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Celebrando a Jehová con melodía con música instrumentalLa Atalaya 1977 | 15 de octubre
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limitara su entusiasmo y placer con relación a arreglar programas, para no dejar que esto lo privara en demasía de estudio personal, testificación pública y privilegios de pastoreo.
Por supuesto, hay que tomar en serio la música para hacer que valga la pena escucharla. Pero si se toma muy en serio, es muy probable que haya alguna pérdida espiritual. La música instrumental no puede ocupar el lugar del estudio personal ni de la testificación pública, ni debe basarse el disfrutar uno de una asamblea de distrito principalmente en el placer de tocar en una orquesta. Un individuo que por muchos años hizo arreglos y condujo la música en asambleas grandes declaró que solo después comprendió cuánto le había restado su actividad musical al beneficio espiritual que pudo haber recibido de estas asambleas. Si se mantiene el equilibrio, se puede minimizar tal pérdida.
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El duelo y los funerales... para quiénesLa Atalaya 1977 | 15 de octubre
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El duelo y los funerales... para quiénes
SE HA declarado con verdad: “Ningún grupo humano conocido . . . simplemente echa fuera a sus muertos sin algún ritual ni ceremonia. En agudo contraste, ningún animal practica el entierro de los individuos muertos de su propia especie.” “El hombre es el único ser vivo que ha desarrollado conciencia de sí mismo y conciencia de la muerte.”a—Vea Génesis 23:3, 4.
Esas palabras de Theodosius Dobzhansky, científico contemporáneo nacido en Rusia, esclarecen por qué el rey Salomón aconsejó unos tres mil años antes: “Mejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque ése es el fin de toda la humanidad; y el que está vivo debe poner esto en su corazón.” Sí, porque tenemos un sentido de conciencia de nuestra propia existencia y conciencia de la muerte, los seres humanos por lo general arreglamos alguna clase de servicio para un amigo, un compañero de creencia o un pariente muerto.—Ecl. 7:2.
¿Significa el que Salomón diga que es mejor ir a la casa del duelo que está bien y es correcto que los cristianos vayan a cualquier casa de duelo y compartan los sentimientos de los sobrevivientes? ¿Es correcto lamentar la muerte de toda clase de persona? ¿Qué indica la Biblia, la Palabra de Dios?
La Biblia nos suministra muchos ejemplos de duelo por las personas muertas. Hubo duelo apropiado por parte de Jacob y Esaú cuando murió su padre Isaac. Jacob se lamentó en duelo porque pensó que su hijo favorito, José, había sido muerto por un animal salvaje. Cuando el patriarca Jacob mismo murió hubo gran duelo, no solo por parte de su propia casa, sino también por los egipcios. Los israelitas lamentaron intensamente la muerte de su caudillo Moisés. Aunque el rey Josías fue muerto en una batalla en la que entró imprudentemente, hubo gran duelo por parte de Jeremías y de todo Judá por la muerte de aquel buen gobernante. En tiempos posteriores hubo duelo y lamento por las muertes de Lázaro, Jesucristo, Esteban y otros.—Gén. 27:41; 37:34, 35; 50:1-14; Deu. 34:8; 2 Cró. 35:24, 25; Luc. 24:15-24; Juan 11:17-44; Hech. 8:2; 9:36-42.
Sin embargo, hay una cosa que ha de notarse en cuanto a estos casos particulares de duelo en las Escrituras. Todos los lamentados habían sido temedores de Jehová Dios y eran parientes de los sobrevivientes o éstos los tenían en alta estima. Pero hubo personas cuya muerte no fue lamentada. Por ejemplo, no hay ni la más leve insinuación de que Noé y su familia lamentaron la muerte de la generación inicua y violenta que pereció en el Diluvio. Tampoco hay registro alguno de que Lot haya lamentado la destrucción de la gente crasamente inicua de Sodoma y Gomorra. Cuando Faraón y su ejército se ahogaron en el mar Rojo, Moisés y su pueblo, lejos de lamentarse en duelo, cantaron con alborozo una canción de victoria.—Éxo. 15:1-21; vea también Jeremías 22:18, 19.
¿Por qué, en todos estos casos, no se lamentaron los siervos de Dios o no habían de lamentar a los que habían perecido? Porque Jehová Dios había ejecutado a éstos. El haberlos lamentado habría equivalido a criticar la ejecución de los justos juicios de Jehová. De modo que a Jeremías se le mandó que no se lamentara por la calamidad que le sobrevendría a su pueblo apóstata de Israel. Y en el libro de Revelación leemos que aunque algunos de los amantes políticos y comerciales de Babilonia la Grande se dolieron por ella o la lamentaron, las huestes del cielo se regocijaron por su destrucción.—Jer. 15:4-7; Rev. 18:9-20.
Muy aptamente, por lo tanto, cuando el rey David lamentó tanto la muerte de su hijo ambicioso, pérfido e inmoral, Absalón, su general Joab censuró justamente a David. (2 Sam. 19:1-8) Pero, por otra parte, cuando David se lamentó en duelo por el infiel rey Saúl, no recibió censura. (2 Sam. 1:17-27) ¿A qué se debió esto? El rey Saúl era el ungido de Jehová. De modo que David se lamentó por el individuo en lealtad al puesto de ungido que ocupaba Saúl. (Vea La Torre del Vigía de marzo de 1939, pág. 47.) Además, David no quería dar lugar a ninguna sospecha de que estuviera regocijado por la muerte de su enemigo.—Pro. 24:17.
Todas estas cosas se escribieron para nuestra enseñanza, instrucción y consuelo en este tiempo del fin del inicuo sistema de cosas. (Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11) En el futuro cercano esta generación verá la predicha “grande tribulación” que le pondrá fin a este presente sistema inicuo. (Mat. 24:21) En ese tiempo ninguno de los siervos fieles de Jehová, los únicos sobrevivientes, se lamentará por la destrucción de los inicuos. Al contrario, se regocijarán, tal como Moisés y su pueblo se regocijaron por la destrucción de Faraón y su ejército.
EL DUELO EN NUESTRO TIEMPO
Pero ¿qué hay de la actualidad? ¿Con qué actitud oímos de desgracias, gran pérdida de vida debido a accidentes terribles, terremotos, huracanes y maremotos? Sin duda nos condolemos de las víctimas y, en particular, de los sobrevivientes que están de duelo, aunque no hayan sido amadores de la justicia. Después de todo, no fueron ejecutados por Jehová Dios por haber sido inicuos. De modo que también cuando mueren parientes, conocidos o asociados en los negocios, los cristianos normalmente muestran bondad al expresar sinceras condolencias a los miembros sobrevivientes de la familia.
Cuando un fiel cristiano ungido muere, aunque confiadamente creemos que ha recibido su galardón celestial, lo lamentamos. Después de todo, lo vamos a echar de menos; pero no nos afligimos inconsolablemente como los que no tienen esperanza. (1 Tes. 4:13-15) También lamentamos la muerte de los que tienen una esperanza terrestre aunque es razonable esperar una resurrección temprana para éstos. Como Jesús aclaró, “todos los que están en las tumbas conmemorativas” saldrán en una resurrección.—Juan 5:28, 29; vea también Hechos 24:15; Revelación 20:13.
¿POR QUÉ UN FUNERAL O SERVICIO CONMEMORATIVO?
Hay quienes han pensado que un funeral tiene el propósito de elogiar a los difuntos, que tiene el propósito de hablar bien de ellos y darles lo que se ha llamado una “buena muerte.” Pero ¿es correcto eso? Recuerde que Jehová Dios permitió que la nación de Israel llorara a Nadab y Abiú, los dos hijos de Aarón que perecieron porque ofrecieron fuego ilegítimo... aunque a su familia inmediata se les prohibió lamentarlos.—Lev. 10:1-7.
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