-
El espíritu de dar... de maneras beneficiosas¡Despertad! 1975 | 22 de diciembre
-
-
“tres” magos los que visitaron a Jesús. No se da la cantidad; tampoco la fecha en que nació Jesús.
Pero, si no es de la Biblia, ¿de dónde se originó el dar regalos de Navidad y las otras costumbres de esta fiesta? La Encyclopædia Britannica (edición de 1974) señala lo siguiente:
“Las costumbres tradicionales relacionadas con la Navidad se han desarrollado de varias fuentes como resultado de la coincidencia de la celebración del nacimiento de Cristo con las celebraciones agrícolas y solares paganas a mediados de invierno.” (Las cursivas son nuestras.)
Esta obra de consulta continúa diciendo que el dar regalos en Navidad y el decorar las casas con pinos provino de la fiesta pagana romana saturnales y el año nuevo romano. Y agrega: “El 25 de diciembre también se consideraba como la fecha de nacimiento del dios iranio, de misterio, Mitra.”
Así es que tanto el dar regalos por Navidad como sus otras costumbres festivas tienen su origen en el paganismo. Los cristianos primitivos no sabían nada de estas prácticas.
Un mejor espíritu de dar
Sin embargo, esto no significa que la Biblia desaprueba el dar regalos. Al contrario, Jehová Dios, el que “da a todos vida y aliento y todas las cosas,” establece el ejemplo perfecto del dar altruista. (Hech. 17:25) Los cristianos, en imitación de Dios, tienen que ‘practicar el dar.’ (Luc. 6:38; Efe. 5:1) ¿Cómo pueden hacer esto de maneras que sean realmente beneficiosas?
Las dádivas generosas de Jehová al hombre, que incluyen a su Hijo unigénito para la salvación del hombre, son impulsadas por el amor, no debido a que se sienta obligado. (Juan 3:16) El apóstol Pablo aconsejó a los cristianos a mostrar un espíritu similar al dar, diciendo: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.”—2 Cor. 9:7.
¿Debería limitarse la generosidad a ciertos días del año? ¿Debería centrarse la atención principalmente en los parientes cercanos y en los amigos? Observe las palabras de Jesús acerca de Dios en el famoso Sermón de la Montaña: “Él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen?” (Mat. 5:44-46) ¿Limita Dios la rotación de la Tierra que resulta en la salida del Sol y en su puesta a ciertos días cada año? ¿Provee Su Tierra sustento tan solo para los que le “gustan” a Él?
Claramente, el espíritu cristiano de dar tiene que extenderse más allá del círculo de la familia y amigos de uno; y hay que practicarlo de día en día, no solo en ciertas épocas del año. ¡Cuánto mejor es esto que el “espíritu de Navidad” sintético de una sola vez al año! Hace posible disfrutar de muchas oportunidades durante el año para deleitar a las personas con regalos que no esperaban. Puesto que no es un asunto de intercambio, uno no siente que se le negó algo que debiera recibir si no recibe un regalo. Y cualquier compra necesaria se puede hacer teniendo en mente a una sola persona y en una época cuando las tiendas están menos atestadas.
¿Qué puede dar uno a otros?
“Pero, ¿qué puedo darles a otras personas?” quizás pregunte alguien. De hecho, los regalos que tienen verdadero significado no son necesariamente costosos, en realidad, los regalos que deleitan el corazón de la gente a menudo cuestan muy poco.
Por ejemplo, ¿qué madre no se emociona si su hijito le trae una flor que él mismo cortó? Y, cuando un esposo sorprende a su esposa con un collar, un prendedor, un ramo de flores, u otra muestra pequeña de su amor ¿no desbordan los sentimientos de aprecio, causando frecuentemente lágrimas de gozo? ¿Y no queda deleitado un esposo cuando su esposa le prepara su plato favorito?
Los regalos prácticos, también, pueden costar poco. La Biblia contiene el excelente ejemplo de Dorcas, una cristiana del siglo primero de la E.C., cuyos “dones de misericordia” evidentemente incluían el hacer prendas de vestir para las viudas necesitadas. (Hech. 9:36, 39) ¿Podría uno hacer algo parecido para alguien que tenga necesidad?
Los beneficios de compartir
El verdadero espíritu cristiano de dar incluye lo que se menciona en Hebreos 13:16: “Además, no olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque con dichos sacrificios Dios se agrada mucho.”
¿Posee usted un automóvil? Probablemente conoce a personas que se deleitarían si de vez en cuando ofreciera llevarlas a un lugar donde tienen obligación de ir o a un paseo agradable al campo. Quizás conozca a alguien que parece trabajar “las 24 horas del día” para terminar alguna necesaria reparación en la casa u otro trabajo. ¿No apreciaría esa persona el que usted ofreciera ayudarle? ¿Y qué hay acerca de hacer un mandado para una persona de edad avanzada o incapacitada? El sencillamente ofrecer compartir sus posesiones o habilidades puede animar a otros, y también a uno mismo.
El tiempo es otro recurso que se puede compartir con otros. ¿Conoce a personas que sufren de soledad o que han sido privadas de algún familiar querido? El visitar a personas en una situación de esta clase y brindar un oído comprensivo a sus problemas puede ser de mucho provecho, y no le cuesta nada.
Valor del dar espiritual
Jesucristo señaló a la más importante necesidad humana cuando dijo: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual, . . . Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados.” (Mat. 5:3, 6) Jesús reconoció la necesidad del hombre de cosas espirituales como de máxima importancia y dedicó su vida terrestre a satisfacer esta necesidad de sus oyentes, enseñándoles la verdad acerca de Dios. Instruyó a sus seguidores a que hicieran lo mismo. ¿Podría usted participar en esta clase de dar, compartiendo con otros lo que usted ha aprendido de la Palabra de Dios?—Mat. 10:5-7; Luc. 10:1-9; Mat. 28:19, 20.
En la actualidad millones de personas por toda la Tierra están obteniendo conocimiento bíblico que Dios ha hecho disponible y esto sin costo alguno. (Isa. 55:1; Rev. 22:17) Los testigos de Jehová se complacen en dar tiempo y energía para ayudar a las personas interesadas a estudiar la Palabra de Dios. ¡Qué satisfaciente es este trabajo! ¡Le brinda a la gente un verdadero propósito en la vida, esperanza para el futuro y principios infalibles para una vida feliz!
El dar dentro de la familia
Quizás la zona más importante para la verdadera generosidad se halla dentro de la familia misma. Igualmente aquí la necesidad rara vez es de regalos materiales. Muchas familias están en muy buena situación pero no son felices. ¿Cómo pueden los miembros de la familia dar los unos a los otros de maneras que sean realmente beneficiosas?
La Biblia contiene el mejor consejo que se puede obtener para una vida de familia feliz. Con respecto a las parejas casadas, leemos: “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella.” (Efe. 5:25, 28) “La esposa le debe tener profundo respeto a su esposo.” (Efe. 5:22, 33) El aplicar ese consejo evita las relaciones tensas que arruinan la vida de hogar y que a menudo conducen a la separación y el divorcio. Pero requiere dar de parte de cada uno hacia el otro.
Cuando hay hijos, los padres también deben pensar en darles de maneras que sean realmente beneficiosas. Esto incluye proveer a su prole con alimentos, ropa y un lugar donde vivir. Pero también implica mucho más. Probablemente habrá observado que a menudo los hijos a quienes se les ha dado ‘todo lo que quieren’ no respetan a sus padres. Lo que los hijos verdaderamente necesitan es que los padres den de sí mismos. Los jóvenes preguntan de dónde vinieron las cosas y por qué están aquí. ¿Tomará usted tiempo para suministrar respuestas veraces a sus preguntas? ¿Saciará la necesidad que tienen de amor y compañerismo? El hacerlo les pagará abundantes dividendos en felicidad, tanto a ellos como a usted.—Efe. 6:4.
Los hijos, también, deben aprender a dar. Es de importancia especial el seguir el consejo del apóstol Pablo: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo: ‘Honra a tu padre y a tu madre.’” (Efe. 6:1, 2) Pero el dar de parte de los jóvenes hacia sus padres implica más que solo obediencia. Incluye aprecio por todo lo que ellos hacen para la familia y el tenerles amorosa consideración como individuos.
Seguramente el ‘honrar’ a los padres también incluye interés constante en ellos aun después que los hijos hayan dejado el hogar y establecido sus propias familias. Pero, ¿ha observado usted que la gente hoy día frecuentemente no quiere molestarse con sus padres y abuelos enfermos o envejecidos? Sin suficiente razón quizás los envíen a lugares donde se cuida a enfermos y allí se marchiten en la soledad.
La gente que practica el dar con el espíritu correcto y de maneras que son realmente beneficiosas es verdaderamente feliz. Conduce al gozo y contentamiento domésticos así como a relaciones significativas con otras personas, especialmente con Jehová Dios. Y nunca debe temer uno que el dar libremente resulte en carencia de su parte, porque Jesús aseguró: “Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes en cambio.”—Luc. 6:38.
-
-
¿Puede la sal dejar de ser “salada”?¡Despertad! 1975 | 22 de diciembre
-
-
¿Puede la sal dejar de ser “salada”?
■ Parecería extraño si la sal perdiera su sabor, pero puede suceder. En el Sermón del Monte, Jesucristo dijo: “Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su fuerza, ¿cómo se le restaurará su salinidad? Ya no sirve para nada, sino para echarla fuera para que los hombres la pisoteen.”—Mat. 5:13.
Aunque es cierto que la sal que se usa hoy en la mayoría de los países es un compuesto químico, de modo que si se le quitara la salinidad, no quedaría nada, note lo que el comentador bíblico Albert Barnes dice acerca de este asunto: “En los países orientales, sin embargo, la sal que se usaba era impura, mezclada con sustancias vegetales y de la tierra; así es que podía perder toda su salinidad, y quedar una cantidad considerable de materia de la tierra. Esto no servía para nada, excepto que se usaba, según se dice, para colocarlo en los senderos, o paseos, así como nosotros usamos la grava. . . . Se halla en la tierra en vetas o capas, y cuando se expone al sol y a la lluvia, pierde por completo su salinidad.”
-