pueblo recogido de Jehová.—Col. 3:12-14, NM.

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    La Atalaya 1955 | 15 de abril
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      Un ministro de la provincia de la Habana, Cuba, que dedica todo su tiempo a la predicación, cuenta la siguiente experiencia: “Al ir de casa en casa con el mensaje del reino de Dios, en el pueblo de Jaruco hace unos tres meses, llegué a una casa que tenía una pizarra y en ésta las palabras: ‘Lea la Biblia y crea en Cristo y su alma irá al cielo. Soy protestante.’ El amo de casa manifestó estar verdaderamente interesado en el mensaje del reino de Dios, de modo que se empezó un estudio de la Biblia con él, usando como libro de texto ‘Sea Dios veraz’. Ayer al dirigirme a su hogar para el estudio observé que había cambiado lo escrito en la pizarra. Ahora decía: ‘Lea la Biblia, entérese del Reino de Dios y viva en el Nuevo Mundo. Soy testigo de Jehová.’” Sí, no les toma largo tiempo a los hombres de buena voluntad, amadores de la justicia, el reconocer la verdad y decidirse a favor de ella y hacer confesión pública de ello.

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