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  • ¿Estima usted su vida?
    ¡Despertad! 1970 | 8 de julio
    • se corren riesgos innecesarios es que no son solo los participantes los que pueden salir lastimados. Muchas veces son otros quienes salen lastimados o muertos, incluso personas que sí tienen en alta estima su vida. También, ¿qué hay de la angustia que les sobreviene a los parientes o amados de los que salen lastimados o muertos cuando corren riesgos innecesarios? ¿Qué harán? A un grado extenso sus vidas pueden resultar arruinadas también.

      Es posible que usted sea una persona que no corra riesgos innecesarios con su vida. Es posible que tenga en alta estima el valor de ella. Pero tocando un asunto relacionado, ¿qué opina acerca de las “bromas inocentes”? Algunas personas a menudo recurren a éstas como medio de tener momentos emocionantes. ¿Le parece a usted que éstas muestran consideración por el bienestar de otros?

      Por ejemplo, ¿le parece a usted que es mostrar consideración a otros el halar una silla de debajo de una persona antes de que se siente en ella? Es verdad que esto a menudo hace reír. Pero también ha resultado en daño permanente. Si esta broma se le jugara a usted, y otros se rieran de usted mientras usted sufriera dolor y bochorno, ¿la consideraría usted “inocente”? ¡Qué mejor sensación dejan las personas que bondadosamente colocan las sillas debajo de las personas cuando éstas van a sentarse, como cuando pasan a la mesa!

      Hay personas que quizás crean que no hay nada malo en empujar hacia abajo la cabeza de alguien cuando está bebiendo agua de una fuente. Pero esto ha causado daño a bocas y dientes. ¿No produciría más gozo para todos el mantener abierta la fuente para que otros bebieran? Por otra parte, a algunos les parece chistoso causar terror en otros. Pero esto ha resultado en ataques al corazón en algunas víctimas.

      El jugar “bromas” de esa clase que resultan en bochorno, daño y quizás hasta pérdida de la vida, realmente no es considerar el bienestar de otros. De veras, como la Biblia declara: “Tal como alguien demente que anda disparando proyectiles ardientes, flechas y muerte, así es el hombre que ha embaucado a su semejante y ha dicho: ‘¿No lo hice por broma?’” Nadie que estima la manera en que Dios ve las cosas quiere que se le clasifique con “alguien demente.”—Pro. 26:18, 19.

      Sumamente imprudente ahora

      Especialmente ahora es sumamente imprudente el correr riesgos innecesarios con la vida, la de usted o la de otra persona. ¿Por qué ahora, más que nunca? Porque la Palabra profética inspirada de Dios claramente muestra que nos estamos acercando al fin de este inicuo sistema de cosas. Pronto, este sistema terminará mediante un acto directo de Dios. (Sof. 3:8) Después de eso, Dios introducirá un nuevo orden enteramente nuevo, libre de las condiciones penosas del día actual.—2 Ped. 3:10-13.

      Jehová también suministra un gobierno para su nuevo orden, un gobierno que regirá desde el cielo. Ese gobierno realmente se interesa en la gente que hay en la Tierra. Obrará para provecho eterno de todos sus súbditos, suministrando beneficios que ningún gobierno humano puede suministrar... salud, felicidad, trabajo interesante y productivo, el fin de la guerra y las tensiones raciales, el fin de la pobreza, el hambre y hasta de la muerte misma. Ese gobierno, o reino, es aquel por el cual Jesucristo enseñó a sus seguidores a orar.—Mat. 6:9, 10.

      Por lo tanto, la persona que quiere vivir en el entrante nuevo orden de Dios no pone en peligro su vida participando de actividades solo por la excitación que puede sentir. Comprende que necesita servir a Dios para recibir el galardón de la vida eterna: “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:17) Se da cuenta de que no puede servir a Dios muy bien si está lisiado. Y no puede servir a Dios de ninguna manera si mueren alguna actividad innecesaria.

      ¿Estima usted su vida? ¿Quiere usted vida eterna cuando el paraíso sea restaurado a la Tierra? Entonces comprenda que el Dador de vida, Aquel que es el Dador de vida eterna, Jehová Dios, debe ocupar el primer lugar en su salud y su vida. (Hech. 17:24, 25; Rom. 6:23) En consecuencia, estime su vida. Presérvela al grado máximo que pueda. Comprenda que Dios lo considera a usted responsable del uso que usted da al don precioso de la vida.

  • Los apuros del agricultor de las praderas
    ¡Despertad! 1970 | 8 de julio
    • Los apuros del agricultor de las praderas

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Canadá

      ¡TIERRA risueña! Sí, eso fue lo que descubrieron los primeros pioneros cuando penetraron en las praderas canadienses. Verdaderamente era una tierra de abundancia. La exuberante vegetación del verano alimentaba al búfalo, el venado, el alce y otras criaturas silvestres por millones. Lagos y ríos anchos estaban repletos de peces. Abundaban las aves de caza y las aves canoras. Inmensas fajas de terreno forestal con claros acá y allá y extensiones interminables de terreno plano interrumpidas acá y allá por arboledas, en particular a lo largo de las riberas de los ríos, prometían agricultura próspera.

      A cada colono se le concedieron 65 hectáreas de tierra gratis, con opción de comprar más. Parecía que no había duda en cuanto a qué hacer con toda esta tierra. El mundo necesitaba trigo, y aquí había tierra peculiarmente adecuada para producirlo. Por eso, se revolvió el césped y se plantó trigo hasta que las praderas ondulantes se hicieron famosas como el Oeste Dorado. ¿Puede usted imaginarse el grano dorado maduro, ondulando con el viento, extendiéndose hasta el horizonte?

      Entonces las líneas ferroviarias comenzaron a extenderse cada vez más, y trenes larguísimos cargados de grano retumbaban en su viaje a la costa para transferir su preciosa carga a barcos que esperaban. Mientras tanto, todavía más inmigrantes llegaban. Agricultores vigorosos continuaban rompiendo la tierra virgen con yuntas de bueyes o de caballos. Hogares temporales, algunos construidos de hierba, les servían. Todos esperaban con deleite y confiadamente una era de prosperidad.

      Al terminarse la I Guerra Mundial comenzó un período de modernización. Las

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