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¿Qué piensa hacer usted el día de Navidad?¡Despertad! 1980 | 22 de diciembre
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¿Qué piensa hacer usted el día de Navidad?
¿ESTÁ usted esperando con vivo interés el día de Navidad, quizás hasta contando los días? Millones de personas están haciendo eso. ¿O lo celebrará usted indiferentemente, o quizás no lo celebre en absoluto? Hay millones de personas que no están entusiasmadas con las festividades relacionadas con ese día. ¿Qué piensa hacer usted el día de Navidad?
Muchas personas consideran que la Navidad es una de las épocas más hermosas del año. Aunque las muchas costumbres relacionadas con ella difieren de país en país, cada costumbre, a su manera particular, contribuye a la popularidad de la celebración. En el hemisferio septentrional, es el tiempo para estar “soñando con una blanca Navidad”... el olor fragante del abeto; el ambiente festivo de calles decoradas con luces de colores y atestadas de compradores cargados de paquetes envueltos en papel multicolor; el sonido de villancicos conocidos. En el hemisferio meridional —en Australia, por ejemplo— se hacen preparativos para una cena de Navidad al aire libre, o, como se acostumbra hacer en Brasil, la gente se dirige a las playas.
Sin embargo, a pesar de la popularidad de la Navidad, la cantidad de personas que la celebran está disminuyendo. Hace poco una agencia de noticias europea informó que “para miles de millones de personas esta fiesta no existe.” Esta agencia explicó que ahora que algunos países africanos y asiáticos se han hecho independientes se han quitado de encima las “celebraciones cristianas.” Pero hasta en las llamadas naciones cristianas de Europa y de las Américas muchas personas han dejado de celebrar ese día. ¿Por qué?
La fecha de la celebración
Obviamente, la persona que no profesa el cristianismo pudiera oponerse a la celebración de lo que comúnmente se conoce como el nacimiento de Cristo. Por otro lado, sería correcto esperar que las personas que ven en Cristo Jesús una provisión divina para redimir al hombre del pecado y la muerte mostraran algún aprecio por esta provisión. ¿No sería la celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre una excelente manera de hacer esto?
Pero, ¿realmente nació Cristo el 25 de diciembre? La New Catholic Encyclopedia contesta esta pregunta al decir: “No se conoce la fecha del nacimiento de Cristo. Los Evangelios no indican ni el día ni el mes.” Un periodista, que escribe en Londres, hizo este comentario: “Parece que el único punto en que realmente están de acuerdo los historiadores [en este asunto] es que [el nacimiento de Cristo] no aconteció el 25 de diciembre.”a
Sin embargo, este escritor pasó a decir: “Lo que realmente importa es el significado del suceso que se conmemora.” Puede ser que usted concuerde con eso. Pero, con todo, ¿no le parece extraño celebrar el nacimiento de una persona en un día que no es el del aniversario de su nacimiento? ¿No tiene importancia alguna la fecha correcta? ¿No sería preferible escoger una fecha que por lo menos tuviera algún apoyo, más bien que una fecha que tuviera muy poco, o ningún apoyo en absoluto?
El suceso que se está celebrando
Para esclarecer el tema, admitamos que “lo que realmente importa es el significado del suceso que se conmemora.” Ningún cristiano negaría que el nacimiento de Cristo fue importante.
Sin embargo, por importante que haya sido el nacimiento de Jesús, ese suceso no podría deshacer la verdad bíblica que se registra en Eclesiastés 7:1, que dice que “el día de la muerte [es mejor] que el día en que uno nace.” Viendo el asunto desde el punto de vista de Dios, estas palabras se entienden fácilmente. Durante su vida, uno puede hacerse un excelente registro de servicio a su semejante y a su Dios, una reputación excelente que no será pasada por alto sin ser recompensada. Al tiempo del nacimiento la vida de uno empieza como un signo de interrogación. Termina en la muerte como un signo de exclamación, cuando el patrón de vida de uno lo identifica claramente por lo que realmente ha sido.
En el caso de Jesús, él había servido a Dios fielmente durante su existencia prehumana en los cielos. Pero después de su nacimiento como humano, ¿continuaría sirviendo fielmente, cuando se le arrojara en la compañía de pecadores y estuviera sujeto a presiones satánicas? Su muerte en fidelidad contestó la pregunta de manera afirmativa, y le aseguró una resurrección de regreso al cielo a una posición más alta aún que aquella de la que había disfrutado antes. (Fili. 2:5-11) Así, de manera muy personal, el día de la muerte de Cristo fue mejor que el día de su nacimiento.
Cuando consideramos al resto de la humanidad con relación a este asunto... ¿qué día le ha traído el mayor beneficio a ésta? ¿Fue el que el niñito Jesús emprendiera la vida humana al tiempo de su nacimiento lo que efectuó el rescate para la humanidad, o fue más bien el que el ungido Jesús entregara su vida humana en la muerte?—Heb. 9:14, 15.
Al tener presente estos hechos, no debería sorprendernos el que Jesús haya mandado a sus seguidores conmemorar su muerte. (Mat. 26:26-30; 1 Cor. 11:23-26) Esto habría de efectuarse el 14 de Nisán, en la fecha exacta del aniversario de su muerte, según el calendario judío. Sin embargo, la Biblia no indica en ninguna parte que se debería celebrar también el nacimiento de Cristo.
Aunque posiblemente sea sincera la persona que celebre el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, en vez de celebrar la muerte de Cristo el 14 de Nisán, ¡realmente está celebrando el suceso equivocado en la fecha equivocada! ¿Cómo surgió tal confusión?
Raíces europeas del día de la Navidad
El que recordemos que la Navidad es principalmente un producto del hemisferio septentrional nos ayudará a entender este asunto. Cuando se estaba convirtiendo al cristianismo a los europeos paganos, se hizo un intento por adaptar al uso cristiano algunas de las costumbres e ideas populares de los paganos. Para el 25 de diciembre, que es más o menos el tiempo en que los días comienzan nuevamente a ser más largos, los romanos que adoraban el Sol celebraban el nacimiento del Sol invicto (natalis solis invicti). En el cuarto siglo E.C., esto se cambió a la celebración del nacimiento del Hijo de Dios. Más tarde, el abeto que usaban las tribus germánicas paganas en sus celebraciones del solsticio invernal se adoptó como árbol de “Navidad.” Poco a poco, las ideas y costumbres paganas y cristianas se fusionaron o unieron.
Expresándose sobre el modo en que esto se desarrolló, un periódico de Colombia Británica dijo: “La Navidad es producto de la estrategia del sincretismo [un esfuerzo por conciliar y unir varios sistemas de opinión religiosa] de las iglesias medievales primitivas . . . El peligro del sincretismo y de la teología natural es que abren un camino en el cual el tránsito va en dos sentidos o direcciones. La intención es que la verdad cristiana tome el lugar de las creencias precristianas cuyo significado ésta supuestamente da a conocer, pero inevitablemente también llega a suceder lo opuesto. Es decir, la verdad cristiana es desfigurada por las nociones precristianas, y el resultado final es paganización genuina.”
Quizás usted ahora pueda comprender mejor por qué algunas personas que aman mucho a Cristo y aprecian profundamente lo que él enseñó han dejado de celebrar la Navidad como fiesta religiosa.
¿Qué hay de una Navidad no religiosa?
Algunas personas, poniendo aparte todo significado religioso que la Navidad pueda tener, la celebran simplemente como una fiesta no religiosa para la familia, particularmente “para los niños.” Afirman que el hacer esto promueve un mejor ambiente familiar y fortalece los lazos de la amistad.
El dar regalos es algo excelente y sin duda fortalece los lazos del amor y de la amistad entre amigos y parientes. Pero, ¿es realmente necesario añadir rasgos a la Navidad, como, por ejemplo, el de San Nicolás o Santa Claus, antes de que podamos sorprender a nuestros hijos, parientes o amigos con un regalo?
No todos los padres convienen en que sea bueno dar gusto a los hijos con la historia de San Nicolás. Esto puede crear problemas, como se ilustró en el caso de una niña de siete años de edad a quien se entrevistó en los Estados Unidos. Ella dijo: “El saber que Santa Claus no existe me pone a pensar en si acaso Jesús existe.”
Un niño canadiense de 10 años de edad también estaba perturbado: “Sé que Santa [Claus] no existe. Supe la verdad cuando vi que lo que estaba escrito en los regalos que supuestamente venían de Santa estaba en la letra de mamá. Se lo dije a mis padres. Ellos me dijeron que no era una mentira. Lo llamaron una fantasía. Papá dijo: ‘Nunca en la vida te he mentido.’ Yo le dije: ‘¿Qué hay de Santa Claus y el hada madrina y todo eso?’ Él dijo que hay ciertas cosas en las que a los niños les gusta creer porque es realmente divertido. Pero a mí me sigue pareciendo que es una forma de mentira.”
Esto debería dar a los adultos, particularmente a los padres, algo en qué pensar. ¿No se apreciaría más un regalo práctico que se diera en tiempo de necesidad que uno que se diera en una fecha fija debido a que uno se siente obligado? Además, el dejar que los niños piensen que han recibido un regalo de un San Nicolás o Santa Claus imaginario hace muy poco para fortalecer los lazos de amor entre padres e hijos.
A la luz de esto, no es difícil entender por qué algunas personas a quienes les gusta dar regalos y hacer cosas excelentes para su familia y amigos han dejado de celebrar, no solo la Navidad religiosa, sino también la no religiosa.
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¿Cuánto hay de cristiano en el “espíritu navideño”?¡Despertad! 1980 | 22 de diciembre
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¿Cuánto hay de cristiano en el “espíritu navideño”?
UN LIBRO intitulado “Información completa sobre las festividades estadounidenses” dice que, aunque no es deseable la comercialización de la Navidad, este rasgo negativo es “compensado” por “el excelente espíritu de amistad . . . así como por el sentimiento de generosidad” que se despliega en las Navidades. A esto se le llama comúnmente el “espíritu navideño.” Pero, ¿es realmente tan bueno como se afirma el llamado “espíritu navideño”? ¿Compensa por los muchos aspectos negativos de la Navidad? ¿Es cristiano dicho espíritu, si no en sentido religioso, por lo menos en sentido moral?
Examinemos este asunto a la luz de las cualidades que la Biblia nos muestra que son características del espíritu de Dios, y que deberían, por lo tanto, ser características de la vida de los cristianos verdaderos. Estas cualidades resaltan en los encabezamientos que se presentan a continuación. (Gál. 5:22, 23) ¿Caracterizan estas cualidades el “espíritu navideño”?
Amor y benignidad
Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, entonces debe estar caracterizado por el amor y la benignidad. ¿Es así?
Alguien pudiera presentar el argumento de que el dar regalos en las Navidades es en sí mismo una indicación de amor y benignidad. Esto solo es cierto, sin embargo, si los motivos envueltos en ello son correctos. ¿Lo son? ¿Están interesados principalmente en dar los que son arrebatados por el “espíritu navideño,” o resalta el motivo egoísta de recibir?
Si el dar altruista es el motivo principal, ¿por qué no se sienten inducidos los negociantes “cristianos” a promover un aumento en el dar por medio de rebajar los precios en las Navidades en vez de subirlos? ¿Por qué será que los precios, al menos en algunos lugares, tienden a subir vertiginosamente en esta época del año?
Un corresponsal de ¡Despertad! en el África occidental informa que a las personas que viven allí les encanta recibir regalos. Aunque cerca del 60 por ciento de ellos son “no cristianos,” en la época de la Navidad se dejan arrebatar también por el “espíritu navideño.” Los mendigos musulmanes, con manos extendidas, saludan a los transeúntes con las palabras: “Felices pascuas.” Los que trabajan en servicios públicos y en oficinas públicas esperan recibir regalos de sus clientes y compradores, y hasta les recuerdan esto por temor de que se les olvide. Empleados del correo hasta se han negado a entregar la correspondencia de personas que no han participado en esta costumbre de dar obligado en las Navidades. Esto es más que oportunismo: es extorsión.
Una semana antes de la Navidad de 1977, el Star de Toronto emitió una advertencia acerca de los “arrebatadores de bolsos de señoras, rateros de tienda, carteristas, falsificadores y ladrones. Y . . . peritos en obras de caridad falsas.” El artículo también mencionó que “en la Navidad aumenta la ratería en las tiendas.” De hecho, en los Estados Unidos una autoridad de fama nacional en asuntos de seguridad declara que “cada año, casi el 40 por ciento de las pérdidas que se registran en los inventarios ocurren durante las 10 semanas que preceden a la Navidad.”
Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, ¿por qué no logra refrenar, o por lo menos hacer que mengüen, los actos egoístas, desamorados y faltos de bondad de la época navideña?
Bondad y gobierno de uno mismo
Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, debe caracterizarse por la bondad y el gobierno de uno mismo. ¿Es así?
Piense en el comer con exceso, el beber en demasía y los demás desmanes relacionados con la Navidad. ¡Con cuánta frecuencia degeneran las fiestas navideñas en borracheras y diversiones estrepitosas que fomentan la conducta relajada y la inmoralidad!
Estas influencias son aptamente descritas por el Sunday Globe de Boston con relación a un grupo de personas que son particularmente susceptibles: “Para el alcohólico que se ha recuperado, o la persona que está luchando activamente en contra de ese mal, estos días de fiesta someten su voluntad a una prueba que pocas personas pueden pasar con éxito sin auxilio. Es la época del año en que se espera que toda persona beba, en que hasta a los que solo beben en ocasiones sociales se les ve achispados (o peor) más a menudo que de costumbre, debido a una insistente ética social —coma, beba y alégrese— que es tanto una orden como una invitación.”
Si es verdaderamente cristiano, ¿por qué no logra el “espíritu navideño” refrenar esta pérdida de gobierno de uno mismo, que ni es buena para la salud de uno ni para el bolsillo, y realmente puede ser peligrosa?
Gozo
Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, debe caracterizarse por el gozo. ¿Es así?
Un artículo del número de diciembre de 1977 de Science Digest escrito por el médico I. R. Rosengard dice: “Usted no está solo si está sintiendo una ‘depresión de día festivo.’ Esta es una neurosis de proporciones epidémicas . . . y he aquí las reglas de un médico para evitar la melancolía navideña.” Pasa a decir: “No todo el mundo se siente gozoso en los días de fiesta... y algunas personas se sienten mucho peor que por lo general . . . En la época de la Navidad las personas que no están felices se sienten peor aún porque les da vergüenza sentirse miserables cuando todo el mundo parece estar feliz . . . Muchos de nosotros . . . nos sentimos decepcionados con nosotros mismos porque nuestras emociones de Navidad no son del todo gozosas.”
Esto explica por qué un médico y doctor en filosofía dijo, según se le citó en una revista religiosa alemana, “que la cantidad de suicidios aumenta muchísimo en vísperas de la Navidad.” Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, ¿por qué será que tan a menudo no logra hacer que las personas realmente gocen durante las Navidades?
Paz, gran paciencia y apacibilidad
Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, debe caracterizarse por paz, gran paciencia y apacibilidad. ¿Es así?
Por supuesto, en la temporada navideña se habla mucho de “paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres,” pero la realidad es que las contiendas y las disputas familiares son comunes en esta época del año. El periódico Sunday Oregonian informa que antes de la Navidad “algunas familias y parientes están preparando el terreno para peleas que hacen de la víspera de la Navidad uno de los peores turnos de trabajo del año para la policía.” Como lo explicó un asistente del comisario: “Los parientes se reúnen y beben, y entonces comienzan a hablar de los problemas que han tenido en el pasado y comienzan a guerrear cuando ya habían hecho las paces y nunca deberían haber mencionado el problema de nuevo.” Y el Oregonian dice que entre familias de bajos ingresos “la tensión de proveer una buena Navidad para los hijos aumenta las tensiones, y los de mal genio se acaloran. A veces la Navidad de un hogar queda destruida por una reyerta conyugal en la cual los regalos sirven de proyectiles y el árbol de Navidad termina destrozado.”
Con relación a la paz en escala mundial, a menudo se cuenta con lágrimas asomadas a los ojos la historia acerca de la víspera de Navidad de 1914 cuando un centinela inglés oyó venir de las trincheras alemanas, a 91 metros de distancia, el sonido de voces que cantaban: “Stille Nacht, Heilige Nacht” (Noche de paz). Las tropas británicas respondieron cantando: “Vengan, oh fieles.” Entonces ambos lados abandonaron sus trincheras para cantar villancicos juntos por unas cuantas horas. ¡Pero después regresaron rápidamente a la matanza, todos aquellos supuestos “cristianos”! ¿Revela este suceso un “espíritu navideño” verdaderamente pacífico? ¿No hace más bien resaltar un espíritu de hipocresía, llevado en este caso a un pasmoso extremo?
Fe
Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, entonces debe caracterizarse por la fe. ¿Es así?
La fe cristiana, según la definición que se da en Hebreos 11:1, se basa en realidades o hechos. Puesto que la Navidad se basa en gran parte en tradición, mitos y falsedades, ¿cómo podríamos esperar que promoviera una fe vigorosa?
Una carta parroquial acerca de Cristo y los cristianos primitivos, publicada en Alemania, decía: “Las enseñanzas [de Cristo] eran mucho más importantes para la gente que el día de su nacimiento.” Luego añadía: “Los primeros cristianos desconocían la celebración de cumpleaños.”
¿De qué beneficio es creer que Cristo nació si pasamos por alto o no creemos lo que él enseñó, o si no ejercemos fe en el valor de su sacrificio de rescate? No se necesita mucha fe para creer que Cristo nació; se necesita mucha más fe para creer en el valor de su sacrificio de rescate y en su puesto de rey en el reino establecido de Dios. Si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, ¿por qué hace poco más que solo aumentar la asistencia a las iglesias en la época navideña, y sin embargo no logra inducir a los miembros de la iglesia a efectuar verdaderas obras de fe en imitación de Cristo durante todo el año?
En resumen, si el “espíritu navideño” es verdaderamente cristiano, entonces debe caracterizarse por los frutos del espíritu de Dios. ¿Es así? Gálatas 5:22, 23 nos dice que “el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” ¿Es esto lo que hemos visto que sea el espíritu de la Navidad? ¿No son más bien las obras de la carne caída descritas en el mismo capítulo de la Biblia, Gál 5 versículos 19-21, las que probablemente encajan con lo que realmente es común durante la época navideña? “Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas y cosas semejantes a éstas. . . . Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Vista la celebración navideña desde el punto de vista global de una celebración mundial y general, más bien que desde el punto de vista individual de personas sinceras que posiblemente se comporten con notable decencia cuando celebran la Navidad, ¿qué encontramos? Es evidente que las “obras de la carne” se manifiestan con demasiada frecuencia y que con igual frecuencia está ausente el “fruto del espíritu.”
Quizás usted pueda comprender mejor ahora por qué personas que se interesan en desplegar el fruto del espíritu de Dios y en evitar las obras de la carne tratan de no dejarse arrebatar por el “espíritu navideño.” Esperamos que estos hechos, considerados con oración, le ayuden a tomar una decisión que agrade a Cristo, el Fundador del cristianismo, en cuanto a lo que haya de hacer usted el día de Navidad.
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