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  • ¿Qué les está sucediendo a las prisiones?
    ¡Despertad! 1972 | 8 de abril
    • una prisión típica en Inglaterra, The Gentleman’s Magazine de 1759 dijo:

      “Ha llegado a ser seminario de iniquidad en todos sus ramos. El aprendiz ocioso, tan pronto como es encerrado en el correccional, llega a ser socio de salteadores, ladrones de casas, carteristas y prostitutas vagabundas, testigos de la más horrible impiedad y la lascivia más depravada, y generalmente pierde cualquier cualidad buena que haya traído así como su salud.”

      En 1834, un oficial viajó a la isla Norfolk, una colonia penal situada a unos mil cuatrocientos cincuenta kilómetros al nordeste de Sydney, Australia. Fue enviado allí para consolar a algunos hombres que iban a ser ejecutados. Escribió:

      “Es un hecho asombroso el que a medida que mencionaba los nombres de los hombres que habrían de morir, uno tras otro, al ser pronunciado su nombre, caía de rodillas y daba gracias a Dios de que iba a ser librado de ese horrible lugar [al ser ejecutado] mientras que los otros, a los que se les suspendía la sentencia [que no serían ejecutados], quedaban mudos y llorando. Fue la escena más horrible que he presenciado.”

      Tan recientemente como en este siglo veinte, a menudo las condiciones en las prisiones eran abominables aun en los Estados Unidos. Después de una inspección a las prisiones a principios de los años 1920, un oficial quedó tan horrorizado por el trato que se les daba a los presos que dijo: “Estuvimos tratando con atrocidades.”

      De modo que en vez de ser lugares de detención antes de ser enjuiciados, durante la mayoría de los últimos siglos las prisiones con más frecuencia llegaron a ser lugares de castigo. El encierro, las condiciones, las actitudes para con los presos, todo era una terrible experiencia. Pero la mayoría de las personas parecía aceptar esto como la mejor manera para disuadir a otros de cometer crímenes, y también de disuadir al que había cumplido una condena de perpetrar crímenes adicionales. Se creía que ciertamente no querría pasar por esa experiencia de nuevo. Sin embargo se hizo poco o ningún esfuerzo para reformar a los delincuentes a fin de hacerlos miembros más útiles de la sociedad.

      De modo que en esta etapa de encargarse de los infractores, se consideraba a las prisiones como un mal lamentable pero necesario. Cuando otras personas condenaban las penalidades que sufrían los presos, un comentario frecuente que se oía en respuesta era: “Deberían haber tenido cuidado de no entrar en ellas.”

      Sin embargo, bajo este concepto, ¿resultaron ser las prisiones un mejor elemento disuasivo del crimen? ¿Fueron superiores a los métodos previos de pena corporal y de muerte?

  • ¿Alcanzan sus metas las prisiones?
    ¡Despertad! 1972 | 8 de abril
    • ¿Alcanzan sus metas las prisiones?

      NO, EL concepto de una prisión como castigo para impedir que la gente cometa crímenes realmente no tuvo éxito. De hecho, el crimen aumentó.

      Tampoco se beneficiaron los que habían cumplido condenas de encarcelamiento. Por lo general, la prisión tenía un efecto negativo. Esto era algo irónico, pues la sociedad encarcelaba al delincuente a causa de que era malo para esa sociedad, y sin embargo debido al lastimoso ambiente de las prisiones generalmente el delincuente empeoraba. Entonces se le ponía en libertad, ¡a menudo para ir a dar de nuevo a la cárcel por un término más largo!

      En tiempos más recientes, la idea básica de las prisiones pasó por otro cambio considerable. La nueva idea promovida por reformadores sinceros era hacer de la rehabilitación, la reforma de los presos, la meta principal en la vida de la prisión. Se consideraba que el encierro era suficiente

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