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Se puede obtener verdadero gozo de la vida¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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No pierda de vista el presente
El poder meditar en el pasado y contemplar el futuro es un don que Dios ha dado a la humanidad. La seguridad que dan las Escrituras de que habrá un nuevo orden con ‘nuevos cielos y una nueva tierra donde la justicia habrá de morar’ hace que el futuro sea muy deseable. (2 Ped. 3:13; Rev. 21:1-5) Es excelente que estemos a la expectativa de esas bendiciones.
Sin embargo, usted probablemente ha notado que con frecuencia la gente se espacía en el pasado y en el futuro, y no hace caso del presente. El habitualmente sumirse en los recuerdos de ‘los viejos tiempos’ solo intensifica el descontento que el individuo siente por el modo en que las cosas son en la actualidad. La Biblia advierte contra eso al decir: “No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que éstos?’ porque no se debe a sabiduría el que hayas preguntado acerca de esto.” (Ecl. 7:10) De la misma manera, no es sabio el concentrar todas las esperanzas de uno en obtener felicidad en el futuro.
El obtener verdadero gozo de la vida requiere que evaluemos el presente con apego a la realidad. Salomón lo dice de esta forma: “Mejor es el ver de los ojos que el andar de un lugar a otro del alma. Esto también es vanidad y un esforzarse tras el viento.” (Ecl. 6:9) Hasta personas ricas que tienen todas las cosas materiales que desean reconocen en su interior que tienen deseos de índole emocional o espiritual que no pueden ser satisfechos por las riquezas. Por decirlo así, los deseos insatisfechos ‘andan de un lugar a otro’ al impulsar a la gente a procurar continuamente un cambio en las circunstancias. El que una persona cambie de vez en cuando su rutina regular puede ser provechoso, pero algunos van a extremos cuando cambian constantemente de lugar de residencia y empleo, y continuamente pasan de una cosa a otra en una inútil búsqueda de felicidad. Según las Escrituras es mucho mejor “el ver de los ojos.” El proceder que es verdaderamente sabio es que el individuo esté contento con lo que puede ver ahora mismo y disfrute de eso, es decir, de lo que tiene en la actualidad. A este respecto será provechoso considerar las observaciones de dos personas que reflexionaron en cuanto a cómo obtener gozo de la vida.
“Es el presente lo que nos pertenece ahora”
La revista McCall’s (mayo de 1978) publicó la experiencia de una señora que, después que sus hijos habían crecido y se habían independizado, dejó de vivir en un suburbio para marcharse a vivir en una lejana aldea de pescadores. Ella escribe:
“En nuestra sociedad no hay nada que nos enseñe a vivir ahora; en nuestra sociedad todas las cosas evitan eso. Cuando llegamos a la escuela, nuestros padres y nuestros maestros ya han comenzado a decir: ¿Cuál será el siguiente paso? ¡Prepárate! Entramos en la universidad y la presión aumenta: ¿Cuál será el siguiente paso? Temprano en la vida se nos condiciona a pensar en el porvenir, y aplicamos esto a todas las cosas; ha llegado a ser un hábito en la manera de pensar. Ponemos la mira en llegar a alguna parte... adonde sea; el lugar casi no tiene importancia. Esperamos el magnífico día en que hayamos de conocer a la maravillosa ‘otra persona’ con la cual la vida será mucho más significativa, y entonces a las vacaciones del año siguiente, o a lo que haremos cuando los hijos crezcan, o a cuando nos retiremos. Siempre estamos en suspenso, y cuando llega el futuro que ha de curarnos y cambiarnos mágicamente, resulta que no es diferente del día actual.
“Es posible —tiene que ser posible— que podamos cultivar una clase de vida diferente, que podamos vivir con más gozo y mayor percepción de nuestra existencia, y que estemos mucho más conscientes, de modo que intensifiquemos cada momento y lo llenemos de contentamiento. Damos consideración somera a las ocasiones, nuestros ojos están en el mañana, pero es el presente lo que nos pertenece ahora y está vibrando con posibilidades, no el futuro, que no ha llegado todavía. Es solo cuando sentimos un momento y lo vivimos con atención que llegamos a estar verdaderamente vivos.”
“El éxito es un viaje”
Cuarenta y cinco minutos de meditación condujeron al Dr. Wayne W. Dyer a una conclusión semejante. En su libro Pulling Your Own Strings (Mueva sus propios hilos) Dyer escribe:
“Uno de los puntos de viraje más grandes de mi vida tuvo lugar hace muchos años cuando sucedió que dediqué cuarenta y cinco minutos a supervisar una sala de estudios como maestro sustituto. En la tabla de anuncios que había en la parte de atrás de aquel salón estaban escritas las palabras: ‘El éxito es un viaje, no un destino.’
“Estudié aquellas palabras por cuarenta y cinco minutos completos, y permití que penetraran hasta lo profundo de mi ser. De hecho, hasta aquel día yo había visto la vida como una serie de destinos o puntos adonde me dirigía y acontecimientos. Las graduaciones, diplomas, títulos, matrimonios, nacimientos de hijos, promociones y otros acontecimientos semejantes eran todos destinos, y yo iba de parada en parada.
“Me prometí allí mismo, en aquel salón, que dejaría de evaluar la felicidad sobre la base de llegar a destinos o puntos, y que más bien consideraría toda la vida como un viaje continuo, con cada momento disponible para que yo disfrutara de él. Aquella asignación clave en el salón de estudios dio a este maestro una de las lecciones más importantes de la vida: La de no evaluar la vida en términos de los logros, triviales o monumentales, que se alcancen durante el viaje. Si uno hace eso, está destinado a sufrir la frustración de estar siempre en busca de otro destino, y nunca se permitirá el realmente sentir que ha logrado algo. Sin importar lo que uno logre, inmediatamente tendrá que planear el próximo logro para tener una nueva regla para medir cuánto éxito ha logrado y cuán feliz es.
“Más bien, despierte y aprecie todo lo que encuentre en su camino. Disfrute de las flores que están allí para el deleite suyo. Establezca sintonía con la salida del Sol, con los niñitos, con el que se ríe, con la lluvia y con las aves. Absórbalo todo, y no espere hasta llegar a algún punto siempre futuro donde estará bien que usted adopte una actitud más tranquila. De hecho, el éxito —aun la vida misma— no es otra cosa que momentos de los cuales disfrutar, uno a la vez. Cuando uno entiende este principio, deja de evaluar la felicidad sobre la base de logros, y en cambio mira al entero viaje de la vida como algo de lo cual sentirse feliz. O sea, para resumir el asunto: no hay un camino a la felicidad, porque la felicidad es el camino.”
La importancia de la “devoción piadosa”
El determinarse a no perder de vista las bendiciones presentes de seguro le hará la vida más feliz. Pero para obtener lo mejor de la vida se requiere algo más. ¿Qué es?
El apóstol Pablo lo describe, al decir: “Ciertamente es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con el bastarse con lo que uno tiene.” (1 Tim. 6:6) La cualidad que se requiere es “devoción piadosa,” lo cual significa un modo de vivir que manifieste reverencia al Creador. Esto se manifiesta por medio de actuar de modo piadoso para con nuestro semejante. El individuo que desee vivir con devoción piadosa tiene que apartar tiempo para estudiar la Santa Biblia de manera cuidadosa, y eso le permite aprender la clase de conducta que Dios aprueba.
El aprender acerca de la voluntad de Dios y amoldar nuestra vida a ésta es verdaderamente un medio de gran ganancia. Un curso de vida de esa índole conduce a vida futura en un nuevo orden donde “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:4.
En cuanto al presente, el vivir según los principios bíblicos resulta en obtener el favor de Dios y en las mejores relaciones con nuestro semejante. Cuando un individuo despliega la compasión, bondad, humildad, paciencia y generosidad que caracterizan la “nueva personalidad” del cristiano, las personas responden de igual manera, y la vida de todo el que llega a estar envuelto en esa relación se hace más feliz.—Luc. 6:38; Col. 3:10-14.
La verdadera felicidad no se obtiene simplemente por medio de la búsqueda de placeres. La Biblia estimula a enlazar el trabajo duro con “un puñado de descanso” cada día para disfrutar de los frutos de nuestras ocupaciones. Además, las Escrituras recalcan la importancia de adquirir conocimiento exacto de Dios y vivir según los principios bíblicos.
“La conclusión del asunto,” comenta Salomón, “habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del hombre.” (Ecl. 12:13) ¿Cumplirá usted con esa obligación por medio de ajustar su vida a las pautas bíblicas? Si hace eso, tendrá paz mental con contentamiento. Ese es el único modo de obtener verdadero y duradero gozo de la vida.
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Muestras de “Yo primero” como desbaratador de hogares¡Despertad! 1980 | 22 de enero
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Muestras de “Yo primero” como desbaratador de hogares
“¿Cree usted que la llamada sociedad del ‘yoísmo’ conduzca a la disolución de más matrimonios?” le preguntó un entrevistador al Dr. Robert Taylor, autor de varios libros sobre el tema. “Sí,” contestó él. “Creo que la filosofía del ‘yoísmo’ está contribuyendo a la elevada proporción de divorcios que tenemos actualmente.”
Un editorial del “U.S. News & World Report” dijo que la novedad de realizar uno sus propios deseos está haciendo que “enteras vecindades subordinen o abandonen los trabajos, la política, el servicio cívico y las responsabilidades de familia para participar en clases para la realización de sus propios deseos, ejercicios exóticos, caricias con plumas de pavo real y guantes de piel, baños calientes comunales, sensaciones extramaritales y otras actividades que supuestamente producen pura felicidad.”
“El padre o madre moderno está muy alejado de su hijo.” ¿Por qué? Un informe en “Newsweek” lo explica así: “Le parece a él o ella que tiene ‘poco que pasarle y, de todas maneras, actualmente da prioridad a su derecho de realizar sus propios deseos y ambiciones.’”
“En una época en que la expresión y la satisfacción personales reciben el mayor énfasis, muchos padres no quieren sacrificarse de modo alguno para sus hijos, a los cuales consideran una carga. De modo que o no quieren que sus hijos estén con ellos en absoluto, o quieren que estén quietos y no llamen la atención. . . . La gente es más egocéntrica que lo que era hace 20 años.”—“Homemaker’s Magazine,” junio/julio/agosto de 1976.
Un informe especial de la CBS televisado en diciembre de 1978 se concentró en una familia dividida y los malos efectos que esto tiene en los hijos. La madre participaba del movimiento para la liberación de la mujer, lo cual provocó el divorcio. Los hijos expresaban tristeza porque el trabajo de la madre la alejaba del hogar por demasiado tiempo, y el padre vivía separado de ellos.
Respecto a la siquiatría “U.S. News & World Report” dijo: “Quizás la sociedad en conjunto haya sufrido como resultado de algunas prácticas siquiátricas. Hay una opinión general, sea correcta o no, de que el aumento en las inquietudes de la América moderna se debe a los consejos siquiátricos que frecuentemente animan al individuo a ‘hacer lo que se le antoje’ aunque esto desbarate las familias.”
Bajo el encabezamiento “Yo, yo, yo,” la revista “Newsweek” hizo una reseña del libro “The Culture of Narcissism” por Cristopher Lasch, profesor de historia. La tendencia corriente de los padres de dar ‘prioridad a su derecho de realizar sus propios deseos’ deja a los hijos emocionalmente lisiados y desprovistos de un código moral. El autor afirma que el nuevo movimiento de estar consciente de uno mismo “provee soluciones contraproducentes al aconsejar que la gente no invierta demasiado en el amor y la amistad.”
Al principio las revistas que se publicaban principalmente para las mujeres se concentraban en el hogar, los alimentos y los hijos. Luego salieron revistas especialmente preparadas para las jóvenes obreras. Más tarde las revistas eran para el movimiento feminista. La revista más reciente ideada para las mujeres se llama “Self [Yo].” En un editorial acerca de esta revista “The Wall Street Journal” concluyó diciendo que los publicadores creían que sus lectores “no quieren concentrarse en los hijos o en el sexo o en la política, sino en sus propios egos que están bastante libres. No es un mensaje muy animador para el fin del decenio.”
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