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El origen de los naipes¡Despertad! 1979 | 8 de febrero
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fin, los bastos señalaban al granjero o al obrero. Cada palo tenía cuatro figuras que incluían a un rey, un visir, un caballo, y una sota, junto con 10 naipes numerados. Las cuatro figuras representaban varios rangos o niveles de autoridad. Por ejemplo, el rey era el gobernante real, el visir era un oficial de alto rango, el caballero o caballo era de rango militar (tal como un comandante en jefe o general), y, por fin, la sota era un caudillo entre los hombres. Estos cuatro palos abarcaban apropiadamente todas las clases de la sociedad humana, tanto la antigua como la moderna, todas en competencia unas con otras, manipulándose unas a otras en sus esfuerzos por ganar la delantera.
La similitud a los asuntos humanos se manifiesta claramente en el juego de naipes. Cada jugador recibía 14 naipes mixtos que representaban quizás algunos mercaderes (oros), algunos granjeros (bastos), algunos guerreros (espadas), y algunos gobernantes (copas), y quizás un rey como gobernante real y un caballero como comandante militar para reforzar su mano. Para ganar, el jugador tenía que desplegar hábilmente el potencial humano representado por sus naipes.
Desarrollo moderno
La Encyclopædia Britannica muestra que los detalles de la baraja variaban en cuanto a diseño y número. Entre los anglosajones la baraja consistía de 52 naipes con cuatro palos de 13 cartas cada uno. En Italia estaba compuesta de 36 naipes y las barajas alemanas antiguas solo tenían 32 naipes. La baraja española consta de 48 cartas y en China, los primeros misioneros portugueses hallaron que la baraja constaba de 30 cartas, con tres palos de nueve cartas cada uno y tres cartas superiores. La baraja francesa de 52 cartas, el estándar actual, se desarrolló de la baraja tarots que ya estaba numerada. Para los juegos modernos que requieren una baraja más pequeña se remueven las cartas de la baraja estándar.
Las naciones han usado una hueste de temas en las figuras de sus naipes... cosas como jinetes, elefantes, halcones, campanas, flores, aves y muchas otras. En el “Nuevo Mundo,” las cartas que se fabricaron en Nueva York en 1848 E.C. carecían de reyes, reinas o sotas. En vez, el presidente de corazones era George Washington, el presidente de diamantes u oros era John Adams, el de bastos era Benjamin Franklin, y el de espadas era Lafayette. En vez de reinas, estas cartas tenían las diosas Venus, Fortuna, Ceres y Minerva. Se representaban las sotas por jefes indios.
Las barajas antiguas se imprimían de moldes de madera y se pintaban a mano. Sin embargo, durante el siglo XV se perfeccionó el invento alemán de grabado para los naipes, y esto reemplazó a las cartas pintadas a mano. Los cuatro palos modernos de la baraja norteamericana se originaron en Francia durante el siglo XVI. El trifolio en forma de trébol que ellos llaman “clubs” se conocía como trefle en francés. La punta de una lanza, ahora llamada “espada,” o “pica,” y a veces “piquitos” era pique. El tercer palo se llamaba coeur, la palabra francesa para “corazón.” El cuarto palo se llamaba carreau, que significa cuadrado, pero esto se tradujo “diamante” debido a que el punto tenía forma de diamante.
El tamaño de los naipes norteamericanos modernos, 8,9 centímetros por 5,7 centímetros también se derivó del estilo francés, pues el naipe chino era largo y estrecho y el tipo indio era redondo. Como ya se ha hecho notar, la relación estrecha entre el ajedrez y los naipes también se ve en los dos colores rojo y negro, que dominan en los cuatro palos de la baraja norteamericana.
Uno de los rasgos que contribuyen al atractivo universal de los naipes es la gran variedad de juegos y el variado número de jugadores que pueden usar una sola baraja o una baraja doble, y cada juego tiene su propio conjunto de reglas. Hoy día la mayoría de los juegos que se jugaban en la antigüedad son desconocidos, pues sus nombres solo se encuentran en las obras antiguas. Entre los juegos que todavía sobreviven están el Juego de los Ciento, la Brisca, el Tute, y Hombre. Los juegos de naipes de hoy día pueden catalogarse en cuatro grupos (para alistar unos cuantos entre éstos): (1) Los juegos de envite... Póquer, Faraón, Monte, Bacará, y Veintiuna; (2) juegos de tertulia... Casino, el Juego de la Vieja o la Mona (3) los juegos en que se elige un palo como triunfo... “Napoleón,” “Quinientos,” Hombre; y (4) los juegos del tipo de solitario, de los cuales hay más de 350 variaciones.
El número de jugadores varía según los diferentes juegos. Hay juegos para dos, tres o cuatro personas; en el Póquer pueden jugar hasta diez; en la “Canasta” pueden jugar de dos hasta seis jugadores; mientras que en el “Whist” y el “Bridge” pueden jugar de 20 a 40 personas divididas en grupos de cuatro, y cada pareja victoriosa pasa a la próxima mesa.
El origen del “Whist” es oscuro. Se alude por primera vez a este juego en 1529 E.C. Edward Hoyle publicó un tratado pequeño sobre el Whist en 1742 E.C., pero el juego cobró popularidad entre la sociedad filosófica en la década posterior a 1860 debido a los esfuerzos de Henry Jones y William Pole.
Según la Encyclopedia de Funk y Wagnalls, el “Bridge” es otra variedad de “Whist,” y apareció por primera vez en Grecia temprano en los años ochenta del siglo pasado.
Las probabilidades envueltas
El aspecto de variedad que la baraja encierra no estaría completo si no mencionáramos el factor de probabilidad asociado con los 52 naipes. El Guinness Book of World Records declara que las probabilidades matemáticas de dar 13 cartas de un solo palo son de uno en 158.753.389.899. Las probabilidades en contra de que cada uno de los cuatro jugadores reciba un palo completo son de uno en 2.235.197.406.895.368.301.559.999.
Así es que aunque se requiere considerable habilidad para jugar a los naipes, la probabilidad de la casualidad desempeña una gran parte. Esta sin duda es una de las razones por la cual los juegos de naipes son populares... atraen a jugadores de muchas clases diferentes, pues algunos juegos están diseñados para los hábiles, otros para los que meramente desean relajarse y sosegarse. Además, los naipes suministran un entretenimiento barato.
Sin embargo, cuando uno oye la popular frase: ‘¿Quién quiere jugar a las cartas?’ es bueno recordar que los juegos de naipes, como todas las otras formas de entretenimiento, pueden consumir mucho tiempo. Cuando cualquier diversión o entretenimiento va más allá de lo que en realidad es bueno para relajarse, el tiempo que se usa en él se convierte en tiempo desperdiciado, tiempo en que se debería haber atendido a cosas más importantes. Como consecuencia, los individuos envueltos a menudo sufren, tanto material como espiritualmente. El estar consciente de este hecho, así como ejercer dominio de uno mismo, evitará que la persona deje que el entretenimiento se convierta en un lazo para ella misma y para otros. Y la Biblia condena el uso de los naipes para la adivinanza, pues nos dice que todas las formas de adivinanza y espiritismo son detestables a la vista de Dios.—Deu. 18:9-14.
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¿Habría tantas guerras si . . . ?¡Despertad! 1979 | 8 de febrero
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¿Habría tantas guerras si . . . ?
En una sesión especial que se celebró en las Naciones Unidas para tratar del desarme mundial, el embajador Jamil M. Baroody de Arabia Saudita hizo una declaración que nadie podía criticar, según un informe de la UPI. Sugirió limitar los ejércitos a hombres que tuvieran entre 40 y 60 años de edad, y también recomendó que las madres constituyeran el personal de los ministerios de defensa. Así se daría un paso gigantesco hacia el desarme mundial, dijo él, puesto que los hombres de edad madura son los que “generalmente toman las decisiones de pelear las guerras” y posiblemente lo pensarían dos veces si también tuvieran que participar en ellas.
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