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Sobreviviendo con lo nuevoLa Atalaya 1959 | 15 de junio
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18, 19. (a) Por eso, ¿cuál fué el mensaje de Jehová para los recabitas, y por qué? (b) ¿A quiénes da seguridad hoy día la seguridad que dió Jehová a los recabitas, y por qué?
18 Si hombres como esos recabitas guardaban sin titubear los mandatos de su antepasado, ¿por qué no podrían guardar y por qué no guardaban los israelitas los mandatos de su Dador de vida celestial, su Dios Jehová? El ejemplo fiel de los recabitas temerosos de Dios condenaba a los israelitas que abandonaban a Dios. Por lo tanto, ¡caigan en destrucción Jerusalén y sus habitantes inicuos, pero sigan viviendo los recabitas!
19 Por consiguiente Jeremías les dijo: “Esto es lo que Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, ha dicho: ‘Por motivo de que ustedes han obedecido el mandamiento de Jonadab su antepasado y continúan guardando todos sus mandamientos y obrando de acuerdo con todo lo que él les mandó, por lo tanto esto es lo que Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, ha dicho: “No será quitado de Jonadab hijo de Recab un hombre que siempre esté de pie delante de mí.”’” (Jer. 35:12-19) ¡Sucedió así! Los recabitas sobrevivieron a la destrucción que le sobrevino al pueblo infiel de Jehová por Su ejecutor, así como su antepasado Jonadab había sobrevivido al degüello de los israelitas adoradores de Baal en su templo de idolatría. Hoy, asociada con la clase ungida de Jeremías hay una grande muchedumbre de “otras ovejas.” Los de esta muchedumbre condenan a la cristiandad al rehusar unirse a ella en abandonar a Jehová para poder entregarse al materialismo y a la idolatría egoísta. La promesa que Dios hizo a los recabitas asegura a estas otras ovejas que ellas sobrevivirán a la destrucción de la cristiandad y continuarán viviendo en el nuevo mundo de Dios.
20. Durante el sitio final de Jerusalén, ¿cómo fué maltratado Jeremías por seguir dando su advertencia, y qué persona no israelita vino a su rescate?
20 El hijo del rey Joaquim sucedió a éste y reinó en el trono de Jehová por sólo tres meses. Luego el hermano de Joaquim, Sedequías, fué hecho rey. En el noveno año de su reinado Jerusalén de nuevo fué sitiada por el rey de Babilonia y sus ejércitos. Por seguir advirtiendo que Jerusalén sería quemada y arrasada, Jeremías fué arrestado, acusado de sedición y puesto en una cisterna, donde se hundía en el cieno. Acudió al socorro de él, en desafío de los príncipes, no un israelita circunciso, sino un etíope castrado, un eunuco llamado Ebed-melec. Él condenó lo que los príncipes habían hecho al profeta de Jehová. Por orden del rey Sedequías, Ebed-melec llevó consigo a treinta hombres para proveer seguridad y ayuda y sacó a Jeremías del hoyo cenagoso de muerte. Después de eso, gracias a Ebed-melec, “Jeremías continuó morando en el Patio de la Guardia.”
21. ¿Qué les pasó a muchos habitantes durante el sitio de Jerusalén, pero qué se le mandó a Jeremías que dijera a Ebed-melec?
21 Durante el sitio de Jerusalén algunas madres hirvieron a sus propios hijos para alimentarse y no morir de hambre, muchos murieron a causa de la peste, y muchos murieron por la espada de los babilonios. Pero, ¿qué le pasó a Ebed-melec, que estaba en la casa del rey Sedequías? Jehová mandó a Jeremías, que estaba en el Patio de la Guardia, que le dijera a su rescatador Ebed-melec: “‘Te libraré en aquel día,’ es la declaración de Jehová, ‘y no serás entregado en manos de los hombres a causa de quienes tú mismo estás atemorizado.’ ‘Porque sin falta te proveeré un escape, y no caerás a espada; y ciertamente llegarás a tener tu alma como despojo, porque has confiado en mí,’ es la declaración de Jehová.”—Jer. 39:15-18.
22. ¿Quiénes hoy día, semejantes a Ebed-melec, han cifrado su confianza en Jehová, y cómo han probado ellos esta confianza?
22 Hoy, cerca de la destrucción de la cristiandad en el Armagedón, una clase semejante a ovejas y parecida a Ebed-melec ha cifrado su confianza en el Dios de Jeremías. Ha demostrado esta confianza al estar dispuesta a arriesgar la muerte a manos de los príncipes de la cristiandad para venir al rescate del Jeremías antitípico de hoy día. “Al grado que lo hicieron a uno de los menores de éstos mis hermanos, me lo hicieron a mí,” dijo el Rey Jesucristo a las “otras ovejas” en su parábola de las ovejas y las cabras, la última parte de su profecía acerca del fin del mundo.—Mat. 25:40.
23. ¿Qué significará la invitación que el Rey da a estas ovejas para que vengan y hereden el reino preparado para ellas, y, por consiguiente, qué promesa recordará entonces Jehová y aplicará a ellas?
23 En este día del juicio de las naciones, Jesucristo el Rey, sentado en su trono celestial para obra de juicio, dirige su atención a la derecha y dice a estas ovejas: “Vengan, ustedes que tienen la bendición de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.... Yo estuve en prisión y ustedes acudieron a mí.” Desde el año 1914 ese reino celestial está aquí y esta verde tierra es su dominio. Estas personas semejantes a ovejas de la clase Ebed-melec no tienen que morir y ser resucitadas para entrar en el dominio en que rige ese reino del nuevo mundo de Dios. Ya están viviendo en el dominio terrestre del Reino. Este es el dominio que tienen que heredar, y por eso no serán desalojadas de esta herencia terrestre suya. La cristiandad ha sido maldecida, pero estas ovejas tienen la bendición del Padre del Rey, Jehová Dios. La cristiandad con sus cabras será destruída, porque no hay lugar para ella en este dominio terrestre del Reino. Pero el Padre del Rey, Jehová, recordará la promesa que hizo a Ebed-melec cuando Jerusalén fué destruída. Por eso estos cristianos benditos semejantes a ovejas no caerán por la espada del Ejecutor en el Armagedón.
24. ¿Cómo será posible que estas ovejas jamás mueran de sobre la tierra, su herencia?
24 En esa batalla ciertamente llegarán a tener su alma, su vida, como despojo del vencedor. Esto garantiza que ellos vivirán a través de la caída estrepitosa de la cristiandad y sus templos religiosos y que comenzarán a disfrutar de su herencia terrestre en el nuevo mundo eterno. Por medio de seguir siendo obedientes cual ovejas para con su Rey Pastor nunca morirán de sobre la tierra, su herencia. Las cabras “irán al arrasamiento eterno, pero los justos a la vida eterna,” dijo Jesús el Juez.—Mat. 25:31-46.
25. ¿A causa de qué trabajo sufrimos oprobio, pero debemos ser como Jeremías cuando él estaba sufriendo oprobio?
25 Así como sucedió con Jeremías, así sucede con el resto ungido y sus compañeros, los justos semejantes a ovejas. Opresivo es el oprobio que llevan a causa de su trabajo de desarraigar, derribar, destruir y demoler el viejo mundo por medio de predicar el día de la venganza de Jehová. Pero, ¿debemos nosotros, a causa de eso, dejar de llenarnos con la Palabra de Jehová y cesar de predicar su mensaje severo? No podemos, así como Jeremías dijo que él no podía: “Nota que he llevado oprobio por causa de ti mismo. Fueron halladas tus palabras, y procedí a comerlas; y tu palabra viene a ser para mí la exultación y el regocijo de mi corazón, porque tu nombre ha sido llamado sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.”—Jer. 15:10, 15, 16.
26. ¿Quiénes se oponen a nosotros y nos ponen estorbos aun a causa de nuestro trabajo constructivo?, pero en lo que concierne a dejar de hablar, ¿cómo somos semejantes a Jeremías?
26 Aun porque hacemos un trabajo de edificar y plantar a favor del nuevo mundo de Dios, los que aman y sostienen el viejo mundo se oponen a nosotros y tratan de obligarnos a detenernos. Pero encendidos como estamos con la Palabra de Dios, ¿cómo podemos dejar de hablar? Citando a Jeremías: “La palabra de Jehová llegó a ser para mí causa de oprobio y de mofa todo el día. Y dije: ‘No voy a hacer mención de él, y no hablaré más en su nombre.’ Y en mi corazón resultó ser como un fuego ardiente encerrado en mis huesos; y me cansé de refrenarme, y no pude aguantarlo.... ¡Canten a Jehová! ¡Alaben a Jehová! Porque él ha librado el alma del pobre de la mano de los malhechores.”—Jer. 20:8, 9, 13.
27. Mientras expresamos el tema de nuestra predicación, ¿cómo nos fortalece Jehová para que no temamos los rostros de los enemigos?, y, en armonía con las liberaciones que efectuó cuando pereció la antigua Jerusalén, ¿qué hará Jehová?
27 Por lo tanto, en expresión del tema de nuestra predicación: ¡Abajo con el viejo mundo! ¡Arriba con el nuevo mundo! El Todopoderoso Dios del nuevo mundo nos manda que no temamos los rostros de los enemigos: “Ciertamente pelearán contra ti, pero no prevalecerán contra ti, porque ‘Contigo estoy yo,’ es la declaración de Jehová, ‘para librarte.’” (Jer. 1:19) En fiel cumplimiento de su promesa, él libró a Jeremías y a los recabitas y a Ebed-melec cuando Jerusalén pereció. En fiel cumplimiento de ese cuadro profético, Jehová de los ejércitos nos librará a nosotros, el resto y las otras ovejas, cuando, en el Armagedón, él cumpla lo que hemos predicado derribando el viejo mundo y levantando su justo nuevo mundo.
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Tesoro inapreciable en vasijas de barroLa Atalaya 1959 | 15 de junio
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Tesoro inapreciable en vasijas de barro
EN TIEMPOS antiguos en tierras bíblicas se usaban vasijas de barro como receptáculos para la preservación segura de cosas de valor. Por eso leemos en Jeremías 32:14 (Mod) que el profeta mandó a Baruc que pusiera una escritura de propiedad en una vasija de barro, “para que se conserve muchos días.” Puede que el apóstol Pablo haya tenido presente esta costumbre cuando escribió: “Tenemos este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor. 4:7) El contexto hace claro que al referirse a vasijas él quiso decir los organismos humanos de los cristianos dedicados, él mismo y sus hermanos, y esto lo corrobora adicionalmente 2 Timoteo 2:20, 21, donde él dice: “Ahora bien, en una casa grande hay vasos no sólo de oro y plata sino también de madera y barro, y algunos para un propósito honroso pero otros para un propósito falto de honra. Si, pues, alguien se mantiene separado de éstos, será vaso para propósito honroso, santificado, útil a su dueño, preparado para toda buena obra.”
Ahora bien, ¿qué es este “tesoro” que está escondido en estos “vasos” o “vasijas” de barro vivas? Según la argumentación de Pablo hallamos que es el ministerio confiado a los esclavos fieles de Jehová, ‘el glorioso tesoro de servicio.’
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