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  • ¿Es suficiente lo mejor que usted hace?
    La Atalaya 1955 | 1 de diciembre
    • probar que la trinidad es falsa no basta, sino que también hace falta el conocimiento para probarla falsa. Cuando testificamos no queremos estar siempre caminando de casa en casa, subiendo escaleras, llamando a las puertas, hablando a la gente, y no alcanzando a convencerla. Queremos andar, subir, llamar a las puertas, hablar y tener éxito. Tenemos que entrenar la mente de modo que dirija nuestra lengua para que derroque las doctrinas falsas, para que muestre que la trinidad es falsa, la inmortalidad del alma pagana, el purgatorio inexistente, y para que pinte un cuadro glorioso del nuevo mundo, para que dé esperanza y consuelo. ¿Puede hacerlo? Aun haciendo lo mejor que puede, ¿le falta algo para lograr eso? En tal caso, lo mejor que hace ella no es suficiente. Lo mejor que hace nuestra mente tiene que mejorar, progresar, hay que entrenarla por la meditación y el estudio y la instrucción para que las palabras que ella haga que la lengua pronuncie desarraiguen los dogmas tradicionales atrincherados y echen abajo los razonamientos falsos y hagan que los pensamientos se conformen a la verdad bíblica. Nuestra mente puede hacer esto si obedece los mandatos que Jehová nos da concernientes a su entrenamiento, y la mente que ama obedecerá.—2 Cor. 10:4, 5.

      CON TODA EL ALMA Y TODO EL CORAZÓN

      Puede ser que uno use la mayor parte de su fuerza en el servicio de Jehová, y que use con eficacia una mente bien entrenada en el manejo de la palabra de verdad, y que sin embargo invalide todo esto por mal comportamiento de vez en cuando. Tal persona no estaría amando a Jehová con toda su alma. “Alma” se refiere a la vida de uno, su conducta a todo tiempo. Tenemos que amar a Jehová con toda nuestra alma o vida, no con sólo una parte de ella. El cristiano nunca descansa del cristianismo; es un servicio de veinticuatro horas al día. No sólo tenemos que predicar y asistir a las reuniones y estudiar, sino también conformarnos a las leyes morales de Jehová y elevarnos a la altura de los principios de él en nuestra vida cotidiana. El apóstol Pablo reconoció esto, y dijo: “Trato mi cuerpo severamente y lo guío como a un esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no sea desaprobado de algún modo.” Su obra de predicación no lo salvaría de ser desaprobado si él no vivía una vida limpia a todo tiempo. Hay una batalla entre la mente educada según la ley de Jehová y el cuerpo de carne con sus tendencias y deseos pecaminosos innatos, y Pablo trató severamente su cuerpo para mantenerlo esclavizado a la ley divina que estaba en su mente. La vestidura figurativa que nos identifica como testigos de Jehová no puede ser puesta a un lado para momentáneamente vestirnos de las obras de la inmoralidad mundana. Nuestro amor no es como una prenda de vestir clerical que pueda ponerse a un lado para que el que la lleva se vista de ropa civil para salir de farra. Eso no sería amar a Jehová con toda nuestra alma, con toda nuestra vida.—1 Cor. 9:27, NM; Rom. 7:15-25.

      Ciertamente esto parece que cubriera todo, pero no lo hace. Además de amar a Jehová con toda nuestra fuerza y toda nuestra mente y de toda alma, también tenemos que amarlo con todo nuestro corazón. El corazón se refiere metafóricamente a los sentimientos o afectos, y se le llama el asiento del móvil, la fuente que nos impulsa a actuar de una manera u otra. Y puesto que el amor se expresa mediante acciones, puesto que nos impulsa a actuar y es un fuerte motivo para que actuemos de ciertas maneras, el corazón simboliza el asiento del amor. De manera que el amar a Jehová con todo el corazón quiere decir obedecerle por motivo de amor, amor que se le tiene a él o al prójimo. Uno podría usar su fuerza y mente y conducirse diariamente como Jehová ordena, pero hacerlo todo por egoísmo. Eso no sería aceptable. El servicio tiene que ser de corazón, hecho por amor y con espíritu de gozo y alegría. “Que cada uno haga exactamente como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana o bajo compulsión, porque Dios ama al dador alegre.”—2 Cor. 9:7, NM.

      Así como el amor sin obras está muerto, igualmente las obras sin amor están muertas. Pablo dijo que si él hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles eso no tendría ningún valor si él no tuviese amor. Si él profetizara y tuviera todo conocimiento y entendimiento y fe suficiente para trasplantar montañas mas no tuviese amor, no sería nada. Si diera todas sus posesiones para alimentar a otros, gastara su cuerpo en el servicio, o lo entregara a los perseguidores para que lo destruyeran, mas le faltara amor, de nada le serviría. El temor tiene que impulsar nuestro servicio.—1 Cor. 13:1-3.

      Otra vez se pregunta: ¿Amamos a Jehová de veras? ¿Con toda la fuerza, toda la mente, toda el alma, todo el corazón? ¿Tiene el servicio la prioridad en la inversión de nuestra fuerza? ¿Está nuestra mente llena de textos bíblicos? Si éstos están en la Biblia, ¿por qué no están en nuestra mente? ¿Es demasiada información? Quizás. ¿Es muy poco estudio? Esto es más probable. ¿Refleja nuestra vida diaria el amor que le tenemos a Jehová? Y ¿proviene éste del corazón? Los requisitos son rigurosos cuando se analizan cuidadosamente, ¿no es cierto? Aun lo mejor que hacemos no es siempre suficiente, y tenemos que mejorar. Por ejemplo, en 1918, cuando Cristo vino al templo, los ungidos que estaban en la tierra trataban de hacer lo mejor posible, pero no era suficiente. Pues, la Biblia hasta dice que si la tribulación del Armagedón hubiera venido en ese entonces, ¡ninguna carne se habría salvado! Pero porque los ungidos trataban sinceramente de hacer lo mejor que sabían, Jehová extendió misericordia, los corrigió, los purgó de sus ideas equivocadas, y les concedió tiempo para mejorar su servicio para que fuera aceptable. Lo mejor que hacían ellos tenía que ser todavía mejor antes que él pudiera aceptarlo.—Mat. 24:22.

      De modo que, siempre haga lo mejor que pueda, y trate siempre de mejorar eso. Aprecie a los siervos que le animan a hacer más, a hacer mejor, en vez de adormecerlo en un falso sentimiento de seguridad mediante el decir que usted ya está haciendo bastante y que debiera de estar satisfecho con eso. Sea diligente en mejorar lo mejor que hace ahora, porque hay lugar para mejoramiento hasta que lleguemos a ser perfectos, y la perfección cabal y completa a los ojos de Jehová no vendrá a los habitantes de la tierra sino hasta el fin del reinado milenario de Cristo. Entonces lo mejor que hagamos siempre será suficiente.

  • “Querer es poder”
    La Atalaya 1955 | 1 de diciembre
    • “Querer es poder”

      Durante la campaña de La Atalaya que se realizó en 1955 un ministro de Míchigan que sólo dedica parte de su tiempo a la predicación consiguió 204 suscripciones, y esto a pesar del hecho de que trabaja 75 horas a la semana en una planta automovilista, lo cual le deja muy poco tiempo para ir de casa en casa predicando y obtener suscripciones. Sin embargo, debido a que su trabajo es muy estrenuo trabaja sólo una hora a la vez y luego descansa una hora, etc. Más bien que descansar ociosamente, este ministro que ofrece el tiempo que puede a la predicación usa su tiempo de descanso para predicar a sus compañeros de trabajo en todas partes de la planta. E igual que todos los ministros de Jehová que son maduros visita a todas las personas de quienes obtiene suscripciones para estimular el interés que manifestaron.

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