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  • ¿Quién es el Mesías del libro de Daniel?
    ¡Despertad! 1972 | 8 de marzo
    • Sin embargo, numerosos judíos sinceros no han permitido que el mal llevado a cabo por personas que hipócritamente afirma ser “cristianas” los predisponga contra el nombre de Jesús. Ellos mismos han examinado la evidencia leyendo los relatos en cuanto al ministerio terrestre de Jesús que fueron puestos por escrito por los evangelizadores judíos Mateo, Marcos, Lucas y Juan. También han examinado las profecías hebreas que identifican a Jesús como el Mesías prometido. Su investigación los ha llevado a creer que Jesús verdaderamente es el Mesías.

      Si usted se encuentra entre los millones de judíos que no creen que el prometido Mesías ha venido, ¿por qué no dedica tiempo para investigar cabalmente el asunto? Ciertamente si Jesús es el Cristo, como se manifestó claramente de manera profética en Daniel, capítulo 9, usted no querrá ponerse en oposición a él, con pérdida de bendición para usted mismo. Con el fin de que usted sea recibidor de las bendiciones del justo régimen del Mesías, los testigos de Jehová tendrán gusto en ayudarlo en su examen de datos adicionales que señalan a Jesús como el Mesías.

  • ¿Qué suele hacer en cuanto a lo prestado?
    ¡Despertad! 1972 | 8 de marzo
    • ¿Qué suele hacer en cuanto a lo prestado?

      HACE casi tres mil años un grupo de hombres estaba cortando árboles junto a un río cuando la cabeza del hacha se salió de la manija de una de las hachas y fue a dar al agua. El hombre a quien le sucedió esto se perturbó mucho y exclamó: “¡Ay, amo mío, porque era prestada!” Sí, para el desafortunado cortador de árboles, el perder ésta significaba mucho más que si hubiese sido su propia cabeza del hacha, porque ahora no podía devolver lo que había pedido prestado.a

      ¡Qué diferente de la manera en que opinan hoy muchas personas que piden prestado! Cuando utilizan algo prestado, en vez de sentirse más preocupados porque pertenece a otra persona, a menudo se sienten menos preocupados. En consecuencia puede ser que un hombre devuelva una herramienta en condiciones más malas de las que estaba cuando la pidió prestada. Un estudiante o un aficionado a los libros puede pedir prestado un libro y luego ensuciarlo o, lo que es peor, marcarlo. Vez tras vez uno encuentra un libro en una biblioteca pública que algún prestatario ha marcado o del cual hasta ha cortado una página o más.

      Por otra parte, muchos otros revelan hábitos deficientes de pedir prestado al no devolver lo que piden prestado ¿Lo hace usted? Un hombre puede pedir prestada a su vecino una herramienta para el jardín o una herramienta para el automóvil y luego no devolverla. O un ama de casa puede pedir prestado un florero, una cacerola o barredora de alfombras y luego olvidarse de ello. Un joven puede pedir prestado una chaqueta o un paraguas y luego no devolverlo.

      ¿Qué está detrás de estos deficientes hábitos de pedir prestado? ¿Se proponía el prestatario quedarse con lo que había pedido prestado? Es probable que no, aunque hay algunos que piden prestado solo porque no quieren asumir el gasto o la responsabilidad que trae consigo el poseer cierto artículo. Entonces, ¿es cuestión de debilidad humana? ¿Falta de consideración? O, ¿realmente es una forma de egoísmo? Ciertamente eso no es hacer a otros como a uno le gustaría que otros le hicieran. (Luc. 6:31) ¿Sabe usted que el no devolver lo que uno pide prestado lo coloca en muy mala compañía? Esto es cierto, pues el inspirado salmista de la antigüedad, el rey David, escribió: “El inicuo está pidiendo prestado y no devuelve.”—Sal. 37:21.

      Por lo general, es mejor el ser renuente en cuanto a pedir prestado, aunque puede haber excepciones si surge una emergencia. La Biblia da buen consejo tocante a esto: “No deban a nadie ni una sola cosa.” (Rom. 13:8) Si no es una emergencia o necesidad, entonces pudiera ser mejor prescindir de ello que obligarse al pedir prestado. Pero si pide prestado, muestre ser una persona de buenos principios.

      Ante todo, hay el asunto de a quién se le pide prestado. No debería ser solo un conocido ocasional; uno debe tener más en común con esa persona que el simple hecho de que tiene algo que uno necesita. Tocante a esto parece prudente advertir a los testigos cristianos que tengan precaución a fin de no abusar irreflexivamente de su amistad cristiana al pedir prestado a sus hermanos. Especialmente deben ejercer cuidado de no aprovecharse de individuos recién interesados.

      También tenga cuidado de lo que pida prestado. Evite el pedir prestado algo que no se puede reemplazar, como un objeto raro o precioso, o algo a lo que el dueño le atribuya un valor sentimental.

      Además, asegúrese de devolver lo que haya pedido prestado y de hacerlo sin demora. Si el prestador no estipula un tiempo específico, entonces usted debe hacerlo, y debe apegarse a ello.

      Cuando usted quiere devolver algo, pero el prestador no está en casa, ¿qué debería hacer? No lo deje junto a su puerta o en su traspatio. Devuélvalo cuando la persona esté en casa para que pueda darle las gracias personalmente. O si repetidas veces ha pedido prestado algún artículo a su vecino y ahora desea pedirlo prestado otra vez y no está en casa, ¿qué hace usted? ¿Puede usted llevárselo? No a menos que él haya declarado específicamente que puede hacerlo.

      El estar consciente de devolver lo que uno pide prestado contribuye a las buenas relaciones. Respecto a esto lo ayudará el tener un sentido de responsabilidad acerca de lo que usted pide prestado. Muestre que usted aprecia el favor que se le hace no solo devolviendo sin demora lo que ha pedido prestado sino también asegurándose de que esté en las mismas condiciones en que usted lo pidió prestado, si es que no en mejores condiciones. Quizás haya pedido prestadas algunas prendas de vestir; ¿por qué no mostrar aprecio lavándolas o enviándolas a la tintorería antes de devolverlas? Si usted pide prestada una herramienta, asegúrese de que esté tan limpia y tan afilada y de otra manera en tan buena condición o aun mejor que cuando usted la pidió prestada. ¿Es usted un ama de casa que a veces pide prestado azúcar, huevos, mantequilla o alguna otra cosa que inadvertidamente se le ha acabado debido a las circunstancias? Entonces muestre aprecio no solo devolviendo a la primera oportunidad lo que pidió prestado, sino añadiendo un poco, o algunas galletitas, frutas o dulces, para recompensar. Uno realmente puede fortalecer la amistad devolviendo con interés, por decirlo así, las cosas que pide prestadas, porque eso demuestra aprecio, y a la gente le agrada servir a los que muestran aprecio.

      Piense ahora: ¿Ha pedido prestado algo y no lo ha devuelto? Entonces, sin falta, devuélvalo ahora. Hágalo hoy.

      [Nota]

      a La Biblia en 2 Reyes 6:1-7.

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