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  • Sigan tras las cosas que los edifican unos a otros
    La Atalaya 1961 | 15 de octubre
    • 11. ¿Por qué podemos decir que es cristiano este proceder?

      11 Otra vez vemos el ejemplo de uno que no se coloca a sí mismo por encima de su trabajo en el servicio de Dios. Poco después de esto Pablo declaró: “Pues ni aun Cristo se complació a sí mismo.” Y manifestó que debemos tener la misma actitud mental que tenía Cristo.

      12. De acuerdo con el capítulo diez de Primera de Corintios, ¿qué actitud debe tener el edificador cristiano maduro?

      12 Quizás una persona quiera afirmar que ella comerá o beberá lo que le dé la gana, no siendo ilícito a vista de Dios el tomar vino o comer ciertos alimentos. Pero aunque cierta cosa sea lícita a vista de Dios, ¿servirá para edificar? Pablo considera esto en el capítulo diez de Primera de Corintios, que se refiere de manera parecida al alimento y a la bebida, y dice: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Siga buscando cada uno, no su propio provecho, sino el de la otra persona. Por esto, sea que estén comiendo o bebiendo o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para gloria de Dios. Eviten el hacerse causas de tropiezo tanto a judíos como a griegos y a la congregación de Dios, aun como yo estoy agradando a toda la gente en todas las cosas, no buscando mi propio provecho, sino el de los muchos, para que puedan salvarse.”—1 Cor. 10:23, 24, 31-33.

      13. ¿A quiénes se imita por este proceder altruista?

      13 Esta manera de considerar a otros por causa de las buenas nuevas es la posición correcta para todos los cristianos. Manifiesta la debida actitud mental como la desplegó Cristo. Así que Pablo dice en 1 Corintios 11:1: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” Debemos estar siempre buscando el provecho de otros por causa de las buenas nuevas.

  • Usando amorosamente lo que se nos da
    La Atalaya 1961 | 15 de octubre
    • Usando amorosamente lo que se nos da

      1. ¿Cuáles son los dones del espíritu mencionados en el capítulo 12 de Primera de Corintios, y con qué propósito se dieron?

      DESPUÉS de haber escrito a los corintios en cuanto a la necesidad de considerar a otras personas en conexión con la comida, Pablo en seguida trató muchos otros asuntos. En el capítulo doce toma en consideración varios dones del espíritu que fueron suministrados a las congregaciones cristianas primitivas. Estos dones se dieron a individuos cristianos, no simplemente para el placer o beneficio de ellos, sino para el beneficio de otras personas. De manera que Pablo escribe en el capítulo doce, versículos siete al once: “Pero la manifestación del espíritu se da a cada uno con propósito benéfico. Por ejemplo, a uno se le da mediante el espíritu palabra de sabiduría, a otro palabra de conocimiento según el mismo espíritu a otro fe por el mismo espíritu, a otro dones de curaciones mediante ese único espíritu a otro operaciones de obras poderosas, a otro profecía, a otro discernimiento de dichos inspirados, a otro lenguas distintas, y a otro interpretación de lenguas. Pero todas estas operaciones las desempeña el uno y el mismo espíritu, repartiendo a cada uno respectivamente como a él le place.”

      2. ¿Cómo requirió Jehová que se usaran estos dones?

      2 Todos los cristianos eran miembros de un solo cuerpo, y todas las cosas recibidas de Dios eran para beneficio de la entera organización. Cada uno tenía su puesto en el cuerpo según le agradó a Dios, pero era importante cómo usaban las cosas que Dios les había dado como colaboradores en el programa de edificación. Dios es un gran edificador en amor; de manera que los que trabajan con él también tienen que ser impelidos por la fuerza del amor. El hecho de que alguien hubiera recibido un don del espíritu, tal como el de hablar en lenguas o profetizar, no quería decir que sería aceptado por Jehová, a menos que usara el don de la manera apropiada y con el móvil correcto. Dijo Pablo: “Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles pero no tengo amor, he llegado a ser un pedazo de bronce que resuena o un címbalo que retiñe. Y si tengo el don de profecía y entiendo todos los secretos sagrados y todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si doy todas mis posesiones para alimentar a otros, y si entrego mi cuerpo, para poder jactarme, pero no tengo amor, en nada he aprovechado.”—1 Cor. 13:1-3.

      3. (a) ¿Por qué habrían de cesar los dones? ¿Cuándo? (b) En contraste, ¿qué cualidad no cesaría, y cómo expresan esa cualidad los cristianos?

      3 Habría de llevarse a cabo un programa edificador después de la muerte de Cristo Jesús. Se suministraron dones especiales por medio del espíritu de Dios para impresionar a muchas personas con el mensaje del Reino. Estos dones estaban en operación en la iglesia cristiana primitiva durante la vida de los apóstoles, pero con la muerte de los apóstoles la dádiva de dones terminó. El apóstol Pablo supo que terminarían los dones; de manera que escribió en 1 Corintios 13:8: “Aunque haya dones de profecía, serán quitados; aunque haya lenguas, cesarán; aunque haya conocimiento, será quitado.” Pero mientras tenían estos dones habrían de usarlos en amor para la edificación de otros. El amor es expresivo para con otros y es una cualidad que seguirá entre los cristianos para siempre. Los dones del espíritu han cesado, pero no el amor. El amor nunca fracasa, dice el apóstol. Para manifestar cómo se expresa el amor, Pablo escribió: “El amor es sufrido y servicial. El amor no es celoso, no se jacta, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se irrita. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Soporta todas las cosas, cree todas las cosas, espera todas las cosas, aguanta todas las cosas.”—1 Cor. 13:4-7.

      4. Si la transmisión de los dones milagrosos del espíritu terminó con la muerte de los apóstoles, ¿por qué se preservó tanto acerca de ellos en las Escrituras para nuestra consideración ahora?

      4 El suministro de dones de lenguas, profecías y curaciones terminó con la muerte de los apóstoles, y estos dones no están en uso hoy día. Sin embargo hay mucha información registrada en las Escrituras acerca de los dones. ¿Por qué ha preservado Dios estos escritos para nuestra consideración? Aunque los dones milagrosos del espíritu terminaron con la muerte de los apóstoles, se nos da una lección por la instrucción que se dio en conexión con el uso de esos dones. En el capítulo catorce Pablo acopla el ejercicio del amor con el uso de los dones espirituales y de cierta manera hace una comparación, mostrando que algunos dones eran más deseables que otros. Los dones fueron muy beneficiosos en la congregación cristiana primitiva, porque cuando los cristianos se reunían para edificarse no estaban equipados cada uno con una Biblia completa y con mucho comentarios y revistas que ayudan en el estudio de la Biblia, como lo hace La Atalaya hoy día. ¿Cuál de los done habría de preferirse?

      5. ¿Cuál don se prefería, y por qué?

      5 El preferido era profetizar. Pero ¿por qué habría de desearse más el don de profecía que el don de sanar o el don de lenguas? “Porque el que habla en una lengua habla, no a los hombres, sino a Dios, porque nadie escucha, pero él habla secretos sagrado por el espíritu. Sin embargo, el que profetiza edifica y anima y consuela a los hombres con su habla. El que habla en una lengua se edifica a sí mismo, pero el que profetiza edifica a una congregación.” (1 Cor. 14:2-4) Este consejo es muy práctico. Pablo manifestó que la persona que hablara en una lengua estaría edificándose a sí misma, pero a menos que alguien estuviera presente para servir de intérprete o traductor la congregación no recibiría beneficios edificantes. Él compara el hablar en lenguas con el sonido indistinto de trompetas que llamaran a la batalla. Es mejor hablar en una lengua que se entiende fácilmente para que los que escuchan sepan el significado y puedan obtener provecho. Por eso si alguien tenía el don de lenguas, a ese Pablo le animaba como señala el versículo trece: “Por lo tanto que el que habla en una lengua ore que pueda traducir.” De manera que da énfasis a lo necesario que es que la gente pueda entender lo que se dice, y ciertamente cualquiera que esté interesado en los demás y no solamente en sí mismo deseará hacer algo para beneficio de los otros. Muy enérgicamente en el versículo dieciséis Pablo considera el dar gracias en una lengua y hace surgir la pregunta: “¿Cómo dirá Amén el hombre que ocupa el asiento de la persona común y corriente a la expresión de gracias de usted, puesto que no sabe lo que usted está diciendo?” Por esto en una congregación es mejor hablar cinco palabras con entendimiento e instruir a otros verbalmente que hablar diez mil palabras en una lengua que los otros no entenderán.

      6, 7. (a) ¿Por qué dio Dios el don de lenguas a los cristianos primitivos? (b) ¿Cómo era provechosa la profecía? (c) ¿Qué uso amoroso de los dones o habilidades suministrados por Dios se manifiesta como el objetivo cristiano en el capítulo 14 de Primera de Corintios?

      6 ¿Por qué, entonces, dio Dios el don de lenguas a los cristianos primitivos? Evidentemente fue con el propósito de mostrar que éstos eran los verdaderos siervos de Dios. Dijo Pablo: “Por consiguiente, las lenguas son para una señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.” (1 Cor. 14:22) Después de presentar este argumento Pablo explica las buenas razones por las cuales debería preferirse la profecía. Se prefiere por la consideración que se tiene a los compañeros, o hermanos cristianos, o a los que tienen el deseo de servir a Jehová. El uso de la profecía o predicación de las buenas nuevas con entendimiento para instruir a otros resultaría en beneficio para los de la congregación y también para los incrédulos; o personas ordinarias que pudieran estar presentes serían instruidas y así llegarían a conocer cómo adorar a Jehová Dios. “Entre tanto que la profecía es, no para los incrédulos, sino para los creyentes. Por esto, si toda la congregación se reúne en un lugar y todos hablan en lenguas, pero entran personas ordinarias o incrédulos, ¿no dirán que están locos? Pero si todos están profetizando y entra un incrédulo o persona ordinaria, es corregido por todos ellos, es examinado estrechamente por todos, los secretos de su corazón se hacen manifiestos, de modo que él se postrará y adorara a Dios, declarando: ‘Dios verdaderamente está entre ustedes.’” —1 Cor. 14:22-25.

      7 Aunque cada uno de los dones que Jehová suministró tenía cierto uso y beneficio, el don de la profecía habría de preferirse porque era muy beneficioso para la edificación de los hermanos y para enseñar a la gente en la adoración de Jehová. No importa cuál don del espíritu hubiera recibido el individuo, lo que se destacaba era el principio del amor; y la manera en que habrían de usarse estos dones pone de manifiesto que se tenía que tomar en consideración a los demás y que era para el beneficio de ellos. Es así con todo lo que Jehová suministra para los que le sirven. “¿Qué ha de hacerse, entonces, hermanos? Cuando ustedes se reúnen, uno tiene un salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una revelación, otro tiene una lengua, otro tiene una interpretación. Que todas las cosas se efectúen para edificación.” (1 Cor. 14:26) Es obvio que la verdadera actitud cristiana es, que todo se haga para la edificación de otros.

      EL PROGRAMA MODERNO DE EDIFICACIÓN

      8. Puesto que las congregaciones cristianas modernas no usan los dones milagrosos del espíritu, ¿qué provisión se ha hecho para su edificación?

      8 Las Escrituras manifiestan claramente que el suministro de dones milagrosos del espíritu para la edificación de la congregación cristiana primitiva terminó con la muerte de los apóstoles. Los dones de sanar, de hablar en lenguas, no se usan por los verdaderos cristianos hoy día. Hay otros medios disponibles hoy para la edificación de la congregación cristiana. Jehová nos ha dado su Palabra, la Biblia, y ésta ahora está disponible en más de mil idiomas. Aparte de esto hay muchas publicaciones teocráticas, las cuales sirven como guías en la obra de instruir y edificar. Jehová hizo provisión para este día por medio de su mandato: “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, pues fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras correctas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.”—Heb. 10:23-25.

      9. ¿Cómo manifiesta consideración por otros el estar presente regularmente en las reuniones de congregación?

      9 El congregarnos regularmente en las reuniones de congregación tiene que observarse rigurosamente. Los individuos deben disciplinarse a sí mismos para asistir a las reuniones de la congregación y deben animarse los unos a los otros, especialmente en estos días malos cuando nos estamos acercando al fin del sistema inicuo de Satanás. Confiando en su propio razonamiento, alguien quizás crea que su tiempo podría usarse con mucho más provecho estudiando privadamente. Pero, ¿qué está haciendo si sigue este proceder? Obviamente no está considerando a los demás sino que está pensando solamente en sí mismo. Al asistir con regularidad a las reuniones de la congregación estamos manifestando que tenemos consideración por los demás, que tenemos interés en otras personas y amor para ellas. Asistimos no solamente para sacar provecho por medio de oír lo que otros dicen, y recibir instrucción, sino para tener parte en la edificación mutua. Es en estas reuniones que se hacen expresiones de nuestra esperanza audiblemente para edificar a otros. Nuestra declaración pública no debería ser espontánea o sin preparación anticipada, como si fuera por inspiración; sino que, porque estamos en una organización teocrática ordenada, sabemos el tema que vamos a considerar y nos preparamos de antemano, contribuyendo pensamientos edificantes para el beneficio de todos. Esta es la provisión hecha por Jehová para todos sus siervos del día moderno.

      10. ¿Cómo puede el interés que mostramos en otras personas y el uso amoroso de lo que tenemos resultar en la edificación de la congregación?

      10 Reconociendo que las reuniones

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