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¿Qué se necesita para hacerlo feliz a usted?La Atalaya 1958 | 1 de noviembre
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nuestro tiempo, si tenemos el deseo de poseer un automóvil costoso para hacer una exhibición impresionante, un amor al dinero que nos hace avarientos, entonces hemos sido hechos presa del materialismo. Está bien tener cosas materiales, pero cuando éstas llegan a ser un ismo para nosotros son un mal. “Ismo”, significa, según el diccionario de Wébster, “una doctrina, ideal, sistema, o práctica característico;—generalmente en sentido despectivo.” Cuando las cosas materiales llegan a ser nuestra principal mira o ideal y el esforzarnos por conseguirlas llega a ser como una doctrina orientadora para nosotros, estamos practicando el materialismo.—Mat. 6:32.
11. ¿Qué daño puede resultar debido a tener muy poco?
11 Teniendo necesidad inherente de cosas materiales y cosas espirituales, tenemos que lograr el equilibrio correcto. El tener demasiadas o el tener muy pocas provisiones materiales puede ocasionarnos daño espiritual: “No me des ni pobreza ni riquezas. Permíteme devorar el alimento prescrito para mí, para que no esté demasiado lleno y realmente [te] niegue y diga: ‘¿Quién es Jehová?’ y para que no empobrezca y realmente robe y asalte el nombre de mi Dios.” Algunas religiones hacen una virtud de la. pobreza pero el sufrimiento físico deliberado es falso y una burla: “Esas mismas cosas, en verdad, dan una apariencia de sabiduría consistente en una forma autoimpuesta de adoración y humildad ficticia un tratamiento severo del cuerpo, pero no son de ningún valor en combatir la satisfacción de la carne.” Si no se satisfacen las necesidades materiales sobreviene sufrimiento, se siembra amargura y crece hostilidad, y el fruto producido es culpar a Jehová por las dificultades maldecirlo a causa de las angustias, y recurrir al latrocinio para satisfacer las necesidades. La escasez material puede resultar en pobreza espiritual.—Pro. 30:8, 9; Col. 2:23.
12. ¿Qué daño puede resultar debido a tener demasiado?
12 Pero una abundancia puede echar fuera la espiritualidad, hasta puede empujar hacia fuera del corazón a Jehová y dejar e1!trar a un dios falso: “Su fin es destrucción, y su dios es su vientre, y su gloria consiste en su vergüenza, y tienen su mente sobre cosas en la tierra.” Tales personas han hecho de su carne su dios y el materialismo es su credo. Se idolatran a sí mismas, son culpables de idolatría, pues Pablo habló de la “codicia, que es idolatría,” y de la “persona voraz—que significa ser idólatra.” De modo que nosotros podemos tener demasiado materialmente y comenzar a sentirnos independientes aún de Jehová, pensando que no lo necesitamos. Pudiéramos dejar de reconocerlo como nuestro Proveedor y preguntar con el espíritu de Faraón de la antigüedad: “¿Quién es Jehová?” Si eso sucediera, ¡qué vergüenza para nosotros llegaría a ser el gloriarnos en las cosas materiales!—Fili. 3:19; Col. 3:5; Efe. 5:5.
13. ¿Qué advirtió Jehová a Israel concerniente al materialismo?
13 Jehová advirtió a los de Israel que la riqueza material podía cegarlos espiritualmente: “Cuando hayas comido y te hayas satisfecho, entonces debes bendecir a Jehová tu Dios por la buena tierra que te ha dado. Cuídate de que no te olvides de Jehová tu Dios de modo que no observes sus mandamientos y sus decisiones judiciales y sus estatutos que yo te estoy mandando hoy; no sea que comas y de veras te satisfagas y edifiques casas buenas y de veras habites en ellas, y tu vacada y tu rebaño aumenten y aumenten para ti la plata y el oro y todo lo que es tuyo aumente; y tu corazón de veras se ensalce y de veras te olvides de Jehová tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa, de esclavos; . . . y digas en tu corazón: ‘Mi propio poder y la plena fuerza de mi propia mano me han hecho esta riqueza.’ Y tienes que recordar a Jehová tu Dios, porque él es el dador de poder a ti para que hagas riqueza.” Y en canto poético se usó a Moisés para amonestar a Israel, dirigiéndose a esa nación mediante el título honorario de Jesurún: “Cuando Jesurún comenzó a engordar, entonces pateó. Has engordado, has engrosado, te has hartado. De modo que abandonó a Dios, quien lo hizo, y despreció a la Roca de su salvación.”—Deu. 8:10-14, 17, 18; 32:15.
LA COMEZÓN DEL DINERO
14, 15. ¿Qué razón falsa se da a veces para hacer del dinero un dios, y cuál es la razón verdadera?
14 ¿Por qué hacen los hombres un dios del dinero? Los que sirven a las riquezas quizás nieguen que éstas sean su dios. Dirán que se necesita dinero para vivir. Se necesita dinero para comer, para comprar ropa, para tener un hogar. Eso es cierto y es una razón para ganar dinero, pero las cosas no paran allí para los que adoran el dinero. Si el dinero no es más que un medio para proveer cosas necesarias y aún algunas cosas adicionales para esparcimiento, entonces mientras más dinero ganara usted más de esos deseos serían satisfechos y menos dinero adicional querría usted. Pero, ¿cuántas personas lo consideran así? Hace unos cuantos años científicos sociales entrevistaron a centenares de norteamericanos de todo nivel de ingresos, preguntando si estaban satisfechos con la cantidad de dinero que ganaban. La mayoría no estaba satisfecha con sus ingresos. El que ganaba $5,000 al año quería ganar $10,000; el que ganaba $10,000 quería $20,000; el que ganaba $20,000 quería $50,000. Aun los que tenían millones querían más millones. Informaron los que efectuaron las entrevistas: “Como regla general es cierto que mientras más dinero tiene una persona, más quiere.”
15 El dinero ha llegado a ser un símbolo de buen éxito. Se cree que el dinero trae seguridad, reconocimiento, prestigio, amigos y amor. Estas son cosas que el hombre necesita, pero sólo se satisfacen parcial e inadecuadamente por medio de adquirir dinero. Si es por medio del dinero que tenemos seguridad o alguna posición en la comunidad, cuando el dinero se va también se van la seguridad y el reconocimiento. Si tenemos amigos porque tenemos dinero, si somos amados a causa de nuestro dinero, nuestros amigos y los que nos aman se desvanecen con nuestro dinero. Nosotros queremos ser amados por lo que somos no por lo que tenemos. El dinero no es el alimento que satisfaga estos apetitos humanos, y por eso no importa cuánto los hartemos de dinero nunca quedan alimentados satisfactoriamente. La Biblia registró esta verdad hace tres mil años: “Un simple amante de la plata no se satisfará con plata, ni ningún amante de la riqueza con los ingresos. Esto también es vanidad.”—Ecl. 5:10.
16. ¿Por qué no hay descanso para los que están afligidos con el materialismo?
16 El buscar la felicidad siguiendo tras el dinero es semejante a seguir tras los arco iris y excavar donde terminan para obtener ollas de oro: usted nunca la encuentra. Pero las personas engañadas jamás cesan de seguir tras el arco iris del materialismo, no entendiendo que la necesidad que ellos creen que el dinero alimentará absolutamente no se satisface con él. Lo que es honrado en una sociedad es lo que las personas de esa sociedad cultivan, y puesto que el dinero es lo que se honra en este siglo materialista eso es lo que tantas personas buscan. Miden el valor de un hombre por sus posesiones. Ven un automóvil nuevo y lo quieren y lo compran. Mientras están pagándolo ven una casa nueva que quieren. La compran pero hacen los pagos durante un largo período de tiempo. Todavía no satisfechos, ven muebles nuevos que tienen que tener, y los obtienen bajo el plan de “usted los usa mientras los paga.” Para ahora ha pasado un año y han salido los automóviles del modelo nuevo. Tienen que tener uno. No funciona mejor que otros. Cualquier diferencia que pueda tener se halla más en la imaginación de las personas que debajo de la cubierta del motor. Pero tienen que tener lo más nuevo, lo más reciente, lo mejor, y cuando obtienen eso rápidamente piensan en otra cosa que quieren y su vida se deteriora de modo que están corriendo tras ellos mismos en círculos de materialismo. Son atrapados en la vorágine de la mundanalidad: “el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno.”—1 Juan 2:16.
17. ¿Qué mal padecen muchos, y a qué conduce?
17 Tienen la comezón del dinero. Mientras más se rascan más comezón tienen, y mientras más comezón tienen más se rascan. La comezón de las palmas de la mano no se cura rascándolas; se inflaman cuando se hace eso. El abstenerse de rascarse es la manera de disminuir la comezón. Pero tienen la mente puesta en el dinero y el amor al dinero se halla en su corazón, y ésa es la raíz de su mal. No es el dinero, sino el amor al dinero; no es los placeres, sino el amor a los placeres; no es la casa ni los muebles ni el automóvil, sino el amor a la casa o a los muebles o al automóvil. Es este amor a cosas materiales lo que no deja lugar a la espiritualidad en la mente ni en el corazón, lo que ocupa la vida y mina la fuerza hasta que no queda tiempo ni fuerza para satisfacer las necesidades espirituales. Es en este amor al dinero que la ruina de muchos está arraigada: “Porque nada hemos traído al mundo, ni tampoco podemos llevar cosa alguna. Teniendo pues alimento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas. Sin embargo, los que se resuelven a ser ricos caen en la tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos que hunden a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y esforzándose para lograr este amor algunos han sido desviados de la fe y se han acribillado con muchos dolores.”—1 Tim. 6:7-10.
HAGA LUGAR PARA EL ESPÍRITU
18. ¿Qué textos bíblicos muestran el conflicto entre la carne y el espíritu, y a qué conduce cada uno?
18 El apóstol Pablo no se dejó embaucar por su carne caída: “Sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno habita; porque habilidad para desear está presente conmigo, pero habilidad para desempeñar lo que es recto no está presente. Porque lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que practico. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios de acuerdo con el hombre que soy dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley peleando contra la ley de mi mente y conduciéndome cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.” La carne significa la criatura humana caída con sus tendencias, inclinaciones, impulsos y deseos pecaminosos. Esta carne se vende bajo el pecado como esclava del pecado, y el pecado como amo suyo la impele contra la ley espiritual de Dios que entra en nuestra mente mediante un estudio de la Palabra de Jehová. La carne pecaminosa se opone al espíritu y nos obliga a hacer cosas que quisiéramos evitar: “Porque la carne está contra el espíritu en su deseo, y el espíritu contra la carne, porque éstos están opuestos el uno al otro, de manera que las mismas cosas que ustedes quisieran hacer no las hacen.” Si nuestro espíritu o disposición mental está de acuerdo con el espíritu de Jehová y su Palabra, nos dirigirá en los caminos correctos, y el espíritu tiene que triunfar sobre nuestra carne opositora si hemos de vivir en vez de morir: “Los que están de acuerdo con la carne fijan su mente en las cosas de la carne, pero los que están de acuerdo con el espíritu en las cosas del espíritu. Porque el atender a la carne significa muerte, pero el atender al espíritu significa vida y paz.”—Rom. 7:18, 19, 22, 23; Gál. 5:17; Rom. 8:5, 6.
19. ¿Qué hay que incluir cuando se cuenta el costo total del materialismo?
19 Con la ayuda del espíritu de Jehová y por medio de guardar nuestro espíritu de acuerdo con el de él podemos triunfar sobre la carne caída. Pero esto significa que tenemos que hacer lugar para las cosas del espíritu. El buscar cosas materiales que en sí mismas no son malas puede resultar en nuestra ruina al consumir todo nuestro tiempo. Si usted no puede apagar la televisión cuando debe ser apagada, ella le costará a usted más que el precio de compra. Le cuesta a usted el tiempo de verla. Puede costarle a usted el concurrir a las reuniones o revisitas o estudios bíblicos. A causa de su automóvil costoso o casa hermosa tal vez tenga usted que dejar el privilegio de enseñar a alguien la verdad o de entrenarlo para servir a Jehová. Cuente el costo total del materialismo. Cuente más que los dólares y centavos que se hallan en las etiquetas de los precios. Cuente el costo en cuanto a la espiritualidad también. No había nada malo en que el joven gobernante rico tuviera riquezas, pero ello le impidió seguir a Jesús, lo cual estuvo mal. No había nada malo en el acto de examinar una compra de bueyes, o en estar con una nueva esposa, o en ver un pedazo de propiedad acabado de comprar; pero si las cosas inofensivas le impiden a usted servir a Jehová se hacen dañinas. Usted puede permitirles que se conviertan en espinos que ahoguen lo bueno: “Todavía hay otros que son sembrados entre los espinos; éstos son los que han oído la palabra, pero las ansiedades de este sistema de cosas y el poder engañoso de la riqueza y los deseos de las demás cosas hacen incursiones y ahogan la palabra, y ésta se hace infructífera.”—Mar. 4:18, 19.
20. ¿Qué deben considerar los que tratan de renunciar al materialismo, y qué dijo Pablo en cuanto al asunto?
20 Desarraigue usted el materialismo para hacer lugar para el espíritu. “No apaguen el fuego del espíritu,” amonesta Pablo. Un fuego necesita aire; si se le amontona demasiado material combustible, el fuego queda sofocado. No sofoque usted el fuego del espíritu con una sobrecarga de preocupaciones y posesiones materiales. Tomando en cuenta que el tiempo y la energía están limitados “ustedes no pueden ser esclavos de Dios y de las Riquezas.” ¿Qué escogerá usted? ¿Se le hace difícil decidirse a renunciar al materialismo? Entonces considere esto. Usted ha principiado estudios bíblicos con personas que más tarde los suspendieron cuando vieron las obligaciones de servicio. Usted sabía que estaban equivocadas, que no deberían haberse preocupado acerca de tales cosas, porque con el tiempo al aprender más se habrían fortalecido y habrían querido predicar. Ellas podían ver lo que tenían que dejar, pero eran demasiado nuevas para apreciar lo que ganarían. Bueno, algunos testigos son semejantes a esto concerniente al materialismo. Ven lo que se les pide que dejen, pero no aprecian lo que ganarán espiritualmente. Pero pueden creer lo que Pablo dijo, puesto que él estaba inspirado: “Verdaderamente considero también que todas las cosas son pérdida a causa del valor sobresaliente del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he aceptado la pérdida de todas las cosas y las considero un montón de basura, para que pueda ganar a Cristo.” Por eso mire usted más allá de la pérdida material para ver la ganancia espiritual que convierte en nada la pérdida.—1 Tes. 5:19; Mat. 6:24; Fili. 3:8.
21. ¿Cómo tratan algunos de justificar su materialismo, y qué dijo Pablo en cuanto al asunto?
21 El materialismo deja su marca en la persona. Observe al hombre que se inclina hacia las cosas materiales. Ahora da más atención a su ropa, a su vivienda, a su automóvil, a las diversiones. Tal vez sostenga que su posición exige que presente una buena apariencia, que el mundo espera tal cosa de él. Pero aguarde, ¿Es el puesto de él superior al de Jesús cuando estuvo en la tierra? ¿Permitió él que el mundo modelara sus normas por la manera materialista en que el mundo veía las cosas? ¿Tuvo Jesús los corceles más finos en que cabalgar o un lugar lujoso donde recostar la cabeza? No, él repudió el materialismo tanto por palabra como por hechos. Él puso un ejemplo de humildad al lavar los pies a sus discípulos. En vez de que su puesto exigiera apariencias ostentosas, él creyó que exigía exactamente lo contrario. Él estaba interesado en fuerza espiritual, no en exhibición. Pero observe al hombre que se hace materialista. ¿Son sus comentarios tan buenos, sus discursos tan edificativos, su conversación tan espiritualmente perceptiva como antes? Si no lo son, su materialismo se está manifestando, ya sea que tenga ojos que lo vean o no. Sus hermanos pueden verlo, y esté seguro de que Dios puede verlo: “No sean engañados: Dios no es alguien de quien uno se pueda mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que esté sembrando con el pensamiento en su carne segará de su carne la corrupción, pero el que esté sembrando con el pensamiento en el espíritu segará del espíritu la vida eterna. Por lo tanto, no desistamos de hacer lo que es recto, porque segaremos al tiempo debido si no nos rendimos.”—Gál. 6:7-9.
22. ¿Cuál es un gran mal del materialismo, y qué puede costarle a usted este mal?
22 Jesús dijo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, que se niegue.” Un gran mal del materialismo es que sus víctimas no se niegan. Dado que no se ve, igual que las termitas en la madera, corroe el poder y la fuerza de la voluntad. El complacer los gustos de la carne carcome la fibra moral y nos roba ese fruto del espíritu que se llama gobierno de uno mismo. Diariamente debemos ejercer la habilidad de decirnos no en las cosas pequeñas, pues sin el ejercicio diario de la facultad del esfuerzo perdemos la facultad del esfuerzo. Por medio de negarnos cosas pequeñas desarrollamos fuerza para decirnos no cuando hay que hacer decisiones importantes. Siendo fieles en lo poco, seremos fieles en lo mucho. O el fracasar en cosas pequeñas establece el modelo para fracasar en cosas grandes. El no poder uno negarse algo puede costarle la vida: “En realidad, ¿qué beneficia el hombre si gana todo el mundo y pierde su alma?” No pierda usted la cabeza tratando de ir a la cabeza. Usted no puede andar con Dios y correr con los del mundo. El dinero es un dios de este mundo moderno y para los del mundo el dinero habla. Están sordos cuando Jehová habla, pero aguzan el oído cuando el dinero habla. Pueden oír al dinero susurrar en el sótano, pero no pueden oír la predicación desde los tejados. El dinero no tiene voz, pero puede persuadirlos a lo que sea o disuadirlos de lo que sea, puede disuadirlos de su vida, puede persuadirlos a morir. Es mejor que nosotros escuchemos a los cielos mudos proclamar la gloria de Jehová.—Mar. 8:34, 36; Sal. 19:1-4.
23. ¿Por qué debemos cultivar gustos sencillos y cómo se entrenó Pablo?
23 Para ser feliz, satisfaga deseos. Para satisfacer deseos, manténgalos sencillos. No haga que la felicidad dependa de las posesiones. Muchas cosas que se toman por necesidades de ninguna manera son tal cosa. Puede cultivarse el gusto de un narcótico y es difícil romper el hábito, pero puede ser roto y el adicto puede ser libertado. Cultive el materialismo y los deseos se ensanchan más allá del poder que tenemos para satisfacerlos. “No te afanes para ganar riquezas. Cesa de tu propio entendimiento.” Cultive gustos sencillos que no esclavicen. Pablo se entrenó a estar satisfecho en cualesquier circunstancias materiales en que se hallaba: “He aprendido, en cualesquier circunstancias que esté, a bastarme a mí mismo. Sé en verdad pasarlo con escasas provisiones, sé en verdad tener abundancia. En todo y en toda circunstancia he aprendido el secreto tanto de estar lleno como de tener hambre, tanto de tener abundancia como de estar en escasez.” El carecer de algo no lo amargó, el tener abundancia no lo arrojó al hoyo del materialismo. Él observó su propio consejo: “Que su manera de vivir sea exenta del amor al dinero, estando contentos con las cosas presentes.” Pablo estuvo contento, fuera que poco o mucho estuviese presente. Sus necesidades materiales eran sencillas, sus riquezas espirituales eran grandes.—Pro. 23:4; Fili. 4:11, 12; Heb.13:5.
24. ¿De qué cosas abundantes podemos derivar placer, y cuáles son las cosas más vitales que se necesitan para hacernos felices?
24 Para ser feliz, recuerde cómo Dios lo hizo a usted, de la tierra, para la tierra. Los placeres verdaderos se hallan en las cosas que Dios hizo: la bóveda negra desde la cual millares de estrellas titilan y brillan, el calor del sol, la frescura de las brisas, la fragancia de las flores, el canto de los pájaros, la gracia de los animales, las colinas onduladas y los riscos que descuellan, los ríos impetuosos y los perezosos arroyos, las praderas lozanas y los bosques tupidos, el brillo de la nieve en el sol y el ruido acompasado de la lluvia en el techo, el chirrido del grillo en el sótano, el canto de la rana en el estanque y el chapoteo de un pez que envía ondulaciones en círculos bajo la luz de la luna. Aun más placer se encuentra en la compañía de personas sociales, pues el hombre fué hecho una criatura social. Un pensamiento bondadoso, un toque compasivo, un ademán o expresión suave, una sonrisa afectuosa y un acto de amor, la risa de un niño cuando juega y el murmullo de un bebé en su cuna, la dignidad y la sabiduría de un anciano rico de experiencias de la vida—éstas son cosas que satisfacen. Lo que somos es lo que cuenta, no lo que aparentamos ser. Es el amor que tenemos, no la posición social. Es lo que podemos dar, no lo que podemos obtener. Es el tesoro en el cielo que tenemos, no el acumulamiento de oro en la tierra. Es el contentamiento con poco en vez de la ansiedad con mucho lo que importa. Es el obtener los pensamientos de Dios para hacernos sabios, el usar esta sabiduría para encauzar nuestro poder, el seguir sus principios para asegurar la justicia y el imitarlo en mostrar amor que supla las necesidades y satisfaga las hambres que él colocó en nosotros. Y todo esto es lo que se necesita para hacernos felices.
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Lo que se necesita para ser feliz siempreLa Atalaya 1958 | 1 de noviembre
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Lo que se necesita para ser feliz siempre
“La sabiduría es para una protección [igual que] el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.”—Ecl. 7:12.
1. ¿Qué manifiesta que es imposible el que las riquezas traigan felicidad duradera?
¿TIENE usted ahora lo que se necesita para ser feliz? Si lo tiene usted, ¿lo tendrá por mucho tiempo? Bajo las mejores circunstancias la vida es corta. Como la hierba que se seca y la flor que se marchita y la sombra que no continúa, el hombre es de pocos días y vuelve al polvo. Cuando se va la vida termina la felicidad. Las riquezas no pueden conservarla. “Aun cuando una persona tenga en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee,” dijo Jesús. Y el salmista declara: “Ni uno solo de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él; (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha cesado hasta tiempo indefinido) de modo que viva todavía para siempre [y] no vea el hoyo. No temas porque algún hombre consiga riquezas, porque la gloria de su casa aumente, pues al morir no puede llevarse absolutamente nada; su gloria no descenderá junto con él mismo. Porque durante su vida siguió bendiciendo su propia alma; (y la gente te alabará porque te haces el bien a ti mismo) ésta gradualmente llega sólo hasta la generación de sus antepasados. Nunca más verán la luz. El hombre terrestre, aunque se le tenga en honor, que no entiende, puede en verdad ser comparado a las bestias que han sido destruídas.”—Luc. 12:15; Sal. 49
NINGUNA FELICIDAD PARA SIEMPRE MEDIANTE ALMA INMORTAL
2. ¿Por medio de qué enseñanza rehusan los hombres enfrentarse al hecho de la muerte, pero qué manifiesta la Biblia?
2 Por no querer enfrentarse al olvido, los hombres han enterrado el hecho de la muerte en la ficción de la inmortalidad. Sus religiones enseñan que el alma humana es inmortal. Así el talón del tiempo no lograría reducirlos completamente a polvo. El desfile de los años que marcha sobre ellos no los hollaría, hundiéndolos en el olvido. El alma continuaría viviendo después que el cuerpo se enmoheciera en el sepulcro. Estarán conscientes después de la muerte, dicen. Pero la Biblia no lo dice: “Su espíritu [o, aliento, margen] sale, él vuelve a su tierra, en ese día ciertamente perecen sus pensamientos.” Creen que sabrán lo que esté sucediendo, pero la Biblia no está de acuerdo: “Porque los que viven están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto, . . . porque no hay ninguna obra ni idear ni conocimiento ni sabiduría en Sheol, el lugar adonde vas.” Su alma inmortal los separa de los animales, enseñan ellos. La Biblia enseña algo diferente: “Pues hay una contingencia con respecto a los hijos del género humano y una contingencia con respecto a la bestia, y ellos tienen la misma contingencia. Como muere el uno, así muere el otro; y todos tienen un solo espíritu [aliento, margen], de modo que no hay superioridad del hombre sobre la bestia, porque todo es vanidad. Todos van a un solo lugar. Desde el polvo todos han venido a la existencia, y todos están volviendo al polvo.” El alma pecaminosa no es inmortal: “El alma que pecare, ésa es la que morirá.” Aun la única alma inmaculada que vivió en la tierra como hombre murió, habiéndose escrito acerca de Jesús: “Derramó su alma hasta la muerte.”—Sal. 146:4; Ecl. 9:5, 10; 3:19, 20; Eze. 18:4, Mod; Isa. 53:12, Mod.
3. ¿Qué bendiciones trae la sabiduría?
3 Si no se cifra en un alma inmortal, ¿en qué se cifra nuestra esperanza de obtener vida? En la sabiduría: “Porque la sabiduría es para una protección [igual que] el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.” Y no sólo vida, sino vida feliz: “Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, porque su adquisición es mejor que la adquisición de plata y los productos de ello aun que el oro. Es más preciosa que los corales, y todos tus otros deleites no pueden ser igualados a ella. Longitud de días hay en su diestra; en su siniestra hay riquezas y gloria. Sus caminos son caminos de agradabilidad, y todas sus carreteras son paz. Es árbol de vida a los que echan mano de ella, y los que se mantienen bien afianzados de ella han de ser llamados felices.”—Ecl. 7:12; Pro. 3:13-18.
LA SABIDURÍA Y PODER DE DIOS
4. ¿Cuál es la substancia de 1 Corintios 1:18-25?
4 Específicamente, ¿cuál sabiduría libra de la muerte y conduce a la vida? ¿Los caminos de quién son agradables y las sendas de quién son paz y los poseedores de qué son felices? 1 Corintios 1:18-25 revela la sabiduría que señala el camino hacia la felicidad sin fin: “Pues el discurso acerca del madero de tormento es insensatez para los que perecen, pero para nosotros que estarnos siendo salvados es el poder de Dios. Porque está escrito: ‘Haré que la sabiduría de los sabios perezca, y echaré a un lado la inteligencia del intelectual.’ ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el polemista de este sistema de cosas? ¿No ha constituído Dios en insensatez la sabiduría del mundo? Pues ya que, en la sabiduría de Dios, el mundo por su propia sabiduría no llegó a conocer a Dios, le agradó a Dios por la insensatez de lo que es predicado salvar a los que creen. Porque tanto los judíos piden señales como los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicarnos a Cristo empalado, para los judíos causa de caída pero para las naciones insensatez; no obstante, para los que son llamados, tanto judíos como griegos, Cristo el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Porque algo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y algo débil de Dios es más fuerte que los hombres.”
5. ¿Es toda la sabiduría humana insensata a la vista de Dios, y consideran toda la sabiduría de Dios insensata los hombres incrédulos?
5 ¿Exactamente qué significa esto? ¿Que toda la sabiduría de los hombres es insensatez a la vista de Dios? A menudo la aplicación de la sabiduría del hombre cura a los enfermos o salva de morir. Hace máquinas que transportan a los hombres sobre el suelo o sobre el mar o a través del aire. Hace posible hogares cómodos con muchas conveniencias. Por medio de ella los hombres pueden transmitir voces y música y hasta películas cinematográficas a través de miles de kilómetros. Cuando se usa apropiadamente la ingeniosidad maravillosa del hombre Dios no la considera insensatez. ¿Cómo podría serlo, cuando fué Dios quien dió al hombre el atributo de la sabiduría? ¿Cómo podría serlo, cuando Jesús dijo que “los hijos de este sistema de cosas son más sabios de manera práctica en el trato con su propia generación que lo que son los hijos de la luz”? Tampoco podemos decir ilimitadamente que los hombres consideran insensata toda la sabiduría de Dios. Se maravillan por la sabiduría divina reflejada en los cielos estrellados, la tierra verde, la fascinadora vida animal y sus propios cuerpos tan ‘asombrosa y maravillosamente formados.’ ¿Qué, entonces, es la sabiduría humana que Dios llama insensata y la sabiduría divina que muchos hombres clasifican como insensatez?—Luc. 16:8; Sal. 139:14, Mod.
6. ¿Qué sabiduría de Dios les pareció insensata a los hombres y qué poder de Dios les pareció débil?
6 Es el habla acerca del madero de tormento lo que les suena débil e insensato a los hombres incrédulos. Cristo empalado, ¡para los judíos una cosa débil! Cristo empalado, ¡para las naciones una cosa insensata! Pero Cristo empalado, ¡para los que están siendo salvados el poder de Dios y la sabiduría de Dios! La muerte de Cristo en el madero de tormento es la sabiduría y el poder de Dios para vencer la muerte y para ponerle fin al sepulcro. ¡Pero Cristo les pareció tan débil a los judíos! Ellos despreciaron su origen humilde. ¿Qué cosa buena había salido alguna vez de Nazaret? Él no se educó en sus escuelas, contradijo sus religiones establecidas, se mezclaba con los pecadores. Cuando estaba agonizando en el madero de tormento lo maltrataron y lo vituperaron como a una cosa débil: “¡A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar!” Y Cristo empalado les parecía tan insensato a los griegos. Despreciaban a Judea; por eso, ¿por qué esperar que la salvación proviniera de ese lugar? Se mofaban y menospreciaban una doctrina que enseñaba que la salvación provenía de la muerte vergonzosa de un judío despreciado. Se enorgullecían de su charla filosófica, estando siempre dispuestos a escuchar algún discurso extravagante o lenguaje florido o retórica de alto vuelo acerca de la evolución o de la inmortalidad del alma, pero poco dispuestos a escuchar lo que ellos consideraban charlatanería insensata acerca de Jesús por judíos ignorantes e indoctos.—Mat. 27:42.
7. ¿Qué sabiduría de los hombres es insensata a la vista de Dios?
7 De modo que los judíos podrían considerar débil a Jesús el Rescate y los griegos podrían pensar en ello como insensato; no obstante, esta cosa insensata de Dios es más sabia que cualquier proyecto de los hombres para efectuar la salvación, y esta cosa débil de Dios es más fuerte que cualquier esfuerzo de los hombres por eludir la muerte. Cuando los sabios producen enseñanzas con que quisieran nulificar o reemplazar a Cristo como rescate o como Rey, cuando ellos por medio de sus proyectos se proponen hacer lo que sólo el rescate o reino de Cristo efectuará, entonces su sabiduría es insensata e inútil a la vista de Jehová. Deben deshacerse de tal insensatez para que puedan llegar a ser verdaderamente sabios, aceptando a Cristo empalado, la sabiduría y el poder de Dios. Por eso Pablo aconseja: “Nadie se esté seduciendo a sí mismo: Si alguien entre ustedes piensa que es sabio en este sistema de cosas, que se haga insensato, para que se haga sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; porque está escrito: ‘Él prende al sabio en su propia astucia.’ Y otra vez: ‘Jehová conoce que los razonamientos de los sabios son inútiles.’”—1 Cor. 3:18-20.
8. En general, ¿a qué clase llama Dios y a qué clase rechaza, y por qué?
8 A causa de que los sabios mundanos consideraban a Cristo empalado como débil o insensato, Pablo dijo también: “Pues observen su llamada de ustedes, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, no muchos poderosos, no muchos nobles; sino que Dios escogió las cosas insensatas del mundo, para avergonzar a los sabios, y Dios escogió las cosas débiles del mundo, para avergonzar las cosas fuertes; y Dios escogió las cosas innobles del mundo y las cosas despreciadas, las cosas que no son, para anonadar las cosas que son, con el fin de que ninguna carne se jacte a la vista de Dios.” Pablo no menosprecia el conocimiento. Él era educado. Él insta a los cristianos a estudiar. No toda la sabiduría del hombre es insensata. Pero cuando trata de echar a un lado la sabiduría y el poder de Dios es insensata y débil y quien posee tal sabiduría es sabio sólo en su propio concepto.—1 Cor. 1:26-29.
9. ¿Qué es cierto acerca de millones de personas hoy día que los coloca en la clase de los judíos y griegos del tiempo de Pablo?
9 Como hicieron los antiguos griegos, hoy millones de personas menosprecian el rescate como insensato y acuden a sus filosofías y ciencias para obtener sabiduría. Como hicieron los judíos religiosos, ahora millones de personas repudian el rescate como débil y se adhieren a las tradiciones y a los credos para obtener poder. Una publicación religiosa dice: “Hablando estrictamente, la muerte de Cristo no era necesaria para la salvación humana.” The Christian Beacon citó estas palabras del prominente ministro Harry Emerson Fosdick: “Naturalmente que no creo en el Nacimiento Virgen, o en esa anticuada doctrina substitutiva de la Expiación; y no conozco a ningún ministro cristiano inteligente que lo crea.” El ministro Lloyd C. Douglas dijo en su libro The Living Faith: “Les he dicho que este punto de vista tradicional de la expiación . . . era injustificable porque no había base adecuada para el relato de Adán.” En su mayor parte, todavía son “las cosas despreciadas, las cosas que no son,” las personas a quienes se considera una nada o personas insignificantes, las que creen, mientras que “las cosas que son,” los personajes a los ojos de este mundo, rechazan la sabiduría y el poder de Jehová.
CONSIGUIENDO FELICIDAD PARA SIEMPRE
10. ¿Qué tenemos que hacer para lograr que se nos impute el mérito de Cristo empalado?
10 ¿Cómo logramos que se nos impute el mérito de Cristo empalado? Hebreos 5:9 declara: “Vino a ser responsable por la salvación eterna de todos los que le obedecen.” ¿Qué mandamientos dió él que tenemos que obedecer? “Serán testigos míos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles que observen todas las cosas que yo les ha mandado.” “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.”—Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20; 24:14.
11. Para obedecer estos mandamientos, ¿qué tenemos que hacer, y por qué es esto sabio?
11 Para obedecer estos mandamientos tenemos que estudiar privadamente, reunirnos y estudiar con otros, y luego recibir entrenamiento en la obra de testificar. Después de recibir todo esto gratuitamente, gratuitamente se lo hacemos disponible a otros. El mundo en general pensará que esta predicación es débil e insensata, pero en tiempos pasados “le agradó a Dios por la insensatez de lo que es predicado salvar a los que creen” y todavía le agrada esto. Puede que los judíos en el tiempo de Jesús lo hayan considerado un tropiezo y las naciones hayan pensado en su muerte como insensatez, y los pueblos hoy resistan obstinadamente la provisión del rescate de Jesús y los clérigos modernistas de la cristiandad la llamen insensatez; pero prescindiendo de lo que todos estos sabios según el mundo digan no hay ningún otro nombre dado bajo el cielo mediante el cual podamos obtener felicidad duradera, porque “no hay otro nombre bajo el cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual hayamos de ser salvos.”—Hech. 4:12.
12. ¿Por qué es demasiado tarde el arrepentimiento en el lecho de muerte, y qué manifiesta que la riqueza no puede librar en el Armagedón?
12 Usted puede estar feliz ahora. Con alimento y ropa y abrigo en abundancia usted puede sentirse seguro. Pero cuando llegue el día de la muerte para usted, ¿cuán feliz estará usted? ¿Qué dará usted por su vida? ¿Una ofrenda de arrepentimiento en el lecho de muerte? Eso es tan inútil como la ficción del alma inmortal. Es demasiado tarde para acumular tesoro en el cielo mediante servicio obediente a Jehová y acatamiento de los mandamientos de Cristo, y el tesoro terrenal de plata y oro no puede rescatarlo a usted. Quizás el tiempo para la escena del lecho de muerte de usted llegue en la guerra del Armagedón de Jehová. La riqueza acumulada por el materialismo no librará a sus víctimas: “Arrojarán su plata por las calles, y su oro será como cosa asquerosa; su plata y su oro no podrán librarlos en el día de la ira furibunda de Jehová.” ¿Cuál es el derrotero de sabiduría para ahora y para el futuro?—Eze. 7:19, Mod.
13. ¿Qué necesitamos para ser felices ahora, y qué necesitamos para obtener felicidad para siempre?
13 Nosotros no tratamos de gobernar un barco en la tierra o de manejar un automóvil en el océano o de guadañar un prado con una máquina de escribir. No debemos tratar de obligarnos a hacer aquello para lo que no estamos hechos. Algo de comer y beber y dinero es correcto, pero Dios no nos diseñó para ser glotones o borrachos o materialistas codiciosos. El jugar un poco es bueno, pero no hemos de convertirnos en buscaplaceres inútiles. Tenemos que estudiar para obtener sabiduría concerniente a Jehová, tenemos que trabajar en su servicio, tenemos que obrar justamente para con todos, y tenemos que tenernos amor a nosotros mismos y al prójimo y a Dios. Necesitamos algunas cosas materiales, pero sin materialismo. Necesitamos algún dinero, pero no necesitamos la comezón del dinero. Necesitamos el espíritu de Jehová; por eso haga usted lugar para éste. Tenemos el impulso de adorar; por eso responda a éste celosamente. Si hacemos esto, seremos felices ahora. Pero, ¿qué hay si morimos y tornamos al polvo? ¿Qué puede hacer feliz al polvo? Nada, a menos que Jehová nos haga volver del polvo a la vida otra vez. Y él hará eso sólo si nos hemos aprovechado del único rescate adecuado, efectivo, poderoso. De modo que, ¿qué se necesita para hacernos felices para siempre? Se necesita a Cristo empalado, la sabiduría de Dios y el poder de Dios. ¡Abrácelo ahora!
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Son inadecuados los remedios materialesLa Atalaya 1958 | 1 de noviembre
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Son inadecuados los remedios materiales
En The Humanities After the War (Las humanidades después de la guerra) W. Mac-Neile Dixon escribe: “Aunque se dediquen a ella durante días de fatiga y noches de desvelo, la búsqueda por remedios materiales para calmar o curar nuestras angustias espirituales no puede terminar más que en una sola cosa—fracaso. Tendrá que hacerse mucho más que alimentar a los hambrientos, alojar a los pobres, vestir a los necesitados, sin considerar cuán generosamente ideados sean estos empeños ni cuán devota sea su administración. Se acerca el día en que tendrá que aceptarse la gran verdad, y hasta la fecha no se ha proclamado otra mayor, de que ‘no de pan solamente vive el hombre.’ Cuando esto sea aceptado, y no antes, se colocará la piedra de cimiento de una civilización digna del nombre.”
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Palabras duras para el mundoLa Atalaya 1958 | 1 de noviembre
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Palabras duras para el mundo
El libro A Week on the Concord and Merrimac Rivers escrito por Henry David Thoreau fué publicado en 1849, pero contiene un pasaje muy al día para este mundo entregado al materialismo: “Es notable que, a pesar del favor universal con que aparentemente se recibe el Nuevo Testamento . . . no se muestra nada de hospitalidad, no existe aprecio alguno del orden de la verdad de que éste trata. No conozco otro libro que cuente con tan pocos lectores. No hay otro que sea tan verdaderamente extraño, y herético, y falto de popularidad. . . . Hay, en realidad, cosas severas en él. . . . ‘Buscad primeramente el reino de los cielos.’ ‘No os alleguéis tesoros sobre la tierra.’ ‘Si quieres ser perfecto, véte, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo.’ ‘Porque ¿qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo, mas perdiere su alma?’. . . ¡Piense en repetir estas cosas a un auditorio de Nueva Inglaterra! . . . Léase solamente una de estas oraciones de la manera correcta, desde cualquier púlpito del país, y no quedaría una sola piedra sobre otra de ese templo.”
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