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  • La felicidad... ¿en qué está la clave?
    La Atalaya 1981 | 1 de octubre
    • La felicidad... ¿en qué está la clave?

      “¿ESTÁ su vida llena de problemas?” Muchas personas contestarían: “¡Seguro!” ¿Diría usted lo mismo?

      Aunque tengamos el punto de vista equilibrado de que todos disfrutamos de cierta medida de felicidad o placeres en la vida, puede que sintamos que los problemas eclipsan nuestra felicidad.

      Los problemas pueden ser diversos. Para muchas personas, su principal problema tiene que ver con el dinero... la inflación, las deudas, inseguridad respecto a empleo, conseguir vivienda adecuada según los ingresos. Sin embargo, quizás usted haya visto que hasta personas que parecen tener seguridad económica pueden perder la felicidad por problemas de familia o matrimoniales. Muchos jóvenes tienen problemas relacionados con el sexo, el alcohol o las drogas. Y a menudo la salud quebrantada y la soledad entristecen a los de edad avanzada.

      Puede que el sueño de algunas personas sea: ‘Si tan solo hubiera una clave sencilla para la felicidad.’ Sin embargo, usted probablemente comprenda que hay pocas soluciones fáciles e instantáneas a nuestros problemas. Aun así, hay prueba abundante de que hay una clave para el logro de la felicidad.

      ¿QUÉ HACER CON ESOS PROBLEMAS?

      Muchas personas buscan desesperadamente consejo experto para evitar los problemas que pudieran privarlas de la felicidad. Algunas buscan consejo en las columnas que se publican con ese fin en los periódicos. O quizás lean el último libro sobre cómo ayudarse uno mismo. Otras buscan ayuda de alguna persona mayor, de alguien de quien se espera que tenga más experiencia y sabiduría. (Compare con Proverbios 20:29; Tito 2:3, 4.) Aunque puede ser que se obtenga algún beneficio de esto, hay otra fuente de ayuda que lógicamente encierra mayor promesa de conducirnos a felicidad verdadera.

      Esa fuente es el Creador de la humanidad. ¿No es cierto que no hay sicólogo, consejero matrimonial, escritor o columnista de periódico que sepa más de la vida que él? Él creó a nuestros primeros padres humanos, así que conoce cabalmente nuestra hechura física, mental y emocional. Bien dijo un escritor de la antigüedad: “Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos.” (Sal. 100:3) Nuestro Creador conoce mejor que cualquier médico o consejero humano lo que pasa en nuestro interior. Él sabe por qué hacemos las cosas que hacemos y lo que puede hacernos realmente felices.—1 Sam. 16:7.

      También podemos tomar en cuenta la experiencia que posee Dios. Él no está limitado, como es el caso de hasta los mejores consejeros humanos, a relativamente pocos años de experiencia. Él ha estado observando todos los problemas de la humanidad desde el tiempo de los primeros humanos. Conoce la suma de los fracasos y los logros humanos. La Biblia nos informa: “Desde los cielos Jehová ha mirado, ha visto a todos los hijos de los hombres. . . . Ha mirado con fijeza a todos los que moran en la tierra. . . . Está considerando todas las obras de ellos.”—Sal. 33:13-15.

      Con todo, preguntamos:

      ¿CUÁL ES LA CLAVE PARA LA FELICIDAD?

      Para decirlo sin rodeos: La clave para la felicidad verdadera es hacer las cosas a la manera de Dios.

      Pero, ¿qué significa eso? ¿Qué deberíamos hacer, en realidad?

      Pues bien, ciertamente no significa adoptar cierta actitud de santurronería religiosa o simplemente presentar una apariencia externa de piedad. Eso ni produce verdadera felicidad ni trae la aprobación de Dios. (Mat. 23:2, 25-28) En lugar de eso, tenemos que aceptar el consejo que Dios da en su Palabra escrita y entonces esforzarnos por aplicarlo... ésa es la clave de la felicidad duradera.

      Nuestro Creador conoce íntimamente lo que nos hace feliz o lo que arruina nuestra felicidad, y amorosamente ha revelado tales asuntos en las Escrituras. En consecuencia, para hallar más felicidad debemos tratar de hacer lo que Dios dice en su Palabra que es bueno, y evitar lo que él nos aconseja que evitemos.

      Esto da resultados. De hecho, ahora mismo hay millones de personas en la Tierra que saben esto por experiencia propia. No, estas personas no están aisladas de los problemas de la vida ni son inmunes a ellos. Tienen problemas en la vida. Pero, porque tratan de hacer las cosas a la manera de Dios, en muchos sentidos sus problemas son menos y de menos gravedad que los de las personas en general. Si usted desea escuchar algunos testimonios personales de esto, hable con los testigos de Jehová.

      Verá que ellos conocen por experiencia propia la veracidad de lo que se dice en los Salmos, donde leemos:

      “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos, . . . Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová.” “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto.”—Sal. 1:1, 2; 19:7.

      Corroboremos eso. ¿Cómo? Examinando brevemente cómo estos recordatorios pueden ayudar a usted y a otras personas a enfrentarse a algunos problemas comunes y vencerlos. Mientras considera el siguiente artículo, vea si no concuerda con esta verdad: La clave de la felicidad verdadera es hacer las cosas a la manera de Dios.

  • ¡Usted puede hallar la felicidad!
    La Atalaya 1981 | 1 de octubre
    • ¡Usted puede hallar la felicidad!

      ¿LE PARECE que los problemas siempre le arruinan la felicidad? Eso les sucede a muchas personas.

      Como resultado de ello, algunas ‘arrancan cuanto se les presenta enfrente como obstáculo’ y hacen casi cualquier cosa para obtener excitación o para conseguir algún grado de felicidad. Otras se resignan a una vida de problemas, con la esperanza de obtener un futuro feliz en nirvana, el cielo o en algún otro lugar.

      Aunque Dios nos ofrece un futuro feliz en un justo nuevo sistema, él también desea que hallemos felicidad ahora. ¡Podemos hallarla!—2 Ped. 3:13; Tito 1:2; Heb. 11:6.

      La clave para la felicidad ahora y en el futuro es hacer las cosas a la manera de Dios. Esto es cierto ahora, porque al seguir el camino de Dios podemos evitar problemas que pudieran arruinar nuestro disfrute de la vida. Y el hacer las cosas a la manera de Dios produce un modo de vida que hace que la vida cotidiana sea más placentera ahora. Para verlo desde un punto de vista más real, consideremos dos problemas comunes... el del dinero y el de la soledad... y veamos cómo el consejo de Dios y el modo de vivir cristiano nos pueden ayudar a ser felices.

      AYUDA PARA RESOLVER PROBLEMAS MONETARIOS

      Usted sabe cuán necesario es el dinero. Un escritor de la Biblia lo expresó de este modo: “El pan es para disfrutarlo, y el vino para gozar de la vida; mas para eso hace falta dinero.” (Ecl. 10:19, Versión Popular) Con la inflación, la vida se hace cada vez más cara. ¿Qué ayuda puede dar la Biblia?

      Por un lado, la aplicación de las enseñanzas de la Biblia puede ayudarle a tener un empleo y a ganar el dinero que usted necesita. Por ejemplo, las Escrituras enfatizan el valor de la diligencia y la honradez.

      “El perezoso tiene anhelos, pero no obtiene nada: al diligente se le provee abundantemente. ¿Has visto a un hombre hábil en su trabajo? Entrará al servicio de reyes.”—Pro. 13:4; 22:29, “Moffatt.”

      “Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo.”—Efe. 4:28.

      “Tengan como meta el vivir una vida tranquila, atender a los asuntos propios y ganarse su propio sustento, . . . Así. . . no tendrán que depender de nadie para tener lo que necesitan.”—1 Tes. 4:11, 12, “Today’s English Version.”

      Piense en lo práctico que es ese consejo. Sí, es cierto que algunas personas prosperan por medio de hacer trampas, robar y sobornar, o por valerse de amigos influyentes. Pero generalmente, y a la larga, al que aplica ese consejo bíblico le va mejor que a los que ignoran tal consejo. ¿Por qué?

      Probablemente usted haya notado que los patronos y los administradores a menudo se quejan de que los empleados llegan tarde, de que holgazanean o que no son dignos de confianza. Por eso, la persona que por aplicar el consejo de Dios es puntual, trabaja duro y es honrada suele encontrar empleo y ser estimada por el trabajo que hace. Puede que se le pague más y es probable que conserve el empleo cuando se despida a otros empleados. Reflexione sobre estos dos casos:

      El administrador de una tienda de electrodomésticos de Sudáfrica reunió a todo el personal africano de la tienda y lo despidió a causa de que los empleados estaban hurtando. Pero al día siguiente un empleado que se dirigía en el tren de siempre al trabajo se encontró con otro compañero de trabajo y le preguntó: ‘¿Cómo se explica que vayas a trabajar?’ La respuesta fue que el administrador le había dicho en privado que por su honradez había hecho una excepción de él. Lo mismo había sucedido en el caso del primer empleado. Cuando ambos llegaron al trabajo, encontraron a un tercer empleado a quien se le había dicho lo mismo. Todos eran cristianos verdaderos.

      El director de una empresa británica de construcción de carreteras le dijo a Robert que cuando alguien telefoneara le dijera que el director no se hallaba allí. Pero cuando Robert recibió una llamada para el director explicó al que llamaba que el director estaba ocupado. Cuando se le criticó por esto, Robert explicó que como testigo de Jehová no podía mentir. (Efe. 4:25) Más tarde, cuando a Robert se le estaba considerando para una promoción, un colega suscitó dudas en cuanto a la honradez de Robert. Pero el director lo defendió con pruebas. Robert obtuvo la promoción.

      El seguir el consejo de la Biblia puede ayudar a usted en otros sentidos a evitar problemas en cuanto a dinero o a saber manejarlos y, por lo tanto, puede acrecentar su felicidad.

      La Palabra de Dios nos advierte enfáticamente acerca del peligro de tomar dinero prestado. Dice: “Esclavo del prestamista es el prestatario.” (Pro. 22:7, Cantera-Iglesias) A pesar de que la Biblia no prohíbe el tomar prestado, esta clase de consejo sabio es otra ayuda respecto a resistir las tentaciones de comprar al fiado, cuando esto solo puede resultar en tener que pagar altos recargos y en contraer deudas.

      La Biblia insta a los adoradores verdaderos a respetar y cuidar la propiedad de otros. Eso también indica que la limpieza es importante. (Deu. 22:1-4; 23:12-14; Éxo. 30:18-21) Suele suceder que a los cristianos que cuidan debidamente de la casa que han alquilado se les considere buenos inquilinos, y puedan alquilar una casa por menos dinero. En relación con esto viene este informe de una capital africana.

      Una familia cristiana mantuvo su hogar limpio y pagó el alquiler puntualmente. (Rom. 13:8) Cuando estaban a punto de mudarse, presentaron al dueño de la casa otra familia de la congregación. El dueño de la casa normalmente aumentaría en gran manera el alquiler en un caso como aquél, pero como sabía que estas personas eran confiables y limpias, les alquiló la casa por la misma cantidad de dinero, que es casi la mitad de lo que se paga por las casas en ese sector.

      Otra manera de aumentar la felicidad mediante la aceptación del consejo de Dios es evitando ciertos hábitos y prácticas que causan ruina económica. Uno de éstos es el de beber en exceso, incluso la borrachera, que la Biblia condena. Las bebidas alcohólicas son muy costosas, y la borrachera es causa de muchas ausencias del trabajo y de muchos accidentes. Veraz es la advertencia bíblica: “No seas de los que se emborrachan de vino... porque borracho y glotón se empobrecen y el sopor se vestirá de harapos.” (Pro. 23:20, 21, Biblia de Jerusalén) Así que al hacer las cosas a la manera de Dios se pueden disminuir o evitar problemas financieros y, en muchos sentidos, se puede ser más feliz.

      Finalmente, damos el mayor paso hacia la felicidad cuando aceptamos el punto de vista de Dios sobre las posesiones materiales o las riquezas. ¿Significa esto que tenemos que renunciar al dinero? No, porque el dinero puede ser una protección. (Ecl. 7:12) No obstante, la Palabra de Dios da énfasis al contentamiento. Siguiendo este mismo hilo, Jesús nos da el consejo de que no nos esforcemos por conseguir riquezas, y de que estemos satisfechos con lo que tenemos o con lo que podamos conseguir de manera razonable. Aparte un tiempo para leer las significativas palabras sobre este tema registradas en Lucas 12:22-31. Además, la Biblia nos amonesta: “Teniendo alimento y con qué cubrirnos, estemos contentos con esto.” (1 Tim. 6:8, Versión Hispano-americana) Eso es muy provechoso. De hecho, hasta los sicólogos modernos se están dando cuenta de que si se tiene este punto de vista sobre el dinero se es una persona más feliz.

      ENFRENTÁNDOSE A LA SOLEDAD

      Pero, ¿qué hay si su infelicidad no se debe a problemas económicos, sino a la desalentadora soledad? Aunque personalmente eso no sea lo que suceda en su caso, probablemente sí lo sea para muchos conocidos suyos. En una encuesta que abarcó a 52.000 personas, más del 40 por ciento dijo que “a menudo se sienten solas.” La soledad es el sentimiento que con mayor consecuencia estropea la felicidad de viejos y jóvenes, hombres y mujeres.

      Puesto que este problema podría deberse a la falta de parientes cercanos o amigos, ¿qué ayuda puede dar a este respecto el hacer las cosas a la manera de Dios? ¿Qué dice la Biblia sobre esto que pueda aumentar la felicidad?

      En primer lugar, la soledad a menudo produce depresión y pérdida de dignidad personal. Pero si uno se interesa en hacer las cosas a la manera de Dios cultiva una buena relación con Él. Esto puede ayudar a aliviar la soledad, porque uno adquiere un sentido de dignidad verdadera, al saber que nuestro Creador se interesa personalmente en uno y está dispuesto a ayudarle.—Mat. 18:10.

      Además, la Biblia va más allá del consejo común que se da a las personas que están solas —de que “se mantengan ocupadas”— al instar a los cristianos a estar activos en buenas obras. Sírvase leer Hechos 9:36-42, donde se muestra que una cristiana que pudo haber sido víctima de la soledad siguió este consejo. Vea que ella dedicó su tiempo a hacer cosas para otros. Mientras tanto, se granjeó la amistad de muchos cristianos amados y obtuvo la felicidad que viene del dar.—Hech. 20:35.

      El enseñar a otros la verdad de la Palabra de Dios es obra buena y un modo de dar que distingue al cristianismo verdadero. Mantiene a los cristianos celosos ocupados en algo provechoso. Esta obra pone al cristiano en comunicación con una variedad de personas. Y es algo que produce inmensa satisfacción, porque así él está ayudando a otras personas a acercarse a Dios y adquirir felicidad. Por eso, aunque el proclamar las “buenas nuevas” públicamente es una obligación —una parte de hacer la voluntad de Dios ahora— también es una fuente de felicidad personal.

      Dios también insta a los cristianos a reunirse con regularidad para estudiar la Biblia y para tener compañerismo. (Heb. 10:24, 25) Aunque el sencillamente estar alrededor de otras personas no necesariamente es la solución total del problema de la soledad, el asociarse regular y afectuosamente con cristianos amorosos ciertamente ayuda. La experiencia prueba esto. Le animamos a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Observará que el seguir el consejo de la Biblia está ayudando a muchos a enfrentarse a la soledad, y también a manejar problemas que tienen que ver con: dinero, matrimonio, tensión y varios factores que comúnmente destruyen la felicidad.

      Mientras el presente sistema de cosas exista, se puede esperar que haya problemas. Pero en lugar de resignarse usted a este hecho o de tratar de enfrentarse a los problemas probando métodos inseguros, ¿por qué no hace lo que positivamente resultará en éxito y en mayor felicidad? En otras palabras, aprenda acerca del modo de pensar de Dios y a aplicarlo en la vida. Como millones de personas de todo el globo terráqueo lo saben ahora por experiencia propia, esto le ayudará a evitar muchos problemas comunes y a enfrentarse más eficazmente a los otros problemas. Así usted verá que el camino a la felicidad no está cerrado. Usted habrá hallado y utilizado la clave de la felicidad.

      Como resultado de esto tendrá una vida más significativa, la aprobación de Dios y mayor felicidad.

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