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  • Filósofos clericales invalidan la Biblia
    La Atalaya 1952 | 1 de diciembre
    • otra manera”. El dirigirse a la psiquiatría es su privilegio, así como el nuestro es dirigirnos a Jehová, “el manantial de la vida,” y a Su Palabra. (Sal. 36:9) Más y más personas de buena voluntad están haciendo exactamente eso, dejando a los filósofos clericales solos con su psiquiatría, su neurosis, su incertidumbre e inestabilidad que ellos profesan amar. Es mejor abandonarlos mientras la puerta está abierta, porque “guías ciegos es lo que son. Si, pues, un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”.—Mat. 15:14, NW.

  • Producir fruto una manifestación de espíritu santo
    La Atalaya 1952 | 1 de diciembre
    • Producir fruto una manifestación de espíritu santo

      EL AÑO pasado cuando dos semillas germinaron y crecieron en un invernadero de Wáshington, D.C., crearon una sensación en círculos botánicos. Millones de semillas germinan anualmente, pero éstas eran algo especial. Eran semillas de loto de una turbera manchúa, y, según algunos, tenían como 50,000 años de edad. Cuando germinaron la importancia de su edad creció, de modo que otras semillas del mismo lugar fueron sometidas a prueba con el reloj de radiocarbono. Este reloj atómico manifestó que tenían alrededor de mil años.

      Por mil años estas semillas habían permanecido ociosas, improductivas. Si hubieran sido plantadas apropiadamente poco después de su madurez ahora las semillas descendientes de ellas ascenderían a muchos miles de millones. Pero debido a su ociosidad sólo las dos semillas originales estaban en existencia el año pasado. Es como Jesús dijo: “Verdaderamente les digo, A menos que un grano de trigo caiga en la tierra y muera, permanece siendo un solo grano; pero si muere, entonces da mucho fruto.”—Juan 12:24, NW.

      Lo mismo sucede con las verdades de la Palabra de Dios, verdades que, en una de las ilustraciones de Jesús, se comparan a semillas esparcidas por un sembrador. (Luc. 8:11) La Palabra de Dios permanece para siempre. (1 Ped. 1:25) Pero no podemos esperar todo ese tiempo para sembrar las verdades contenidas en ella. No debemos dejarlas permanecer ociosas por mil años, como las dos semillas de loto. No tenemos la seguridad de vivir mañana, mucho menos de aquí a mil años. (Pro. 27:1) Tenemos que sembrar ahora, sin demora, para producir frutos del Reino. Después de sembrar la semilla de la verdad por tales medios como la testificación de puerta en puerta, tenemos que volver para regar y cultivar, haciendo revisitas y conduciendo estudios bíblicos de casa, y luego confiar en que Dios nos dé el aumento. (1 Cor. 3:6) Así edificamos sobre el fundamento que pusimos en la siembra de puerta en puerta. Jesús no edificó sobre el fundamento de otro. Él es nuestro modelo. Pablo no edificó sobre el fundamento de otro. Se nos dice que lo imitemos. (Rom. 15:20; 1 Cor. 11:1; 1 Ped. 2:21) Si participamos en todas las diferentes actividades de la predicación del envangelio vemos las semillas de la verdad que hemos sembrado germinar y crecer y arraigarse en la mente y corazón de otros, que a su vez vienen a ser sembradores productivos de la semilla en otras partes.

      En la ilustración que Jesús dió, las personas a quienes predicamos son comparadas a diferentes clases de terreno: algunos no reciben la semilla debido a ser demasiado duros, o demasiado peñascosos, o demasiado espinosos, pero algunos reciben bien la semilla y llegan a ser productivos. (Mat. 13:3-9, 18-23) Cuando dejamos la semilla en forma de literatura a la puerta, no podemos estar seguros de qué clase de terreno representa al que la obtiene. Ni siquiera un agricultor experimentado puede en todo caso juzgar con exactitud el terreno con sólo mirarlo. A veces tiene que enviarlo a analizar. Asimismo, el ministro no puede juzgar cuáles serán los resultados de las colocaciones que hace a la puerta basado sólo en la apariencia del que las obtiene. Aun el publicador experimentado a menudo se equivoca. Por eso tenemos que volver para examinar la semilla, para ver si se ha arraigado, para ver si el cuidado adicional simbolizado por el regar y cultivar estimulará su desarrollo. No cometemos el error contra el que Jesús amonestó: “Dejen de estar juzgando por la apariencia exterior, mas juzguen con juicio justo.” (Juan 7:24, NW) De modo que no juzgamos repentinamente basándonos en la apariencia de las cosas al tiempo de colocar la literatura, sino que para juzgar correctamente si el que la obtiene está simbolizado por terreno espinoso, o terreno peñascoso, o terreno endurecido a lo largo del camino, o tierra buena, atendemos a esta persona haciendo visitas adicionales. Esto se hace en el interés de producir fruto.

      “FRUTO DEL ESPÍRITU”

      El número creciente de ministros que resulta de esta siembra es una evidencia del apoyo del espíritu de Jehová: “¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi espíritu! dice Jehová de los Ejércitos.” (Zac. 4:6) Pero el aumento numérico no es suficiente en sí mismo; muchas religiones falsas pueden indicar a aumentos numerosos en sus congregaciones. Para juzgar el árbol tenemos que examinar el fruto: “Todo árbol bueno produce buen fruto, pero todo árbol podrido produce mal fruto; un árbol bueno no puede dar mal fruto, ni puede un árbol podrido producir buen fruto. Todo árbol que no produce buen fruto es cortado y echado al fuego. De cierto, entonces, por sus frutos reconocerán a esos hombres.”—Mat. 7:17-20, NW.

      El buen fruto es del espíritu, el malo son obras de la carne: “Ahora las obras de la carne son manifiestas, y ellas son: fornicación, impureza, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos, arrebatos de ira, contenciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a estas cosas les estoy previniendo, del mismo modo que les previne, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Por otra parte, el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, gobierno de sí mismo.”—Gál. 5:19-23, NW.

      Las grandes organizaciones religiosas ortodoxas de la cristiandad podrán señalar a la fuerza numérica, pero ¿pueden manifestar el fruto del espíritu? Generalmente el mundo se encuentra ahora en los dolores de un desplome moral, trabajando horas extras en obras de la carne. ¿Se destacan las grandes organizaciones religiosas como diferentes al mundo materialista? En vez de eso, ¿no son ellas parte de él, sumergidas en sus obras carnales? Nunca se hace referencia a ellas como que son sobresalientemente diferentes a la humanidad en general—y ciertamente lo serían si estuvieran produciendo el fruto del espíritu que es tan raro en este mundo de delincuencia general.

      Sin embargo, los testigos de Jehová sí se destacan como diferentes. No sólo son diferentes porque predican de puerta en puerta, revisitan, conducen estudios, educan a ministros nuevos y manifiestan

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