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¿Es así como se halla la felicidad?¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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¿Es así como se halla la felicidad?
MUCHOS van a extremos en la búsqueda de la felicidad. Considere, por ejemplo, el caso de Catalina Fieschi. Pertenecía a una familia acaudalada de Italia; era inteligente y muy religiosa. Puesto que sufrió de depresión mental debido a infelicidad en el matrimonio, esta joven trató de conseguir alivio por medio de la diversión alegre y las comodidades de las cuales podía disfrutar debido a su posición en la sociedad.
Sin embargo, aquello cambió cuando Catalina cumplió los 26 años de edad. En aquel tiempo la joven experimentó lo que se ha denominado una “conversión.” Después de eso “hizo grandes penitencias, de modo que mortificó todos sus sentidos. . . . En cuanto percibía que su naturaleza deseaba cierta cosa, en seguida se privaba de ella. . . . Llevaba [una prenda de vestir de] pelo basto, no comía carne ni ninguna otra cosa que apeteciera; no comía fruta, ni fresca ni seca . . . y vivía en gran sumisión a toda persona, y siempre trataba de hacer las cosas que fueran contrarias a su propia voluntad.”
Ese relato viene de la biografía de la que llegó a ser conocida por el nombre de “Santa Catalina de Génova.” Cuando se le preguntaba la razón por la cual se atormentaba a sí misma, contestaba: “No sé, pero en mi interior me siento impelida a hacerlo . . . y creo que es la voluntad de Dios.” Creía que el atormentarse era un medio de lograr la purificación a fin de conseguir el favor de Dios y la verdadera felicidad.
El español conocido como “San Juan de la Cruz” abrigaba un punto de vista parecido a éste. Él recomendó, entre otras cosas, que la gente buscara ‘no lo que tenga el sabor más grato, sino el sabor más desagradable; no lo que más agrade, sino lo que repugne; no lo que sea más alto y más precioso, sino lo que sea más bajo y más despreciable; no lo mejor de todo, sino lo peor.’ Dio este consejo: ‘Despréciate, y desea que otros te desprecien; habla en perjuicio de ti mismo, y desea que otros hagan lo mismo; concibe una opinión baja de ti mismo, y considéralo bueno cuando otros opinen lo mismo de ti.’ Aún hoy día algunos opinan de manera parecida.
Pero, ¿es esa extremada humillación de uno mismo el modo de hallar la felicidad verdadera y duradera? No según lo que nos dice la Biblia. El apóstol Pablo escribe:
“Una vez que habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo ¿por qué sujetaros, como si aún vivierais en el mundo, a preceptos como ‘no tomes’, ‘no gustes’, ‘no toques’, cosas todas destinadas a perecer con el uso y debidas a preceptos y doctrinas puramente humanos? Tales cosas tienen una apariencia de sabiduría por su piedad afectada, sus mortificaciones y su rigor con el cuerpo; pero sin valor alguno contra la insolencia de la carne.”—Col. 2:20-23, “Biblia de Jerusalén.”
La extremada ‘mortificación’ de uno mismo es un engaño, y solo tiene “apariencia de sabiduría.” No agrada a Dios ni sirve de modo alguno para lograr la felicidad.
¿Qué se puede decir acerca de ir al otro extremo y vivir principalmente para los placeres? ¿Es así como posiblemente se halla el verdadero gozo de vivir? Muchos creen que sí. En el siguiente artículo se exponen algunas de las atrevidas acciones en las que participan éstos en busca de placeres.
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El juego es su todo¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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El juego es su todo
LA BODA atrajo a centenares de espectadores. Durante la procesión, los observadores cantaron la marcha nupcial. Las palabras que el alcalde usó en la ceremonia variaron algo de lo acostumbrado, y la razón fue obvia a todos los concurrentes. La ocasión no era el casamiento de personas, sino de dos crustáceos conocidos como paguros o ermitaños.
El entero acontecimiento fue idea de los residentes de Ocean City, Nueva Jersey (E.U.A.), como un divertido pasatiempo. Este acontecimiento hace resaltar el hecho de que hoy día hay una creciente obsesión respecto al ocio. Muchos están resueltos a hacer del juego su todo.
En los Estados Unidos hay quienes se refieren a las actividades de las horas de ocio como la industria número uno del país. A pesar de los tremendos aumentos en el costo de la vida, el dinero que se gastó con relación al ocio aumentó de 58.300.000.000 de dólares en 1965 a 160.000.000.000 de dólares en 1977. “Los Estados Unidos están desarrollando una mentalidad orientada hacia el ocio,” comentó una persona a quien el Departamento de Comercio de los EE. UU. encargó un análisis respecto al ocio. “Este auge actual no da señas de menguar.” Se cree que para 1985 los norteamericanos estarán gastando 300.000.000.000 de dólares al año en actividades de recreo.
En busca de nuevos modos de jugar
En los últimos años se ha notado un aumento extraordinario en los modos en que la gente emplea las horas en que no trabaja. Por ejemplo, en los Estados Unidos un grupo ha establecido un “campamento primitivo” en el cual solo se permite usar artículos que se hayan perfeccionado antes de 1820. Los campistas pasan dos semanas en trajes típicos de la época de las guerras de ese país contra los franceses y los amerindios.
Entonces hay la Sociedad para Anacronismos Creadores. Durante las horas de ocio sus miembros se visten y viven a la usanza de la Edad Media. Se dividen en cuatro “reinos” que están subdivididos en zonas más pequeñas como, por ejemplo, baronías y provincias. Tienen entre sus actividades combates en los cuales los participantes visten armadura completa, pero llevan armas embotadas. Se escoge a alguien para que juzgue si el golpe habría lisiado a la víctima o habría sido fatal si se hubiese dado con un arma verdadera.
Otra innovación humorística es la ‘carrera de bañeras.’ En el lago Saranac, Nueva York, los individuos sujetan motores exteriores a unas bañeras y se la pasan cruzando velozmente el lago en una bañera rugiente. Esto se parece a la actividad de un grupo que se llama la Asociación de Carreras “Escarabajos Acuáticos Americanos.” Sin embargo, en vez de usar bañeras para ir con celeridad sobre las olas esta organización emplea automóviles Volkswagen (los llamados “escarabajos”) desechados. Después de quitar al vehículo la parte superior y hacerlo a prueba de agua, sujetan una hélice al árbol motor.
¿Por qué tanto interés en el ocio?
¿Por qué hay tanto interés hoy día en las actividades de las horas de ocio? Algunos dan una respuesta inesperada. “El significado del trabajo ha cambiado,” hace notar el Dr. John W. Churchill, del Departamento de Estudios del Ocio de la Universidad de Maryland. “Creo que tenemos el deseo compulsivo de ser productivos, de lograr, de producir. Creo que es una necesidad muy elemental. Puesto que a muchísimas personas se les hace imposible lograr esto en su empleo, solo en el ocio ven la posibilidad de alcanzar éxito.” El Dr. Churchill ve el énfasis actual en el ocio como “un cambio hacia la productividad,” más bien que un alejarse de ella.
Otra razón del aumento de interés en el ocio hoy día es que muchas personas han dejado de considerar el éxito en términos de ingresos o de posición en la comunidad. Más bien, miden el éxito según el concepto que tienen de sí mismas como resultado de sus extravagantes actividades durante las horas de ocio. No solo tienen el deseo de jugar, sino también de adquirir reconocimiento debido a las atrevidas actividades con que se entretienen.
Otra razón más profunda del mucho interés en el ocio es la reciente explosión de interés en el “yo.” Pero, ¿es incorrecto el que uno se interese en sí mismo? ¿Tiene algo de malo el que uno despliegue esa actitud por medio de divertirse? No necesariamente. El que uno tenga cierta medida de interés en sí mismo y en el recreo sano es provechoso. Pero, como se mostrará en el siguiente artículo, muchas veces asoma el desmán en la búsqueda de diversión.
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Cuando jugar no compensa¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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Cuando jugar no compensa
CONTRARIO a lo que algunos piensan, la Biblia no condena el que uno se divierta o pase un buen rato. Al ejecutar su primer milagro, Jesús contribuyó a la alegría de una fiesta de bodas; proveyó vino cuando el abastecimiento de esta bebida se había agotado. (Juan 2:1-11) La acusación falsa que contra Jesús levantaron sus adversarios, en el sentido de que se embriagaba y era glotón, muestra claramente que a menudo Jesús estuvo presente en ocasiones festivas.—Mat. 11:19.
Las Escrituras nos animan a esforzarnos por disfrutar de la vida. “Yo mismo encomié el regocijo,” declara un sabio escritor de la Biblia, “porque el hombre no tiene nada mejor bajo el sol que comer y beber y regocijarse, y que esto lo acompañe en su duro trabajo durante los días de su vida, que el Dios verdadero le ha dado bajo el sol.”—Ecl. 8:15.
Pero, ¿qué hay si se exagera en el deseo de disfrutar de ocio y en las actividades que causan placer? ¿Qué hay si los placeres se convierten en la actividad principal de la vida de uno? En estos casos la diversión no paga los beneficios esperados en la forma de descanso, recuperación de energías y disfrute. Al contrario, el resultado puede ser daño a uno mismo y a otros.
Daño a uno mismo
Muchos pasan sus horas de ocio consumiendo bebidas alcohólicas en exceso. El libro bíblico de los Proverbios contiene una descripción gráfica del daño que proviene de eso:
“¿Quién sufre? ¿Quién se queja? ¿Quién anda en pleitos y lamentos? ¿Quién es herido sin motivo? ¿Quién tiene turbia la mirada? El que no abandona jamás el vino y anda inventando nuevas bebidas. No te fijes en el vino. ¡Qué rojo se pone y cómo brilla en la copa! ¡Con qué suavidad se resbala! Pero al final es como una serpiente que muerde y causa dolor. Te hará ver cosas extrañas, y pensar y decir tonterías; te hará sentir que estás en alta mar, recostado en la punta del palo mayor, y dirás: ‘Me golpearon, y no lo sentí; me azotaron, y no me di cuenta; pero en cuanto me despierte iré en busca de más vino.’”—Pro. 23:29-35, Versión Popular.
Sin embargo, los efectos dañinos de abusar de las bebidas alcohólicas son solamente un aspecto de los perjuicios personales que provienen de dar demasiado énfasis al placer. Jon Nordheimer informa lo siguiente en el Times de Nueva York: “El tiempo de ocio y el mejoramiento que ha habido en la situación económica de muchas personas de la clase media han resultado en un incremento en la cantidad de norteamericanos que buscan renovación síquica, ejercicio o simplemente excitación por medio de exponerse a algún grado de peligro so pretexto de recreo.”
El mismo reportero explica que los “estadísticos para la compañía de seguros Metropolitan Life Insurance calculan que aproximadamente 10.000 norteamericanos mueren cada año como resultado de haberse arriesgado, según sus propios planes, en busca de diversión o aventura.” Y esa cifra está aumentando.
“Enferman emocionalmente durante las vacaciones”
El tiempo de ocio también puede resultar en problemas sicológicos. Un artículo de la revista Parade (del 11 de junio de 1978) empieza como sigue: “¿Por qué será que muchas personas enferman emocionalmente durante las vacaciones? ¿Qué hay en el tiempo de las vacaciones que inicie trastornos sicológicos? El Dr. Heinz Brokop, de la Clínica de Innsbruck (Austria), atribuye los desórdenes a la soledad de muchos veraneantes, a los problemas de ajustarse a un nuevo ambiente, al aburrimiento y a la frustración que sigue al período de prepararse para las vacaciones. ‘Tenemos más de 2-1/2, millones de veraneantes,’ explica él, ‘que vienen de todas partes del mundo a visitar a Austria cada año, aparentemente en busca de descanso y solaz. Sin embargo, me mantienen ocupado atendiendo a muchísimos de ellos que hacen todo menos eso.’”
Claro está que el sencillo hecho de que uno tenga tiempo libre disponible no resulta en felicidad. Además, muchas de las maneras en que la gente emplea sus horas de ocio producen trastornos, tanto físicos como mentales. Tristemente, muchos de esos efectos adversos que provienen de las actividades de ocio no están limitados a los daños que los individuos se causan a sí mismos.
Las consecuencias afectan a otros
Lo que uno hace con su tiempo de ocio afecta a otros. Por ejemplo, considere los resultados del turismo en muchos lugares. Puesto que para los turistas hay que tener hoteles, piscinas, lugares para campamentos y carreteras para llegar a ellos, frecuentemente la ecología y la economía de una zona en particular sufren. El escritor Guy Mountfort lo explica como sigue:
“Se desecan los pantanos de valor biológico, se desvían los arroyos, se nivelan nítidamente los contornos accidentados, y se destruye la vegetación natural o se le reemplaza con especies más decorativas traídas del extranjero. Pronto el lugar se parece exactamente a cualquier otro centro de turismo hecho por el hombre... es moderno, de funcionamiento eficaz, de alegría artificial, sin encanto y sin sensibilidad. Aunque eso produce algún empleo en la localidad, por lo general la mano de obra especializada se importa transitoriamente, y gran parte de la ganancia va o a los inversionistas extranjeros o a otras regiones del país.”
Para muchas personas que están de vacaciones el estropear o desfigurar el paisaje natural no tiene importancia. Según Mountfort, en las islas Galápagos “centenares de inscripciones, algunas de ellas en letras de 30 centímetros de alto, han desfigurado por completo muchas rocas y acantilados.” Añada a eso los malos efectos de la contaminación descuidada del aire y el agua, el conducir vehículos bajo los efectos de bebidas alcohólicas, junto con otras manifestaciones de negligencia de parte de los que buscan placeres, y el resultado es verdaderamente lamentable.
¿Cómo puede la gente evitar el peligro de ir a extremos dañinos en su busca de placeres? En el siguiente artículo se presentan algunas pautas útiles.
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Se puede obtener verdadero gozo de la vida¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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Se puede obtener verdadero gozo de la vida
TODO el mundo quiere disfrutar de la vida. Con frecuencia la gente trata de satisfacer este deseo por medio de diferentes formas de recreación durante las horas de ocio. No se puede negar que la recreación puede traer beneficios, tanto mentales como físicos.
Sin embargo, el que durante los últimos años se hayan recibido mejores salarios y haya habido más tiempo de ocio disponible ha conducido a muchas personas a una interesante conclusión. Han aprendido por experiencia que el ‘darse la buena vida’ ni resuelve los problemas ni trae felicidad duradera.
Entonces, ¿cómo puede la gente obtener verdadero gozo de la vida? Será provechoso considerar un experimento que hizo el rey Salomón, quien investigó cuidadosamente las razones por las cuales la mayoría de la gente no ha logrado conseguir verdadera felicidad. Bajo inspiración de Dios, Salomón escribió en el libro de Eclesiastés las experiencias que tuvo y las conclusiones a que llegó. En cuanto a tratar de obtener felicidad por medio de la búsqueda de placeres, escribió:
“Exploré con mi corazón por medio de alegrar mi carne aun con vino, mientras conducía mi corazón con sabiduría, aun para echar mano de la tontería hasta que viese yo qué bien había para los hijos de la humanidad en lo que hacían bajo los cielos por el número de los días de su vida. Me ocupé en mayores obras. Me edifiqué casas; me planté viñas. Me hice jardines y parques, y en ellos planté árboles frutales de toda suerte. Me hice estanques de agua, para regar con ellos el bosque, en que brotaban árboles. Adquirí siervos y siervas, y llegué a tener hijos de la casa. También, ganado, vacadas y rebaños en gran cantidad llegué a tener yo, más que todos los que se hallaron antes de mí en Jerusalén. Acumulé también para mí plata y oro, y propiedad propia de reyes y de los distritos jurisdiccionales. Me hice cantores y cantoras y los deleites exquisitos de los hijos de la humanidad, una dama, sí, damas. Y llegué a ser mayor y aumenté más que cualquiera que se hallara antes de mí en Jerusalén. Además, mi propia sabiduría permaneció mía. Y nada de lo que mis ojos pidieran mantuve yo alejado de ellos. No detuve mi corazón de ninguna clase de regocijo, pues estaba gozoso mi corazón a causa de todo mi duro trabajo, y ésta vino a ser mi porción de todo mi duro trabajo.”—Ecl. 2:3-10.
El escritor bíblico investigó cuidadosamente los sentimientos eufóricos que provienen de tomar bebidas alcohólicas, sentimientos que también se buscan hoy día por medio del abuso de las drogas. Acumuló una gran riqueza y se rodeó de belleza paradisíaca. Investigó todo tipo de disfrute que se pudiera obtener en ratos de ocio, incluso lo mejor del entretenimiento musical y el deleite de “una dama, sí, damas.”
Indicando lo completo de su investigación, Salomón escribe: “Y yo, yo mismo, me volví para ver la sabiduría y la locura y la tontería; pues ¿qué puede hacer el hombre terrestre que venga detrás del rey? La cosa que la gente ya ha hecho.” (Ecl. 2:12) El punto es éste: La investigación de Salomón fue completa, pues como rey tenía disponible suficiente tiempo y recursos. Con mucho menos recursos que el rey, ¿“qué puede hacer el hombre terrestre que venga detrás” de él? Una persona común solo podría abarcar parte de esas actividades, y hacer lo que la gente ya ha hecho. Al individuo que creyera firmemente que podría hallar felicidad genuina por medio de ir en pos del placer, el rey podría contestarle: ‘Ya he hecho eso. No da resultados.’
Es importante notar que Salomón no dijo que toda búsqueda de placer es una perdida de tiempo. Por el contrario, reconoció que obtuvo cierta medida de deleite de lo que hizo (“estaba gozoso mi corazón a causa de todo mi duro trabajo, y ésta vino a ser mi porción de todo mi duro trabajo”). Pero, ¿cuál fue su veredicto en cuanto a hallar felicidad duradera en los placeres que producen el vino, las riquezas, el entretenimiento y cosas similares? Él da una contestación clara: “Y yo, yo mismo, me volví hacia todas las obras mías que habían hecho mis manos y hacia el duro trabajo que había trabajado duro para lograr, y, ¡mira! todo era vanidad y un esforzarse tras viento, y no había nada que sirviese de ventaja bajo el sol.”—Ecl. 2:11.
Esta declaración no se debe tomar como una expresión negativa, pesimista. Más bien, es realista y puede impedir que el individuo desperdicie muchos años de su vida buscando la felicidad de modos que no lo llevan a ella. Por otro lado, el mismo escritor bíblico da excelente admonición positiva en cuanto a cómo obtener verdadero gozo de la vida. Entre las cosas que recomienda está el situar el trabajo y el ocio en la perspectiva correcta.
Trabaje duro, pero “vea el bien”
Después de expresar claramente que el poner énfasis exagerado en los placeres es “vanidad y un esforzarse tras viento,” el sabio escritor bíblico pasa a decir: “En cuanto al hombre no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero. Pues ¿quién come y quién bebe mejor que yo?” (Ecl. 2:11, 24, 25) La Biblia ciertamente ensalza el trabajar duro. “El estúpido está cruzando sus manos [pues se niega a trabajar] y está comiendo su propia carne.” (Ecl. 4:5) Pero es necesario equilibrar el trabajo duro con el ‘ver el bien,’ por medio de disfrutar de los frutos del trabajo de uno. “Mejor es un puñado de descanso,” dice el inspirado escritor, “que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento.”—Ecl. 4:6.
Probablemente usted conozca a personas que trabajan muchas horas extraordinarias cada semana o que tengan dos empleos. Aunque puede que esto tenga que ser así en casos de necesidad especial, o para hacer frente a gastos de emergencia, muchas personas que dedican a trabajar casi todas las horas en las cuales están despiertas no necesitan hacer tal cosa. La Biblia estimula a incorporar “un puñado de descanso” en la rutina diaria, siempre que eso sea posible. Aparte tiempo regularmente para disfrutar de comer, beber y participar en conversación placentera con las personas a quienes ama. Esto se expresa hermosamente en las siguientes palabras:
“Ve, come tu alimento con regocijo y bebe tu vino con buen corazón, porque ya el Dios verdadero se ha complacido en tus obras. En toda ocasión resulten blancas tus prendas de vestir, y no falte el aceite sobre tu cabeza. Ve la vida con la esposa que amas todos los días de tu vida vana que Él te ha dado bajo el sol, todos los días de tu vanidad, porque ésa es tu porción en la vida y en tu duro trabajo con que estás trabajando duro bajo el sol.”—Ecl. 9:7-9.
En el libro de Eclesiastés hay otra importante lección que está estrechamente relacionada con esto.
No pierda de vista el presente
El poder meditar en el pasado y contemplar el futuro es un don que Dios ha dado a la humanidad. La seguridad que dan las Escrituras de que habrá un nuevo orden con ‘nuevos cielos y una nueva tierra donde la justicia habrá de morar’ hace que el futuro sea muy deseable. (2 Ped. 3:13; Rev. 21:1-5) Es excelente que estemos a la expectativa de esas bendiciones.
Sin embargo, usted probablemente ha notado que con frecuencia la gente se espacía en el pasado y en el futuro, y no hace caso del presente. El habitualmente sumirse en los recuerdos de ‘los viejos tiempos’ solo intensifica el descontento que el individuo siente por el modo en que las cosas son en la actualidad. La Biblia advierte contra eso al decir: “No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que éstos?’ porque no se debe a sabiduría el que hayas preguntado acerca de esto.” (Ecl. 7:10) De la misma manera, no es sabio el concentrar todas las esperanzas de uno en obtener felicidad en el futuro.
El obtener verdadero gozo de la vida requiere que evaluemos el presente con apego a la realidad. Salomón lo dice de esta forma: “Mejor es el ver de los ojos que el andar de un lugar a otro del alma. Esto también es vanidad y un esforzarse tras el viento.” (Ecl. 6:9) Hasta personas ricas que tienen todas las cosas materiales que desean reconocen en su interior que tienen deseos de índole emocional o espiritual que no pueden ser satisfechos por las riquezas. Por decirlo así, los deseos insatisfechos ‘andan de un lugar a otro’ al impulsar a la gente a procurar continuamente un cambio en las circunstancias. El que una persona cambie de vez en cuando su rutina regular puede ser provechoso, pero algunos van a extremos cuando cambian constantemente de lugar de residencia y empleo, y continuamente pasan de una cosa a otra en una inútil búsqueda de felicidad. Según las Escrituras es mucho mejor “el ver de los ojos.” El proceder que es verdaderamente sabio es que el individuo esté contento con lo que puede ver ahora mismo y disfrute de eso, es decir, de lo que tiene en la actualidad. A este respecto será provechoso considerar las observaciones de dos personas que reflexionaron en cuanto a cómo obtener gozo de la vida.
“Es el presente lo que nos pertenece ahora”
La revista McCall’s (mayo de 1978) publicó la experiencia de una señora que, después que sus hijos habían crecido y se habían independizado, dejó de vivir en un suburbio para marcharse a vivir en una lejana aldea de pescadores. Ella escribe:
“En nuestra sociedad no hay nada que nos enseñe a vivir ahora; en nuestra sociedad todas las cosas evitan eso. Cuando llegamos a la escuela, nuestros padres y nuestros maestros ya han comenzado a decir: ¿Cuál será el siguiente paso? ¡Prepárate! Entramos en la universidad y la presión aumenta: ¿Cuál será el siguiente paso? Temprano en la vida se nos condiciona a pensar en el porvenir, y aplicamos esto a todas las cosas; ha llegado a ser un hábito en la manera de pensar. Ponemos la mira en llegar a alguna parte... adonde sea; el lugar casi no tiene importancia. Esperamos el magnífico día en que hayamos de conocer a la maravillosa ‘otra persona’ con la cual la vida será mucho más significativa, y entonces a las vacaciones del año siguiente, o a lo que haremos cuando los hijos crezcan, o a cuando nos retiremos. Siempre estamos en suspenso, y cuando llega el futuro que ha de curarnos y cambiarnos mágicamente, resulta que no es diferente del día actual.
“Es posible —tiene que ser posible— que podamos cultivar una clase de vida diferente, que podamos vivir con más gozo y mayor percepción de nuestra existencia, y que estemos mucho más conscientes, de modo que intensifiquemos cada momento y lo llenemos de contentamiento. Damos consideración somera a las ocasiones, nuestros ojos están en el mañana, pero es el presente lo que nos pertenece ahora y está vibrando con posibilidades, no el futuro, que no ha llegado todavía. Es solo cuando sentimos un momento y lo vivimos con atención que llegamos a estar verdaderamente vivos.”
“El éxito es un viaje”
Cuarenta y cinco minutos de meditación condujeron al Dr. Wayne W. Dyer a una conclusión semejante. En su libro Pulling Your Own Strings (Mueva sus propios hilos) Dyer escribe:
“Uno de los puntos de viraje más grandes de mi vida tuvo lugar hace muchos años cuando sucedió que dediqué cuarenta y cinco minutos a supervisar una sala de estudios como maestro sustituto. En la tabla de anuncios que había en la parte de atrás de aquel salón estaban escritas las palabras: ‘El éxito es un viaje, no un destino.’
“Estudié aquellas palabras por cuarenta y cinco minutos completos, y permití que penetraran hasta lo profundo de mi ser. De hecho, hasta aquel día yo había visto la vida como una serie de destinos o puntos adonde me dirigía y acontecimientos. Las graduaciones, diplomas, títulos, matrimonios, nacimientos de hijos, promociones y otros acontecimientos semejantes eran todos destinos, y yo iba de parada en parada.
“Me prometí allí mismo, en aquel salón, que dejaría de evaluar la felicidad sobre la base de llegar a destinos o puntos, y que más bien consideraría toda la vida como un viaje continuo, con cada momento disponible para que yo disfrutara de él. Aquella asignación clave en el salón de estudios dio a este maestro una de las lecciones más importantes de la vida: La de no evaluar la vida en términos de los logros, triviales o monumentales, que se alcancen durante el viaje. Si uno hace eso, está destinado a sufrir la frustración de estar siempre en busca de otro destino, y nunca se permitirá el realmente sentir que ha logrado algo. Sin importar lo que uno logre, inmediatamente tendrá que planear el próximo logro para tener una nueva regla para medir cuánto éxito ha logrado y cuán feliz es.
“Más bien, despierte y aprecie todo lo que encuentre en su camino. Disfrute de las flores que están allí para el deleite suyo. Establezca sintonía con la salida del Sol, con los niñitos, con el que se ríe, con la lluvia y con las aves. Absórbalo todo, y no espere hasta llegar a algún punto siempre futuro donde estará bien que usted adopte una actitud más tranquila. De hecho, el éxito —aun la vida misma— no es otra cosa que momentos de los cuales disfrutar, uno a la vez. Cuando uno entiende este principio, deja de evaluar la felicidad sobre la base de logros, y en cambio mira al entero viaje de la vida como algo de lo cual sentirse feliz. O sea, para resumir el asunto: no hay un camino a la felicidad, porque la felicidad es el camino.”
La importancia de la “devoción piadosa”
El determinarse a no perder de vista las bendiciones presentes de seguro le hará la vida más feliz. Pero para obtener lo mejor de la vida se requiere algo más. ¿Qué es?
El apóstol Pablo lo describe, al decir: “Ciertamente es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con el bastarse con lo que uno tiene.” (1 Tim. 6:6) La cualidad que se requiere es “devoción piadosa,” lo cual significa un modo de vivir que manifieste reverencia al Creador. Esto se manifiesta por medio de actuar de modo piadoso para con nuestro semejante. El individuo que desee vivir con devoción piadosa tiene que apartar tiempo para estudiar la Santa Biblia de manera cuidadosa, y eso le permite aprender la clase de conducta que Dios aprueba.
El aprender acerca de la voluntad de Dios y amoldar nuestra vida a ésta es verdaderamente un medio de gran ganancia. Un curso de vida de esa índole conduce a vida futura en un nuevo orden donde “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:4.
En cuanto al presente, el vivir según los principios bíblicos resulta en obtener el favor de Dios y en las mejores relaciones con nuestro semejante. Cuando un individuo despliega la compasión, bondad, humildad, paciencia y generosidad que caracterizan la “nueva personalidad” del cristiano, las personas responden de igual manera, y la vida de todo el que llega a estar envuelto en esa relación se hace más feliz.—Luc. 6:38; Col. 3:10-14.
La verdadera felicidad no se obtiene simplemente por medio de la búsqueda de placeres. La Biblia estimula a enlazar el trabajo duro con “un puñado de descanso” cada día para disfrutar de los frutos de nuestras ocupaciones. Además, las Escrituras recalcan la importancia de adquirir conocimiento exacto de Dios y vivir según los principios bíblicos.
“La conclusión del asunto,” comenta Salomón, “habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del hombre.” (Ecl. 12:13) ¿Cumplirá usted con esa obligación por medio de ajustar su vida a las pautas bíblicas? Si hace eso, tendrá paz mental con contentamiento. Ese es el único modo de obtener verdadero y duradero gozo de la vida.
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Muestras de “Yo primero” como desbaratador de hogares¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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Muestras de “Yo primero” como desbaratador de hogares
“¿Cree usted que la llamada sociedad del ‘yoísmo’ conduzca a la disolución de más matrimonios?” le preguntó un entrevistador al Dr. Robert Taylor, autor de varios libros sobre el tema. “Sí,” contestó él. “Creo que la filosofía del ‘yoísmo’ está contribuyendo a la elevada proporción de divorcios que tenemos actualmente.”
Un editorial del “U.S. News & World Report” dijo que la novedad de realizar uno sus propios deseos está haciendo que “enteras vecindades subordinen o abandonen los trabajos, la política, el servicio cívico y las responsabilidades de familia para participar en clases para la realización de sus propios deseos, ejercicios exóticos, caricias con plumas de pavo real y guantes de piel, baños calientes comunales, sensaciones extramaritales y otras actividades que supuestamente producen pura felicidad.”
“El padre o madre moderno está muy alejado de su hijo.” ¿Por qué? Un informe en “Newsweek” lo explica así: “Le parece a él o ella que tiene ‘poco que pasarle y, de todas maneras, actualmente da prioridad a su derecho de realizar sus propios deseos y ambiciones.’”
“En una época en que la expresión y la satisfacción personales reciben el mayor énfasis, muchos padres no quieren sacrificarse de modo alguno para sus hijos, a los cuales consideran una carga. De modo que o no quieren que sus hijos estén con ellos en absoluto, o quieren que estén quietos y no llamen la atención. . . . La gente es más egocéntrica que lo que era hace 20 años.”—“Homemaker’s Magazine,” junio/julio/agosto de 1976.
Un informe especial de la CBS televisado en diciembre de 1978 se concentró en una familia dividida y los malos efectos que esto tiene en los hijos. La madre participaba del movimiento para la liberación de la mujer, lo cual provocó el divorcio. Los hijos expresaban tristeza porque el trabajo de la madre la alejaba del hogar por demasiado tiempo, y el padre vivía separado de ellos.
Respecto a la siquiatría “U.S. News & World Report” dijo: “Quizás la sociedad en conjunto haya sufrido como resultado de algunas prácticas siquiátricas. Hay una opinión general, sea correcta o no, de que el aumento en las inquietudes de la América moderna se debe a los consejos siquiátricos que frecuentemente animan al individuo a ‘hacer lo que se le antoje’ aunque esto desbarate las familias.”
Bajo el encabezamiento “Yo, yo, yo,” la revista “Newsweek” hizo una reseña del libro “The Culture of Narcissism” por Cristopher Lasch, profesor de historia. La tendencia corriente de los padres de dar ‘prioridad a su derecho de realizar sus propios deseos’ deja a los hijos emocionalmente lisiados y desprovistos de un código moral. El autor afirma que el nuevo movimiento de estar consciente de uno mismo “provee soluciones contraproducentes al aconsejar que la gente no invierta demasiado en el amor y la amistad.”
Al principio las revistas que se publicaban principalmente para las mujeres se concentraban en el hogar, los alimentos y los hijos. Luego salieron revistas especialmente preparadas para las jóvenes obreras. Más tarde las revistas eran para el movimiento feminista. La revista más reciente ideada para las mujeres se llama “Self [Yo].” En un editorial acerca de esta revista “The Wall Street Journal” concluyó diciendo que los publicadores creían que sus lectores “no quieren concentrarse en los hijos o en el sexo o en la política, sino en sus propios egos que están bastante libres. No es un mensaje muy animador para el fin del decenio.”
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