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  • ¿Cuántos cielos?
    La Atalaya 1957 | 15 de agosto
    • ayudan a apreciar que estos cielos son hermosos, de hecho, incognosciblemente gloriosos.—1 Cor. 15:50, NM.

      Ahora bien, así como los cielos estrellados están mucho más altos que los cielos atmosféricos de la tierra, asimismo los cielos del trono de Dios están mucho más altos que los cielos donde habitan sus hijos espirituales. Sin duda el trono de Dios está exaltado muy por encima de todas sus criaturas. Por eso Jesús dijo que ciertos “ángeles en el cielo siempre tienen acceso a mi Padre que está en el cielo,” dando a entender que no son todos los ángeles los que siempre tienen acceso a la presencia de Jehová Dios. Es acerca de este cielo en particular que leemos: “Así dice Jehová: El cielo es mi trono.” Cuando Cristo dejó a sus discípulos cuarenta días después de su resurrección él entró “en el cielo mismo, para comparecer ahora ante la persona de Dios a favor nuestro.”—Mat. 18:10, NM; Isa. 66:1; Heb. 9:24, NM.

      “CIELOS” COMO PARTE DE UN “MUNDO”

      Las Escrituras también llaman “cielos” a la parte exaltada o encumbrada de un “mundo.” El término “mundo” ocurre 275 veces en la Versión Autorizada y en más de 170 de éstas traduce la palabra griega kosmos. El afamado filósofo griego Aristóteles define kosmos de esta manera: “Un sistema compuesto del cielo y de la tierra, y de las criaturas contenidas en ellos; de otro modo, el arreglo hermoso y ordenado del mundo es llamado kosmos.” Están de acuerdo con esta explicación del término “mundo” las palabras de Jehová: “Castigaré al mundo por su maldad, . . . haré temblar los cielos, y se removerá la tierra de su lugar.”—Isa. 13:11, 13.

      Las Escrituras nos relatan acerca de cuatro de tales cielos que constan las partes exaltadas de cuatro mundos distintos. El primero de éstos fué el cielo justo que tuvo su principio al tiempo de la creación de Adán y Eva, cuando Dios nombró a un querubín cubriente como guardián de ellos: “En el Edén, jardín de Dios, estabas; . . . Eras el querubín ungido que cubrías con tus alas.” Este querubín cubriente era el cielo invisible y Adán y Eva eran la tierra visible de ese primer mundo, el cual era justo.—Eze. 28:13, 14.

      Esos cielos justos, sin embargo, no duraron mucho tiempo. Llegaron a su fin con la rebelión del querubín cubriente, acción por la cual se convirtió él en Satanás el Diablo. A la misma vez la tierra justa también llegó a su fin por la desobediencia de Adán y Eva. Ese mundo se corrompió y comenzó un mundo inicuo, siendo Satanás mismo los cielos inicuos. Esos cielos, sin embargo, aumentaron en número a medida que se indujo a muchos hijos espirituales de Dios a abandonar su habitación y servicio celestiales y venirse a la tierra para gozar de los placeres del sexo como maridos de esposas humanas. Estos “cielos” inicuos resultaron en que la “tierra” de aquel tiempo se hiciera tan corrupta que Jehová tuvo que ordenar un alto por medio del Diluvio: “El mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua.”—2 Ped. 3:6, NM.

      Mientras que el Diluvio destruyó a todas las criaturas inicuas de carne y sangre, la “tierra” de aquel tiempo, no destruyó a las personas celestiales, Satanás y otros hijos inicuos de Dios, sino que meramente interrumpió su actividad u organización. Algún tiempo después del diluvio estas fuerzas celestiales lograron engañar a los hombres y el mundo postdiluviano se hizo inicuo, teniendo cielos y tierra inicuos. Este mundo inicuo ha continuado hasta la actualidad, y también se le llama “el presente inicuo sistema de cosas.” Sus cielos inicuos son los enemigos en contra de los cuales tienen que luchar los cristianos: “Porque tenemos un pleito, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las inicuas fuerzas espirituales en los lugares celestiales.”—Gál. 1:4·; Efe. 6:12, NM.

      Este mundo, con sus cielos inicuos y sus inicuos poderes gobernantes visibles sobre la tierra, junto con sus apoyadores, terminará en el Armagedón: “Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos.”—2 Ped. 3:7, NM.

      Tras el fin de estos cielos inicuos y tierra inicua viene el justo nuevo mundo prometido: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” Estos nuevos cielos los constarán Cristo y su novia, “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén.” Juan vió a éstos en una visión: “Y yo vi, y ¡he aquí! el Cordero de pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil . . . que se han comprado de la tierra.” Estos, como la Simiente espiritual de Abrahán, reinarán mil años sobre la humanidad, bendiciéndola y restaurándola a la perfección como una “nueva tierra.”—2 Ped. 3:13; Apo. 14:1, 3; 20:5, 6, NM.

      MINISTROS COMO “CIELOS”

      En las Escrituras se dan todavía otros dos usos del término “cielos,” la ubicación de los ministros de Dios y la de los ministros de Satanás. Por lo tanto Pablo escribe respecto a los cristianos que tienen esperanzas celestiales: “Y nos levantó juntos y nos sentó juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo.” Ya que estos ministros de Dios han nacido del espíritu y han sido hechos miembros del cuerpo de Cristo, puede decirse apropiadamente que ellos ocupan una posición exaltada o celestial.—Efe. 2:6, NM.

      De manera parecida los voceros de la religión de Satanás el Diablo, sus ministros, están en sus cielos en el sentido de que ellos ocupan una posición exaltada y se representan como luminares del mundo. Incluídas entre éstos están las apóstatas “estrellas sin rumbo fijo.” (Judas 13, NM) Tales ministros de Satanás como estrellas espirituales o religiosas son lo contrario a lo representado por las estrellas a que se refirió Jesús en Apocalipsis 1:20; 2:1; 3:1.

      En cuanto al “tercer cielo” mencionado en 2 Corintios 12:2 (NM) y al que el Bible Dictionary de Hárper hizo referencia, cielo al cual el apóstol Pablo fué arrebatado: Esto no se refiere a ninguna pluralidad de cielos, sino más bien al grado extremo de arrebatamiento que experimentó Pablo. De modo parecido, para dar énfasis o intensidad, se menciona “trastorno” tres veces en Ezequiel 21:27. Jesús le dijo tres veces a Pedro que alimentara a sus ovejas, como se registra en Juan 21:15-17, y en Apocalipsis 4:8 “santo” se menciona tres veces para dar énfasis.

      Así vemos que en las Escrituras el vocablo “cielos” se usa para referirse tanto a la atmósfera como a los cielos estrellados. También se usa para designar la misma presencia de Jehová así como también la ubicación de sus millares de criaturas espirituales. Además, “cielos” también denota la parte ensalzada e invisible de un mundo o “sistema de cosas.” Y finalmente, “cielos” también aplica a los ministros de Cristo en la tierra que tienen esperanzas celestiales y a los ministros de Satanás que ocupan posiciones exaltadas y que profesan ser luminares del mundo.

  • La ciudad de Nueva York y la religión
    La Atalaya 1957 | 15 de agosto
    • La ciudad de Nueva York y la religión

      ● ¿Qué se encuentra en la ciudad de Nueva York en cuanto a religión profesada? La revista Time, en su número del 11 de febrero de 1957, dió una contestación a esa pregunta. De los 8,000,000 de habitantes de Nueva York el 27 por ciento son católicos romanos, el 10.6 por ciento judíos, el 7.5 por ciento protestantes y el 54.9 por ciento no están afiliados a religión alguna.

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