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¿Hay verdaderamente una crisis demográfica?¡Despertad! 1974 | 22 de septiembre
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todo el dinero del mundo no se hubiera agotado antes!
La población crece de una manera similar, aunque también intervienen muchos otros factores. Le llevó miles de años a la Tierra obtener sus primeros mil millones de humanos, aproximadamente para mediados del siglo pasado. ¡Sin embargo llevó menos de cien años duplicar esa población! Solo otros treinta años trajeron otros mil millones al mundo, ¡y quince años producirán el cuarto mil millones, en 1975! ¿El quinto mil millones? Los expertos calculan que un poco más de una década —salvo un “milagro” —o un desastre.
Actualmente, el “tiempo de duplicación” de la población de la Tierra es de menos de treinta y cinco años, ¡pero ese tiempo se ha estado reduciendo! La edición de 1974 de The Encyclopædia Britannica señala que en ciertas partes del mundo ahora están presenciando una población joven “dotada de una elevada natalidad y una baja mortalidad. Esa condición si durara por mucho tiempo resultaría en que la población del mundo se multiplicaría 32.000 veces en solo 500 años.”—Tomo 14, pág. 816.
¡Imagínese! Más de 200 personas se han añadido al mundo desde que usted comenzó a leer este artículo, aproximadamente 150 por minuto. ¡Se podría poblar una ciudad de unos 200.000 habitantes desde ayer a esta misma hora, una metrópoli de más de seis millones cada mes, o una nación del tamaño de Alemania Occidental cada año! ¡Piense solo en lo que se requiere para alimentar, albergar, vestir, educar y proveer trabajo para 78 millones de personas en un año!
La capacidad del mundo para satisfacer estas demandas crece, pero no tan rápidamente como la población. Se dice que las escaseces que ahora sacuden al mundo confirman que la humanidad se está rezagando en la carrera. Las demandas que crecen como una bola de nieve sobre la agricultura, la educación, el alojamiento y otras necesidades han llevado al mundo de la abundancia hasta la escasez en cuestión de solo unos pocos años. La inflación sin precedentes aun en los prósperos “países desarrollados” testifica de estas escaseces.
Lo que agrava aún más la situación es el hecho de que actualmente la población crece dos veces más rápidamente en las “naciones menos desarrolladas” y pobres que en las ricas naciones industriales. Puesto que ya hay casi tres veces más gente en los países pobres, éstos tienen que absorber la mayor parte del aumento total de la población. Y la mitad de la población mundial de menos de veinte años de edad vive en su mayor parte en esos países. ¡Piense en el aumento repentino de bebés que éstos pudieran tener en el futuro!
Más y más gente tiene que compartir virtualmente los mismos recursos limitados. Esto resulta en desigualdades crecientes. Este proceso se llama “polarización,” una brecha que se ensancha entre puntos opuestos. En términos más sencillos, “el rico se hace más rico y el pobre más pobre.” Considere lo siguiente:
● Durante el año pasado el valor total de todos los artículos y servicios, o el producto nacional bruto, en los 128 países más pobres fue mucho menor que tan solo el aumento en 21 naciones prósperas.
● La producción mundial de cereales tendría que aumentar ocho veces para que el resto del mundo comiera tan bien como los estadounidenses.
● En todo el mundo ahora hay 100 millones más personas que no saben leer ni escribir que las que había en 1950.
● Menos de la tercera parte de la gente del mundo consume más de nueve décimos de la energía del mundo, mientras que más de las dos terceras partes tiene que arreglárselas con el restante 8 por ciento.
¿Cuánto éxito tienen los esfuerzos para estrechar la brecha? Un informe a la reunión de 1974 de la Asociación Americana para el Adelanto de la Ciencia observó que por lo general, cuando los países subdesarrollados tratan de aumentar el nivel docente de sus ciudadanos y redistribuir los bienes por medio de la reforma agraria, cae la productividad y se rezagan aún más en comparación con los países desarrollados.
Como resultado, dice el presidente del Banco Mundial Robert S. McNamara, este planeta es como un barco en el que la cuarta parte de su población vive en “condiciones lujosas de primera clase” y las otras tres cuartas partes en “tercera clase,” la ubicación de clase más baja. Él dijo que no puede ser un “barco feliz” con esas desigualdades. Por el contrario, se ha convertido en un terreno de cultivo para el hambre, la miseria, el caos económico y la agitación política. ¿Hallarán una solución los líderes del mundo? Algunas autoridades creen que ya es demasiado tarde.
Predicciones lóbregas
Cada vez son más los expertos que creen que la crisis está rápidamente llegando a una culminación. Algunos hasta adoptan una actitud fatalista, previendo solo una solución de “mortalidad” al problema de la natalidad. Una predicción, basada en el avalúo de “la mayor parte de los expertos en energía, agricultura, demografía y economía mundial,” es que “mil millones de personas, o toda una cuarta parte de la población del mundo, se enfrentan a la bancarrota, el derrumbe social y al hambre en masa dentro de los próximos doce meses.”—El Post de Denver, 3 de marzo de 1974.
Sea que esas predicciones resulten veraces o no, la creciente inquietud acerca de las escaseces de alimentos y los altos precios en la India y la todavía reinante hambre en África suministran un melancólico marco para sus avalúos. Un oficial en Bangladesh, cuya población de setenta y cinco millones es tres veces más densa que la de la India, dice que “a menos que podamos controlar aquí la población pronto no podremos controlar nada. Lo que está en juego es nuestra mismísima existencia, nuestra supervivencia como nación.”
Se informa que la conducta social se está deteriorando gravemente en el sur de Asia y en partes de la América Latina. Los informes noticiosos hablan de “inesperados acumulamientos entre los granjeros,” así como de un extenso mercado negro. “Hay una adulteración de alimentos sin precedentes entre los comerciantes” para hacerlos durar un poco más, “algunas veces con adulterantes [venenosos].” Otro informe dice: “Pandillas de jóvenes, armados con armas sobrantes de la guerra de 1971, están asolando los pueblos y la campiña en Bangladesh, cometiendo actos antisociales sin precedentes para el sensitivo pueblo bengalí.” Semejantemente, “pandillas de niños vagabundos, llamados abandonados, asolan ahora las calles de algunas ciudades de la América Latina como . . . manadas de perros abandonados.”
Algunas autoridades creen que el problema de la población probablemente hará una “prueba de ensayo” en el sur de Asia. Una dice: “La calidad de la vida en esta región ya ha comenzado a menguar, desmoronándose la estructura de la sociedad. Y ningún hombre ha sido lo suficientemente sabio como para dar con una solución.”
Esto ciertamente no se debe a la falta de esfuerzo. Las soluciones se han puesto a prueba y se están probando. ¿Qué les está sucediendo?
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El mundo trata de controlar su población¡Despertad! 1974 | 22 de septiembre
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El mundo trata de controlar su población
DESDE hace mucho hombres y organizaciones bien intencionados han estado empeñados en programas para aliviar los problemas que se atribuyen al crecimiento demográfico. Se han puesto a prueba muchas “soluciones”... algunas agrícolas, algunas económicas y algunas políticas.
Sin embargo, como con la mayoría de los “remedios” que atacan los síntomas más bien que la causa de la enfermedad, los resultados han sido desilusionadores. La mayoría de los programas o han tenido poco éxito, o han fracasado de inmediato o hasta agravado aún más la situación. El considerar algunas de estas “soluciones” mostrará la razón.
Alimento gratuito
Una población en aumento puede sobrevivir sin muchas cosas, pero no sin alimento. Por años las productivas grandes llanuras de la América del Norte han sido un “granero de último recurso” para las naciones hambrientas. Cuando a las poblaciones que apenas viven a niveles de subsistencia les fracasaba la cosecha local, siempre podían contar con que los países ricos en cereales les enviaran millones de toneladas de excedentes para ayudarles a superar la dificultad.
Ahora los excedentes casi se han terminado. Se informa que las reservas mundiales de alimento están en su nivel más bajo en muchos años. El que haya o no haya suficiente alimento para comer durante el año venidero depende del clima durante la actual época del cultivo. “El mundo se ha hecho peligrosamente dependiente de la producción actual y por lo tanto de las condiciones de tiempo,” dice A. H. Boerma, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Si el mal tiempo azotara, ¿cree verdaderamente el lector que la gente echaría mano a sus propios abastecimientos de alimentos reducidos para ayudar a la gente hambrienta? O, debido a que la producción moderna de alimentos depende de la energía, ¿sacrificarán sus abastecimientos de energía para ayudar a estas personas? Según lo mencionó recientemente el Times de Nueva York en un artículo de fondo: “Los estadounidenses se podrían enfrentar pronto a la elección de consumir energía en las carreteras y en las habitaciones con aire acondicionado, o permitir que la producción de alimentos alimente a poblaciones enteras en África y Asia.”—25 de marzo de 1974.
Autosuficiencia agrícola
Con grandes alardes se han puesto en marcha programas para ayudar a las naciones más pobres a alimentarse por sí mismas. La declaración formal de los logros del Dr. Norman Borlaug, recibidor del Premio Nobel de la Paz para 1970, le acreditó con “el sensacional avance técnico que hace posible la abolición del hambre en los países en desarrollo en el curso de unos pocos años.” Sin embargo, aun así, el Dr. Borlaug dijo que su Revolución Verde “no era la solución.” Solo podría postergar la crisis de alimentos mientras las naciones continuaban trabajando en el control demográfico. “Si la población del mundo continúa creciendo a la misma proporción, destruiremos la especie,” dijo él.
Ahora se están comenzando a ver los resultados. Entre otras cosas, esta técnica requiere grandes cantidades de energía que cada vez se hace más costosa, abonos e insecticidas. Como resultado, los granjeros ricos se benefician mucho más que los pobres, los cuales a menudo no pueden costearla en absoluto. Las familias ricas entonces compran la tierra de los granjeros más pobres, lo cual solo empeora los problemas de desempleo.
Por estas mismísimas razones, un informe de los esfuerzos intensos de una nación para usar la técnica de la Revolución Verde dice: “Están fracasando. Sus planes y programas optimistas solo han aumentado el sufrimiento humano y prometen aumentarlo aún más.”—Natural History, enero de 1974.
Desarrollo económico
Otros esfuerzos tratan de aminorar la proporción del crecimiento demográfico, en vez de tratar de alimentar cualquier cantidad que nazca. Por lo general las ricas naciones industriales tienen bajas proporciones de aumento, algunas hasta se acercan a la ampliamente aclamada meta de “cero crecimiento demográfico.” Sus pueblos parecen tener motivo natural para tener menos hijos que puedan cuidar mejor. Por otra parte, en los países menos desarrollados con poblaciones mayormente rurales, los hijos se consideran como una forma de riqueza. Los padres los desean para ayudar con las tareas de la granja y como un “seguro social” con el fin de que cuiden de ellos en la vejez.
Como resultado, las familias en estos países tienen en promedio casi el doble de hijos que las familias en las naciones industriales. Además, “la gente tiene seis hijos o más porque saben que dos o tres morirán,” dice un funcionario de Bangladesh. Y las investigaciones muestran que las familias que pierden hijos frecuentemente compensan con creces, produciendo más hijos vivos que las familias en las que todos los hijos sobreviven.
Es por eso que muchas personas han concluido que la solución al exceso de población estriba en el desarrollo económico y en la industrialización, junto con medidas adecuadas para mantener vivos a los hijos para que los padres no compensen esto con creces. No obstante, declara The Encyclopædia Britannica, “el crecimiento demasiado rápido de la población trae aunado una excesiva necesidad de inversiones [económicas] . . . tan solo para mantenerse a la par con las bocas adicionales que hay que alimentar y los cuerpos que hay que vestir y albergar.” Por lo tanto, queda poco o nada para mejorar el nivel de vida.—Tomo 14, pág. 823.
Reconociendo esto, la mayor parte de los expertos ahora concuerdan en que sencillamente no hay suficiente tiempo, energía y otros recursos para desarrollar a las naciones pobres hasta el grado en que la natalidad comience a disminuir naturalmente. Aun si se les pudiera desarrollar, por lo menos pasa una generación antes que se comiencen a sentir los resultados. Así es que los expertos dicen que es necesario reducir primero el crecimiento demográfico, antes que el desarrollo económico pueda tener buen éxito. Esto trae a colación...
El control de la natalidad
Algunos creen que para tener buen éxito un programa demográfico tiene que contar con alguna forma de control de la natalidad. En armonía con esto, algunas naciones invierten fondos en programas de planificación familiar y reducen la ayuda en otros campos. ¿Cuáles son las perspectivas de esta “solución”? Desilusión.
Las medidas “radicales” del control de la natalidad, como el aborto y la esterilización tienen efectos secundarios que son moralmente destructivos. El Japón legalizó el aborto en 1948. El profesor T. S. Ueno de la Universidad de Nihon de Tokio dice: “Ahora podemos decir que la ley es mala.” Las relaciones sexuales libres y la falta de respeto por la vida de los no nacidos están entre los problemas morales que él mencionó. “El aborto se ha convertido en un sustituto de los anticoncepcionales,” como lo muestran los 1,5 millones de abortos realizados en 1972. Él cree que donde se tiene tan poco respeto por la vida, el próximo paso podría ser la eutanasia, ¡dando muerte a los que pasan de cierta edad!
¡Recientemente la India, quizás con el más antiguo programa de planificación familiar, rebajó considerablemente la cantidad meta para reducir la natalidad en un 40 por ciento para 1980! Muchos del pueblo y hasta sus líderes se resisten a los programas gubernamentales e internacionales.
Los intereses egoístas impiden que muchos cooperen con la planificación familiar. Quizás quieran mantener numéricamente superior su raza, religión o grupo lingüístico a fin de ganar o mantener el poder político, aunque estarían contentos de ver reducciones en las poblaciones de otros. Un país importante de la América Latina recientemente restringió el control de la natalidad, esperando poder duplicar su población dentro de este siglo. Se citaron como razones el deseo de incrementar el poder nacional y el temor de vecinos excesivamente poblados.
La Iglesia Católica desde hace mucho ha usado el dogma religioso para bloquear cualquier método “artificial” del control de la natalidad, dejando así que sus masas empobrecidas sigan aumentando. The Encyclopædia Britannica reseña la perspectiva total:
“Sería fútil negar que el control artificial de la población está inhibido por poderosas restricciones morales y tabúes. . . . aun el programa del control demográfico más optimista solo puede esperar lograr una leve reducción en la proporción de aumento para fines del siglo veinte.”—Tomo 18, pág. 54.
¿Le parece a usted que una “leve reducción” en veinticinco años es una “solución”?
¿Acción “unida”?
El fracaso de todas las “soluciones” antedichas está convenciendo a los líderes mundiales de que el crecimiento de la población es un problema mundial. La civilización ha llegado a ser firmemente interdependiente, y las naciones ya no pueden seguir actuando sin considerar las repercusiones internacionales. Cada vez más líderes instan a un abordamiento cooperativo mundial para resolver los problemas asociados con la población. En consecuencia, las Naciones Unidas han designado a 1974 el “Año de la Población Mundial” y esperaban celebrar una conferencia en agosto acerca del control demográfico.
Se espera que de esta reunión surja un “plan de acción para la población mundial.” ¿Será obligatorio? Un observador señala que al plan “más apropiadamente se le podría llamar una sugerencia,” que bosquejará los pasos que los países “quizás deseen” dar en sus propias circunstancias. “Todo esto parece un remedio muy débil,” señala este escritor, en vista de la situación que se agrava rápidamente.—Science, 1 de marzo de 1974, pág. 833.
Muchos ven la alternativa de tomar una acción vigorosa por todo el mundo como una serie de penalidades sacudidoras que pueden preparar el camino para el control dictatorial de la población y los recursos, así como para la pérdida de las libertades humanas. Preveen abortos y esterilización obligatorios, y hasta cosas tales como el manejo de la genética y la eliminación del débil. ¿Querría usted que le impusieran tal “solución”? ¿Hay alguna mejor?
[Ilustración de la página 8]
Los esfuerzos para resolver los problemas de la población mundial terminan en fracaso cuando los “remedios” atacan los síntomas en vez de la causa
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La verdadera solución para la población de la Tierra¡Despertad! 1974 | 22 de septiembre
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La verdadera solución para la población de la Tierra
¿NOTÓ usted que las “soluciones” que los “expertos” ofrecen atacan solo los síntomas del problema, pasando completamente por alto el verdadero mal? En realidad, ¿es el problema subyacente el exceso de población?
O, ¿no lo es, más bien, el egoístamente dividido sistema de cosas económico, político y religioso? Eso es lo que algunas personas están comenzando a reconocer. Ven la necesidad de hacer arreglos diferentes a los arreglos actuales para administrar los asuntos de la Tierra. El libro Environmental Ethics señala que el primer paso hacia asegurar la supervivencia del hombre en la Tierra debe ser ‘alguna clase de gobierno mundial para que la humanidad se pueda administrar a sí misma como un todo.’
Pero, ¿abandonarán alguna vez los hombres sus egoístas rivalidades nacionales por el bien común? Hay poca razón para creer eso. Por ejemplo, las Naciones Unidas recientemente aprobaron una propuesta a las grandes potencias para reducir sus presupuestos militares en 10 por ciento y entonces usar esa cantidad para ayudar a los países pobres. Pero, ¿qué hicieron las grandes potencias? Sencillamente pasaron por alto la propuesta. Además, el egoísmo impera dentro de las naciones mismas. Hay desigualdades. Por ejemplo, en los Estados Unidos una quinta parte de la población posee el 76 por ciento de las riquezas, ¡mientras que la última quinta parte solo tiene el uno por cierto! Si los países no pueden equilibrar esas desigualdades dentro de sus propias fronteras, ¿qué razón hay para creer que pueden hacerlo en una escala mundial?
La verdadera solución estriba en una nueva clase de gobierno mundial. Pero tal gobierno no puede ser administrado por hombres imperfectos y egoístas. Hay una necesidad urgente de un gobierno de alcance mundial bajo un gobernante altruista e imparcial. ¿Sabe usted que la Biblia revela que Dios se ha propuesto tener esa clase de gobierno mundial para la humanidad? La Biblia nos dice: “Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡pues vea! con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al anciano de Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas.”—Dan. 7:13, 14.
Antes de desechar esa idea como algo irreal o como tontería religiosa, piense en el significado de un gobierno mundial y un gobernante cuyo propósito sea la unidad en el cielo y la Tierra. Puesto que Cristo es perfecto, el reunir todas las cosas en él significará unidad en toda la Tierra. Eso significará el fin de todas las fuerzas divisivas que han hecho imposible el que millones de personas tengan el alimento, ropa y abrigo necesarios.
No puede haber ninguna duda de que nuestro planeta fue diseñado para proveer un hogar feliz y cómodo para su población humana. Las intrincadas bellezas y la abundante variedad en la creación obviamente fueron diseñadas para el beneficio de criaturas inteligentes que las pueden apreciar. El hombre mismo da evidencia de estar diseñado para disfrutar de la condición natural de la Tierra y vivir en armonía con sus ciclos naturales. ¿Quién entre los más endurecidos moradores de ciudad no siente a veces la atracción del campo y las zonas arboladas aun cuando solo sea en el parque local?
La Biblia muestra que las malas condiciones que ahora se atribuyen al exceso de población son una señal de que muy pronto este egoísta sistema de cosas será reemplazado por un gobierno mundial bajo un solo Cabeza, Jesucristo. (Sal. 72:7, 8; Mat. 24:3, 7, 8, 14; Luc. 21:11, 25-28; Rev. 6:1-8) El tiempo está preparado para restaurar el estado apropiado de cosas bajo ese gobierno. Bajo ese gobierno la expresión del Creador en cuanto a cómo los hombres encajan apropiadamente en el ambiente natural de la Tierra por fin se cumplirá, tal como se declaró a los primeros padres humanos de la humanidad: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla.” (Gén. 1:28) ¿Ha ‘llenado’ y ‘sojuzgado’ la tierra la humanidad del modo en que esa comisión se proponía?
‘Llenando la Tierra’
En vez de sojuzgar la Tierra con un fin, los hombres han usado imprudentemente sus recursos. Han hecho una obra de demolición. Las grandes industrias centralizadas y sus métodos de producción han interferido con los ciclos naturales de la Tierra y continúan haciéndolo. Además de la contaminación industrial, la deficiente conservación agrícola ha estado y aún está “arruinando la tierra,” poniendo en peligro su capacidad para mantener las poblaciones en aumento.—Rev. 11:18.
En vez de llenar la Tierra, millones de personas se han conglomerado en ciudades gigantescas y sucias. Además, la distribución desigual de la humanidad entre las naciones señala al fracaso de ésta en ‘llenar la tierra.’ Por ejemplo en promedio el Canadá tiene aproximadamente dos personas por cada kilómetro cuadrado de su vasto territorio, mientras que Bangladesh tiene 500, ¡más de 200 veces esa cantidad! Sin embargo el propósito del Creador para ‘llenar la tierra’ lógicamente requería alguna medida de uniformidad. Su punto de vista de estos asuntos se indica en el mandamiento que él dio a los que tomaron posesión de la tierra de Judá en el siglo quince a. de la E.C.: “Y tienen que repartirse proporcionalmente la tierra . . . Conforme al gran número debes aumentar la herencia de uno, y conforme al corto número debes reducir la herencia de uno.”—Núm. 33:54; 26:53-56.
Es obvio que algunas zonas terrestres, como las montañosas y las que tienen temperaturas extremas, no pueden mantener una población tan grande como otras. No obstante, lo cierto es que las barreras nacionales divisivas establecidas por los hombres son las más responsables por el fracaso de los hombres en ‘llenar la tierra’ de manera equitativa para toda la población. Es por eso que el gobierno que “el Dios del cielo establecerá . . . no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos” gobiernos del mundo divididos egoístamente. Al ‘darle gobernación y dignidad y reino’ a su Hijo Jesucristo, Dios se propuso “que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él” unidamente. Cuando se realice ese propósito, ¡habrán desaparecido todas las divisivas barreras nacionales! El reino de Dios por Cristo “no será reducido
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