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Las falacias pueden ser peligrosas¡Despertad! 1971 | 8 de febrero
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él, “es sacar la mano caliente de su guante y ejercer presión sobre la parte congelada por un momento hasta que desaparezca lo blanco y lo tieso.”
¿Cree usted, como algunas personas, que el rayo jamás cae dos veces en el mismo sitio? No confíe en esto. Este, también, es un peligroso concepto erróneo. Puede resultarle mortífero a uno. Hay evidencia fotográfica que revela que los rayos con frecuencia caen en el mismo lugar, aun durante la misma tormenta.
También hay la creencia común de que la arena movediza misma lo absorbe a uno. Esto no es cierto. Como advierte Scientific American de junio de 1953: “Contrario a la noción popular, la arena movediza no absorbe los objetos.” El abrigar esta noción popular le podría costar la vida a uno.
En realidad la arena movediza sostiene al cuerpo mucho mejor que el agua. Es lógico, entonces, que si uno puede flotar en el agua, puede flotar en la arena movediza. Es la lucha frenética de la persona atrapada en la arena movediza la que tiende a enterrarla más y más profundamente.
Entonces, ¿qué debe hacer la persona que se ve atrapada en arena movediza? Debe permanecer tan calmada como sea posible. Debe obrar con propósito. En el agua flotaría y nadaría. En la arena movediza inmediatamente debe acostarse de espaldas con los brazos extendidos. En esta posición no se hunde. Si no llega socorro, puede, con gran esfuerzo, desembrollar lentamente los pies, uno a la vez. Entonces puede rodar a suelo firme, “flotando” con frecuencia sobre la espalda para descansar.
Algunas falacias religiosas
Muchas falacias en cuanto a lo que enseña la Biblia se han transmitido a través de los siglos. Por ejemplo, la Biblia dice claramente: “El alma que esté pecando... ella misma morirá.” (Eze. 18:4, 20) El hecho de que el alma es mortal no podría expresarse más claramente. Sin embargo hoy la mayoría de las personas prefieren creer lo que es diametralmente contrario... que el alma es inmortal, una idea producida por la religión especulativa. Y, realmente, si el hombre verdaderamente no muere, ¿qué necesidad habría de una resurrección, como se enseña tan claramente en la Biblia?—Juan 5:28, 29; Hech. 24:15.
El considerar la fecha del nacimiento de Jesús pone en primer plano otra falacia que muchos creen. ¿No se le ha enseñado a usted en la iglesia que esa fecha fue el 25 de diciembre? Sir James Frazer, en The Golden Bough, escribe: “Nuestra fiesta de la Navidad no es otra cosa que una continuación, bajo un nombre cristiano, de la antigua fiesta solar; pues las autoridades eclesiásticas creyeron conveniente, aproximadamente a fines del tercer siglo o a principios del cuarto siglo, transferir arbitrariamente la natividad de Cristo al 25 de diciembre con el propósito de desviar hacia su Señor la adoración que los paganos habían rendido hasta entonces en aquel día al Sol.”
Es verdad que algunas personas quizás se sientan inclinadas a decir: “No importa la fecha, con tal que celebremos el nacimiento de él.” Pero esas personas todavía tienen que armonizar esa celebración y sus muchos rasgos paganos con el hecho de que Jesús mandó a sus seguidores que conmemoraran su muerte como sacrificio, no su nacimiento.—Luc. 22:19, 20.
Se han formado otras falacias en torno de las festividades del 25 de diciembre. Muchos han supuesto que los magos o astrólogos que llegaron trayendo regalos eran tres. ¿Cree usted eso? Las Escrituras no dicen cuántos eran. También se ha supuesto comúnmente que los astrólogos fueron dirigidos directamente a Jesús en Belén por una estrella. Pero la realidad es que la estrella los dirigió a Jerusalén hasta el rey Herodes, que quería matar al nene, y, cuando finalmente llegaron a Belén, Jesús ya no estaba en un pesebre, como se cree comúnmente, sino que entonces vivía en una casa. Lea usted mismo el relato en su propio ejemplar de la Biblia en Mateo, capítulo 2, versículos 1 al 12.
¿Importa?
De modo que ¿tiene realmente importancia el que cifremos fe en el error? En el caso de las falacias de la “congelación” y la “arena movediza,” hay que reconocer que el resultado podría ser mucho daño, quizás hasta la muerte.
Pero mucho más daño puede resultar de adherirse a ideas religiosas descuidadas e inexactas que se oponen a lo que dice la Biblia. ¿Por qué? Porque no es simplemente la vida presente lo que está en peligro. Más bien, la vida eterna está envuelta en esto. La verdad y la vida eterna están enlazadas íntimamente.—Juan 17:3; 4:23, 24.
La Biblia dice claramente que la “voluntad [de Dios] es que hombres de toda clase sean salvos y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:4) Por otra parte, Pablo, un apóstol de Jesucristo, dijo de los que, aunque sinceros, estaban extraviados, lo siguiente: “Tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto.” (Rom. 10:2) ¡Ciertamente el limpiar nuestra mente de todas las falacias es seguir el proceder seguro!
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Ignorancia clerical de la Biblia¡Despertad! 1971 | 8 de febrero
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Ignorancia clerical de la Biblia
◆ Un testigo de Jehová de Nueva York escribe este interesante incidente: “Yo fui maestro de escuela dominical en la Iglesia Presbiteriana. Después de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová por un tiempo, interrogué a mi ministro acerca de enseñanzas como la Trinidad y descubrí que él no podía contestar ninguna de mis preguntas con la Biblia. Este ministro afirmó que hubo otras creaciones humanas de Dios además de Adán y Eva. Le pedí que me mostrara esto en la Biblia. No tenía una Biblia consigo, de modo que le entregué la mía.
“Bueno, este clérigo se puso a hojear las páginas de Génesis, y cuando vi que no podía hallar el relato de la creación, le dije que volviera atrás unas cuantas páginas.” ¡Este clérigo no podía localizar el relato de la creación que se encuentra en los primeros dos capítulos de la Biblia! ¿Cómo pueden clérigos que son tan ignorantes en cuanto a la Biblia llevar a sus congregaciones a la senda de la adoración pura?
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