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  • Apacibilidad, un requisito cristiano
    La Atalaya 1967 | 1 de octubre
    • Apacibilidad, un requisito cristiano

      1-3. ¿Por qué es necesaria la apacibilidad para el cristiano?

      CUANDO usted escucha un pronóstico del tiempo en el verano, ¿le agrada oír que pasará de 38 grados en la sombra, acompañando al calor intenso mucha humedad? O en el invierno, ¿le alegra a usted el que diga el pronosticador del tiempo que la temperatura estará muy abajo del punto de congelación, con vientos helados a altas velocidades acumulando enormes ventiscas? No, a la persona de término medio no le agradan tales pronósticos, porque el emprender la actividad cotidiana de uno en tales temperaturas extremas no es agradable.

      2 Sin embargo, ¿qué hay si el pronóstico indicara que el tiempo sería moderado o apacible, que la temperatura estaría en los veinticuatro grados y que la humedad sería baja, con el cielo despejado y solo adornado con nubes aborregadas? ¡Pues, eso haría que la persona de término medio se sintiera bien! Con un tiempo así tan agradable, le gustaría salir, respirar el aire fresco y fortificarse. Sí, esta clase de tiempo es muy agradable. ¡Pues, hasta la actitud de uno a menudo mejora! No hay duda en cuanto a ello, el tiempo moderado es deseable, pero los extremos severos no.

      3 Así, también, sucede con la personalidad cristiana. Como cualidad, la apacibilidad es más deseable que la severidad. De hecho, no solo es deseable, sino que es un requisito cristiano. El apóstol Pablo expresó en Efesios 4:1, 2: “Yo . . . les suplico que anden de una manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad de mente y apacibilidad.” Animó a Timoteo: “Sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, la perseverancia, la apacibilidad de genio.” (1 Tim. 6:11) Cuando aconsejó a las esposas, Pedro les dijo que dejaran que su adorno “sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.” (1 Ped. 3:4) La apacibilidad, entonces, realmente es más que deseable. Se requiere de los cristianos.

      QUÉ ES

      4. ¿Qué más hace tan importante a la apacibilidad?

      4 La apacibilidad es tan importante que la Biblia nos dice que es uno de los efectos, o frutos, del espíritu santo de Dios. En Gálatas 5:22, 23 dice Pablo: “El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad.” De modo que esta cualidad, la apacibilidad, es un efecto de la fuerza activa de Dios que obra a través de cristianos receptivos en la Tierra. Cuando los cristianos están en armonía con Dios, cuando han amoldado sus vidas a los requisitos que Dios bosqueja en su Palabra sagrada, y cuando piden y permiten que el espíritu de Dios opere en ellos, entonces estarán produciendo esta cualidad. La falta de apacibilidad en alguien indica que algo está fallando, que no ha adquirido madurez cristiana, que el espíritu de Dios no está operando libremente en esa persona.

      5. ¿Qué significa ser apacible?

      5 Justamente, ¿qué significa ser apacible? Apacible significa estar calmado, ser moderado en nuestros modales y acciones, templado en nuestros sentimientos y comportamiento para con otros. Significa ser amable, tierno. Esta amabilidad se pudiera comparar a la que se usa cuando se trata con un bebé. Una madre amorosa no pensaría en acostar a su hijito arrojándolo ásperamente en la cuna, sin preocuparse dónde fuese a dar o qué daño se causara. No, la madre amorosa es cuidadosa, tierna. Carga al bebé levantándolo con las dos manos y amablemente lo lleva de un lugar a otro para no causarle ningún daño. Lo coge simplemente con la suficiente firmeza para efectuar la tarea. La apacibilidad es semejante a esto: amable, tierna, cuidadosa, pero suficientemente firme para lograr las tareas necesarias de la vida.

      6, 7. ¿Cuáles son algunas cosas que no es la apacibilidad?

      6 Hay algunas cosas que no es la apacibilidad. No es severa. No emplea lenguaje mordaz ni hiriente cuando habla a otros. No se endurece contra el prójimo de uno. Los esposos pudieran compararla al cuello de una camisa. Si el cuello de la camisa está demasiado duro llega a ser severo, irritante y apretado para el cuello del esposo. El esposo prefiere un cuello de camisa que no irrite, uno que sea moderado para el cuello, pero suficientemente firme para que conserve su forma. La apacibilidad es semejante a eso. No es dura, irritante ni hiriente.

      7 La apacibilidad no es impaciente ni irascible. No es difícil de complacer, melindrosa ni exigente en cuanto a toda nimiedad. No es descortés ni belicosa. Como Pablo instó a Tito que recordara a los cristianos primitivos, significa “que no hablen perjudicialmente de nadie, que no sean belicosos, que sean razonables, desplegando toda apacibilidad para con todos los hombres.”—Tito 3:2.

      8, 9. ¿Es la apacibilidad una señal de debilidad?

      8 Sin embargo, no debe confundirse la apacibilidad con debilidad de personalidad o cobardía, porque certísimamente no lo es. Solo porque una persona cultiva una disposición apacible y evita los extremos del habla y el comportamiento esto no significa que carezca de ánimo o sea ineficaz. Realmente, esto indica fuerza interior y demuestra que uno tiene controlado su espíritu. Demuestra que uno está siendo moldeado por espíritu de Dios, y, ¿cómo pudiera eso hacerlo a uno débil o ineficaz? No, no confunda la apacibilidad con el ser débil, indeciso, inestable, vacilante o servil. No lo es. Al contrario, el cristiano que tiene este fruto del espíritu de Dios es fuerte, animoso, determinado.

      9 El apóstol Pablo fue una persona apacible, no obstante se refiere a sí mismo cuando escribió bajo la inspiración del espíritu santo: “En labores más abundantemente, en prisiones más abundantemente, en golpes con exceso, a punto de morir, frecuentemente. De los judíos cinco veces recibí cuarenta azotes menos uno, tres veces fui golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces experimenté naufragio, una noche y un día los he pasado en lo profundo; en viajes a menudo, en peligros de ríos, en peligros por parte de salteadores, en peligros por parte de mi propia raza, en peligros por parte de las naciones, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos, en labor y afán, en noches sin dormir a menudo, en hambre y sed, en abstinencia de alimento muchas veces, en frío y desnudez. Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima de día en día, la inquietud por todas las congregaciones. En Damasco el gobernador bajo Aretas el rey estaba guardando la ciudad de los damascenos para prenderme, pero por una ventana del muro fui descolgado en un cesto de mimbres y escapé de sus manos.” (2 Cor. 11:23-28, 32, 33) ¿Parece todo eso la actividad de alguien que carecía de ánimo? Ciertamente, aunque Pablo tenía sus flaquezas y debilidades humanas, el espíritu de Dios que operaba en él lo hizo denodado, impávido y animoso ante la penalidad y la oposición. No obstante, al mismo tiempo, era como un padre amoroso, porque el espíritu de Dios también produjo en él una disposición apacible. Así, también, hoy en día los cristianos, aunque son de disposición apacible, también tienen el ánimo y denuedo que produce el espíritu de Dios en los humanos receptivos.

      BENEFICIOS

      10, 11. ¿Cuáles son algunos beneficios que produce la apacibilidad?

      10 La apacibilidad trae muchos beneficios a los que la practican. Entre otras cosas, trae gran calma a la mente y al cuerpo. La persona apacible no siempre está perturbándose ni irritándose por las acciones de otros. No atormenta su mente y cuerpo con ansiedad y contienda continuas. No es probable que la persona apacible llegue a padecer de úlceras o desórdenes mentales. Al contrario, la apacibilidad ayuda a mantener equilibradas las emociones, lo cual, a su vez, produce beneficios mental y físicamente.

      11 Otro beneficio que le resulta a la persona apacible es que se puede uno llevar más fácilmente con ella. Otros disfrutan del asociarse con ella. Les es amena la compañía de la persona apacible a causa de su manera de ser, habla y acciones agradables así como les es ameno un día apacible y agradable. Este efecto agradable que producen los apacibles se describe bien en Proverbios 16:24, donde se dice: “Los dichos agradables son un panal de miel, dulces al alma y una curación a los huesos.” Cuando uno está con una persona apacible, se siente así. No le teme, sino que, en cambio, su manera de tratar apacible es como miel, ‘dulce al alma y una curación a los huesos.’

      12. ¿Cómo nos ayuda esta cualidad a mantener nuestro lugar en los arreglos de Jehová?

      12 La apacibilidad nos ayuda a mantener nuestro lugar en el arreglo de cosas de Jehová, porque nos ayuda a ser sumisos. Dijo Pablo: “Mas quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez la cabeza de la mujer es el varón; a su vez la cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3) Sí, todos los siervos de Dios están bajo sujeción relativa. Para estarlo se requiere un espíritu apacible. El de espíritu altivo es el que no quiere ser sumiso a Jehová y sus arreglos. ¡Qué excelente ejemplo puso Jesús en esto! La Palabra de Dios dice respecto a él: “Retengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual a Dios. No, antes bien se despojó a sí mismo y tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, hallándose en figura de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en el madero de tormento.”—Fili. 2:5-8.

      13. ¿Qué otro rasgo indeseable nos ayuda a evitar la apacibilidad?

      13 Un beneficio adicional de la apacibilidad es que nos ayuda a evitar la tendencia de querer “brillar” a la vista de otros por causa de autoglorificación. Debe evitarse esta tendencia, ya que ofende a los cristianos maduros y también a Jehová, porque se basa en orgullo falso. “Todo el que es orgulloso de corazón es cosa detestable a Jehová.” (Pro. 16:5) Es más probable que la persona apacible comprenda esto y evite el ambiciosamente tratar de sobresalir a costa de sus hermanos, u ostentar una superioridad imaginaria sobre ellos, o tratar de enseñorearse de otras personas apacibles y semejantes a ovejas que pertenecen a Dios. Jesús dijo: “El mayor entre ustedes tiene que ser su ministro. El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.” (Mat. 23:11, 12) La apacibilidad nos ayuda a actuar como esclavos y no como capataces cuando tratamos con otros cristianos. Nos ayuda a apreciar siempre que es Jehová quien tiene que ser ensalzado, y que todos los hombres nacen en pecado y necesitan redención. La persona apacible, consciente de su condición caída y de que necesita el arreglo de rescate de Jehová, no se inclina a la autoglorificación.

      PROGRESIVAMENTE CULTIVE APACIBILIDAD

      14-16. Mencione tres influencias que obran contra la apacibilidad.

      14 Probablemente la mayor parte de los lectores, aun los que han llegado a un conocimiento exacto de la Palabra de Dios, podrán reflexionar acerca de su vida y decirse: “Oh, ciertamente me acuerdo de muchas veces cuando no fui apacible y debería haberlo sido.” Sin duda muchos opinan que en este instante no encajan en la descripción que da la Biblia de una persona apacible. Quizás esto aplique a usted, pero no debe afligirlo ni desanimarlo hasta el grado de desistir en su esfuerzo por llegar a ser más apacible. Tiene que recordar que la apacibilidad no es una cualidad que se hereda, que proviene naturalmente en el nacimiento. No, debido al pecado heredado, a la imperfección, nacemos con una tendencia hacia lo malo, no hacia lo bueno. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Rom. 5:12) El salmista David reconoció este hecho, pues dijo en el Salmo 51:5: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.”

      15 Además, hay algo más que nos aparta de la apacibilidad. Hay fuerzas espirituales inicuas que se oponen a la actividad de los cristianos y quizás pongan a prueba su apacibilidad mediante persecución o provocación de parte de agentes terrenales que se hallan bajo influencia demoníaca. Pablo describe bien esta oposición en Efesios 6:12: “Tenemos una pelea, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”

      16 También tenemos este sistema de cosas dominado por los demonios y su espíritu malo con el cual contender. Diariamente la mayor parte de nosotros tiene que trabajar con gente que no tiene el espíritu de apacibilidad que proviene de Dios, sino que tiene el espíritu de severidad que proviene de Satanás el Diablo. La inclinación o disposición de ánimo de este presente sistema de cosas obra en contra de la apacibilidad cristiana.

      17, 18. Puesto que no podemos evitar todo roce con el mundo, ¿qué necesitamos hacer?

      17 No podemos evitar todo roce con los que carecen de un espíritu apacible, porque, “de otro modo ustedes realmente tendrían que salirse del mundo.” Lo que se requiere es el que restrinjamos nuestro espíritu para no pagar con la misma moneda cuando otros se opongan o se irriten. Este espíritu restringido, apacible, viene a rescatarnos en momentos de tensión y nos habilita a proceder como dice Pablo: “Cuando se nos injuria, bendecimos; cuando se nos persigue, lo soportamos; cuando se nos infama, suplicamos.” (1 Cor. 5:10; 4:12, 13) Aquí, también, Jesús estableció el modelo. “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Ped. 2:23.

      18 En vista de tantas influencias para lo malo, se hace obvio que los cristianos necesitarán trabajar diligentemente en esta cualidad de apacibilidad. No proviene naturalmente, sin ningún esfuerzo de nuestra parte, porque hay en lugar de ello demasiadas cosas que tienden a hacernos duros. Por eso, día tras día, año tras año, progresivamente tenemos que cultivar la apacibilidad a fin de contrarrestar el pecado heredado, a Satanás el Diablo y a sus demonios, y a los que son guiados por el espíritu malo de este sistema de cosas. Si no hacemos grandes esfuerzos para cultivar la apacibilidad, entonces estas cosas tenderán a hacernos severos como otros del mundo.

      19. ¿Qué paso preliminar hay que dar?

      19 ¿Cómo es que cultivamos la apacibilidad? Ante todo, aprendiendo acerca de esa cualidad; estudiando la Palabra de Dios y llegando a saber que hay que cultivarla, que es una cualidad básica que debe tener el cristiano. Eso nos coloca en la senda correcta. Sabemos en qué dirección necesitamos ir, diferentes de las personas mundanas que creen que la apacibilidad es una cualidad indeseable y que creen que uno tiene que ser duro, de pelo en pecho, arrogante, para irla pasando en este mundo.

      20. ¿Por qué hay que tener en cuenta la imperfección humana?

      20 Para ayudamos en nuestros esfuerzos por ser más apacibles a medida que transcurra el tiempo, necesitamos tener presente continuamente el asunto de la imperfección humana. No podemos evitar el hecho de que todos nacemos en imperfección y la tendencia nuestra es la de cometer errores. El estar conscientes así debe hacernos ver la necesidad de mostrar simpatía al tratar con otros. Debe hacernos apreciar que tenemos que ser perdonadores de otros como Dios los perdona. Debe hacernos comprender que ellos no pueden desarrollar un modo de pensar y modo de actuar perfectos como tampoco podemos nosotros. La persona que cultiva la apacibilidad hará esto, perdonando hasta “setenta y siete veces,” porque la persona apacible es amorosa y “el amor cubre una multitud de pecados.”—Mat. 18:21, 22; 1 Ped. 4:8.

      21, 22. ¿Por qué debemos evitar el provocar a otros?

      21 Si esperamos demasiado de otros, más de lo que Dios espera, quedaremos desilusionados. Esto puede imponernos una prueba, porque quizás lleguemos a pensar que, puesto que no logramos nada siendo apacibles, será mejor que usemos tácticas severas. Pero esto solo servirá para provocar a otros a que pierdan su apacibilidad, y, a su vez, su reacción puede producir una falta adicional de apacibilidad de nuestra parte. Es un círculo vicioso. ¡Es mucho mejor no iniciar el proceso en primer lugar! Es como dice Proverbios 26:20: “Donde no hay leña se apaga el fuego, y donde no hay calumniador la contienda se aquieta.” Pero si seguimos coaccionando y exigiendo y provocando a otros, no debemos sorprendernos en absoluto si se irritan, quizás hasta el punto de encolerizarse. Después de todo, es contrario al sentimiento humano el dejarse provocar continuamente. ¡Pues, en una ocasión, hasta Moisés, “por mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo” en su día, perdió la apacibilidad por causa de la actitud irrazonable y provocativa de los israelitas! “Causaron provocación junto a las aguas de Meriba, de modo que le fue mal a Moisés por causa de ellos. Porque le amargaron su espíritu y él empezó a hablar imprudentemente con sus labios.”—Núm. 12:3; 20:2-13; Sal. 106:32, 33.

      22 No hace mucho un periódico relató un incidente que también demuestra el asunto de cómo es que el habla o las acciones severas pueden provocar a otros a perder la apacibilidad. Fue un incidente que le sucedió a una miembro de la Cámara de los Comunes de Inglaterra. En una ocasión, ella le dijo muy mordazmente a Winston Churchill, ex primer ministro de Inglaterra: “Si yo fuera su esposa, le pondría veneno en su taza de café.” Churchill replicó irritado: “Si yo fuera su esposo me lo bebería.” Sí, ella le echó leña al fuego y provocó una respuesta acalorada. Fue como nota Proverbios 26:21: “Como carbón para las ascuas y leña para el fuego, así es un hombre [o mujer] contencioso para enardecer una riña.” No queremos ser así, por eso tendremos cuidado de no provocar a otros para que pierdan su apacibilidad en ocasiones.

      23. ¿Cómo nos ayudará en la cualidad de apacibilidad el reconocer que hay variedad?

      23 Otra cosa que nos ayudará a cultivar apacibilidad es reconocer que Jehová permite, dentro de límites apropiados, una gran variedad de personalidades, de gustos y de aversiones. Dios le ha dado al hombre el maravilloso don del libre albedrío. Aunque esto no permite libertad completa, porque eso significaría independencia de Dios y de sus leyes, ciertamente permite libertad relativa en muchas áreas del comportamiento humano. Por eso, no insista en salirse con la suya o en su propio gusto en todo aquello que Jehová permite variedad. No crea que todos los demás tienen que encajar en un molde que usted crea que sea el mejor. Aprecie que todos son diferentes y no trate de hacer sus propias reglas que destruirían las diferencias pintorescas que son parte de la creación de Dios. Donde se requiera estrictez o conformidad, donde se trate de adoración, de doctrina correcta y conducta correcta, entonces la Palabra de Dios, su espíritu santo y su organización visible nos mantendrán informados en cuanto a lo que debemos hacer. Pero donde las cosas se dejan en gran parte a la selección personal, como en lo que toca a lo que debemos comer, a lo que debemos ponernos, lo que escogemos hacer para diversión y otras cosas semejantes, entonces tenga presente que, lo que Dios permite, también tenemos que permitirlo nosotros. Esto nos ayudará a no perturbarnos fácilmente solo porque otros tengan gustos que difieren de los nuestros.

      24, 25. ¿Será cosa fácil el cultivar la apacibilidad?

      24 ¿Será un procedimiento fácil el cultivar la apacibilidad? Puede ser más fácil para algunos que para otros, dependiendo de los antecedentes, entrenamiento temprano, experiencia en la vida y madurez en el cristianismo de uno. Sin embargo, si usted es una persona a quien se le dificulta el cultivarla, entonces quizás sufra más reveses que otros al esforzarse por lograrla. Pero no se desanime ni cese de intentarlo. Note lo que dijo Pablo en Romanos 7:21-23: “Hallo, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente.”

      25 Sí, su carne caída, así como las influencias exteriores, pueden causarle mucha dificultad al trabajar para cultivar la apacibilidad, pero no tiene que darse por vencido en intentarlo solo porque usted recaiga a veces en prácticas severas. Piense en el bebé que está aprendiendo a dar los primeros pasos. Se cae una y otra vez, pero se levanta y sigue intentándolo hasta que finalmente tiene éxito y comienza a caminar con confianza. Por eso, también, al trabajar duro progresivamente para cultivar la apacibilidad, quizás falle a veces. Pero entérese con la experiencia y reafirme su determinación de continuar progresando. Reconozca que requiere tiempo el crecer a la madurez en lo que toca a la apacibilidad. Esté satisfecho con el mejoramiento gradual y no deje de intentarlo solo porque el procedimiento quizás requiera más tiempo del que había esperado.

      26. ¿Cómo nos ayudará Jehová en este asunto?

      26 Acuérdese, también, de que Jehová es misericordioso. Cuando erramos podemos dirigirnos a él en oración y pedir perdón. También queremos orar constantemente pidiendo ayuda, porque la apacibilidad es un producto del espíritu de Jehová. Si oramos por el espíritu de Dios, el espíritu que produce la apacibilidad, entonces de seguro progresaremos. Con el tiempo, con esta poderosa ayuda, la persona que carezca de apacibilidad la adquirirá hasta que llegue a formar parte de su personalidad, casi habitual, así como el andar casi llega a ser habitual para los físicamente maduros.

      27. ¿Qué ricos galardones produce la apacibilidad?

      27 No hay duda en cuanto a ello, el cultivar apacibilidad produce ricos galardones. Resulta en una vida mucho más feliz para usted aunque esté rodeado de condiciones aflictivas, porque usted mantiene su equilibrio y no se aflige ni se endurece por ellas. Otro galardón que produce la apacibilidad es que lo hace a usted más receptivo a la verdad. Al continuar Jehová revelándole progresivamente a usted su voluntad, usted se inclinará mucho más a aceptar tales verdades nuevas y a modelar su vida en torno de ellas. ¿En qué resultará esto para usted? Santiago 1:21 contesta: “Acepten con apacibilidad la implantación de la palabra que puede salvar sus almas.” ¡Sí, está envuelta su salvación! Por eso sea de genio apacible y colóquese así en línea para el cumplimiento de la promesa de Dios que se registra en el Salmo 37:11: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”

  • Instruyendo con apacibilidad
    La Atalaya 1967 | 1 de octubre
    • Instruyendo con apacibilidad

      1, 2. ¿Por qué necesitan apacibilidad los cristianos en nuestro tiempo?

      HAY otra razón por la que el cristiano necesita cultivar apacibilidad. Es verdad, lo hace más feliz, otros se llevan más fácilmente con él, lo habilita a ser más receptivo a las verdades de Dios y así lo coloca en el camino a la vida eterna; pero eso no es todo. También se necesita la apacibilidad cuando se lleva a cabo la gran obra de predicación que los cristianos están comisionados a hacer en estos últimos días críticos.

      2 Hay que ministrar a la humanidad las verdades de Dios. Hay que dar un testimonio a través de la Tierra antes del fin de este presente sistema de cosas inicuo. Además, los que ya están dedicados a Dios tienen que alimentarse continuamente con las verdades de la Palabra de Dios. Todo esto requiere mucha instrucción, y la apacibilidad desempeña un papel importante para llevarlo a cabo. En el mundo se emplean varias maneras de enseñar, pero en lo que toca a la Palabra de Dios, debe impartirse a otros el conocimiento que contiene con apacibilidad.

      3-5. (a) ¿Cómo sabemos que el instruir con apacibilidad es la manera correcta? (b) ¿Por qué serían atraídas a Jesús las personas semejantes a ovejas?

      3 El instruir con apacibilidad es la manera correcta, la manera bíblica, la manera que produce los mejores resultados en los que buscan la verdad. Sabemos que esto es cierto porque el mayor instructor que jamás ha vivido, Jesucristo, usó apacibilidad al enseñar la verdad a otros. Esta cualidad sobresaliente, la apacibilidad, fue parte de su personalidad, y la usó con efecto eficaz cuando instruyó a los que tenían hambre y sed de justicia.

      4 Que Jesús tuvo una disposición apacible, él mismo lo aclara: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas.” (Mat. 11:28, 29) ¡Cuán eficaz sería la enseñanza de Jesús debido a su modo de tratar de genio apacible! Ansiosamente las personas semejantes a ovejas lo buscarían para escucharle explicar las verdades de Dios. No le temerían como le temían a sus caudillos políticos y religiosos que eran severos y opresivos, y que se habían enseñoreado de ellas sin preocuparse de su bienestar.

      5 Jesús se compadeció de esta gente común que se encontraba en tal condición lastimosa espiritual y físicamente. “Al ver las muchedumbres se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor.” (Mat. 9:36) Jesús de modales apacibles, compadeciéndose de estas personas oprimidas e injuriadas, sería verdaderamente una fuente de refrigerio para sus almas. ¡Cuán diferente fue él de lo que estaban acostumbradas! ¡Qué experiencia confortante fue estar en su presencia! Jesús no era como los capataces severos de ellas, sino que fue apacible, bondadoso, generoso, comprensivo y amoroso.

      6. ¿Atraería a todo el mundo el modo de tratar apacible de Jesús?

      6 El modo de tratar apacible de Jesús no atraería a todos. Los que no eran semejantes a ovejas y no tenían verdadero amor a la verdad probablemente considerarían su modo de ser como ridículo e impráctico en un mundo duro. Tampoco responderían los inicuos. Pero Jesús no quería simplemente el atraer a cualquiera al nuevo sistema de cosas de Dios. No estaba llamando a los que amaban lo que era incorrecto y odiaban lo que era correcto. Su modo de tratar apacible atraería a la clase correcta de personas, a los amadores de la justicia. Jesús buscaba a éstos. Estaba buscando a “ovejas,” no a “cabras.”

      7. ¿Qué cuidado debe ejercerse cuando se reprende a otros como lo hizo Jesús?

      7 Fue cuando trató con personas inicuas, semejantes a cabras, que vemos que Jesús usó lenguaje y acciones más fuertes. Jesús era apacible, pero no débil. Cuando era menester, denunció a otros, especialmente a los caudillos religiosos hipócritas, los escribas y los fariseos. Repetidas veces les dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!” (Mat. 23:13-36) A veces, quizás algunos de los siervos de Dios necesiten reprender a otros, pero tienen que ejercer gran cuidado en el modo de hacerlo, porque no tienen la perspicacia que tuvo Jesús. Por consiguiente, las veces en que no se puede ser apacible deben ser muy raras y tienen que considerarse muy cuidadosamente. En esto, Jesús estableció el modelo, pero tenía la autoridad y discernimiento que no tienen hoy en día los humanos imperfectos.

      PABLO INSTRUYÓ CON APACIBILIDAD

      8. ¿Cómo mostró Pablo que el instruir había de hacerse con apacibilidad?

      8 El apóstol Pablo sabía que el método de Jesús de enseñar con apacibilidad era el mejor y era el modelo que habría de seguirse, pues dijo: “Ahora yo mismo, Pablo, les suplico por la apacibilidad y bondad del Cristo.” (2 Cor. 10:1) Note, también, lo que expresó en la Primera a los Tesalonicenses 2:5-8 en relación con su manera de tratar con otros: “En ninguna ocasión nos hemos presentado ya sea con habla lisonjera, (así como ustedes lo saben) ni con una apariencia fingida para la codicia, ¡Dios es testigo! Tampoco hemos estado buscando la gloria de los hombres, no, ni de ustedes, ni de otros, aunque pudiéramos ser una carga costosa como apóstoles de Cristo. Al contrario, nos hicimos amables en medio de ustedes, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos. Así, teniéndoles tierno cariño, tuvimos mucho gusto en impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.” Para ser amable, para tener tierno cariño, Pablo tenía que ser apacible, y efectivamente lo fue.

      9, 10. ¿Cómo respondieron otros a la apacibilidad de Pablo?

      9 ¿Cómo respondieron los hermanos de la congregación cristiana a este apóstol de modales apacibles? Bueno, en una ocasión cuando Pablo dijo a los hombres de mayor edad de la congregación de Éfeso que ya no lo verían más, note la manera en que respondieron: “En realidad, prorrumpió gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente, porque especialmente les causaba dolor la palabra que había hablado de que no iban a contemplar más su rostro.” (Hech. 20:37, 38) Estos cristianos amaban al apóstol de modales apacibles y querían estar en torno de él, porque hallaron refrigerio en este siervo de Dios. Les afligió mucho pensar que quizás ya no lo verían más. Al despedirse él no hubo formalidad fría, sino ternura, lágrimas y mucho aprecio por el servicio que les había prestado.

      10 Si Pablo hubiera empleado métodos severos, mundanos, al instruir, es muy improbable que hubiera sido recipiente de ternura tan genuina. Difícilmente se muestran expresiones sinceras de amor y gratitud a la persona severa, porque la severidad repele, no atrae. Cuando se va el que es duro y cruel capataz no hay llanto, sino, más bien, gran alivio.

      LLAMAMIENTO AL LIBRE ALBEDRÍO

      11, 12. ¿Por qué no es la severidad el modo de tratar de Dios?

      11 Los métodos severos para dirigir e instruir atemorizan. No inspiran confianza ni amor. Quizás se obedezcan por un tiempo, pero no es una obediencia voluntaria. Lo que se impone a otros por lo general no dura, sino que se sacude a la primera oportunidad. De modo que la obediencia obligada ni es deseable ni es duradera, porque Jehová implantó en el hombre libre albedrío y desea obediencia voluntaria de parte de él.

      12 La mayoría de las personas resiente y resiste la severidad, la fuerza que obliga o la compulsión. Cuando “los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel como esclavos bajo tiranía,” ¿cómo afectó esto a los oprimidos? (Éxo. 1:13) Éxodo 1:14 nos dice que “siguieron amargándoles la vida con dura esclavitud.” Cuando el rey Roboam dijo: “Mi padre, por su parte, hizo pesado el yugo de ustedes, pero yo, por mi parte, añadiré a su yugo,” el pueblo se sublevó, como predijo Jehová. (1 Rey. 12:14) En contraste notable Jesús dijo a sus oyentes: “Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.” (Mat. 11:30) Con razón los que buscaban la verdad en aquel día le seguían en vez de a los caudillos religiosos opresivos que “atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas.”—Mat. 23:4.

      13. ¿Cómo hizo un llamamiento Pablo al libre albedrío de Filemón?

      13 Observe cómo Pablo hizo un llamamiento al libre albedrío de Filemón tocante al esclavo fugitivo, Onésimo. Cuando Pablo estuvo en la prisión Onésimo le era muy útil. Pero Pablo escribió al amo del esclavo, Filemón, y dijo: “Quisiera retenerlo para mí mismo para que en lugar de a ti siguiera sirviéndome a mí en las cadenas de prisión que llevo por causa de las buenas nuevas.” Pero, ¿retuvo Pablo a este esclavo para sí mismo? ¡No! Porque le dijo a Filemón: “Pero sin tu consentimiento no quiero hacer nada, para que tu buen acto no sea como obligado, sino de tu propia voluntad.” ¡Cómo es diferente tal actitud! Podemos imaginarnos cómo se hubiera sentido Filemón si Pablo le hubiera dicho en cambio: ‘Ahora bien, escúchame, Filemón, necesito este esclavo tuyo, de modo que me voy a quedar con él sin importar lo que digas.’ No, Pablo sabía lo que debía hacerse, porque instruía con apacibilidad. Prefería sufrir incomodidad que tratar con Filemón severamente o tratar de obligarlo a actuar contra su propio libre albedrío.—File. 13, 14.

      14. ¿Qué otros ejemplos muestran que se desea la buena voluntad?

      14 Cuando hablaba de generosidad, Pablo también observaba este principio de hacer un llamamiento con apacibilidad al libre albedrío de otros. Él dijo: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Cor. 9:7) Al aconsejar Pedro a los hombres de mayor edad de la organización acerca de su actitud para con la posición de superintendencia que tenían, les instó: “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena voluntad.” Estos individuos maduros no deben sentir que están obligados a pastorear el rebaño de Dios sino que deben hacerlo en concordancia con su libre albedrío.—1 Ped. 5:2.

      15. ¿Qué papel desempeña la autodisciplina para hacer la voluntad de Dios?

      15 El hacer apaciblemente un llamamiento al libre albedrío de la gente no significa necesariamente que todos los que dedican su vida a Dios apreciarán plenamente todas las obligaciones que tienen los cristianos. Tal vez para algunos ciertos requisitos sean difíciles de cumplir al principio. Pero solo porque esas personas quizás empleen tiempo para cultivar aprecio y gusto a estas cosas no significa que no las harán. Por ejemplo, cuando habló de la necesidad de predicar las buenas nuevas, Pablo reconoció la probabilidad de que algunos no estarían dispuestos a participar al principio, y que podría estar en contra de la voluntad que la persona había moldeado hasta ese punto en su vida. Pablo dijo: “Si hago esto de buena voluntad, tengo galardón; mas si lo hago contrario a mi voluntad, de todos modos tengo encomendada a mí una mayordomía.” (1 Cor. 9:17) Pablo no estaba diciendo que algún otro lo obligaría a hacer esto. Lo que estaba diciendo era que algunos necesitarían vencer su propia voluntad egoísta a fin de conformarse a la voluntad de Dios, porque, al principio, la carne imperfecta no siempre se deleita en hacer lo que es correcto. No obstante, aun estos que lo hacen en contra de su voluntad son bendecidos, porque no son obligados a hacerlo, sino que se obligan ellos mismos a causa de que aman a Dios y quieren hacer Su voluntad. Es por eso que Pablo dijo: “Trato mi cuerpo severamente y lo conduzco como a esclavo.” (1 Cor. 9:27) De modo que esta clase de obediencia a Dios todavía es básicamente voluntaria, del propio libre albedrío de uno, porque nadie más obliga al individuo, sino que él ejerce disciplina sobre sí mismo a fin de hacer la voluntad de Dios.

      CUANDO SE PREDICA A OTROS

      16. ¿Convino Pedro con los métodos de Jesús y Pablo?

      16 La clase de personas que Jehová quiere que vivan en su nuevo orden son las que responderán al llamamiento de la verdad con su propio libre albedrío. Con estas personas nuestra instrucción será sumamente eficaz cuando se haga con apacibilidad. De casa en casa, cuando vuelva a visitar a tales interesados, o cuando les enseñe la Biblia en sus propias casas, el instructor hará que se entiendan mucho mejor los puntos mediante un llamamiento apacible y amable a los principios, lógica y belleza de la verdad. Pedro mostró que este método era el que deberíamos usar en la obra de instruir a otros cuando dijo: “Antes santifiquen al Cristo como Señor en su corazón, siempre listos para hacer una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y profundo respeto.”—1 Ped. 3:15.

      17, 18. ¿Cómo estorba a la instrucción la falta de apacibilidad?

      17 Cuando el cristiano instruye con apacibilidad, su oyente podrá concentrarse mejor en el material que se presente. No se desvía como lo haría si el instructor tuviera un modo de ser desapacible. El maestro que es precipitado, argumentador y desagradable hará que la atención del estudiante se desvíe del material y se fije en el instructor. Esto sería un obstáculo para su progreso. ¡El instructor severo quizás hasta haga tropezar a otros y los ahuyente de la verdad! Por otra parte, el que instruye con apacibilidad descubre que esta cualidad es un haber y podrá decir como Pablo: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada censurable en nuestro ministerio.”—2 Cor. 6:3.

      18 Al predicar a otros se necesita mucha paciencia. Aquí, de nuevo, la apacibilidad ayuda al cristiano. La persona apacible no se perturba fácilmente cuando el progreso de otros es lento, o cuando la gente es indiferente al mensaje. Le es mucho más fácil efectuar la obra siendo paciente de lo que es para el que carece de apacibilidad, porque tal persona se inclina más a precipitarse, a irritarse e impacientarse rápidamente cuando no se logran resultados. Pero si perdemos la apacibilidad debido a que el progreso es lento o debido a respuestas negativas, estaremos derrotando nuestro propósito, obrando contrario a lo que intentamos lograr.

      19. Si surge oposición, ¿qué no debe ser el motivo por la oposición?

      19 Aprecie que al instructor apacible no siempre se le presta atención. De hecho, algunos se oponen y pelean aun en contra de las personas más apacibles, como lo hicieron contra Jesús. Pero si hay oposición al instructor de las buenas nuevas, que sea por motivo del mensaje que lleva, a causa de que él representa al Dios Altísimo, Jehová, y no por motivo de alguna rudeza o severidad de palabra o acción de su parte.

      20, 21. ¿Por qué debemos mantener nuestra apacibilidad aun cuando haya oposición?

      20 El mantener apacibilidad bajo provocación hasta ayudará a algunos de estos opositores a efectuar un cambio de corazón. Proverbios 15:1 dice: “Una respuesta, cuando es apacible, aparta la furia, pero una palabra que causa dolor hace subir la cólera.” Tan eficaz es la apacibilidad cuando se trata con los que se oponen, especialmente en ignorancia, que Proverbios 25:15 dice: “Una lengua apacible misma puede quebrar un hueso.” Una disposición apacible puede, con el tiempo, lograr mucho para desbaratar prejuicio y oposición. “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos; ya que Dios quizás les dé arrepentimiento que conduzca a un conocimiento exacto de la verdad.”—2 Tim. 2:24, 25.

      21 Muchos son los que se oponen al principio pero que se asombran con las cualidades cristianas del que les predica y por eso comienzan a investigar el mensaje que llevan, con el tiempo negando a ser ellos mismos siervos dedicados de Dios. ¡Qué poderosa razón para que el cristiano no ‘devuelva mal por mal’ cuando se enfrente a personas irrazonables! Pero aun donde persiste la oposición, el cristiano no paga con la misma moneda. Recuerda el incidente cuando los samaritanos no recibieron a Jesús. “Cuando vieron esto los discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los aniquile?’ Mas él [Jesús] se volvió y los reprendió.” La venganza pertenece a Dios. Él es el Juez y tratará con los opositores obstinados al debido tiempo.—Rom. 12:17; Luc. 9:54, 55.

      ENTRE HERMANOS CRISTIANOS

      22. ¿Dónde más se necesita la apacibilidad?

      22 La apacibilidad no solo ha de usarse con los que están fuera de la congregación cristiana o del círculo familiar. No puede prescindirse de ella solo porque uno está tratando con los de la fe cristiana. Al contrario, si usamos apacibilidad al tratar con los que no son de la fe, necesitamos usarla aun más al tratar con nuestros hermanos cristianos. La apacibilidad no es una prenda de vestir que el cristiano se pone hipócritamente para impresionar a los de afuera. Tiene que llegar a formar parte de su personalidad. Ha de usarse todo el tiempo, particularmente al tratar con los que están dentro de la congregación cristiana. “Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Gál. 6:10.

      23. ¿Cómo ayuda la apacibilidad cuando surgen desavenencias?

      23 Si surgiera una desavenencia entre hermanos cristianos, la apacibilidad les ayuda a hacer lo correcto. “De consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de compasión, de bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó sin reserva a ustedes, así también háganlo ustedes.” (Col. 3:12, 13) Los que cultivan el espíritu apacible harán las paces más rápidamente con su hermano y perdonarán como Dios perdona. Es más probable que los de genio apacible sean “del mismo parecer, mostrando compasión, ejerciendo amor fraternal, tiernamente cariñosos, de ánimo humilde.” Su apacibilidad los ayuda a acercarse a la profundidad del amor y cariño que Pedro recomendó cuando dijo: “Ante todo, tengan amor intenso los unos para los otros.” (1 Ped. 4:8) No hay nada tan importante en las relaciones entre los hermanos cristianos para que se eliminen la apacibilidad, ternura, simpatía y amor y se sustituyan con tácticas frías y duras.

      24. ¿Cómo debe dársele consejo a la persona que tropieza y hace algo malo?

      24 A veces un cristiano puede tropezar y hacer algo malo. Entonces necesita consejo. ¿Cómo ha de darse? “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a tal hombre con espíritu de apacibilidad.” (Gál. 6:1) Para la persona que da un paso en falso antes de darse cuenta de ello se promueve la restauración cuando se corrige con apacibilidad. Por supuesto, cuando la maldad es voluntariosa y se persiste al grado de hacer una práctica de la iniquidad, entonces la congregación cristiana adopta medidas adicionales para castigar a tales malhechores y para proteger a la congregación.—1 Cor. 5:11-13; 2 Juan 9-11.

      25, 26. ¿Qué cuidado deben ejercer los que llevan la delantera, y cuál es su relación apropiada con sus hermanos?

      25 Los superintendentes y los auxiliares ministeriales deben ejercer gran cuidado y trabajar duro para continuar avanzando en la apacibilidad. Las muchas responsabilidades que tienen, los diversos problemas y dificultades que atienden pueden resultar en perder la apacibilidad si recurren a su propio raciocinio y espíritu humanos imperfectos. Quieren depender de Jehová y continuamente acudir a él por guía mediante su espíritu santo. De esa manera se puede mantener y adelantar su apacibilidad. La congregación será edificada y animada por estos pastores apacibles que producen el fruto del espíritu de Dios, pero será desanimada y derribada por la severidad. Y en la congregación cristiana, cualquiera que persista en tratar severamente al rebaño de Dios, con el tiempo, será removido de su privilegio de servir a sus hermanos. Pedro advirtió a los que llevan la delantera que no deben hacerlo “como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño.”—1 Ped. 5:3.

      26 Jesús mostró que los que llevan la delantera habrían de servir, o ministrar, a sus hermanos. “Echó agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla.” Explicando por qué había hecho esto, Jesús dijo: “Ustedes me llaman: ‘Maestro,’ y, ‘Señor,’ y hablan correctamente, porque lo soy. Por eso, si yo, aunque soy Señor y Maestro, les lavé los pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque yo les puse el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo.” En otra ocasión declaró a sus seguidores: “El que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes, y el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser esclavo de ustedes.” Hoy en día los siervos de Dios quieren imitar esta clase de humildad. Los de espíritu apacible no tendrán dificultad alguna en hacerlo, porque la apacibilidad es la compañera natural de la humildad.—Juan 13:5, 13-15; Mat. 20:26, 27.

      27. ¿Dónde más es esencial la apacibilidad?

      27 La apacibilidad es esencial en la más pequeña unidad de la congregación, es decir, el círculo familiar. Los padres y las madres tratan unos con otros y su prole con apacibilidad, no recurriendo a despliegues de mal genio ni de sinrazón. El cabeza de la familia, el esposo, necesita dar mucho consejo y disciplina, pero ha de hacerse con apacibilidad. Esta manera apacible de tratar con los hijos tendrá un gran efecto para el bien en las mentes jóvenes. Aprenderán desde la infancia que la manera apacible es la manera de tratar con otros. A medida que crezcan a la edad adulta, el espíritu apacible crece con ellos y llega a ser parte de su personalidad cristiana.

      28. ¿Cuáles son los resultados de la apacibilidad?

      28 Entonces, el instruir con apacibilidad es la manera de tratar de Dios. Produce los mejores resultados cuando se predica a los que no están en la congregación cristiana, cuando se enseña y se aconseja a los que están en la congregación, y cuando se instruye y se corrige dentro del círculo familiar. Contribuye a gran paz y felicidad individual y colectivamente. ¡Qué placer es pertenecer a una sociedad de personas que producen el fruto del espíritu de Dios, que trabajan, viven e instruyen con apacibilidad! Que Dios bendice a tales personas Jesús lo aclaró cuando dijo: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.”—Mat. 5:5.

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