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Un gobierno mundial... por qué lo necesitamos¡Despertad! 1984 | 22 de diciembre
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Un gobierno mundial... por qué lo necesitamos
LA IDEA de un solo gobierno para el mundo infunde a menudo o esperanza o pavor. Esperanza porque un gobierno mundial en manos de la persona apropiada uniría a la humanidad en paz. Pavor porque un gobierno mundial en manos impropias esclavizaría a toda la humanidad. Puesto que hay tanto en juego, ¿vale la pena considerar seriamente la idea de un gobierno mundial? ¡Sí! Necesitamos un gobierno mundial. Lo siguiente ilustra por qué.
● Ella arrastra los pies de su cuerpo débil y encorvado a lo largo de la calle oscurecida. Por los pasados 70 años ha caminado con frecuencia a solas de noche, pero esta noche da su último paseo. Un heroinómano adolescente, quien necesita dinero desesperadamente para comprar más drogas importadas, no solo le roba sus escasas pertenencias, sino que le quita la vida también. Pero el tipo apropiado de gobierno mundial podría detener el contrabando internacional de drogas y así refrenar el delito.
● Fritz, aunque está de pie cerca de la ventana, no nota la nieve que cae afuera. Está absorto en sus pensamientos. La Navidad solía ser una ocasión muy alegre para él y su hermana. Ya no es así. Una larga faja de muerte de 1.344 kilómetros (835 millas) se extiende como la frontera que separa a la República Democrática Alemana de la República Federal de Alemania. Cualquiera que trate de cruzar a escondidas ese estrecho de trampas explosivas, además de la verja de alambre de púas y los atalayas armados con ametralladoras, se encara a una muerte segura. Pero el tipo apropiado de gobierno mundial podría borrar las fronteras nacionales y unir a todos los pueblos del mundo.
● Cerca de donde juegan los niños se vierten aguas residuales diariamente en un río. A los niños les salen unos granos llenos de pus que no anuncian nada bueno. En otra parte del mundo, las fábricas de cierto país arrojan al aire bióxido de azufre y éste cae en otro país en forma de lluvia ácida, que destruye los bosques. Pero el tipo apropiado de gobierno mundial podría establecer y poner en vigor una norma mundial contra la contaminación perjudicial del ambiente.
● Los ojos lastimosos de él le miran con atención desde un rostro demacrado por el hambre y que forma parte de un cuerpo lánguido y deteriorado. A solo unas horas en avión de reacción hay graneros repletos de alimento. Pero el tipo apropiado de gobierno mundial podría reunir los suministros de alimento y eliminar el hambre.
● Cierto padre de 40 años de edad lee acerca de la escalada de la carrera de armamentos nucleares, reflexiona sobre el futuro de su familia y se estremece. Su hijo de 12 años de edad lee acerca del efecto de una guerra nuclear y se pregunta si él tendrá un porvenir. Pero el tipo apropiado de gobierno mundial podría eliminar las crecientes reservas de armamentos y educar a la gente en la paz.
● Ella era solo una bebé. Un medicamento que valía 10 centavos (E.U.A.) le hubiera curado la diarrea, pero no estaba disponible. ¿Por qué tuvieron que morir ella y otros 15.000.000 de niños el año pasado si esta enfermedad y otras se pudieran haber evitado mediante métodos sencillos y baratos? Pero el tipo apropiado de gobierno mundial podría establecer un programa de salud suficientemente eficaz como para eliminar la muerte causada por la infección, la enfermedad y la ignorancia.
La lista de los problemas graves de cada país, incluso los que afectan la vida de la gente de otro país, podría continuar extendiéndose. No obstante, todos pudieran desaparecer si la humanidad trabajara unidamente bajo un solo gobierno. Pero ¿qué sistema político ha podido afrontar con éxito estos dilemas entrelazados que exigen una solución justa?
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Un gobierno mundial... ¿qué impedimentos hay?¡Despertad! 1984 | 22 de diciembre
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Un gobierno mundial... ¿qué impedimentos hay?
A TRAVÉS de la historia hay un millar de ideas entretejidas de lo que debe ser un buen gobierno, desde el Li (el orden social racionalizado) de Confucio hasta los conceptos fomentados en la Conferencia de Dumbarton Oaks, en Washington, D.C., (E.U.A.), donde surgió la Organización de las Naciones Unidas. Pero ¿qué clase de ideas respecto a gobierno puede tener resultados positivos en escala mundial?
El mundo está compuesto de más de 150 naciones, cada una de las cuales tiene su propio modo de gobernar. Muchos de esos gobiernos se han puesto del lado de una de las dos ideologías políticas principales que compiten por la supremacía mundial. Sin embargo, una gran cantidad de personas han perdido confianza en ambas ideologías. Ninguna ha resuelto los problemas principales del mundo. Más bien, debido a la rivalidad que hay entre ellas, el mundo se ha vuelto más inestable y más espantoso. La tecnología de la era del espacio ha contribuido grandemente a la preocupación.
Una sociedad interdependiente
Si la tecnología de la era del espacio nos ha enseñado solo una cosa acerca de nuestro planeta Tierra, es ésta: Toda vida está íntimamente relacionada con otras formas de vida, desde la criatura unicelular más diminuta hasta la forma de vida más compleja; casi todo está relacionado con lo demás. El famoso poeta inglés Alexander Pope describió en su Ensayo sobre el hombre (1733-1734) esta relación entre todas las cosas como una “¡Vasta cadena del Ser! que de Dios surgió”.
El principio aplica también a las naciones. Éstas son interdependientes. Probablemente no haya ningún país, ni siquiera una isla, que pueda existir independientemente en el mundo de hoy día, el cual se contrae cada vez más. Por ejemplo, la demanda de petróleo de cierto país depende de la capacidad que otro país tiene de producir petróleo para la exportación. Y, a menudo, como una reacción en cadena, el que cierto país tenga petróleo a su disposición, o no lo tenga, mueve a muchas industrias aparentemente no relacionadas —de cosméticos, plásticos, productos farmacéuticos— a contratar trabajadores, o a despedirlos.
O compare las naciones industrializadas del “norte” con las naciones menos desarrolladas del “sur”. En este “norte” vive una cuarta parte de la población mundial, pero en él hay nueve décimas partes de las industrias manufactureras del mundo y la gente recibe cuatro quintas partes del total mundial de ingresos. No obstante, las economías del mundo están enlazadas. Por ejemplo, en un solo país, los Estados Unidos, de cada 20 empleos uno está relacionado con el suministro de artículos a países del “sur”. Los países del “norte” dependen de los del “sur” para conseguir las materias primas que se utilizan en ordenadores, radios, televisores y equipo militar. Pero las necesidades básicas de alimento, agua, abrigo, empleo, atención médica, educación y sanidad se satisfacen mucho mejor en el “norte” que en la mayoría de los países del “sur”.
Para que un gobierno mundial surta efecto, tiene que entender que asuntos como la pobreza, el desempleo, la contaminación ambiental y el dilema nuclear son como las piezas que forman un rompecabezas. Estos asuntos no pueden resolverse por separado. Tienen que resolverse todos en conjunto, o no se resuelve ninguno. El historiador William McNeill comentó: “Cuándo se realizará una transición de un sistema de estados a un imperio de la Tierra, y si se realizará, es la cuestión de mayor peso que afronta la humanidad”.
Sin embargo, la mayor parte de las naciones obran como si fueran tribus gobernadas por caciques, sin ningún concepto verdaderamente realizable de responsabilidad mundial por el desarrollo económico y social. Willy Brandt, ex canciller de la República Federal de Alemania, declaró recientemente para World Press Review: “En nuestro mundo moderno, el hambre en masa, el estancamiento económico, la catástrofe ambiental, la inestabilidad política y el terrorismo no se pueden poner en cuarentena dentro de fronteras nacionales”. En efecto, los problemas de una nación pueden afectar la estabilidad del mundo entero.
Lo que se necesita
Para que un gobierno mundial surta efecto, tiene que poder movilizar los recursos físicos y humanos del mundo para satisfacer las necesidades de los más pobres del mundo. En varios países, la preocupación abrumadora de una persona es la búsqueda de alimento, agua y abrigo para tan solo ese día. Si no se satisfacen las necesidades básicas de la persona, el cuerpo y la mente llegan a estar como en una camisa de fuerza y el espíritu queda despojado de la dignidad.
Para que un gobierno mundial surta efecto, tiene que poder disminuir la diferencia de niveles de vida entre los países ricos y los pobres. “Hay suficientes riquezas para todos —dice el famoso redactor francés André Fontaine—, si solamente las usáramos para el provecho de la humanidad.” Las riquezas de las naciones prósperas no se han escurrido hasta los pobres. Los pobres se han vuelto más pobres. Note en la tabla adjunta cuántos habitantes de la Tierra carecen de las necesidades básicas.
Para que un gobierno mundial surta efecto, tiene que ser justo y no preferir a la gente que viva en una parte del mundo más que a la que viva en otra parte. ¿A quién podemos recurrir en busca de una gobernación mundial que pueda servir para el provecho de toda la humanidad, y lo haga? ¿Al hombre?
[Tabla en la página 6]
Gente que carece de las necesidades básicas
—Desnutridos 510.000.000
—Adultos analfabetos 800.000.000
—Niños que no están en la escuela 250.000.000
—Los que no disponen de atención médica 1.500.000.000
—Los que tienen una esperanza de vida de menos de 60 años 1.700.000.000
—Los que tienen viviendas inadecuadas 1.030.000.000
—Los que reciben menos de $90 (E.U.A.) al año en ingresos 1.300.000.000
Fuente: Annals of American Academy of Political and Social Sciences
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Un gobierno mundial... cómo se realizará¡Despertad! 1984 | 22 de diciembre
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Un gobierno mundial... cómo se realizará
DESDE 1945 se han formado tres importantes organizaciones internacionales para mantener la paz mundial: La ONU (Organización de las Naciones Unidas) en 1945, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en 1949, y el Pacto de Varsovia (Organización del Tratado de Varsovia) en 1955. Ninguna ha hecho importantes progresos hacia la paz mundial. En realidad, desde 1945 el mundo ha sido sacudido por más de 100 conflictos armados, incluso 40 guerras principales, en que han muerto más de 30.000.000 de personas, y ahora se está tambaleando al borde de una lluvia de fuego nuclear.
La ONU, a pesar de la sinceridad de sus apoyadores, ha resultado ser ineficaz. En cada una de las otras dos organizaciones ha habido riña entre las naciones que las componen. Mientras los países de la OTAN y del Pacto de Varsovia apuntan sus siniestros mísiles nucleares los unos a los otros, y sus respectivos ciudadanos oran nerviosamente para que tales mísiles nunca se lancen, la ONU está enredada en debates para decidir a quién culpar de la carrera de armamentos. Si usted confía en que estas instituciones humanas van a unir la Tierra en paz, ha cifrado mal su confianza. Todas ellas tienen defectos peligrosos, algunos de los cuales son más visibles que otros.
Pero suponga que hubiera un gobernante que fuera justo y compasivo, que entendiera el principio de la interdependencia biológica y tuviera los medios para unir al mundo en paz. ¿No podría él establecer un gobierno mundial que tuviera éxito? ¡Por supuesto que sí! Pero ¿dónde podemos hallar a un gobernante como ése?
El gobierno mundial entrante
El Creador de los cielos y la Tierra, Jehová Dios, conoce íntimamente los enlaces entre todas las cosas, animadas e inanimadas. De hecho, a causa de Su voluntad “existieron y fueron creadas” (Revelación 4:11). Él, por supuesto, está por encima del mezquino nacionalismo; “en los cielos está su trono”. (Salmo 11:4.)
Además, Jehová Dios mismo ha declarado que está interesado en el problema de un gobierno mundial y ha escogido como Rey a un administrador que ha sido sometido a pruebas, ha probado su idoneidad y es perfecto. Éste es sobrehumano; no obstante, está emparentado con toda la humanidad... se trata de su Hijo, Jesucristo (Hebreos 5:7-10). Algunos quizás se rían de la idea de tener a Cristo como Gobernante, como Rey verdadero. ¿Por qué?
Pues bien, muchas personas se imaginan a Jesús como un bebé cariñoso, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, o como una criatura digna de compasión clavada a una cruz. En ambos casos, se le ve indefenso. Pero ¿es cualquiera de éstos un verdadero cuadro de Jesús en la actualidad?
¡No! Jesucristo es un Príncipe lleno de vida, pues es el Hijo del Rey Todopoderoso, Jehová Dios. Jehová le dio gobernación y autoridad. La antigua profecía bíblica predijo: “El gobierno principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará [...] Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Esta profecía se cumplió cuando, después de su muerte en un madero en el Calvario, Jesús fue resucitado a vida celestial. Con el tiempo, en el cielo, fue entronizado como Rey nombrado por Dios. (Hechos 2:22-36; Revelación 19:16; 20:6.)
Así que Jesús ya no se parece a un bebé indefenso o una víctima vulnerable. ¡Es el Rey reinante de Dios! Ya más de dos millones y medio de personas, que viven en los cuatro confines de la Tierra, se someten de buena gana a su gobernación. Son un vivo testimonio de que tal gobernación realmente surte efecto. Pronto Dios utilizará a Cristo para traer paz a toda la Tierra y unir a la humanidad bajo su justa gobernación. (Isaías 11:1-9.)
Lo que una sola gobernación hará para la Tierra
La gobernación mundial de Jehová Dios mediante su Hijo, Jesucristo, logrará vencer todo impedimento. Los de la humanidad que sean de corazón recto experimentarán un cambio mundial basado en el interés genuino que tengan unos en otros.
‘¿Puede cambiar realmente la gente?’, quizás pregunten algunos. Sí, la gente puede cambiar de creencias, y lo hace, si hay un motivo suficientemente poderoso.
¡Imagínese un mundo donde el conocimiento de la tecnología se emplee para ayudar a la sociedad humana de manera provechosa porque ese conocimiento esté templado con un interés genuino en otros y en el resto de la creación!
Imagínese un mundo donde jamás vuelva a haber temor a la guerra. En vez de eso, que todos los recursos de la Tierra se empleen exclusivamente con fines pacíficos.
‘¡Un momento! —tal vez griten algunos—. Ésas solo son viejas tonterías religiosas.’ A los que presentan esta objeción les preguntamos: ¿Ha surtido efecto la gobernación del hombre? ¿Puede usted señalar razones bien fundadas para creer que surtirá efecto algún día? Si no puede, entonces, ¿por qué al menos no examina en serio la Biblia para ver lo que un gobierno por Dios haría para la Tierra, y si podría surtir efecto?
A continuación hay algunos otros cambios que la gobernación de Dios promete producir en la Tierra.
[Recuadro en la página 9]
Puede que a algunas personas les parezca que éstas son soluciones simplistas a problemas complejos... una ilusión utópica. De nuevo, preguntamos: De manera realista, ¿cree usted que el hombre resolverá estos problemas? ¿O no sería el Creador del hombre el único que tendría la capacidad para hacerlo? Le invitamos a examinar cuidadosamente la Biblia para aprender lo que más de dos millones de personas ya han probado para sí... ¡que la gobernación de Dios surte efecto!
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