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  • Los gobiernos... ¿por qué son necesarios?
    ¡Despertad! 1985 | 8 de abril
    • Los gobiernos... ¿por qué son necesarios?

      DONDEQUIERA que usted esté en este globo terráqueo, tiene algo en común con toda la humanidad... está en sujeción a un gobierno. Puede que usted concuerde con la política del gobierno o no, pero probablemente reconozca que es necesario que haya algún gobierno.

      Pero ¿por qué? ¿Por qué han sido los gobiernos una parte esencial del modo de vivir de la humanidad durante miles de años? ¿Qué clases de gobierno diferentes hay? ¿De qué provecho son para usted como individuo... aunque usted tal vez no esté de acuerdo con ellos?

      Especialmente cuando el hombre decidió al principio vivir en ciudades, llegó a ser necesario tener alguna forma de gobierno político. La vida urbana tuvo que ser gobernada para el beneficio de todos. En efecto, nuestra palabra “política” se deriva de la palabra griega para “ciudad”, polis, y el adjetivo politikos, “de un ciudadano”. Por supuesto, sociedades anteriores a las antiguas ciudades-estados de Grecia reconocieron la necesidad de que hubiera alguna forma de gobierno. Hace miles de años, Sumer, Egipto, Israel y Babilonia estuvieron organizadas bajo diversas formas de gobernación. (Éxodo 18:13-27.)

      Sin embargo, es quizás en la antigua Grecia, llamada a menudo la cuna de la democracia, donde la filosofía política comenzó a expresarse claramente y donde se expusieron nuevas ideas. Filósofos, como Platón y Aristóteles, argüían respecto a las ventajas de diferentes sistemas políticos. El punto de vista de Aristóteles era que la política es la ciencia de la felicidad colectiva. Él creía que la función del Estado es organizar una sociedad para la mayor felicidad de la gran mayoría. Esta idea fundamental es evidente hasta cierto grado en la mayoría de los gobiernos, en vista de que ellos suministran servicios esenciales para el beneficio de todos los ciudadanos: las carreteras, la educación, los sistemas de alcantarillado, la policía y la magistratura... para mencionar solo unos cuantos.

      Por miles de años el hombre ha experimentado con casi toda forma de gobierno y filosofía política concebible... desde monarquías (reemplazadas ahora principalmente por repúblicas) hasta diferentes tipos de democracia (aparentemente, gobierno ejercido por el pueblo), y una variedad de oligarquías y dictaduras. (Para saber la definición de los términos, véase el recuadro de la página 4.) Desde 1917 hemos visto la aparición del comunismo, el fascismo y el nacionalsocialismo (el partido nazi de Alemania).

      “La Era de Ideologías Competidoras”

      La experiencia adquirida durante el siglo XX muestra que el arte de gobernar se está sometiendo a una prueba seria. Como escribió el profesor Burns en su libro Ideas in Conflict: “Con toda probabilidad, los historiadores del futuro recordarán el siglo XX como uno de los más cruciales de los anales de la humanidad. Sin duda inventarán caracterizaciones interesantes para él y lo llamarán tal vez la Era de Conflicto Mundial, la Era de la Revolución y la Contrarrevolución, la Era de Ideologías Competidoras, o, en palabras más sencillas, la Era de la Angustia”.

      Pero hay que reconocer que ningún sistema ha producido un gobierno que satisfaga a todo ciudadano. ¿Basta con esto para decir que los sistemas políticos han fracasado? No necesariamente. Muchas personas tienen una motivación tan egoísta y limitada que solo su propia filosofía personal las satisfaría. Y eso, pues, pudiera desagradar a la mayoría. Así que, ¿cómo podemos realmente probar para ver si alguna forma de gobierno o filosofía política es la solución verdadera y completa para las necesidades de la humanidad?

      Jesucristo estableció una regla que podemos aplicar también a la política: “Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible [...] Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres” (Mateo 7:17-20). Apliquemos esa regla a los sistemas políticos de nuestro siglo XX con miras a encontrar la forma de gobernación más provechosa para toda la humanidad.

  • La política... su fruto de la I Guerra Mundial
    ¡Despertad! 1985 | 8 de abril
    • La política... su fruto de la I Guerra Mundial

      Hace casi 2.000 años, Jesucristo pronunció su famoso Sermón del Monte, en el cual dio los principios básicos de la conducta cristiana. En vez del odio, enseñó el amor; en vez de la venganza, el perdón y el no recurrir a la violencia (Mateo, capítulos 5 a 7). En el transcurso de la historia, la cristiandad ha afirmado que sigue el ejemplo de él. Pero ¿qué revela un examen más detenido de la política del siglo XX? ¿Realmente han puesto en práctica el cristianismo los gobiernos de la cristiandad? ¿O han seguido, consciente o inconscientemente, los principios cínicos que Nicolás Maquiavelo observó en su estudio de la historia humana? En su libro El príncipe, él expuso los métodos que por siglos los hombres de estado habían usado con éxito. Sus máximas principales se enumeran en la página 7.

      A MEDIDA que el mundo entraba en el siglo XX, el futuro parecía relativamente estable. Las principales potencias europeas habían establecido alianzas que se contrapesaban y que teóricamente deberían haber garantizado la paz. Pero, como escribió el historiador R. R. Palmer en A History of the Modern World, “los europeos creían que se dirigían a una especie de período relativamente estable, lleno de progreso favorable y civilización más abundante, cuando los beneficios de la ciencia y las invenciones modernas se difundirían más ampliamente. [...] En vez de eso, Europa tropezó en 1914 con un desastre”.

      El profesor A. J. P. Taylor hasta declara: “Es difícil, de hecho, descubrir alguna causa de hostilidad entre las grandes potencias europeas a principios del verano de 1914”. No obstante, los políticos europeos ‘tropezaron con el desastre de la Gran Guerra’ de 1914-1918. ¿Por qué? De acuerdo con el mismo profesor, la causa fue “el sistema de alianzas [la Triple Alianza de Alemania/Austria-Hungría/Italia contra la Triple Entente de Francia/Rusia/Gran Bretaña] [...] Se suponía que ellas contribuyeran a la paz; contribuyeron a la guerra”.

      Jesús enseñó: “Al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”, y: “Continúen amando a sus enemigos” (Mateo 5:39, 44). Maquiavelo indicó que ‘el método bestial de la fuerza era frecuentemente necesario’ para que un gobernante alcanzara sus objetivos. Escribió: “Es necesario que el príncipe que desee conservar lo suyo sepa hacer mal, y usarlo o no usarlo según la necesidad”. De acuerdo con él, habría que sacrificar los principios cristianos por la conveniencia.

      Cuando los gobernantes políticos católicos, protestantes y ortodoxos de Europa —reyes, emperadores, presidentes y primeros ministros— declararon la guerra en 1914, ¿qué enseñanzas estaban siguiendo ellos consciente o inconscientemente? ¿Las de su supuesto Amo Jesucristo, o el consejo pragmático de Maquiavelo?

      “La guerra para poner fin a las guerras” y la guerra “para crear el mundo seguro para la democracia” fueron algunos de los lemas que se usaron para justificar la matanza en masa a la cual los líderes políticos condujeron en manadas a los hombres jóvenes de 1914. Y ¿qué tipo de guerra fue? ¿Cuál fue el precio que pagaron —no los políticos— sino la gente?

      Resultados de la I Guerra Mundial

      Tal vez la batalla de Somme, en el norte de Francia, resume el insensato sacrificio humano que tuvo lugar en la Gran Guerra. El profesor Palmer declara: “La batalla de Somme, que duró de julio a octubre [de 1916], costó a los alemanes aproximadamente 500.000 hombres; a los británicos, 400.000 hombres, y a los franceses, 200.000 hombres”. El costo total... ¡1.100.000 hombres! ¿Cuál fue el resultado? “No se había ganado nada de valor”, declara el historiador Palmer. Pero se había perdido mucho... 1.100.000 padres, esposos e hijos que dejaron tras sí a millones de padres, esposas y huérfanos afligidos. ¡Ésta fue la cosecha mortífera de tan solo una batalla! ¿Cuál fue la causa básica de ésta? La política divisiva, que se valió del nacionalismo y el patriotismo a fin de proporcionar la carne de cañón para una guerra que nunca debería haberse peleado.

      ¿Y cuál fue el precio total que pagó la gente (pero rara vez los gobernantes) de las naciones combatientes? Una fuente declara: “Para el 11 de noviembre de 1918 [...] ocho millones de soldados yacían muertos, otros veinte millones habían quedado heridos, enfermos, mutilados, o escupiendo sangre debido a los ataques con gas”. ¿Y qué hay de las bajas entre los civiles? “Veintidós millones de civiles habían sido muertos o heridos, y los sobrevivientes vivían en aldeas que habían volado en fragmentos y habían sido convertidas en escombros.”

      En vista de toda esta matanza, ¡qué apropiado es el símbolo que se usa en la Biblia para la entera organización política mundial de Satanás durante toda la historia... “una bestia salvaje”a! (Revelación 13:1, 2.) A veces algunas bestias salvajes matan por matar. Otras hasta matan a su propia prole.

      Sin embargo, hubo muchas esperanzas cuando la I Guerra Mundial terminó en un armisticio en noviembre de 1918. Como lo expresó el escritor Charles L. Mee en su libro The End of Order, Versailles 1919: “La I Guerra Mundial había sido una tragedia de escala espantosa. Se movilizó a 65.000.000 de hombres —más, por muchos millones, de los que jamás se habían reunido anteriormente para una guerra— para pelear una guerra, según se les había dicho, de justicia y honor, de orgullo nacional y de grandes ideales, para hacer una guerra que pondría fin a toda guerra, para establecer un orden completamente nuevo de paz y equidad en el mundo”.

      ¿Escarmentaron los líderes políticos del mundo a raíz de aquella espantosa carnicería? ¿Se acercaron más las llamadas naciones cristianas a practicar el amor que Cristo enseñó? No, pues los sucesos desde 1918 ciertamente han desmentido las trivialidades y los lemas que usaron astutamente los políticos, el clero y los militaristas.

      El comentario del escritor Mee es pertinente: “Los diplomáticos se reunieron [para la Conferencia de Paz de París]... y, lejos de restaurar el orden al mundo, tomaron el caos de la Gran Guerra y, por medio de venganza e inadvertencia, impotencia y mala intención, lo sellaron como la condición permanente de nuestro siglo”. El hecho de que el caos fue sellado como una condición permanente del modo de vivir del siglo XX quedó confirmado por acontecimientos posteriores.

      [Nota a pie de página]

      a Para información más detallada sobre la “bestia salvaje” política de Revelación, véase el libro “Entonces queda terminado el misterio de Dios”, publicado por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      [Recuadro en la página 7]

      En el libro El príncipe, Nicolás Maquiavelo (1469-1527), escritor y hombre de estado hábil, expresó las siguientes máximas respecto a cómo tener éxito en calidad de gobernante político.

      1) “Es mucho más seguro ser temido que amado [...] Los hombres tienen menos escrúpulos [inconvenientes] en ofender a alguien amado que a alguien temido.

      2) ”Nuestra experiencia ha sido que los príncipes que han efectuado grandes cosas han considerado de poco valor la buena fe.

      3) ”Usted tiene que saber que hay dos modos de contender: uno por la ley, el otro por la fuerza; el primer método es apropiado para los hombres; el segundo, para las bestias; pero debido a que el primero frecuentemente no basta, es necesario recurrir al segundo.

      4) ”Por eso no es necesario que un príncipe tenga todas las buenas cualidades que acabo de enumerar, pero es muy necesario que parezca tenerlas.” (Las cursivas son nuestras.)

      5) Un príncipe debe “parecer completamente misericordioso, fiel, humanitario, recto y religioso al que lo ve y lo oye. No hay nada más necesario que aparentar tener esta última cualidad, puesto que los hombres generalmente juzgan más por la vista que por la mano [...] Todos ven lo que usted parece ser, pocos realmente saben lo que usted es”.

      6) “Un príncipe no debe tener ningún otro objetivo ni pensamiento, ni escoger nada más para su estudio, que la guerra y sus reglas y disciplina, pues esto es el único arte que incumbe al que gobierna.

      7) ”Es necesario que el príncipe que desee conservar lo suyo sepa hacer mal, y sepa usarlo o no usarlo según la necesidad.”

      [Fotografía en la página 6]

      La matanza en masa de la I Guerra Mundial destaca la locura de los políticos

      [Reconocimiento]

      Archivos Nacionales

      [Ilustración en la página 7]

      Maquiavelo basó sus máximas políticas en la historia

  • ¿Han traído paz los mesías políticos?
    ¡Despertad! 1985 | 8 de abril
    • ¿Han traído paz los mesías políticos?

      EL EX PRESIDENTE estadounidense Woodrow Wilson fue uno de los líderes de las negociaciones de paz que hubo después de la I Guerra Mundial. Algunas personas lo consideraron “el campeón generoso de un nuevo orden mundial basado en la justicia y el debido respeto a las aspiraciones de toda la gente”. La solución de él para los problemas relacionados con la paz mundial fue la Sociedad (o Liga) de Naciones. Él tenía muchas esperanzas para su proyecto preferido.

      Cierto registro declara: “En cierto momento dejó asombrados a [el primer ministro británico] Lloyd George y a [el presidente francés] Clemenceau al explicar cómo establecería la liga una hermandad entre los hombres donde el cristianismo no había podido hacerlo”. ¿Por qué no había logrado hacerlo Cristo Jesús? Wilson contestó: “Él enseñó el ideal sin concebir ningún medio práctico para alcanzarlo. Por eso yo estoy proponiendo un proyecto práctico para llevar a cabo Sus objetivos”.

      La prensa francesa proclamó a Wilson el “Sumo Sacerdote del Ideal, Miembro de la Sociedad de Naciones, Benefactor de la Humanidad, Pastor de la Victoria y Legislador de la Paz”. Una vez más se estaba llevando a la gente a cifrar toda su esperanza y confianza en los políticos y sus proyectos respecto a traer un “nuevo orden mundial”. ¿Trajo paz duradera la Sociedad de Naciones, o contribuyó a una era de caos?

      El mesías de Italia

      Poco después de la inauguración de la Sociedad surgieron más mesías políticos, y éstos causaron sufrimiento a millones de personas. En 1922 Benito Mussolini, ávido lector de Maquiavelo, tomó el mando en Italia. Su fascismo fue aclamado como “la religión verdadera”. No obstante, trajo una era de “violencia, y de fraude y trapacería en las elecciones”, declara el historiador Palmer. El profesor Gentile, prominente filósofo italiano del fascismo, “elogió el uso de la violencia, incluso la violencia del aporreo que empleaban los fascistas, cuando se utilizaba en pro del Estado”. Declaró que dicha violencia es “la voluntad de Dios, y de todo hombre que cree en Dios, [...] y en la ley que Dios ciertamente quiere para el mundo”.

      ¿Fue ésta una manifestación del código de conducta de Cristo, o de las máximas de Maquiavelo? ¿Cuál de ellos dijo: “Es mucho más seguro ser temido que amado”? ¡Claro que no fue Jesucristo! En contraste, él enseñó: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos”. (Juan 13:35.)

      En 1935, con la bendición de la Iglesia Católica, la Italia fascista atacó y venció a Etiopía. ¿Qué hizo la Sociedad mesiánica de Wilson al respecto? “La Sociedad de Naciones nuevamente falló [...] en proveer el mecanismo para que se tomaran medidas disciplinarias contra una Gran Potencia voluntariosa.” (A History of the Modern World, de R. R. Palmer.)

      Una era de terror

      Para 1933 Adolfo Hitler, anteriormente un austríaco católico desconocido, había llegado a ser canciller de Alemania. No tardó en expresar su desprecio hacia la Sociedad de Naciones y el Tratado de Versalles, los términos del cual le parecían que habían humillado muchísimo a Alemania en 1919. Retiró a Alemania de la Sociedad, denunció las restricciones del tratado y empezó a reconstruir las fuerzas armadas alemanas.

      En su manifiesto político, Mein Kampf (Mi lucha), Hitler explicó por qué recurrió luego al terror espiritual basado en mentiras y calumnias: “Ésta es una táctica basada en un cálculo preciso de toda debilidad humana, y su resultado llevará al éxito con certeza casi matemática [...] Logré comprender igualmente la importancia del terror físico para con el individuo y las masas”.

      Hitler estableció la Gestapo, que, junto con las S.S., llegó a ser una agencia de terror. Por perseguir despiadadamente a las minorías, se ganó el temor respetuoso de la mayoría sin incurrir en el odio de ésta. Esta mayoría no del todo silenciosa aclamó a Hitler como su führer. Prescindiendo de los antecedentes religiosos de la gente, la mayoría permitió que continuara o accedió a ello. Las máximas de Maquiavelo se convirtieron nuevamente en una realidad política.

      Desde 1936 en adelante, Hitler siguió una política de anexión e invasión que llevó a la ocupación de Renania, Gdansk, Austria y Checoslovaquia. Todo esto era el preludio de un caos mucho más grande que estaba por venir.

      “¡Hay que matarlos como a cerdos!”

      En 1936 el general fascista Franco encabezó una rebelión contra el gobierno republicano izquierdista de Madrid. La insurrección que hubo en España recibió la bendición de la Iglesia Católica como si fuera una santa cruzada. Con el tiempo, de acuerdo con el escritor C. L. Sulzberger, Hitler y Mussolini enviaron 85.000 tropas para apoyar el ejército de Franco. Aviones alemanes bombardearon ciudades españolas.

      Antonio Bahamonde, ayudante principal de uno de los generales de Franco, al comentar sobre el derramamiento de sangre y la matanza en masa de prisioneros, dijo que los generales de Franco “sabían muy bien que solo por la fuerza del terror [...] podrían dominar a la gente [...] Se trata de terror so pretexto de orden, y el orden es el orden del cementerio”. Otro general lo expresó sin rodeos: “La gente común son cerdos. ¡Hay que matarlos como a cerdos!” (Miracle of November, Madrid’s Epic Stand 1936, de Dan Kurzman). Estos hombres fueron oficiales de un ejército conquistador que era mayormente católico. En nombre de la conveniencia política, aprobaron el asesinato.

      Como ocurre en todas las guerras, ambos lados cometieron atrocidades. De nuevo el fruto de la política inspiradora de odio y respaldada por la religión salió a la superficie. La gente pagó el precio. La Guerra Civil Española, que duró tres años, causó la muerte a más de medio millón de personas. La guerra de España llegó a ser como la subida del telón para que se presentara una tragedia mucho mayor... la II Guerra Mundial.

      La II Guerra Mundial y más cataclismos

      La invasión de Polonia que realizó Hitler en septiembre de 1939 provocó las declaraciones de guerra de Gran Bretaña y Francia contra Alemania. La humanidad se halló en aún otra conmoción de destrucción en masa y desgracia. La política, respaldada por los grandes negocios, había traicionado una vez más al hombre común.

      ¿Por qué estaban implicados los grandes negocios? En la política, el dinero significa poder y los grandes negocios tienen el dinero. Sin dinero, Hitler quizás nunca habría llegado a ser canciller de Alemania. En The Rise and Fall of the Third Reich, el señor William Shirer escribió: “A medida que la década de los años veinte llegaba a su fin, el dinero empezó a entrar a raudales en el Partido Nazi, procedente de algunos de los grandes industriales de Baviera y Renania, a quienes les atraía el hecho de que Hitler se oponía a los marxistas y a los sindicatos”.

      La segunda guerra mundial produjo aún otra horrorosa cosecha de inhumanidad del hombre para con el hombre. ¿Cuántos murieron durante los seis años de matanza motivada por la política? De acuerdo con algunos cálculos, murieron 55.000.000 de personas. Otros millones “quedaron tullidas, ciegas, mutiladas, sin hogar, huérfanas, y empobrecidas” (The People’s Chronology, de James Trager). ¡La “bestia salvaje” política había vuelto a atacar!

      Para establecer paz permanente en la Tierra, los políticos de las principales potencias mundiales en 1945 propusieron una Sociedad modernizada, la Organización de las Naciones Unidas. Sin embargo, desde aquella fecha, ha habido alrededor del mundo por lo menos 62 guerras, guerras civiles, revoluciones y purgas, las cuales han resultado en millones de muertes y bajas... todas en nombre de discrepancias ideológicas tocante a la política.

      El profesor Palmer escribió aptamente: “El mundo de la humanidad ha estado en las garras de [...] un cataclismo desde 1914. La Primera Guerra Mundial, los problemas de la posguerra, las revoluciones de Rusia, China, Turquía y otros países, la gran depresión, el desfile de dictadores, la Segunda Guerra Mundial, la segunda cosecha de cambios revolucionarios y problemas de la posguerra, son todos parte del mismo proceso de reajuste, [...] que aún no ha terminado, y para el cual ‘cataclismo’ no es una palabra demasiado fuerte”.

      Ahora, en 1985, el mundo parece estar dividido principalmente en dos grandes campos políticos opuestos. Entre esas alineaciones hay aún una gran variedad de sistemas políticos y sociales, que varían desde dictaduras militares hasta regímenes democráticos. Ideologías discordantes amenazan con provocar una destrucción nuclear mundial, cataclismo que la mayor parte de la humanidad no desea.

      Aunque tal vez haya políticos sinceros que obren para el bien de la humanidad, no obstante, hay que admitir que la política divisiva nos ha traído al borde de la extinción. ¿Hay alguna salida? ¿Hay algún gobierno o forma de gobernación que realmente pueda unir a la familia humana en paz genuina y respeto mutuo?

      [Fotografía en la página 8]

      El presidente Wilson propuso la Sociedad de Naciones como “un proyecto práctico para llevar a cabo [los] objetivos [de Cristo]”

      [Reconocimiento]

      Archivos Nacionales

      [Fotografía en la página 9]

      El fascismo de Benito Mussolini utilizaba la violencia en pro del Estado

      [Reconocimiento]

      Archivos Nacionales

      [Fotografía en la página 9]

      Adolfo Hitler usaba el terror para conservar su poder

      [Reconocimiento]

      Archivos Nacionales

      [Fotografía en la página 10]

      El generalísimo Franco aceptó el apoyo de Hitler y Mussolini

      [Reconocimiento]

      Archivos Nacionales

  • El mejor gobierno... ¡pronto dominará!
    ¡Despertad! 1985 | 8 de abril
    • El mejor gobierno... ¡pronto dominará!

      DONDE no hay gobierno, hay anarquía. Esto se ha ilustrado repetidas veces cuando las fuerzas de la ley y el orden han estado en huelga o no han podido funcionar. ¿Cuál ha sido el resultado? Una minoría desaforada se ha aprovechado de la situación para entregarse al saqueo y la rapiña. Esto destaca el hecho de que el hombre no puede vivir en una sociedad ordenada a menos que haya un gobierno que reglamente la ley y el orden para el beneficio de todos.

      Pero otras personas contestarán que donde hay gobierno frecuentemente hay un tipo diferente de saqueo... los políticos y los grandes negocios usan su influencia para llenarse los bolsillos. El soborno, incluso de funcionarios públicos, y la corrupción son prácticas comunes en la política. Contratos gubernamentales lucrativos se arriendan a negociantes que son “amigos” favorecidos. Por consiguiente, muchas personas han quedado desilusionadas con la política y los políticos, y ni siquiera se toman la molestia de votar. ¿Por qué? Una razón es que a menudo los gobiernos no han garantizado justicia y equidad para todos.

      ¿A qué se debe que frecuentemente, a pesar de los ideales altisonantes y los manifiestos humanitarios, la política ha resultado tan divisiva y destructiva de la vida humana?

      La influencia oculta tras la política

      Para contestar esta pregunta tenemos que remontarnos en la historia más de 1.950 años a una montaña de Palestina. Allá tuvo lugar una conversación extraordinaria que es la clave para entender la cuestión de la gobernación humana. Jesucristo estaba a punto de empezar su ministerio público. Satanás, archienemigo de Dios respecto a la gobernación universal, aprovechó la oportunidad para poner a prueba a Jesús en un esfuerzo por quebrantar la integridad de él. El registro nos dice que Satanás “mostró [a Jesús] todos los reinos del mundo [en una visión] y su gloria, y le dijo: ‘Todas estas cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración’”. (Mateo 4:8, 9.)

      Para la bendición eterna de la humanidad, Jesús rechazó la oferta. Pero ¿qué nos revela este encuentro crucial en cuanto a Satanás y el sistema mundial, “todos los reinos del mundo”? Que Satanás es el “gobernante [invisible] de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16:11). Por eso el apóstol Juan pudo escribir: “Sabemos que somos hijos de Dios. El mundo que nos rodea está bajo el dominio de Satanás”. (1 Juan 5:19, La Biblia al Día.)

      Por lo tanto, el espíritu perverso de Satanás impregna el sistema político del mundo. Él es la verdadera fuente de los principios que compiló Maquiavelo. Satanás es “el Espíritu que actúa ahora en los rebeldes”, pues es “el Príncipe del imperio del aire”. (Efesios 2:2, Biblia de Jerusalén.)

      Quizás a algunas personas se les haga difícil aceptar que hay un poder espiritual invisible y malvado que mueve a los gobernantes políticos del mundo. No obstante, ésta es una clave para entender el cuadro general que la Biblia presenta de un conflicto relacionado con la soberanía universal (Revelación 12:7-9). Satanás ha utilizado la política para dividir a la humanidad y desviar la atención de la humanidad de la verdadera esperanza para la restauración de una gobernación justa, a saber, el gobierno del Reino de Dios mediante Cristo. (Mateo 4:23; 9:35.)

      ¡Cuánto éxito ha tenido Satanás! Por medio de aprovechar la política divisiva y el nacionalismo, él ha usado a hombres que “exaltaron el Estado como algo divino [...] o lo identificaron con la marcha de Dios en la historia”. Para algunos, la “adoración del Estado como la personificación del espíritu de la nación era esencial para la realización del destino nacional” (Ideas in Conflict, de Edward Burns). La Alemania nazi fue un ejemplo clásico de esto. “Nada se patrocinaba tanto como la adoración del nazismo y su Führer”, declara el profesor Palmer. Aun en la actualidad, los políticos están utilizando este mismo instrumento para promover sus ambiciones, pero en detrimento de la humanidad. Debido al egoísmo político, la posible extinción salta a la vista.

      ¿Qué podría alejar al hombre de estar al borde de un desastre nuclear? ¿Hay alguna forma de gobierno que pueda unir a la humanidad? ¿Qué se necesitaría para hacer que toda la gente fuera leal a un gobierno justo?

      Paz y Unidad... ¿cómo se pueden alcanzar?

      El historiador Edward Burns escribió: “El control y la supresión del nacionalismo, y la sustitución de éste por una organización mundial eficaz, es indudablemente uno de los problemas más críticos de tiempos modernos”. (Las cursivas son nuestras.) Otros cerebros han buscado a tientas la solución a la búsqueda de unidad del hombre. El filósofo hispanoamericano Jorge Santayana “no vio ningún modo de abolir la guerra, excepto por medio de la creación de un gobierno universal capaz de imponer su voluntad sobre todos los estados de la Tierra. Ninguna Sociedad de Naciones o Naciones Unidas bastaría”. (Las cursivas son nuestras.)

      ¿Por qué no han podido los políticos alcanzar ese ideal de un solo gobierno universal? Una razón es que el nacionalismo localista sirve de obstáculo. Como declara un historiador: “El controlarlo o eliminarlo por cualquier medio escaso de educación en la hermandad humana será difícil mientras tengamos un mundo cada vez más lleno de odios y temores”. (Las cursivas son nuestras.) El autor H. G. Wells razonó como sigue: “Es necesario que esa idea de unidad humana se apodere de la mente común de la raza, y que la idea de la humanidad como una sola familia sea asunto de instrucción y comprensión de alcance universal”. (Las cursivas son nuestras.)

      ¿Es factible ese programa docente? No solo es factible, ¡es una realidad! ¿Dónde? Entre varios millones de testigos de Jehová en 203 naciones y países. Ellos ya han experimentado un cambio de corazón y mente. A su vez, los testigos de Jehová están también influyendo en más de cuatro millones de asociados. ¿Qué cambios han efectuado? Se ha engendrado entre ellos un espíritu supranacional, basado en el amor cristiano. Ellos han dejado el nacionalismo, que está “relacionado con el racismo, la mentalidad localista, el prejuicio, la intolerancia, la persecución y el fanatismo”. (Ideas in Conflict, página 502.)

      La Biblia dio de antemano indicios de esta gran obra educativa para la generación actual. Mediante su profeta Isaías, Jehová garantizó que “todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante” (Isaías 54:13). Esto continuará hasta que toda la Tierra esté “llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar”. (Isaías 11:9.)

      Jesús también declaró, como parte de la señal de los últimos días de este sistema político, comercial y religioso, lo siguiente: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Esto explica por qué están los testigos de Jehová llevando a cabo una campaña docente intensiva de casa en casa en este siglo XX. Ellos están anunciando el gobierno del Reino, que pronto tomará medidas desde los cielos para ‘triturar y poner fin a todos estos reinos políticos de la actualidad, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos’. (Daniel 2:44.)

      ¿Qué encierra el futuro cercano?

      Sin embargo, antes que ese gobierno teocrático del Reino por Cristo pueda asumir el control de toda la Tierra, ciertos sucesos tienen que acontecer, conforme a la profecía bíblica. El libro de Revelación presenta los personajes. Éstos son:

      “Una mujer [...] ‘Babilonia la Grande, la madre de las rameras’” (Revelación 17:3-5). Ella representa el imperio mundial de la religión falsa, que influye en muchos “pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas”. (Revelación 17:15.)

      “Una bestia salvaje de color escarlata”, que lleva a la mujer sobre el lomo. Esta bestia, imagen de la “bestia salvaje” mayor que se menciona antes en la Revelación dada a Juan, simboliza la organización internacional que reúne en una sola arena a los representantes de casi todos los sistemas políticos de este mundo. Originalmente era la Sociedad de Naciones. Ahora es la Organización de las Naciones Unidas. De hecho, se trata de una conspiración contra el Reino de Dios. Ella aspira a hacer lo que únicamente el Reino de Dios puede hacer... establecer paz permanente. (Revelación 13:1, 2, 15; 17:3, 8; 20:4.)

      Ahora bien, ¿qué sucesos tienen que acontecer dentro de poco? Revelación nos asegura que la “bestia salvaje de color escarlata” y los que ejercen el poder político “odiarán a la ramera y harán que quede devastada y [...] la quemarán por completo con fuego” (Revelación 17:16). ¿Qué anuncia este lenguaje gráfico? Que elementos políticos, representados en las Naciones Unidas, se volverán contra el imperio mundial de la religión falsa para destruirlo. Pero esto significa que con el tiempo también se volverán contra los representantes verdaderos del Reino de Dios mediante Cristo, a saber, los testigos de Jehováa. ¿Cuál será el resultado de esto?

      Esto provocará una reacción desde los cielos, procedente del que ‘va sentado sobre un caballo blanco y juzga y lleva a cabo guerra en justicia’, es decir, “la Palabra de Dios”, Cristo Jesús (Revelación 19:11-16). Así que las naciones se hallarán ante el Armagedón, la guerra de Dios (Revelación 16:16). Esta guerra justa contra Satanás y su “mundo” marcará el fin de todos los sistemas políticos. A ella le seguirá la restauración del gobierno teocrático por toda la Tierra. La Tierra será transformada en un estado paradisíaco y estará habitada por los mansos que hacen la voluntad de Dios. La política destructiva habrá dejado de existir en la Tierra. (Salmo 2:2, 9; 37:29.)

      En vista del fracaso evidente de todos los sistemas políticos en satisfacer las necesidades más profundas de la humanidad, ¿no debería usted acudir al gobierno que puede satisfacer a toda la humanidad? En vista de la urgencia de los tiempos en que vivimos, le invitamos a comunicarse con los testigos de Jehová de su localidad para examinar con más cuidado las pruebas que indican que el gobierno del Reino de Dios está cerca. (Lucas 21:25-33.)

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