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  • ¿Tienen razones sólidas?
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • el modo de pensar de Darwin. ¿Realmente se basaba aquel pensar en un análisis objetivo de las cosas vivas y del registro de los fósiles? Según registros, Stephen J. Gould, profesor de biología de la Universidad de Harvard, declaró: “Desde el comienzo la progresión gradual filética fue una suposición a priori... nunca fue ‘vista’ en las rocas; fue una expresión de las tendencias liberales del siglo diecinueve.” En otras palabras, el modo de pensar de Darwin fue condicionado por la sociedad en que vivía. Según se le ha citado, Karl Marx declaró: “Es sorprendente la manera en que Darwin reconoce entre las bestias y plantas su sociedad inglesa con sus divisiones laborales, competencia, [y así por el estilo].”

      Hoy en día muchos científicos plantean serias dudas en cuanto a la validez de las teorías que se presentan en apoyo de la evolución. ¿Por qué, pues, se sigue defendiendo la creencia en la enseñanza de Darwin? El artículo sigue diciendo: “Hay quienes arguyen que, si se abandonara el mecanismo evolucionario, inevitablemente surgirían dudas en cuanto a que la evolución siquiera haya ocurrido. Por eso indudablemente se sigue defendiendo a Darwin con tanto vigor . . . debido a que [los que lo apoyan] son materialistas.”

      Pero el hecho de que estos individuos no estén dispuestos a considerar otra explicación de la realidad no significa que la evolución tenga que ser correcta, ¿verdad?a No a mayor grado que el que la terquedad de los líderes religiosos del día de Galileo haya significado que él tuviera que estar equivocado. La emoción y el prejuicio pueden cegar a científicos tan fácilmente como pueden cegar a líderes religiosos.

      La verdad es que, a pesar de todas las presiones que el “modernismo” ejerce sobre la gente para que abandone la creencia en Dios, o por lo menos relegue a Dios a segundo plano, muchas personas están firmemente convencidas de la existencia de Dios. Y el aumento del conocimiento científico en nuestros días solo ha servido para fortalecer su convicción.

  • ¿Por qué deben creer?
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • ¿Por qué deben creer?

      ¿POR qué clase de razonamiento se nos induce a creer en la existencia de Dios? La Biblia nos da una guía. Acerca de Dios, dice: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas.”—Rom. 1:20.

      El considerar las “cosas hechas” —la creación misma— ha inducido a muchos a comprender que tiene que haber algo o alguien responsable de la creación. Einstein, cuyas teorías han ejercido tan grande influencia en el pensamiento científico moderno, dijo: “Todo el que se enfrasca seriamente en una carrera científica se convence de que en las leyes del Universo se manifiesta un espíritu... un espíritu vastamente superior al del hombre, y uno ante el cual nosotros, con nuestros modestos poderes, debemos sentirnos humildes.”

      Mírese a sí mismo

      La Biblia dice: “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.” (Sal. 19:1) ¡Y con cuánta elocuencia lo hacen!

      Sin embargo, no es preciso contemplar los vastos cielos estrellados para ver demostracioncs del poder y las cualidades de Dios. Basta con examinarse uno mismo.

      Mírese las manos. ¿Están sosteniendo la revista que usted está leyendo? Si así es, sin duda usted tiene el brazo doblado a fin de mantener la revista a la distancia correcta de sus ojos. Cada dedo está ejerciendo exactamente suficiente presión como para evitar que la revista se caiga, pero no tanta que rasgue el papel. ¿Estuvo usted pensando en todo esto antes de comenzar a leer? Por supuesto que no. Su cuerpo organizó todo el asunto; se requirió solo un mínimo de decisiones de parte suya.

      Aunque su cuerpo está en posición de descanso, relativamente, ¿qué están haciendo sus ojos? Están enfocando automáticamente en palabras o grupos de palabras en sucesión. En la parte posterior de sus ojos las impresiones visuales se transforman en impulsos eléctricos. Estos son transmitidos al cerebro. Si usted se está concentrando, el cerebro está almacenando la información para usarla en el futuro, y está comparando el material nuevo con lo que ha recibido anteriormente.

      Mientras tanto, sin que usted esté pensando en ello, su corazón esta bombeando diligentemente, enviando la sangre en su complicado viaje a través del cuerpo. Esa sangre transporta las sustancias esenciales a los lugares en que éstas se necesitan, y entonces se lleva los desperdicios a los sitios desde los cuales éstos pueden ser expulsados del cuerpo.

      Además, el diafragma, por medio de su movimiento, le llena los pulmones de oxígeno, y entonces los comprime para librárselos del anhídrido carbónico.

      Si sucede que hace poco usted estuvo comiendo, su alimento está pasando por el proceso de la digestión, sin que usted esté dirigiendo ese proceso conscientemente. El alimento se está mezclando con los ácidos de su estómago, que desempeñan la función de descomponerlo en sus componentes básicos, o, mientras pasa por los intestinos, está siendo comprimido por medio de una complicada acción muscular conocida como “peristalsis,” lo cual permite que las sustancias nutritivas sean absorbidas en el torrente sanguíneo.

      Pero también se está efectuando mucha más actividad. La médula o tuétano de sus huesos está haciendo células sanguíneas de reemplazo. Su piel está fabricando nuevas partes para reemplazar las células gastadas de la superficie. Le está creciendo el pelo, y también le crecen las uñas de los pies y de las manos. Las glándulas están fabricando complicadas sustancias con el fin de mantener en equilibrio los procesos químicos de su cuerpo. ¡Todo eso está sucediendo en este mismo instante aun cuando su cuerpo está en aparente descanso!

      La tecnología de los mecanismos de nuestro cuerpo es increíblemente más adelantada que todo cuanto el hombre ha podido lograr en esta era espacial. ¿Es lógico pensar que una obra maestra de esta índole sea el producto de simple casualidad?

      La teoría de la evolución dice que la humanidad es el producto del funcionamiento de las leyes naturales, pero no explica quién es el “legislador.” En realidad dice que nos hicimos a nosotros mismos. Pero, ¿no es más lógico —más en armonía con la manera en que sabemos que las cosas realmente suceden— seguir el razonamiento del escritor bíblico que proclamó: “De manera que inspira temor estoy hecho maravillosamente”? ¿Y: “Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos”?—Sal. 139:14; 100:3.

      Efrentémonos a la realidad

      Debido al modo de pensar materialista de Occidente, a muchas personas les incomoda admitir que hay un Dios y reconocer que hay una respuesta espiritual a la pregunta: “¿De dónde hemos venido?” Un librepensador declaró lo siguiente: “Podemos ser sensatos y razonables solo cuando nos expresamos en términos de la esfera del conocimiento actual y nos mantenemos dentro de ella.” ¿Pero es eso cierto?

      Hay muchas cosas que los científicos saben que existen, pero que no pueden explicar. Cosas como la mente humana, nuestra conciencia, el instinto que nos impele a adorar... ciertamente existen. Pero la ciencia no las puede explicar en términos del “conocimiento actual.” ¿Qué hay de la vida misma? ¿Qué es esta poderosa “energía de vida” que hace que las cosas vivas difieran de las inanimadas? Los científicos no pueden decir. Sin embargo es parte de nuestra experiencia cotidiana. De hecho, es tan común que propendemos a olvidarnos de cuán verdaderamente milagrosa la vida misma es en realidad.

      La familiar ley de causa y efecto declara que para cada efecto debe haber una causa. Es preciso que haya habido una “causa” para esa maquinaria maravillosamente delicada que constituye el cuerpo humano. Hoy día estamos en mejor posición que ninguna generación anterior para ver lo sabia que tiene que haber sido esa primera “causa.” Más aún, es preciso que haya habido una “causa,” un Productor, de cosas como la mente humana, la conciencia humana y la vida misma. En realidad nunca pudiera haber explicación satisfactoria para estas cosas excepto la que la Biblia da. Dirigiéndose al Dios a quien adoraba, un escritor de la Biblia dijo: “Contigo está la fuente de la vida.” (Sal. 36:9) No hay base alguna en nuestro “conocimiento actual” para llegar a ninguna otra conclusión.

      ¿Por qué, pues, suceden las cosas malas?

      Al considerar los argumentos ya presentados aquí, un ateo filipino presentó el siguiente problema: “Hasta cierto grado hay orden, maravilla y belleza en la naturaleza. Pero eso es solo la mitad del cuadro. La otra mitad es un caos terrible.” Entonces, después de explicar lo que quiere decir por “caos” —cosas como los desastres naturales, las pestilencias y así por el estilo— dijo: “La persona religiosa fija apaciblemente la mirada en el orden de la naturaleza, lo cual fortalece su religión, pero aparta la vista del caos que debilita a tal credo.”

      ¿Hace usted eso? ¿No será posible que el ateo este apartando la vista del “orden, maravilla y belleza de la naturaleza” que tiene efecto debilitador en el credo de incredulidad de él?

      Por ejemplo, cuando se queja de las pestilencias, él solo está contando parte de la historia. No menciona el maravilloso poder curativo de nuestros cuerpos, lo cual en sí mismo testifica de la existencia de un Hacedor que tiene poderes maravillosos. En una ocasión, Napoleón dio las gracias al jefe de sanidad militar de su ejército por sanar a tantos de sus soldados. Según cierta versión del asunto, el cirujano respondió: “Yo los atendí; Dios los sanó.”

      Además, ¿tiene el hombre el derecho moral de poner en duda la existencia de Dios debido a las enfermedades y otros problemas que existen? ¿No es cierto que el mal gobierno del hombre, las guerras, el delito, la falta de honradez, y otras cosas por el estilo, ocasionan la mayoría de esos problemas? ¿Cuántas pestilencias o enfermedades muy generalizadas —como las enfermedades cardíacas o el cáncer— no son en su mayor parte sino el resultado del ambiente y de los hábitos de vivir que el hombre mismo ha desarrollado? ¿Cuántas otras enfermedades se pudieran controlar si no fuera por el hecho de que una gran proporción de la raza humana vive en pobreza y en suciedad?

      Sin embargo, es cierto que no todos los problemas del hombre son producidos directamente por él. ¿Por qué permite Dios que éstos se presenten? ¿Prueban éstos que Él no exista?

      Una ilustración pudiera sernos útil para ver este punto con mayor claridad. En una isla a cierta distancia de la costa occidental de Irlanda, hay un lugar que se conoce como la Aldea Abandonada. Es una aldehuela en la que ya no vive nadie. Como uno pudiera imaginarse, las casas están en malas condiciones. Los techos se han caído. No hay puertas. En muchos casos, las paredes se han desplomado.

      En vista del estado ruinoso de la aldea, ¿diría usted que no es probable que alguien haya diseñado y edificado las casas que hay allí, o concordaría usted por instinto con la siguiente declaración bíblica: “Por supuesto, toda casa es construida por alguien”... sí, hasta una casa que ahora estuviera en ruinas? (Heb. 3:4) A pesar del estado de abandono de esas casas, sabemos que alguien las construyó. Sabemos, también, que su condición actual no se puede achacar necesariamente al constructor. Hay modos de evitar que las casas se deterioren. Pero los propietarios las abandonaron. Por lo tanto, ahora están en ruinas.

      La situación de la humanidad es semejante. La Biblia nos dice que el Hacedor creó perfecto al hombre. Este recibió la responsabilidad de sojuzgar la Tierra y llenarla con sus hijos. (Gén. 1:28) El buen éxito en esto dependería de seguir las instrucciones de su Hacedor. Si el hombre hubiera seguido aquellas instrucciones, no se hubiera producido “caos” alguno, no se hubieran perdido vidas en desastres naturales o debido a pestilencias en la Tierra sojuzgada. Sin embargo, el hombre rechazó la guía de su Creador; de modo que ahora la “casa” humana innegablemente está en muy mal estado.

      Dios dio a la humanidad libre albedrío para que escogiera su propio proceder. Dios no obliga a los seres humanos a ser obedientes. Sin embargo, a través de los largos siglos del mal gobierno humano, Él ha estado buscando a personas que estén dispuestas a usar su libre albedrío para servir a Dios. La Biblia explica que los que rehúsan reconocer el derecho de Dios a gobernar a su propia creación pronto serán destruidos. Perderán la vida debido a que rechazan a la Fuente de la vida. Pero los que, llenos de aprecio, amolden su vida en conformidad con los requisitos de Dios tendrán el gozo de ver la Tierra transformada en un paraíso global bajo el gobierno celestial de Dios. Disfrutarán de todas las bendiciones de las cuales se han visto privados por las imperfecciones y el mal gobierno del hombre.—Rev. 21:3-5.

      Por lo tanto, es sumamente importante que toda persona llegue a conocer a Dios ahora. Es esclarecedor saber el modo en que algunas personas han recibido ayuda para llegar a conocer a Dios.

      [Ilustración en la página 10]

      Hasta una casa en ruinas tendría que haber sido “construida por alguien”

      [Recuadro en la página 9]

      ¿QUIÉN DISEÑÓ EL CUERPO HUMANO?

      EL CEREBRO: Un ordenador o computadora viviente de tal complejidad que los mejores modelos hechos por el hombre son juguetes al compararlos con él. Se calcula que su capacidad respecto a recordar y aprender es mil millones de veces mayor que la que se usa en toda una vida humana en la actualidad.

      EL OJO: Una cámara plenamente automática de película cinematográfica a colores que enfoca por sí misma sin empañarse y toma vistas instantáneas tridimensionales que no necesitan revelado en laboratorios.

      EL CORAZÓN: Una bomba mucho más eficaz que cualquier máquina de clase alguna diseñada por el hombre. Bombea 5.700 o más litros al día, de modo que efectúa suficiente trabajo como para levantar al cuerpo humano por 150 metros directamente hacia arriba.

      EL HÍGADO: Un laboratorio químico extremadamente complicado y de muchos usos que cumple con más de 500 funciones, entre ellas funciones de almacenar y soltar para fluir relativas a la sangre, vitaminas, minerales y sustancias nutritivas, según haya necesidad. Produce más de mil distintas enzimas para transformaciones químicas.

      LOS HUESOS: Una armazón estructural que pesa solo 9 kilogramos, pero fuerte como vigas de hierro... excelentemente armados y equilibrados para afianzar músculos a ellos y proteger órganos vitales.

      EL SISTEMA NERVIOSO: Una masiva red de comunicación que recibe y/o responde con acciones a 100.000.000 de sensaciones por segundo mediante impulsos electroquímicos. Llega a cada milímetro cuadrado de piel, a cada músculo, vaso sanguíneo y órgano.

  • Cómo se ha ayudado a algunos a creer
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • Cómo se ha ayudado a algunos a creer

      ¿CÓMO puede una persona que no cree en la existencia de Dios llegar a conocer a Dios? Muchas personas que ahora creen en él descubrieron que, en primer lugar, tenían que hacer frente a cierto problema. ¿Qué problema?

      Una persona que había sido miembro de una religión oriental admitió: “Tal vez una de las fuertes razones [para aferrarse a la creencia de que no hay un Creador] es que esta religión estimula a uno a llevar una vida despreocupada, en complacencia.”

      De manera similar, en Occidente, el autor John Cogley declara: “El modernismo (por lo menos el de tipo no marxista) coloca tremendo énfasis en la libertad personal... en lo referente al pensar, la política, los asuntos que tienen que ver con el comportamiento sexual, y, ante todo, en lo referente a especulación en cuanto a las grandes cuestiones de la vida.”

      Esta libertad —y la despreocupación a que ya se ha hecho referencia— son cosas que pueden embotar los sentidos. El poner estas cosas a un lado y reconocer a una Autoridad superior exige que uno sea humilde y razonable, cualidades que no todo el mundo posee.

      ¿Libertad para qué?

      Por supuesto, la libertad puede ser deseable. Pero, también, puede causar daño. Si a un niño se le diera demasiada libertad, esto pudiera conducir a que jugara en una calle bulliciosa o pusiera la mano sobre una estufa caliente. El tener completa libertad para tomar todas nuestras propias decisiones sin ninguna ayuda exterior pudiera ocasionar toda clase de problemas, si las decisiones no son las correctas.

      No salimos perdiendo cuando aceptamos la verdad acerca de la existencia de Dios. Es cierto que hay una medida de restricción en cuanto a libertad personal... pero solamente de maneras que ayudan a evitar que nos perjudiquemos nosotros mismos y perjudiquemos a otras personas. Las personas que verdaderamente creen en Dios han estado dispuestas a reconocer lo necesarias que son esas limitaciones. También, el aceptar las verdades acerca de Dios les ha dado libertad: las ha librado del engaño de personas que procuran explotar a otras por medio de su propia filosofía, y de la desesperanza que pudieran sentir por no conocer el propósito de la vida. Es como Jesús dijo en cierta ocasión: “La verdad los libertará.”—Juan 8:32; Col. 2:8.

      Ayuda para reconocer la existencia de Dios

      En el mundo occidental, la mayoría de la gente sabe lo que significa el término “Ser Supremo,” aunque muchos afirman que no creen en tal Ser. En el mundo oriental, el problema es más difícil. Muchas personas no comprenden esa expresión. Una persona que anteriormente no era cristiana dijo acerca de sus antiguos compañeros de creencia: “La mayoría de ellos no puede imaginarse la existencia de un Ser Supremo.”

      Sin embargo, a menudo el primer paso para ayudar a estas dos clases de personas a conocer a Dios ha sido el de señalar a la creación y a la razón por la cual tiene que haber un Hacedor y Diseñador original. Un cristiano que ha servido por largo tiempo en el Japón explicó: “Usamos ilustraciones. Se necesita a una persona inteligente para hacer un reloj, una cámara, etc., pero estas cosas carecen de vida. Examine una flor, un ave o el cuerpo humano. ¿Quién los diseñó?” Con ese tipo de razonamiento, él se esfuerza por edificar en la mente oriental el concepto de la existencia de Dios.

      Ayudándoles a conocer a Dios

      Es un paso considerablemente grande el progresar desde el reconocimiento de que existe una fuerza creativa hasta el punto de llegar a conocer a Dios como un amoroso Padre celestial. Aparentemente hasta a Einstein se le hacía imposible aceptar que el espíritu creador que él discernía detrás del universo fuera realmente una personalidad a quien la humanidad pudiese abordar. Dijo él en una ocasión: “La fuente principal de los conflictos del día actual entre las esferas de la religión y la ciencia está en el concepto de un Dios personal.”

      ¿Cómo ha sido que las personas que ahora creen en Dios lo han llegado a conocer como una persona? Para eso, tuvieron que confiar en Dios mismo. En un país grande, quizás la mayoría de los ciudadanos sepa de la existencia de su jefe de Estado. Él influye en la vida de ellos diariamente. Sin embargo, él solo se hace accesible a los que llegan a ser sus amigos. De manera similar, de la creación podemos aprender acerca de la indudable existencia de Dios; y él influye en nuestra vida diariamente, en el sentido de que disfrutamos de las cosas que nos provee, como el alimento, el aire, la luz solar, la lluvia, y cosas por el estilo. No obstante, nunca pudiéramos llegar a conocerlo a menos que él se hiciera accesible a nosotros.

      Felizmente, él ha hecho eso. ¿Cómo? Pues bien, una manera ha sido por medio de la Biblia. Él hizo que en este libro se registraran sus tratos con la humanidad a través de los años. Nos ha mostrado sus cualidades, y hasta nos ha dado un nombre por el cual podemos dirigirnos a él. Ese nombre es “Jehová.” (Sal. 83:18) Por lo tanto, las personas que verdaderamente han llegado a conocer a Dios, primero tuvieron que cultivar aprecio por ese asombroso libro.

      La mayoría de las personas reconocen que hay algo diferente en cuanto a la Biblia. Ha sido traducida en muchos más idiomas que todo otro libro. Es el libro de mayor venta de todos los tiempos. La Biblia ha sobrevivido a través de los siglos a pesar de decididos esfuerzos que se han hecho por destruirla. Se remonta mucho más allá que todo otro libro en el pasado histórico. Sin embargo, lo que muchas personas no pueden aceptar es la afirmación que la misma Biblia hace de que es inspirada. No obstante, la Biblia dice claramente: “Toda Escritura es inspirada de Dios.” (2 Tim. 3:16) ¿Puede probarse que esa afirmación sea cierta? Sí, y personas que en un tiempo no creían, pero que ahora han llegado a conocer a Jehová, estuvieron dispuestas a invertir el tiempo necesario en examinar personalmente la prueba. ¿Qué descubrieron?

      Estas personas vieron en la Biblia centenares de profecías que se han realizado. Reconocieron que ningún ser humano podría haber conocido todos estos detalles de los asuntos humanos con siglos, hasta miles de años, de adelanto. La Biblia misma indica que una prueba de divinidad es el poder profetizar correctamente. (Isa. 46:8-10) Respecto a las profecías bíblicas que se habían cumplido hasta su día, uno de los siervos de Dios de la antigüedad dijo: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.” (Jos. 23:14) Las personas que están convencidas de esto también han descubierto que el cumplimiento de las profecías no es simplemente una cosa del pasado. En nuestro propio día se están cumpliendo más profecías. A medida que han examinado los hechos, estas personas se han visto obligadas a reconocer que la Biblia tiene que ser la palabra inspirada de Dios.—Vea Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21; 2 Timoteo 3:1-5.

      Estas personas han descubierto que el consejo y la guía de la Biblia son también impresionantes. Gradualmente han llegado a reconocer que este consejo y esta guía denotan una inteligencia que es muy superior a la simple sabiduría popular o tradicional. Han visto ante ellas el conocimiento y el entendimiento de alguien que ha observado a la humanidad por miles de años y que sabe lo que nos conviene. Han descubierto que el consejo de la Biblia para los matrimonios, los jóvenes, los ricos y los pobres es una fuente constante de asombro por la perspicacia que refleja y lo práctico que es. (Por ejemplo, vea Colosenses 3:5-8, 18-25; 1 Timoteo 6:9-11, 17-19; Mateo 6:24-34; Proverbios 7:1-27.) A medida que estas personas comenzaron a aplicar este consejo personalmente, experimentaron la verdad de Salmo 119:2: “Felices son los que observan sus recordatorios [los de Dios]; con todo el corazón siguen buscándolo.”

      Otros medios que ayudan conocer a Dios

      En el Japón, pocos años atrás, un caballero japonés por casualidad estuvo viajando por varios días en el mismo tren en que viajaba un grupo de cristianos que se dirigían a una asamblea de los testigos de Jehová. La conducta de ellos le impresionó tanto que lo movió a investigar. Hace mucho tiempo, el apóstol Pablo dijo a todos los cristianos que ‘se hicieran imitadores de Dios.’ (Efe. 5:1) Así como los hijos suelen reflejar a sus padres, de igual manera los cristianos verdaderos tratan de reflejar al Padre celestial en su vida y conducta. El fruto de esos esfuerzos fue lo que tanto impresionó al caballero japonés y le ayudó a llegar a conocer a Jehová. Ahora él también es testigo de Jehová.

      De manera similar, cuando se le pidió a una señora de otro país oriental que enumerara las cosas que le habían ayudado a conocer a Dios, mencionó, entre otras cosas, las siguientes: “El conocimiento de las leyes y principios dominantes que pueden unir a hombres de toda clase, a pesar de diferencias raciales, como lo prueba el ejemplo de los testigos de Jehová.” Además: “El observar las personalidades de los testigos de Jehová.” Por lo tanto, por medio de la conducta y las actividades de sus adoradores el Creador mismo se da a conocer a los que le buscan.

      Esta señora que ya hemos mencionado también se refirió a otra cosa que la puso a pensar y que la condujo a conocer al Creador. Dijo: “¡Para sorpresa mía, he visto cambios en muchos aspectos de mi personalidad!” ¿Cómo se hizo posible eso? El apóstol Pablo dijo que deberíamos esperar que eso sucediera. Dijo a los cristianos: ‘Sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y vístanse de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.’ (Efe. 4:23, 24) Las personas sinceras tratan de dominar las malas tendencias que descubren en sí mismas. Es difícil. Pero los que adoran al Creador tienen una “fuerza que impulsa su mente” que les permite hacerlo. Esta fuerza se fortalece por medio del espíritu santo de Dios mismo. Fortalecidas por esta “fuerza,” algunas personas han sido curadas del enviciamiento a las drogas, la perversión sexual, las tendencias criminales, y así por el estilo. Se han hecho amorosas, gozosas, pacíficas, y han aprendido a tener gran paciencia, a ser benignas, buenas, fieles, apacibles y a tener gobierno de sí mismas. (Gál. 5:22, 23) Para ellas eso ha sido una fuerte confirmación de que Dios existe y de que desea ayudarlas.

      La oración es otro medio por el cual las personas han llegado a conocer a Dios. El apóstol Juan dijo: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14) Por supuesto, Dios no contesta las oraciones de todo el mundo. “Jehová está muy lejos de los inicuos, pero oye la oración de los justos,” dice Proverbios 15:29. Sin embargo, los que sirven fielmente a Dios sí oran, y reciben respuesta a sus oraciones. Es difícil no creer en alguien a quien uno habla constantemente, y quien le contesta de varias maneras.

      Sí, Jehová existe

      Sí, Jehová Dios existe. No hay duda de eso. Y él desea que sus criaturas lo conozcan. Se ha dado a conocer por medio de sus obras de creación, por medio de la Biblia, así como por la manera en que su espíritu obra en su organización y en las personas individualmente.

      ¿Por qué no se acerca usted a él como su Padre celestial y disfruta de la libertad que viene del conocimiento de la verdad? Siga Su consejo. Acepte las alentadoras promesas que Dios da en cuanto al futuro. Sí, así como el salmista exhortó desde hace mucho tiempo: “Gusten y vean que Jehová es bueno; feliz es el hombre físicamente capacitado que se refugia en él.”—Sal. 34:8.

      [Ilustración en la página 12]

      Las aves tienen que haber tenido diseñador originalmente

      [Ilustración en la página 13]

      Por medio de la Biblia, Dios se nos presenta y nos dice su nombre, sus cualidades y su propósito

      [Ilustraciones en la página 14]

      La gente se siente atraída a la adoración de Jehová cuando observa las cualidades de él reflejadas en la vida de sus adoradores

      Es difícil no creer en alguien a quien se habla, y que responde

  • Locura de espectador
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • Locura de espectador

      En una consideración en cuanto a cómo las actividades deportivas de una nación son un reflejo de la sociedad de ésta, la revista británica “New Scientist” comentó: “El fútbol permite solo una expresión mínima del comportamiento agresivo [entre los jugadores], pero esta actuación bélica parece trasladarse a los espectadores. . . . Los guardias armados, las vallas de alambre de púa y túneles para escapar, cosas que en algunos lugares se consideran necesarias para proteger a los jugadores y funcionarios de aquellos a quienes han venido a entretener, le recuerdan [a uno] un sistema de seguridad que es más apropiado para una prisión.” La “Encyclopœdia Britannica,” en ediciones recientes de la publicación anual “El libro del año,” registra algunas de las locuras de estos espectadores:

      “En 1975 continuó la historia de violencia que rodea al fútbol, y parecía que Inglaterra estaba engendrando los peores ofensores . . . Pero Inglaterra no tuvo un monopolio en lo que respecta a esta enfermedad moderna. En Santiago de Chile, el 25 de junio, después que no menos de 19 jugadores habían sido despedidos [del juego] tras de una disputa en el campo de juego, los jugadores no pudieron abandonar la zona del juego por otro cuarto de hora debido a una lluvia de piedras lanzada por los espectadores. . . . También se han informado disturbios en otras partes en Sudamérica e Italia.”—1976, pág. 350.

      1977: “La reiterada violencia conectada con el fútbol fue una consecuencia de la proliferación de las facciones bélicas en el mundo. Durante un partido de campeonato europeo en Cardiff [Gales], . . . los espectadores arrojaron latas de cerveza al campo de juego para mostrar su cólera por algunas decisiones del árbitro de Alemania Oriental. . . . En Malta algunos jugadores pendencieros recibieron sentencias de cárcel, y un árbitro de un juego en América del Sur murió después de haber sido atacado por los jugadores.”—pág. 350.

      1978: “Los problemas de las muchedumbres persistieron por todo el mundo, y más y más países se esforzaron por mantener cercados a los desordenados. En Barcelona, España, se cavó un foso que costó 150.000 dólares para mantener a los hinchas fuera del terreno de juego.”—pág. 394.

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