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“Quiero”La Atalaya 1981 | 1 de diciembre
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para hacer lo bueno, y fomentamos esa capacidad.
La Biblia nos dice que Bernabé se interesó personalmente en Juan, cuyo apellido era Marcos, en su calidad de compañero misionero. Bernabé veía en Marcos un buen potencial, a pesar de la dificultad que éste había causado a Pablo y a Bernabé durante el primer viaje misional que realizaron. Como resultado, se ayudó a Marcos a desarrollarse espiritualmente hasta llegar a ser un siervo espléndido de Dios. (Hech. 13:5, 13; 15:36-39; 2 Tim. 4:9-11) Con el tiempo, Dios bendijo a Marcos con el privilegio sobresaliente de escribir por inspiración el libro bíblico que lleva su nombre.
Así mismo, en los Estados Unidos, un anciano cristiano se interesó personalmente en un adolescente de la congregación. Invitó al joven a acompañarlo y a ayudarle en la construcción de un Salón del Reino, un lugar de reunión para la congregación. En camino a casa, acostumbraban pasar un rato tomando algún refrigerio y conversando. El joven ya es adulto y está sirviendo de superintendente de circuito. Pero todavía recuerda el interés personal que este anciano manifestó en él, y lo considera uno de los puntos principales de su desarrollo espiritual.
Como cristianos verdaderos, podemos experimentar un nuevo destello de gozo y propósito en la vida por medio de interesarnos personalmente en otros... en personas con quienes compartimos el mensaje bíblico, así como en nuestros hermanos y hermanas espirituales de la congregación, entre ellos los jóvenes, los ancianos, los enfermos, las viudas, los huérfanos y los miembros de nuestra propia familia. Así podemos llenar su vida de felicidad.
Al mismo tiempo, estamos seguros de que Dios también nos recompensará de muchas maneras. Como nos aseguró Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) Por lo tanto, pues, que todos los que genuinamente aman a Dios imiten al Padre celestial al manifestar interés personal en otros. Jesús nos dio el ejemplo de cómo hacerlo cuando dijo al leproso: “Quiero.”
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¿Qué significa ser miembro de una iglesia?La Atalaya 1981 | 1 de diciembre
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¿Qué significa ser miembro de una iglesia?
“Todavía hay muchísima fe y participación en asuntos religiosos,” es el comentario de un investigador de la Fundación del Seminario de Hartford sobre los resultados obtenidos en una encuesta realizada en la urbe de Boston, Massachusetts. El noventa por ciento de las personas entrevistadas dijeron que creían en Dios y más del 70 por ciento dijo que pertenecía a una iglesia.
No obstante, el “Globe” de Boston, que auspició la encuesta, hace notar que “parece que la religión organizada tiene poca influencia en los individuos.” ¿Por qué? Solo el 5 por ciento de la población total dijo que consultaría a un clérigo para que le aconsejara si se hallara “en seria dificultad,” y solo el 7 por ciento de los miembros de las iglesias dijeron que harían tal cosa.
La encuesta también mostró que “la mayoría de los miembros de las iglesias no leen la Biblia, no dan gracias en las comidas y no asisten con regularidad a los servicios religiosos.” Entre los que profesan ser católicos, solo el 11 por ciento lee la Biblia con cierta regularidad, y solo el 8 por ciento se deja guiar por lo que ella dice. En el caso de los protestantes, las cifras correspondientes son de 23 por ciento y de 15 por ciento.
La Biblia predijo que habría un tiempo en que los humanos tendrían “una forma de devoción piadosa” pero que ‘resultarían falsos a su poder.’ De esa manera describe el apóstol Pablo a la mayor parte de los que afirman ser cristianos durante “los últimos días.” (2 Tim. 3:1-5) ¿Puede usted discernir la señal segura de desastre?
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