BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • La unidad de la iglesia cristiana
    La Atalaya 1960 | 15 de diciembre
    • divide así como une, a saber, la mente humana. Comenzaron a rehacer la mente de personas humildes y temerosas de Dios de todas partes. Muy pronto estas personas creyentes de todas las naciones experimentaron un cambio en la personalidad a medida que se pusieron a imitar a su Cabeza, Cristo Jesús, y el resultado fue asombroso: Todos los obstáculos separativos se desvanecieron a medida que gente de las naciones fue incorporada en el cuerpo de Cristo. A la congregación local de Colosas del Asia Menor Pablo escribió: “Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse con la nueva personalidad, la cual por medio de conocimiento acertado está siendo renovada de acuerdo con la imagen del que la creó, donde no hay ni griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, extranjero, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todas las cosas y en todos.” Y a los de la iglesia en Galacia: “Todos ustedes, en realidad, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús. Porque todos ustedes que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son uno en unión con Cristo Jesús.”—Col. 3:9-11; Gál. 3:26-28.

      16. ¿Qué cosa es preciso tener para que haya una sola iglesia? ¿La tuvieron los primeros cristianos?

      16 La base para una sola iglesia es la unidad en enseñanza y creencia, y mientras los apóstoles y otros hermanos maduros llenos del espíritu estuvieron presentes, esta unidad se conservó. Una vez cuando hubo tendencias de edificar sectas en la congregación de Corinto, Pablo les recordó: “¿Existe dividido el Cristo?” y se les exhortó a todos a “hablar de acuerdo, y que no debe haber divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos con la misma mente y con la misma forma de pensar.” La fe común hace una iglesia común, sin importar quiénes sean los creyentes y dónde estén.—1 Cor. 1:10, 13.

      17. ¿Qué otro factor contribuyó a la unidad internacional?

      17 Otro factor que apoyó la unidad cristiana fue el punto de vista particular que los primeros cristianos tuvieron respecto a los gobiernos. No fueron parte de este mundo ni de su sistema político, lo cual en sí mismo puede contribuir mucho a la unidad. No obstante no se consideraban como un pueblo sin gobierno ni gobernante, sino que tuvieron confianza en las Escrituras Hebreas y en las propias palabras de Jesús en cuanto a él mismo como el verdadero Rey en un reino verdadero ejerciendo gobierno verdadero y con un ejército lo bastante fuerte como para destruir a todos los otros reinos al tiempo debido. Confesaron al Rey supernacional Jesucristo como su Señor y dedicaron su vida al reino de Dios por medio de él con lealtad inmovible. Todavía eran ciudadanos obedientes de las naciones en que vivían, pero adoptaron la posición de que en caso de un choque entre los mandamientos de su Señor y Maestro y los del hombre tenían que obedecer a Dios más bien que a los hombres; y estaban resueltos a hacer lo que decían, como lo descubrieron los Césares de Roma cuando trataron de estorbar la unión en la cual estaban aunados los cristianos con su Dios y con su Rey. No se imaginaban que el reino de Dios fuera algo que sólo estuviera en el corazón de los hombres, como se imaginan muchos cristianos profesos hoy día. Manteniéndose separados del mundo, con la vista firmemente fija en ese reino celestial y guiados por el espíritu santo productor de amor, eran “un solo cuerpo” aunque internacional.—Juan 17:16; 18:36, 37; Dan. 2:44; Hech. 5:29.

      18. (a) ¿Guiaba directamente el espíritu a las congregaciones locales en la iglesia primitiva? (b) ¿Por qué pudiera uno pensar que podrían surgir complicaciones a causa de decisiones hechas por la junta administrativa visible en Jerusalén? ¿Surgieron?

      18 Dado que había una sola organización, solamente podía haber una agencia administrativa central para toda la organización. Los apóstoles y los hermanos maduros de Jerusalén componían tal agencia o junta administrativa visible bajo la guía del espíritu. Prestamente la reconocían y cooperaban con ella, en todo el mundo. Los problemas que eran de significado internacional para la iglesia se llevaban a Jerusalén para que se decidiera sobre ellos. Cuando surgió el asunto de la circuncisión, Pablo no convocó a un sínodo a los superintendentes de congregación de Antioquía y del resto de la provincia de Siria con el propósito de discutir y decidir sobre el asunto, ni esperó que el espíritu de Dios diera guía directa a las congregaciones, sino que se dirigió a la junta administrativa visible en Jerusalén; y después que esa junta zanjó el asunto allí bajo la guía del espíritu, él fue enviado de regreso a las congregaciones para darles a conocer la decisión. Este procedimiento no resultó en complicaciones por parte de los no judíos, como pudiera haberse esperado en otras circunstancias. Desde un punto de vista normal mundano uno no se habría sorprendido de oir a los griegos objetar, llamando la atención a sus tradiciones orgullosas del pasado. Después de todo, ¿no eran griegos los principales historiadores, poetas, matemáticos y arquitectos del mundo? ¿No era realmente griego todo lo que se llamaba cultura aun en todo el Imperio Romano? O los romanos, los ciudadanos de la capital del mundo, confiados en sí mismos, ¿por qué deberían escuchar a los judíos despreciados, a quienes, a veces, ni siquiera se les permitió vivir en Roma? La dominación mundial de la raza semítica, ¿no había pasado de la raza semítica a la aria con la caída de Babilonia? Entonces, ¿por qué deberían aceptar los romanos y griegos arios las órdenes que les dieran los judíos semíticos de habla aramea de Jerusalén? ¿No podían pensar por sí mismos? No hay nada en los registros que indique que tal pensar nacionalista o racial mundano haya carcomido a semejanza de comejenes las raíces de la unidad cristiana. Evidentemente todos lo consideraban del mismo modo que Pablo: “No hay distinción entre judío y griego, puesto que hay el mismo Señor sobre todos.” Lejos de que eso haya causado disensión, el registro dice: “Y según viajaban por las ciudades entregaban a los que estaban allí para observancia los decretos sobre los cuales habían hecho decisión los apóstoles y hombres de mayor edad que estaban en Jerusalén. Por lo tanto, verdaderamente, las congregaciones continuaban siendo hechas firmes en la fe y aumentando en número de día en día.”—Hech. 15:2, 41; 16:4, 5; Rom. 10:12.

      19. ¿En qué respecto fue la iglesia cristiana primitiva algo nunca antes visto?

      19 En verdad la iglesia fue una maravilla y una excepción sobresaliente en la historia de la humanidad; una organización internacional, no obstante caracterizada por “un mismo corazón y alma,” “la misma mente,” y “la misma forma de pensar,” ‘un cuerpo, un espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre.’ (Hech. 4:32; 1 Cor. 1:10; Efe. 4:4-6) Algo jamás visto antes. Un producto verdadero del espíritu de Dios. Ciertamente, Jehová había cumplido la oración de Jesús por la unidad de la iglesia cristiana.—Juan 17:20-23.

  • Desastres: señal de los tiempos
    La Atalaya 1960 | 15 de diciembre
    • Desastres: señal de los tiempos

      La década que empezó en 1950 ha llegado a llamarse la década de desastres en los Estados Unidos de la América del Norte. Como resultado de desastres tales como huracanes, inundaciones, incendios, etc., 29,000 casas quedaron destruídas, mientras otras 600,000 fueron dañadas, dejando a 1,600,000 personas sin hogar. Con razón la Cruz Roja estadounidense llamó los diez años de 1950 a 1959 la década más desastrosa en la historia de la nación.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir