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  • “La cena del Señor”
    La Atalaya 1958 | 15 de marzo
    • participan de la cena del Señor. No obstante, derivarán provecho del sacrificio de Cristo y de su dominio del Reino, consiguiendo vida eterna en la tierra hecha un paraíso en el nuevo mundo de Jehová.

      Aunque no participan de la cena del Señor, estas personas no obstante están muy interesadas en dicha cena, y en los que participan de ella. A todas éstas, junto con toda persona de buena voluntad, se les invita a reunirse con los testigos cristianos de Jehová el 3 de abril, después de las 6 de la tarde, para observar la cena del Señor que se estará celebrando y para que se les relate la importancia de la muerte de Cristo, para la vindicación del nombre de Jehová y para la consecución de vida eterna por ellos.

  • Su verdadera religión
    La Atalaya 1958 | 15 de marzo
    • Su verdadera religión

      ●En Tarbell’s Teachers’ Guide se publicaron algunos comentarios hechos por Frank S. Mead sobre lo que la persona de término medio que profesa ser cristiana adora: “No hace mucho un caballero chino de nota estaba de pie en el edificio de la Bolsa de Nueva York. . . . Tanto lo impresionó el furor y la intensidad de la Bolsa que clamó: ‘¡Ah, ésta es su verdadera religión! ¡Esto es lo que verdaderamente les importa!’ Pues, ¿será cierto? ¿No diría usted que adoramos a Marte, el dios de la guerra, tanto como adoramos a Jesucristo? A todo joven físicamente capacitado de la nación se le puede exigir que dé dos años de su vida al arte de la guerra; ¿cuántos dan dos años a Jesucristo? Otros adoran a Baco; viven para divertirse. Otros adoran al dios de la máquina, o al dios de la caja registradora, o al dios de los deportes, o . . . ¿Cuántos más puede suministrar usted?”

  • Oración de segunda mano
    La Atalaya 1958 | 15 de marzo
    • Oración de segunda mano

      Un señor que vivió por un tiempo en Lhasa, la ciudad prohibida del Tibet, escribió acerca de sus experiencias en The National Geographic Magazine de julio de 1955. Mencionó el uso que hacen de banderas y ruedas de oración los tibetanos. En los hogares de los ricos se usan ruedas de oración muy grandes. En un hogar tibetano, contó éste que antes era residente de Lhasa, había un cilindro de rezos macizo que media dos metros y medio; le daban vuelta día y noche hombres a quienes se les pagaba para desempeñar el trabajo de orar por el adinerado dueño de la casa. Una noticia breve en un periódico de Filadelfia hizo que personas pensativas reflexionaran que algunos que dicen ser cristianos no son muy diferentes al tibetano que le paga a alguien para que “diga” sus oraciones. Dijo The Sunday Bulletin (del 26 de junio de 1955):

      “Una iglesia de Scarsdale, N.Y., ha estado experimentando con una innovación que le da un toque extrañamente mecánico a la más íntima de las experiencias religiosas. Está ofreciendo una ‘oración del día’ por la mañana y por la noche por teléfono. Cualquiera que llame el número SC 3-4567 oye una oración grabada de un minuto, muy parecido a la manera en que recibiría el informe meteorológico si llamara cierto otro número. Los resultados han sido asombrosos. . . . Ahora las nuevas se han esparcido a otras ciudades, y la Compañía de teléfonos de Nueva York se siente afligida al descubrir que el río de llamadas telefónicas ha inundado sus líneas, y hace obligatoria la instalación de nuevo equipo. . . . Apenas parece probable que tantos centenares de personas hayan estado marcando SC 3-4567 simplemente para oír una voz grabada.” Igual que los tibetanos paganos, muchos de la cristiandad practican oraciones de segunda mano, substituyendo por el corazón humano un aparato mecánico o un libro.

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