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Curación divina para vida perfectaLa Atalaya 1951 | 15 de septiembre
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Curación divina para vida perfecta
“Él sana todas tus enfermedades. Él rescata tu vida del sepulcro.”—Sal. 103:3,4, NC.
1 ¿Qué cosa presenta un problema para la ciencia médica, pero no para Dios?
JEHOVÁ Dios, sin la ayuda de los científicos electrónicos de este día, puede hacer un mundo saludable. Mientras más adelantos pretende hacer la ciencia médica en su lucha contra la enfermedad, más enfermedades o complicaciones encuentra o parece crear para sí misma. En las naciones que se consideran las más civilizadas las enfermedades malignas están extendiéndose y causando terribles bajas cada año. La señal del fin de este sistema de cosas también ha aparecido en cumplimiento de la profecía de Jesucristo. Vemos “en un lugar tras otro pestes” y “escasez de alimento” que resultan en desnutrición y así abren el camino para la invasión de dolencias y enfermedades. (Luc. 21:7, 11, NM; Mat. 24:3, 7) Esto presenta un problema invencible para el hombre, pero no para Jehová Dios el Todopoderoso. Sin perder ánimo él sigue adelante para llevar a cabo su promesa de crear un nuevo mundo sin enfermedad, donde la humanidad obediente gozará de vida perfecta para siempre.
2. ¿Qué dió entrada a la enfermedad y la muerte? ¿Qué manifiesta esto?
2 Fué un mundo completamente saludable que Dios estableció con Adán y Eva y su ‘querubín que cubría’ allá en el Edén. ¿Qué, entonces, produjo estas cosas que llamamos dolencias, enfermedades y mala salud, terminando con la muerte? ¡Fué la violación de la ley inflexible de Dios! Ninguna criatura puede infringir Su ley y esperar continuar saludable. Con esto damos a entender no solamente la ley física de la naturaleza sino también la ley moral, y ésta principalmente.
3, 4. ¿Cómo manifestó el tratamiento y el pacto de Jehová con Israel la conexión entre guardar la ley y guardar la salud?
3 Jehová Dios trajo terribles plagas sobre el país del opresor para librar a su pueblo escogido del poder militar del antiguo Egipto. Luego en el desierto libre, para manifestar lo que él podía hacer para la salud nacional, él curó el agua imbebible para su pueblo librado y dijo: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo que es recto a sus ojos, y prestares oídos a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, entonces no enviaré sobre ti ninguna enfermedad de las que envié sobre los Egipcios; porque yo soy Jehová tu Sanador.” (Éxo. 15:22-26) Sobre sus propias estipulaciones sabias él entró en un pacto o acuerdo con la nación de Israel, requiriendo de ellos obediencia estricta pero prometiéndoles bendiciones excepcionales. Les dió no solamente las leyes más higiénicas y saludables sino también mandamientos teniendo que ver con su conducta moral para con Dios, el hombre y las bestias.
4 Para amonestarles en contra de la idea de que podían infringir su ley sin sufrir las consecuencias ineludibles, él les dijo: “Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, y con tumores, y con sarna, y con comezón, de que no podrás ser curado. Te herirá Jehová con úlcera maligna en las rodillas y en las piernas, de que no podrás ser curado; y aun desde la planta de tu pie hasta tu mollera. Si no guardares para cumplirlas todas las palabras de esta ley, las que están escritas en este libro, para que temas este nombre glorioso y pavoroso, Jehová tu Dios, hará Jehová que sean maravillosas tus plagas y las plagas de tu linaje, plagas grandes y duraderas, y enfermedades malignas y duraderas. Y volverá a traer sobre ti todas las dolencias de Egipto, de que una vez temiste, y ellas se te pegarán. También todas las enfermedades y todas las plagas que no están escritas en este Libro de la Ley, las traerá Jehová sobre ti, hasta que seas destruído.” (Deu. 28:27, 35, 58-61) De modo que hay una conexión entre el guardar las leyes del Creador y nuestra salud y bienestar. El nuevo mundo sin enfermedad se formará de criaturas felices que guardan perfectamente las leyes de su Hacedor.
5, 6. ¿Qué hechos acerca de él y su Hijo arguyen que Jehová posee conocimiento y habilidad como Sanador?
5 Jehová dijo a su colaborador, a su Hijo unigénito que llegó a ser el Mesías judío: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” (Gén. 1:26) De manera que Jehová el Creador y su Hijo Jesucristo conocen todo acerca del sistema humano, una creación colectiva de ellos. Ellos supieron hacer que funcionara perfectamente al principio. Saben qué causó su descompostura aun hasta este día. Saben qué hacer para acabar con todo lo que le perjudica y restaurarlo a una condición perfecta otra vez. Ellos manifestarán este conocimiento cabalmente en el justo nuevo mundo que ahora está tan cerca. No obstante, a través de toda la historia humana, desde la caída del hombre en la enfermedad y la muerte, Jehová se ha revelado como el Sanador divino. Especialmente manifestó su poder para sanar mediante su Hijo amado cuando éste estuvo sobre la tierra como el “hombre Cristo Jesús”.
6 En los días cuando él estuvo sobre la tierra hubo mucho sufrimiento físico entre los judíos en Palestina, y leemos: “Jesús emprendió un viaje a todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino y curando toda clase de enfermedad y toda clase de dolencia.” (Mat. 9:35, NM) El espíritu de Dios o su fuerza activa operando por medio de Jesús fué lo que hizo esto. El apóstol Pedro testifica a este hecho, diciendo: “Jesús que era de Nazaret, como Dios le ungió con espíritu santo y poder, y él caminó por el país haciendo bien y sanando a todos aquellos oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él.” (Hech. 10:37, 38, NM) Ninguna aflicción física de otros pudo resistir su tratamiento, ni siquiera la muerte. El registro informa acerca de varios casos donde él hasta levantó a los muertos, de modo que él pudo decir, para sostener que él era el Mesías o Cristo: “Los muertos están siendo levantados, y a los pobres se les está declarando las buenas nuevas.”—Mat. 11:5, NM.
CURACIONES FÍSICAS SUSPENDIDAS POR SIGLOS
7. ¿Reservó Jesús el poder curativo para sí mismo? ¿Qué manifiestan los hechos?
7 Jesús pasó este poder a ciertos de sus discípulos. Leemos: “De manera que llamó a sus doce discípulos y les dió autoridad sobre espíritus inmundos, para expeler a éstos y para sanar toda clase de enfermedad y toda clase de dolencia. A estos doce Jesús envió, dándoles estas órdenes: ‘. . . Curen a la gente enferma, levanten a personas muertas, limpien a leprosos, echen fuera demonios. Recibieron gratis, den gratis.’” (Mat. 10:1, 5-8, NM) Cuando después envió a setenta seguidores más, les dio instrucciones parecidas: “Curen a los enfermos en ella, y sigan diciéndoles: ‘El reino de Dios se ha acercado a ustedes.’” (Luc. 9:1-6; 10:1-10, NM) Después que Jesús regresó al cielo, este poder sanativo continuó con sus apóstoles. De hecho, comenzando en la fiesta de Pentecostés, el glorificado Jesús derramó el espíritu santo de Dios sobre todos sus seguidores devotos, y sobre algunos de ellos él confirió el don del poder para sanar y hasta para levantar a los muertos. (Hech. 2:1-18; 5:16) La última curación física registrada en las Escrituras inspiradas es aquella donde, como por 59 d. de J.C., el apóstol Pablo en la isla de Malta oró, puso sus manos sobre un hombre y le curó de fiebre y disentería.—Hech. 28:7, 8, NM.
8. ¿Quiénes ahora insisten en la curación divina? ¿Qué preguntas surgen debido a esto?
8 Hoy, después de diecinueve siglos, hay religiosos en la cristiandad que practican lo que ellos llaman “curación divina”. Hay un número de sectas religiosas que insisten en eso. Sus miembros aparentemente rehusan tomar cualesquier medicinas y pretenden confiar solamente en oración, ayunos y concentración mental. Ciertos evangelistas se encargan de que los anuncios impresos acerca de ellos sean atractivos al público por medio de incluir en el anuncio “milagros por el poder de Dios” y “oraciones para los enfermos”. Aparentemente se efectúan curaciones milagrosas en sus reuniones públicas de curación las cuales asombran a los espectadores. ¿Son éstas “curaciones divinas”? y ¿se hacen por el don del espíritu santo? Esa es la pretensión, pero ¿será verdad? Y ¿debemos nosotros rechazar todos los beneficios de la ciencia médica moderna y buscar curaciones de Dios mediante su poder milagroso? ¿Es un rechazamiento de la fe cristiana el usar medicinas y tener operaciones?
9. ¿Qué hecho sobresaliente nos ayuda a contestar estas preguntas? ¿Cómo se prueba?
9 Hay un hecho sobresaliente que nos ayuda a contestar estas preguntas, y éste: Que la curación divina física era un detalle que marcó la primera presencia de Cristo y la infancia de su congregación, pero estaba destinada a pasar con la muerte de los apóstoles y sus asociados. Autoridad para curar fué uno de los dones del espíritu que, desde el Pentecostés, fué impartido únicamente mediante los apóstoles o en su presencia. Que ninguno de nosotros deje de ver lo que vió el mago Simón de Samaria, a saber, “que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu,” y por esto Simón fué suficientemente astuto para ofrecerle a Pedro dinero para comprar ese poder apostólico pero él se lo rehusó con indignación. (Hech. 8:17, 18, NM) En otra ocasión cuando el apóstol estaba presente, predicando al centurión Cornelio y a su familia, sucedió que, sin imponer Pedro las manos sobre esos gentiles, “el espíritu santo cayó sobre los que escuchaban la palabra” y ellos comenzaron a “hablar con lenguas y glorificar a Dios”. (Hech. 10:44-46, NM) De la misma manera fué por primera vez cuando los doce hombres en Éfeso escucharon al apóstol Pablo y fueron bautizados de nuevo, esta vez en el nombre del Señor Jesús, y “Pablo impuso las manos sobre ellos”, que “el espíritu santo vino sobre ellos, y comenzaron a hablar con lenguas y a profetizar”.—Hech. 19:1-7, NM.
10. ¿Por qué es por demás orar ahora por curaciones o por poder curativo?
10 Los hombres que recibieron el don de curar milagrosamente por medio de los apóstoles o en su presencia no podían impartir el espíritu a otros. De modo que no podían ellos pasar a otros el don de poder curativo. Por consecuencia cuando murieron los apóstoles y también los que estaban asociados con ellos, entonces el don espiritual para curar milagrosamente a la gente de una manera física cesó de ser impartido o practicado. Hoy vivimos diecinueve siglos después de los apóstoles. Eso constituye un espacio de tiempo considerable que tendría que saltarse entre nosotros y los apóstoles mediante quienes se impartían los dones de curación. Entonces, debido a la ausencia física de Jesús y sus apóstoles, es por demás que ore un cristiano por el don espiritual para curar a otros y para ser curado él mismo milagrosamente.
11 ¿Fué predicho el fin del don de curaciones? ¿Dónde? ¿Cómo?
11 No, no estamos arguyendo que el espíritu santo de Dios no fué derramado sobre el resto de la fiel congregación de Cristo en éstos últimos días. Solamente sostenemos que este don milagroso especial no fué concedido junto con él. Pero el “fruto del espíritu”, que es el amor, no ha dejado de manifestarse. Abunda en la verdadera congregación cristiana de este día. Pablo aclaró que el amor permanecería después que los dones milagrosos del espíritu pasaran. El escribió: “El amor nunca se acaba. Pero aunque haya dones de profecía, serán quitados; aunque haya lenguas, cesarán; aunque haya conocimiento, será quitado.” El don de curaciones milagrosas marcó la niñez de la congregación cristiana para edificar su fe y para identificarla como el pueblo escogido de Dios de allí en adelante. Pero ahora que ha llegado a la virilidad o madurez después de estos diecinueve siglos de experiencia cristiana, el verdadero resto de los seguidores de Cristo ya no ejerce ese don. “Cuando yo era niño, yo hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero ahora que he llegado a ser hombre, he dejado las cosas características de niño.” (1 Cor. 13:8-11, NM) Ahora nosotros los cristianos tenemos algo mayor y más grandioso que las curaciones físicas, lo cual explicaremos luego.
12, 13. (a) ¿Por qué no puede argüirse que la curación divina es un requisito necesario? (b) ¿Qué prueba que los curadores ahora son fraudulentos?
12 Los que insisten en curaciones físicas divinas para estos “últimos días” arguyen que si no poseemos y usamos ese poder milagroso, es una prueba de que no somos la verdadera organización de Dios. Pero preguntarnos, ¿Había de concederse el don milagroso de curaciones a todos los cristianos que recibieran el espíritu santo? ¿O lenguas milagrosas? ¿O traducciones milagrosas de lenguas? No; así como no había de esperarse que todos los cristianos fueran apóstoles, o pronosticadores de eventos futuros, u obradores de milagros. “No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas, ¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos desempeñan obras poderosas, ¿verdad? No todos tienen dones de curaciones, ¿verdad? No todos hablan en lenguas, ¿verdad? No todos son traductores, ¿verdad? Pero sigan luchando por los dones mayores. Y todavía les muestro un camino sobrepujante. Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles pero no tengo amor, he llegado a ser un pedazo de bronce que resuena o un címbalo que retiñe.” (1 Cor. 12:29 a 13:1, NM) Hay muchos tales llamados “curadores” entre los paganos y también en la cristiandad. No obstante ¡qué bien demuestran todos ellos la falta de amor porque codician recompensas monetarias, renombre, publicidad, prominencia y poder egoísta sobre la gente! De modo que son nada a la vista de Dios, a pesar de sus obras milagrosas.
13 Estos curadores hacen sus obras, no para apoyar la verdad divina, sino para perpetuar mentiras religiosas. Aparentemente curan de una manera física, pero no imparten la curación que es más vital y que es espiritual, la cual conduce a la vida en el nuevo mundo. Libran a personas del poder de una dolencia corporal, pero no las libran del poder del Diablo y de su organización, este mundo. Cuando se mide por estos hechos, sus obras de curación no son manifestaciones del espíritu de Dios.
14. ¿Qué manifiesta que las curaciones no eran la principal manifestación del espíritu?
14 En vez de dar mucho énfasis a las curaciones milagrosas, note dónde las coloca la Palabra de Dios en la lista: no en primer lugar, sino en quinto. Cuente: “Dios ha colocado a los miembros respectivos en la congregación, primero, apóstoles; segundo, profetas; tercero, maestros; luego obras poderosas; luego dones de curaciones.” (1 Cor. 12:28-30, NM) Además, cuando Jehová Dios predijo que derramaría su espíritu sobre todas clases de carne, él no dió prominencia al don de curar como si eso fuera prueba de que el espíritu estaba sobre su pueblo. Él dijo: “Derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; y hasta sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y ellos profetizarán. . . . Y luego cualquiera que invoque el nombre de Jehová será salvado.” (Hech. 2:16-21, NM; Joel 2:28-32) ¡El hecho de profetizar o de predicar la Palabra profética de Jehová! Eso es lo que recibe prominencia para probar el derramamiento de Su espíritu sobre toda la carne que está dedicada a él como sus testigos y esclavos. La predicación de la verdad divina logra mucho más que la curación física.
15. ¿Cómo sostiene esto la comisión de partida de Jesús? ¿Por qué no lo contradice Marcos 16:9-20?
15 De acuerdo con esto cuando Jesús, que ya estaba para ascender otra vez al cielo, dió su comisión de partida a sus seguidores, él no dió prominencia al don de quinto grado, o sea el de curar. Dió énfasis a la obra de predicar, de dar testimonio y de instruir. Lea sus palabras acerca de esto en Mateo 28:19, 20; Lucas 24:6-48; Hechos 1:6-9. Este hecho no se contradice por las palabras que aparecen en la Versión Valera, Torres Amat y otras versiones antiguas de la Biblia, en Marcos 16:17, 18, a saber: “Y estas señales seguirán á los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” Esas palabras, de hecho, todos los versículos desde Marcos 16:9-20, no aparecen en los manuscritos griegos más antiguos y auténticos. De modo que se han marcado como espurios. Las mejores traducciones de la Biblia los marcan como tal o los omiten completamente. Hasta la traducción del jesuita Lattey, la Versión Westminster de 1948, se ve obligada a admitir en una nota al pie de la página acerca de Marcos 16:9-20, “Estos versículos no tienen el mismo apoyo textual que el resto del evangelio.” (Vean la nota marginal de la Versión Moderna.) Por esto las palabras innegablemente inspiradas del apóstol Pablo en 1 Corintios 12:28 al 13:11, citadas más arriba, establecen un límite en cuanto a la extensión y el tiempo de aplicación de esas palabras añadidas al evangelio de Marcos. No podían aplicar después de la muerte de los apóstoles y sus asociados personales.
NO SE PROHÍBEN LOS METODOS CURATIVOS NATURALES
16. ¿Es en semejanza a Cristo el que uno recurra a curaciones divinas para provecho propio?
16 En este día de grandes adelantos médicos los que contienden a favor de curaciones divinas físicas insisten en acudir a eso, por beneficio egoísta, más bien que acudir a todos los métodos curativos ordinarios que están disponibles hoy en día. Pretenden que esto constituye una evidencia de su fe en Dios y de su confianza en él. Pero esa aplicación egoísta de la curación divina no recibe el apoyo de Jesucristo y sus apóstoles. No hay duda de que estos hombres verdaderamente ejercieron el don de curaciones milagrosas por el espíritu de Dios. ¿Ejercieron ese poder milagroso para su propio beneficio físico? ¡Nunca! Después de ayunar por 40 días Jesús no satisfizo su hambre extremada por medio de convertir las piedras en pan. La sugestión de que él usara su poder de tal manera egoísta vino de Satanás el Diablo, no de Dios. Cuando Jesús se cansó de viajar, se sentó para descansar, como hizo cerca del pozo en Samaria. Cuando tuvo sueño, durmió para recuperarse, como hizo sobre el cojín en la popa de la barca que cruzaba el mar de Galilea. Cuando sus apóstoles regresaron de un viaje misionero fatigante y le relataron lo que habían hecho, él tomó en cuenta su estructura física y nerviosa y los invitó para que se alejaran con él a un lugar solitario para “descansar un poco”. (Juan 4:6; Mar. 4:38; Luc. 8:23; Mar. 6:30-32, NM) De manera que Jesús no recurrió a cosas milagrosas para beneficio de sí mismo y de sus discípulos.
17, 18. ¿Por qué no siguió Jesús el proverbio nazareno, “Médico, cúrese a sí mismo”?
17 En este respecto Jesús no siguió el dicho, “Médico, cúrese a sí mismo.” En su propia ciudad de Nazaret, cuando estaba predicando a sus viejos asociados en su sinagoga, él dijo: “Sin duda me aplicarán esta ilustración, ‘Médico, cúrese a sí mismo’; las cosas que oímos que han sucedido en Cafarnaum haga también aquí en su territorio nativo.” Por este medio sus anteriores vecinos del pueblo daban a entender que él debería practicar sus poderes milagrosos para bien de esos vecinos, la gente de la aldea donde él se había criado, diciendo en efecto, Curaciones deben principiar en casa, para beneficio de los suyos primeramente. “Pero él dijo: ‘Ciertamente yo les digo que ningún profeta es aceptado en su territorio nativo. Por ejemplo, yo les digo en verdad, Había muchas viudas en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, de manera que vino una gran hambre sobre todo el país, no obstante Elías no fué enviado a ninguna de esas mujeres, sino únicamente a Sarepta en la tierra de Sidón a una viuda. También había muchos leprosos en Israel en el tiempo de Elíseo el profeta, no obstante ninguno de ellos fué limpiado, sino únicamente Naamán el hombre de Siria.’” Jesús trató de interesar a los vecinos de su propio pueblo por medio de su predicación más bien que por medio de aliviar milagrosamente las enfermedades. Si él hubiera hecho como sugirieron ellos, “Médico, cúrese a sí mismo,” no lo hubieran echado fuera del pueblo con la amenaza de apedrearlo.—Luc. 4:16-30, NM.
18 Por esto Mateo 13:58 nos dice: “No hizo muchas obras poderosas allí debido a la falta de fe de ellos.” (NM) Él hizo sus milagros de curación en los de afuera, así como había hecho el antiguo profeta Elías. Él sabía que los poderes curativos no eran para beneficio personal, sino para una señal a los de afuera, así como el don de lenguas: “Lenguas son para una señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos, entre tanto que la profecía [predicación] es, no para los incrédulos, sino para los creyentes.” (1 Cor. 14:22, NM) El que tenía el don de curación divina no había de curarse a sí mismo.
19, 20. ¿Qué manifiesta el curso de Eliseo en cuanto a la curación de uno mismo y el recibir pago por milagros de curación?
19 Si una persona con ese don usara su poder egoístamente, para mantenerse siempre saludable, entonces, sin tomar en cuenta accidentes o persecución, ¿cuándo determinaría él morir o se dejaría morir? El profeta Eliseo sucedió a Elías, y Eliseo fué usado para dar vida a un muchacho muerto y para recobrar al extranjero, Naamán, de su lepra, y para hacer otros milagros. Pero ¿se curó a sí mismo u oró por curación divina? El Registro fiel nos informa: “Mas estando Eliseo enfermo de aquella enfermedad suya de la cual había de morir, le fué a ver Joás rey de Israel; y lloró sobre su rostro.” En su lecho de muerte Elíseo usó su poder profético en beneficio del rey Joás pero no buscó un recobro milagroso para sí mismo. “Murió pues Eliseo, y le sepultaron.” ¿Qué sucedió entonces? “Y aconteció que mientras algunas personas estaban enterrando a un hombre, he aquí que vieron una guerrilla; con lo cual echaron al hombre dentro del sepulcro de Eliseo; y el hombre fué rodando hasta tocar con los huesos de Eliseo, cuando revivió y se levantó sobre sus pies.”—2 Rey. 13:14-21.
20 Estos hechos corroboran que el poder curativo había de usarse para otros, no para bien personal del curador. Ni tampoco había de enriquecerse el curador mediante esa práctica y aceptar pago monetario o recompensa material en cambio por sus milagros. Eliseo rehusó aceptar una recompensa de Naamán por haberle limpiado de su plaga sino que dió la gloria a Dios. De modo que cuando su criado Giezi trató fraudulentamente de cobrar la recompensa que se había ofrecido y usó malamente el nombre de Eliseo, fué herido con la enfermedad de la cual había sido limpiado Naamán. (2 Rey. 5:1-27) Los que pretenden practicar curaciones divinas y que aceptan pago o recompensas o hacen una colecta de dinero se hacen inmundos a la vista de Dios. Jesús instruyó a sus apóstoles que habían recibido dones: “Recibieron gratis, den gratis.”
21, 22. ¿Qué manifiestan los casos de Eutico, Epafrodito y Trófimo?
21 Tomemos ahora al apóstol Pablo como una ilustración adicional. Una vez predicó hasta la media noche y Eutico que estaba sentado en la ventana desmayó con sueño y cayó del tercer piso y fué levantado muerto. Pablo se libró de toda culpa mediante el restaurar a Eutico a la vida. Este fué un milagro de emergencia practicado en beneficio de un hombre de la congregación que había sufrido un accidente.—Hech. 20:7-12.
22 Pero ¿qué hay acerca de curar a otros miembros de la congregación? Tomemos a Epafrodito de Filipos, acerca de quien escribió Pablo: “Cayó enfermo casi a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, de hecho, no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviera pesar sobre pesar. . . . a causa de la obra del Señor él estuvo cerca de la muerte, exponiendo su alma al peligro, para compensar cabalmente el no estar usted aquí para rendirme servicio personal.” (Fili. 2:25-30, NM) Pero no se encuentra aquí ni rastro de una sugestión de que Pablo haya practicado curación divina para salvar a Epafrodito de la muerte. Tampoco impidió que llegara a las puertas de la muerte, aunque este colaborador era una gran ayuda para Pablo. Pero Dios bendijo los medios que se usaron para volverlo a la salud y Dios tuvo misericordia del hermano enfermo. Incidentalmente, si Epafrodito no había de dormir en la muerte sino irse inmediatamente al cielo al morir, ¿hubiese sido una misericordia el librarlo para que siguiera viviendo por más tiempo sobre la tierra? Además de él, tenemos a Trófimo. En la última carta de Pablo antes de su muerte en Roma él escribe para decirle a Timoteo: “Dejé a Trófimo enfermo en Mileto.” (2 Tim. 4:20, NM) ¿Por qué, pues, dejó Pablo a Trófimo enfermo siendo que tenía el don de curación, y por qué no había pedido Trófimo que Pablo usara su don del espíritu para curarlo? Porque el poder milagroso no debe usarse para nuestra conveniencia personal ni para el alivio de los cristianos devotos en la congregación.
23. ¿Usó o recomendó Pablo curación divina para Timoteo?
23 Había otro compañero y colaborador de Pablo que sufría de una enfermedad crónica, Timoteo. Él sufría de un desorden del estómago y frecuentemente pasaba períodos de enfermedad. ¿Usó Pablo su don para curarlo y librarlo milagrosamente de sus dolencias de un modo permanente? ¿O dijo más bien: “Timoteo, ejerce fe y ora a Dios para que intervenga y mejore tu condición física para el ministerio de las buenas nuevas”? Escuche usted la receta de Pablo a Timoteo: “Ya no tomes agua, sino usa un poco de vino a causa de tu estómago y tus frecuentes casos de enfermedad.” (1 Tim. 5:23, NM) Timoteo puede haber sido uno que se abstenía enteramente de bebidas alcohólicas; no lo sabemos de seguro. Pero el agua para beber quizás haya sido mala y por eso contribuyente a la enfermedad de Timoteo. Pablo le dijo lo que debería hacer razonablemente; no, no ir a una botica para conseguir un vino especial de boticario para los desórdenes constitucionales (como arguyen los prohibicionistas), sino simplemente “usa un poco de vino”, sin especificar qué clase.
24. ¿Qué arguye el hecho de que Lucas acompañó a Pablo?
24 En cuanto a Pablo mismo, él no era un hombre completamente sano de acuerdo con lo que parecen indicar muchos textos. Lucas describe cómo él acompañó a Pablo en sus viajes misioneros, desde Troas, en Asia Menor, en adelante. Y ¿cuál era la profesión de Lucas? Pablo nos dice en estas palabras: “Lucas el médico amado les envía sus saludos.” (Col. 4:14, NM) No en sentido espiritual, sino en sentido físico era Lucas un médico. La deducción lógica es que Pablo lo llevó consigo debido a los servicios médicos que él podía desempeñar tanto para provecho de Pablo como para sus compañeros misioneros. Si los cristianos verdaderos hubiesen estado obligados a restringirse a las curaciones por fe y a las curaciones divinas hubiera sido inconsistente que Lucas como cristiano ejerciera su profesión, especialmente sobre sus compañeros en el servicio.
25. De acuerdo con los hechos arriba citados, ¿a qué conclusión llegamos en cuanto a lo que podemos y no podemos hacer?
25 De estos hechos bíblicos podemos concluir correctamente que, cuando nos enfermamos o cuando sufrimos ciertos padecimientos a causa de la vejez, podemos dirigirnos a métodos naturales de curación, o a remedios medicinales. Podemos emplear los doctores del ramo que mejor nos parezca. Podemos ir al sanatorio o a hospitales o someternos a operaciones quirúrgicas. Estos métodos curativos no se le prohiben al cristiano que tiene fe. No debemos demorar el tratamiento o cuidado que sea apropiado pata nosotros orando y esperando una milagrosa curación divina. Sería incorrecto orar y luego esperar una contestación a dicha oración. ¿Por qué? Primeramente, porque esas curaciones no son para los mismos creyentes y, segundo, porque ha pasado el don de curar por el espíritu santo. El recurrir a los que curan por fe nos haría daño espiritual, porque éstos ejercen su profesión, no por el poder del espíritu de Dios, sino por el poder del Engañador. Sus enseñanzas y sus obras son prueba de esto. Si ellos entendieran las Escrituras no estarían en ese negocio.
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La oración de fe durante enfermedadLa Atalaya 1951 | 15 de septiembre
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La oración de fe durante enfermedad
1, 2. ¿Qué manifiesta si Santiago 5:13-15 se refiere a enfermedad espiritual?
EL DISCÍPULO Santiago habla de la oración de fe para los enfermos. ¿No contradice él lo que se ha dicho anteriormente? Examinemos sus palabras acerca de esto: “¿Hay alguien que está sufriendo maldad entre ustedes? Que siga orando. ¿Hay alguien que está de buen espíritu? Que cante salmos. ¿Hay alguien enfermo entre ustedes? Que llame a los hombres más ancianos de la congregación a él, y que éstos oren sobre él, frotándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También si ha cometido pecados, se le perdonarán.”—Sant. 5:13-15, NM.
2 El contexto aclara que Santiago aquí está hablando, no de enfermedad física, sino de enfermedad espiritual. Él primeramente menciona el sufrir la maldad. Eso se refiere a “sufrir maldades por causa de las buenas nuevas de acuerdo con el poder de Dios”. Quiere decir aguantar dificultades por servir como un testigo cristiano de Dios y por mantener uno su integridad para con Dios. (2 Tim. 1:8, NM) Entonces, si uno está sufriendo de esta manera, que siga orando para que sea ayudado a continuar fiel, es lo que aconseja Santiago. Pero, Santiago, ¿qué hay si alguien está de buen espíritu? “Que cante salmos.” Haciendo esto, él se edifica a sí mismo y a los que le escuchan. Pero ¿qué hay si alguien está de mal espíritu? En otras palabras, ¿qué hay si alguien está enfermo espiritualmente? El hecho de que Santiago contrasta el estar enfermo con el estar de buen espíritu claramente manifiesta que está hablando de enfermedad espiritual y no física. La clase de tratamiento que él ahora recomienda también arguye que es enfermedad espiritual. Los hombres más ancianos de la congregación, que son maduros en la fe y están llenos de la sabiduría de arriba y que conocen las instrucciones de Dios, son los que debe llamar apropiadamente el que está espiritualmente enfermo. Si él estuviera padeciendo físicamente, llamaría a un doctor, si tuviera con qué hacerlo, o usaría algún remedio medicinal.
3. ¿Por qué deberían los hermanos más ancianos orar sobre los enfermos?
3 ¿Qué deben hacer los hombres más ancianos de la congregación con el que está espiritualmente enfermo? Deben orar sobre él, para que él oiga lo que están orando y pueda demostrar que está de acuerdo, diciendo “¡Amén!” Ha caído a tal grado espiritual que él ya no puede orar por su propia cuenta correctamente. No estando en posición para pedir en fe y con mente estable, él ya no tiene confianza en su propia oración. (Sant. 1:6, 7) Alguna cosa ha causado esta enfermedad espiritual. Los hombres más ancianos tienen que descubrir qué cosa fué. Pablo, también, se refiere a esta clase de enfermedad y nos habla acerca de una de las causas, la celebración impropia de la cena del Señor o la cena Memorial. “Porque el que come y bebe, come y bebe juicio contra sí mismo si no discierne el cuerpo. Por eso es que muchos entre ustedes están débiles y enfermizos y no pocos están durmiendo en muerte. Pero si discerniéramos lo que somos nosotros mismos, no seríamos juzgados.” (1 Cor. 11:29-31, NM) Los que estaban en esa condición no estaban manteniendo unidad con la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo. De modo que Pablo como un hermano más anciano les escribió para su ayuda y curación espiritual.
4. ¿De qué manera frotan ellos al enfermo con aceite?
4 Los hombres más ancianos de la congregación no sólo deben orar con el que está espiritualmente enfermo. También tienen que frotarlo con aceite en el nombre de Jehová. No con aceite literal, como la tal llamada “extremaunción” de los católicos, o la que se describe en Marcos 6:13. Este “aceite” es la palabra calmante de instrucción que procede de las Santas Escrituras y ésta restaura al que está espiritualmente enfermo a la unidad con la congregación cristiana que está en el favor de Dios. Así como está escrito: “¡Mirad cuán bueno y cuán apacible es que habiten los hermanos juntos en armonía! Es como la unción olorosa sobre la cabeza, que descendió sobre la barba, la barba de Aarón; que descendió hasta las faldas de sus vestiduras.” (Sal. 133:1, 2) Hablando del aceite para simbolizar un refrescante y calmante, el Salmo 23:5 (Mo) dice: “Has derramado aceite sobre mi cabeza, mi copa está rebosando.” El efecto saludable del mensaje de Dios se describe en Proverbios 15:30 de esta manera: “Noticias buenas hacen engordar los huesos.” Y la corrección que resulta en salud espiritual se describe por el salmista como calmante y curativa cuando él dice: “Hiérame el justo; será para mí un favor; corríjame también; me será como ungüento para la cabeza.”(Sal. 141:5) Y que se trata de un medio de curación se manifiesta cuando el buen samaritano echó aceite junto con vino en las heridas del hombre que fué atacado por los ladrones. (Luc. 10:34) De modo que los hombres más ancianos de la congregación deben frotar con aceite al que está espiritualmente enfermo en el sentido de estimularlo con la Palabra de Dios que es calmante, curativa, consoladora y correctiva.
5. ¿Cómo hacen esto “en el nombre de Jehová”? Y ¿con qué efecto?
5 Deben hacer esto en el nombre de Jehová. Esto quiere decir, en fidelidad a Jehová Dios y de acuerdo con su propósito, para así ayudar al que está espiritualmente enfermo a recobrarse y tener parte de nuevo en vindicar el nombre de Dios y en probar que el Diablo es un dios falso y un mentiroso. Los hombres más ancianos tienen que orar con fe, creyendo que la Palabra de Dios es correcta y que tiene poder para ayudar al enfermo a ver el error de su camino y a reconocer el camino correcto. Esa oración de fe unida, junto con la aplicación fortaleciente de la Palabra de Dios, sanará a la persona que está indispuesta espiritualmente. Aumentará su confianza en la promesa de Dios y en la rectitud de la Palabra y camino de Dios, y lo restaurará a ese camino. Así “Jehová lo levantará”, dándole fuerzas para seguir en el camino de la verdad y de la justicia, y levantándole de su abatimiento y de la impresión que tiene de haber sido abandonado por Dios. Su enfermedad espiritual quizás se deba a la mala costumbre de no reunirse con el pueblo de Dios o debido a que no se ha alimentado con regularidad de la Palabra de Dios y del servicio activo. O quizás haya cometido algunos pecados serios y debido a esto él ha sido expulsado de una relación favorable con Dios y su organización. Pero ahora si responde a la oración que se ofrece unidamente por los hombres de fe más ancianos y a su estímulo saludable proviniendo de la reprensión, corrección y exhortación de la Palabra de Dios, y cambia su curso y emprende de nuevo el camino recto, los pecados que él haya cometido serán perdonados. Este perdón no es sobre la base de alguna injusticia propia de sí mismo, sino sobre la base del sacrificio justo de Jesús por los pecados.—1 Juan 1:7 a 2:2.
CONFESIÓN
6. ¿A quiénes entonces podemos confesar nuestros pecados? ¿Tiene algún valor entonces la oración?
6 Entonces, en contraste directo al confesionario secreto llevado a cabo por algunos sistemas religiosos, Santiago nos instruye: “Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que puedan ser curados. La súplica de un hombre justo cuando está en acción tiene mucha fuerza.” (Sant. 5:16, NM) Siendo que la enfermedad tiene que ver con pecados, es aparente que es espiritual, no física. De otro modo, todos los pecadores contra Dios estarían en un estado serio de enfermedad o dolencia corporal. Pero ése no es el caso. Muy a menudo los pecadores mundanales gozan de una salud física que es mucho mejor que la de los fieles siervos y testigos de Jehová Dios. Para ilustrar la potencia de las oraciones hechas por un hombre justo, y no por un hombre enfermo de pecado, Santiago dirige nuestra atención a la oración de Elías: “Elías era un hombre con sentimientos iguales a los nuestros, y no obstante en oración él oró para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y oró otra vez, y el cielo dió lluvia y la tierra produjo su fruto.” (Sant. 5:17, 18, NM) La tierra de Israel fué herida con sequía y hambre porque la nación estaba enferma espiritualmente y fuera de armonía con Jehová Dios. Elías pidió la prueba de fuego para demostrar que Jehová es Dios, y cuando el pueblo en el monte Carmelo reconoció esto y gritó, “Jehová es el Dios,” y luego entregó a los profetas endemoniados de Baal para ser ejecutados, Elías oró para que lloviera sobre esa tierra. Llovió. Con fe inmovible él oró siete veces a Jehová Dios para este milagro de lluvia. La oración produce resultados.
7. Mediante dicha oración, ¿cómo son curados los que confiesan pecados? ¿De qué salva esta restauración a los desviados?
7 Entonces si oramos por los que están enfermos espiritualmente y que sin rodeos confiesan sus pecados a nosotros y buscan nuestra ayuda espiritual quizás ellos “puedan ser curados”, espiritualmente. Esto los salva de una caída a la muerte espiritual que resultaría en su destrucción en cuanto a toda vida futura. En el caso de ellos el Dios Todopoderoso destruiría “tanto el alma como el cuerpo en el Gehena”. (Mat. 10:28, NM) Para animarnos a ayudar de esta manera a hermanos que están enfermos espiritualmente y que están en peligro de sufrir consecuencias temerosas, Santiago termina su carta con este recordatorio poderoso: “Mis hermanos, si alguno de entre ustedes se desvía de la verdad [resultando esto en enfermedad espiritual] y otro le hace volver, sepan que el que hace volver a un pecador del error de su camino, salvará su alma de la muerte y cubrirá una multitud de pecados.” (Sant. 5:19, 20, NM) Se cubrirán los pecados que confesó la persona que está enferma espiritualmente y acerca de los cuales usted oró que fuera sanada. Dios ya no se acordará de ellos, sino que renovará sus relaciones pacíficas con el pecador que ha vuelto. Es mediante la sangre de Jesús can celadora de pecados que esos pecados son cubiertos, pero la oración de usted ayudó a poner en movimiento el arreglo divino con ese resultado. Usted puede estar muy agradecido por este servicio privilegiado de salvar una vida.
“UNA ESPINA EN LA CARNE”
8, 9. ¿Podemos orar en cuanto a nuestras enfermedades físicas? ¿Cómo lo hizo Pablo?
8 Pero ¿no tenemos también el privilegio de orar a Dios en nuestra enfermedad física y hablarle a él acerca de esto? Sí, tenemos ese privilegio. Pero no debemos orar por curación divina. El día de eso ha pasado. Ese don del espíritu pasó con la muerte de los apóstoles y sus asociados de entonces. Además, esas curaciones milagrosas habían de ser una señal para los de afuera y ejercidas sobre ellos. No deberían usarse para el alivio egoísta de los creyentes fieles. Los cristianos verdaderos, los siervos de Jehová Dios, sí se enferman físicamente. Su propia Palabra da testimonio de esto. El apóstol Pablo tenía una aflicción física, la cual él asemejó a una “espina en la carne”. ¿Oró acerca de eso? O, teniendo tantos dones, ¿arrebató esa espina milagrosamente de su carne él mismo, o se lo hizo Dios con poder divino? Escuche el testimonio de Pablo mismo:
9 “Nadie debe acreditarme con más de lo que él ve que soy o oye de mí, simplemente debido al exceso de revelaciones. Por esto, para que no fuera exaltado desmedidamente, me fué dada una espina en la carne, un ángel de Satanás, que siguiera hiriéndome, para que yo no fuera exaltado desmedidamente. A favor de esto supliqué al Señor tres veces para que ésta se apartara de mí; y con todo él realmente me dijo: ‘Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder se está haciendo perfecto en la flaqueza.’ Muy gustosamente, pues, prefiero gloriarme en cuanto a mis flaquezas, para que el poder del Cristo quede sobre mí como un pabellón. Por lo cual me complazco en flaquezas, en insultos, en casos de necesidad, en persecuciones y dificultades, por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.”—2 Cor. 12:6-10, NM.
10, 11. ¿Qué pudo haber sido la “espina” de Pablo, de acuerdo con algunas indicaciones?
10 ¿Qué cosa fué la espina en la carne de Pablo? Algunos creen que podía haber sufrido de corta vista o de una aflicción con pus en los ojos. Esto puede haber sido una consecuencia de los tres días de ceguedad con que Jesús le hirió cuando, como Saulo de Tarso, él iba en camino a Damasco para extender allí su persecución violenta de los cristianos. Para parar a Pablo repentinamente y convencerle instantáneamente de que Cristo había sido resucitado a la gloria celestial y que aquellos a quienes Saulo de Tarso estaba persiguiendo eran los seguidores del Cristo glorificado y viviente, Jesús se apareció a él milagrosamente en el camino a Damasco. Pero aunque no fué muerto por la visión ni se le quemaron los ojos en sus cuencas, él tuvo que pagar caramente. Fué solamente mediante otro milagro que se le restauró la vista. Pero probablemente en grado limitado.—Hech. 9:1-19.
11 Pablo parece referirse a una vista muy débil cuando escribe a los gálatas: “Les doy testimonio que, si hubiera sido posible, ustedes se hubieran sacado los ojos para dármelos.” Esto, también, podrá ser por que añadió esta línea a ellos: “Miren con qué letras tan grandes les he escrito a ustedes con mi propia mano.” (Gál. 4:15; 6:11, NM) Por esa razón, también, podrá haber sido que él dictó la mayor parte de sus cartas. Una vista pobre también parece indicarse cuando en la corte judía él miró atentamente al Sanedrín y habló ásperamente al sumo sacerdote y luego se disculpó, diciendo: “Hermanos, yo no sabía que era el sumo sacerdote. Porque está escrito, ‘No hablarás perjudicialmente de un gobernante de tu pueblo.’” (Hech. 23:1-5, NM) Sea como fuere, un par de ojos débiles e infectados en aquellos días cuando no había anteojos podía haber sido un gran impedimento y estorbo para Pablo en su trabajo y estudio. Podía haberle fastidiado, haciendo que él ansiara su corrección, y haciendo que orara acerca de esto. Una Traducción Americana traduce “espina en la carne” libremente como “una amarga aflicción física”.
12. ¿A qué otra cosa podrá corresponder la espina en la carne de Pablo?
12 Pero la “espina en la carne” que tenía Pablo quizás corresponda con algo que afligió a los israelitas después que entraron a la tierra de leche y miel. En las llanuras de Moab, del otro lado del río Jordán y en frente de la Tierra Prometida, Moisés les habló esta amonestación: “Empero si no desposeyereis a los habitantes de la tierra de delante de vosotros, entonces sucederá que aquellos que dejareis de ellos os serán como aguijones en vuestros ojos, y como espinas en vuestros costados; y os serán por adversarios en la tierra en donde habitáis.” Y el sucesor de Moisés, Josué, repitió esa amonestación antes de morir. (Núm. 33:55; Jos. 23:11-13) Los israelitas rehusaron obedecer estas amonestaciones y no empujaron la campaña para limpiar de la tierra a los pueblos paganos, adoradores de demonios, y por eso Jehová envió su ángel y les dijo: “No habéis obedecido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto yo también he dicho: No los echaré más de delante de vosotros, sino que os serán espinas en vuestros costados, y sus dioses serán causa de vuestra ruina.” (Jue. 2:2, 3, margen) De modo que el apóstol Pablo puede haber tenido una espina en la carne que era semejante a aquellos paganos de Canaán que eran adoradores de demonios y que afligieron con su presencia a los israelitas que estaban esforzándose por marchar de acuerdo con la ley de Jehová. Si es así, ¿qué permiten las Escrituras que haya sido esa “espina” en el costado de Pablo?
13, 14. Entonces ¿qué permiten las Escrituras que sea esa “espina”?
13 Siendo que Pablo aquí estaba escribiendo una carta a los corintios para reforzar su primera carta en la cual él deploró la desunidad que se había introducido entre ellos, y el espíritu sectario que les hacía seguir a guías humanos, la “espina” quizás haya sido sus “apóstoles superfinos”. Estos no estaban en armonía con la enseñanza de Pablo y negaban el apostolado de Pablo. De modo que Pablo dijo a la congregación: “Yo considero que en ninguna cosa he probado ser inferior a sus apóstoles superfinos. Pero aunque sea inexperto en el habla, ciertamente no lo soy en conocimiento, porque esto se lo manifestamos a ustedes de toda manera y en toda cosa. Ahora lo que estoy haciendo todavía lo haré, para poder cortar el pretexto de aquellos que están buscando un pretexto para ser hallados iguales a nosotros en el puesto del cual se jactan. Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, transformándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en un ángel de luz. No es por lo tanto gran cosa si sus ministros también siguen transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.”—2 Cor. 11:5, 6, 12-15, NM.
14 Él también le mencionó a la congregación en Galacia aquellos hombres que estaban royendo la obra de Pablo entre ellos y amenazándola con ruina. Dijo pues: “Me maravillo que tan prestamente los están removiendo de Aquel que los llamó con la bondad inmerecida de Cristo hacia otra clase de buenas nuevas. Pero no es otra; sólo que hay ciertas personas que les perturban y que desean pervertir las buenas nuevas acerca del Cristo. . . . Como hemos dicho más arriba, también les digo otra vez, Cualquiera que sea el que les está declarando como buenas nuevas algo más allá de lo que ustedes aceptaron, que sea maldito.” “Ojalá que hasta se castraran los hombres que tratan de trastornarlos.” “De aquí en adelante que nadie me moleste porque estoy llevando en mi cuerpo las marcas de un esclavo de Jesús.”—Gál. 1:6-9; 5:12; 6:17, NM.
15, 16. (a) ¿Cómo era esa espina un “ángel de Satanás”? (b) Entonces ¿qué oró Pablo, y cómo le respondió el Señor y cómo recibió Pablo esto?
15 Pablo llama la “espina en la carne” un “ángel de Satanás, que siguiera hiriéndome, para que yo no fuera exaltado desmedidamente”. Y eso es lo que serían los falsos apóstoles y perturbadores y agresores contra el apostolado de Pablo y contra su trabajo, para impedir que se elevara demasiado a causa de su ministerio. Por otra parte, si la “espina” era una aflicción incurable de sus ojos u otra parte de su cuerpo, serviría como un ángel de Satanás para punzarle con pesimismo o un sentido de inferioridad y por consecuencia desanimarlo. Sea cual fuere la forma de la espina, Pablo oró tres veces para que fuera removida. Más aún, él oró cuando el don del espíritu para curar todavía era concedido y se ejercía. La espina, el ángel de Satanás, debilitó a Pablo. Con gusto se hubiera desecho de ella.
16 Pero el Señor no contestó su triple oración. En lugar de eso, le fortaleció con estas palabras: “Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder se está haciendo perfecto en la flaqueza.” Porque Pablo quedó débil a causa de la espina no extraída, esto proporcionó la oportunidad para que el Señor le concediera a Pablo energía ajena para hacer muchas cosas. Así podía el Señor demostrar lo que podía hacer con un siervo fiel que tenía una debilidad dolorosa que le estorbaba. Esto dió testimonio de que el poder de Cristo estaba cubriendo a su apóstol. El aprecio de esto cambió la mira mental que Pablo tenía de las cosas. En vez de seguir angustiado a causa de la debilidad que tenía encajada en él, Pablo dijo: “Muy gustosamente, pues, prefiero gloriarme en cuanto a mis flaquezas, para que el poder del Cristo quede sobre mí como un pabellón. Por lo cual me complazco en flaquezas, en insultos, en casos de necesidad, en persecuciones y dificultades, por Cristo.” ¿Por qué, Pablo? “Porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.” Siendo que en sí mismo era físicamente débil, tenía que ser poderoso mediante el poder de Cristo que le cubría como un pabellón.
REALIZACIONES A PESAR DE AFLICCIONES
17. No obstante, ¿cómo obró Pablo, y qué nos manifiestan su caso y su actitud?
17 Pablo no recibió curación divina en este sentido, pero no fué porque le faltaba fe. No obstante, él obró mucho más que cualquiera de los demás apóstoles. Su caso nos manifiesta que no tenemos que tener curación divina de nuestros padecimientos y enfermedades físicas para poder realizar algo en el servicio activo como un testigo del Dios Altísimo. Pablo ilustró lo que Dios por medio de Cristo Jesús puede hacer de un hombre afligido con una espina en la carne que constituyó una debilidad para él. Así como Pablo, podemos ser felices debido a lo que el Señor realiza por medio de nosotros a pesar de nuestras dolencias, incapacidades o debilidades que la curación divina no remueve de nosotros en este día. Si realizamos algo a pesar de estas cosas, tenemos que reconocer que fué el Señor quien lo realizó mediante nosotros, y que no fuimos nosotros mismos. Esto impide que nos hagamos elevados y engreídos. Nos hace recordar que somos poderosos para hacer cualquier cosa sólo debido a su poder que nos cubre. Permite que el poder de Dios mediante Cristo se haga perfecto operando por medio de nosotros, a pesar de nuestra debilidad admitida. Por esta razón la gloria por nuestras realizaciones merece ir a Dios por medio de Cristo. Nuestro ministerio como sus siervos y testigos es un tesoro glorioso, y ahora podemos apreciar por qué se ha confiado este tesoro a criaturas de la tierra que son semejantes a vasijas de barro. Pablo explica: “Tenemos este tesoro en vasijas de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros mismos.”—2 Cor. 4:1, 7, NM.
18. Para corresponder con esto ¿qué manifiestan los informes de servicio para 1951?
18 Los informes de servicio de estos días modernos manifiestan que Dios está realizando una obra tremenda por medio de hombres y mujeres y niños que están cabalmente dedicados a él pero que sufren debido a algún impedimento físico. Tienen suficiente verdad para no orar y esperar que Dios obre un milagro de curación divina para librarlos de aquello que lastima o impide sus cuerpos, antes que traten de lograr algo en su servicio. Ellos no necesitan que el poder de la curación divina remueva sus dolencias y defectos naturales antes de estar convencidos ellos mismos o para convencer a otros que ellos tienen la verdad y que son testigos de Jehová. En la condición en que se encuentran ellos tratan de servir como ministros de las buenas nuevas de Su reino que ahora tiene que predicarse en todo el mundo. Por eso, hoy inválidos y cojos en sus sillas de ruedas o en sus camas testifican acerca del Reino entrante a cualquier persona y con cualquier medio que les permita su condición limitada. Hablan con todos aquellos que están a su alcance, escriben cartas, colocan literatura o la envían por correo, telefonean, usan el alfabeto de los sordomudos, etc. Estos entregan informes acerca del tiempo que así dedican a la testificación, y se encuentran entre los más de 375,000 testigos activos que el Todopoderoso ha levantado en este año de 1951.
19. Aparte de tales encerrados, ¿qué están haciendo otros sufriendo de impedimentos, y qué demuestran ellos de esta manera?
19 No debemos abandonar a estos impedidos. Debemos cuidarlos, cooperar con ellos, suplir sus necesidades para el servicio, suministrarles alimento espiritual mediante visitas personales y otros medios. Además de las personas que dejan brillar la luz del Reino en hospitales, cuartos de enfermo, y otros lugares de encierro, hay otros que son ciegos, que son sordos y mudos, que son cojos o que tienen otros impedimentos y aflicciones. Estos no obstante están saliendo al campo y proclamando el Reino y realizando un gran testimonio, todo lo cual es una demostración del poder de Dios en medio de la flaqueza. Por eso, ninguno de los tales debe desanimarse. Que sigan adelante con sus esfuerzos espléndidos poniendo a prueba el poder de Dios. Así ellos tienen parte en demostrar que es tal como lo declara Zacarías 4:6: “¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi espíritu! dice Jehová de los Ejércitos.”
20. ¿Qué hay acerca de otras preguntas teniendo que ver con enfermedades y curaciones divinas?
20 Empero, las preguntas acerca de la enfermedad y la curación divina son más de las que podemos considerar en este número de La Atalaya. ¿Está interesado usted en una discusión de estas preguntas en nuestro próximo número? Creemos que sí. Por eso las preguntas que tenga y que no fueron contestadas aquí de seguro se tratarán satisfactoriamente en lo que todavía tenemos que decir.
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Trabajo de esclavos practicado por los jesuítas veja a BoliviaLa Atalaya 1951 | 15 de septiembre
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Trabajo de esclavos practicado por los jesuítas veja a Bolivia
En su número de enero de 1951 la revista Liberty publicó un artículo revelador acerca del mercado internacional de esclavos. Respecto a América del Sur, la escritora, Rose Slivka, señaló que según las cifras calculadas, tres millones de personas están viviendo en condiciones de esclavitud. Después de decir que los terratenientes bolivianos comúnmente logran esclavizar a sus peones por medio de deudas de largos plazos, el articulo sigue diciendo: “Pero la condición de los obreros agricultores en las misiones jesuítas de Bolivia es la más espantosa de todas. Estas son colonias organizadas, basadas en el trabajo de los indios. Se gobiernan absolutamente por sus propias leyes y están libres de todo control. Los indios trabajan por las misiones sin pago y son alquilados a las granjas particulares igual que animales, y la misión recibe el pago por su trabajo. Además, los que se alquilan a las haciendas en las cercanías tienen que presentarse en la casa de la misión todos los sábados para el acto de pasar lista y tienen que asistir a la misa todos los domingos. Cuando un indio recalcitrante rehusa cumplir con estos requisitos recibe duros azotes. Cuando los indios tratan de escaparse, los misioneros inmediatamente organizan una búsqueda y los que sufren la desgracia de ser prendidos son atormentados. Sin embargo, son muchos los guarayos fugitivos.”
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Idolatría católica escandaliza a los hindúesLa Atalaya 1951 | 15 de septiembre
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Idolatría católica escandaliza a los hindúes
India está repleta de templos e imágenes hindúes, dedicados a la adoración de unos 330,000,000 de dioses, número que hasta excede el número de sus adoradores. Si hay un pueblo que debería estar acostumbrado a la idolatría y tolerarla, seguramente debería ser los hindúes. Pero la publicación Protestant Action, en su número de junio de 1950, relata la reacción extraordinaria de algunas fuentes hindúes de importancia a una exhibición de la imagen de “Nuestra Señora de Fátima” de Portugal que se realizó en el sur de India. Como siempre, la exhibición fué acompañada de propaganda acerca de sus supuestos milagros y contestación de oraciones.
Esto debería ser cosa común en un país infestado de ídolos como la India, pero la publicación mencionada arriba dice: “El director hindú de un diario de importancia que se publica en el idioma indio llamó la celebración católica romana ‘una manifestación de idolatría en su forma más inculta’. Otros hindúes prominentes se unieron a él en amonestar a su pueblo a que no se dejaran influir para que no retrocedieran a una forma de idolatría que han estado luchando para vencer.”
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